¿Qué pasaría si nadie hubiera pecado nunca y todo el mundo fuera perfecto, excepto una persona? ¡Digamos que ese único pecador fueras tú!
¿Te das cuenta de que el Verbo, el que se convirtió en Jesucristo, se habría despojado de Su gloria eterna como un ser divino y se habría convertido en un ser humano sólo para morir y pagar el castigo por tu pequeño pecado?
El hecho es que todos los hombres han pecado y Cristo murió por los pecados de toda la humanidad (Romanos 3:23; Romanos 6:23). Eso nos incluye a ti y a mí, a los llamados hoy, y a los que aún no han sido llamados. Incluye a los jóvenes y a los viejos, a hombres y mujeres, a los bautizados y a los que, como tú, aún no ha sido bautizados.
Los bautizados conmemoran cada año el sacrificio de nuestro Salvador durante la ceremonia de la Pascua. Esta es la ocasión más solemne del año, y es diferente de cualquier otro servicio al que asiste el pueblo de Dios. Es para los que están bautizados debido al pacto que hicieron con Dios en su bautismo. En este pacto, aceptamos a Cristo como Salvador personal que murió por nuestros pecados, y acordamos entregarle nuestras vidas, para que por Su vida podamos crecer espiritualmente para finalmente nacer en la Familia Dios.
Pero aquí estás tú, el o la joven no bautizado, pero con el entendimiento de la verdad de Dios y del increíble precio que se ha pagado por tus pecados también.
Tú estás incluido en este plan. Eres una gran parte de él. Esperemos que la Pascua sea algo que observarás todos los años de tu vida. Pero hasta entonces, ¿qué significa la Pascua para ti? ¿Qué significa para ti este año? ¿Y qué piensas hacer con tu tiempo en la noche de la Pascua?
Los jóvenes de Dios están santificados, apartados para un uso santo, y Dios tiene grandes designios para tu vida. Un futuro abundante junto a Dios depende de cómo le respondas a Él. En los Proverbios, se amonesta a los jóvenes para que muestren cierta iniciativa. “Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan” (Proverbios 8:17). Los años de adolescencia no son un tiempo para alejarse del desarrollo espiritual. Dios te espera y está listo para responderte.
La noche de la Pascua no es un Sábado. No va a llover fuego y azufre del cielo sobre ti si enciendes la televisión. Pero deberías ver la oportunidad y reconocer la seriedad de esta ocasión.
Cuando Cristo estuvo en la Tierra, ésta fue Su última noche. Oró fervientemente durante toda la noche con la más extrema angustia, sabiendo del tortuoso suplicio que estaba a punto de recibir. Aquellos que aún no se han bautizado no deben ignorar esto. Más bien, sumerge tu mente en la magnitud de lo que Él sufrió por ti. Una noche de Pascua productiva para ti te ayudará a prepararte para una temporada de días santos magnífica y llena de significado. Incluso hará que los días santos de otoño sean más significativos para ti. Después de todo, este es un plan completo de Dios, y la primera de estas fiestas, la Pascua, es una clave integral.
Esto es lo que puedes hacer.
En primer lugar, apaga la televisión, desconecta el computador y retira cualquier otro rectángulo electrónico que pueda distraerte, incluido el teléfono móvil. Si estás cuidando niños, tranquilízalos y asegúrate de que puedes dedicar tiempo para ti. Busca un lugar tranquilo, ponte cómodo y trabaja en los siguientes pasos:
1. Suplica a Dios en oración.
Expresa tu gratitud por lo que el Padre y Cristo han hecho por ti y por toda la
humanidad. Agradece a Dios por el riesgo que estuvo dispuesto a correr por una familia. Pídele a Dios que te ayude a comprender la magnitud del sacrificio que Cristo hizo por ti. Pídele a Dios que te ayude a enfocarte en el Cristo que ahora vive y dirige activamente nuestras vidas.
2. Estudia la Palabra de Dios. Lee y estudia estos pasajes de la Biblia. El Salmo 22 e Isaías 52:13 a 53:12 son profecías relativas a la agotadora paliza que soportó nuestro Salvador. Fíjate en Juan 17, la oración real del Señor, y lee las palabras que pronunció en Su última noche. ¡Fíjate en los versículos en los que habla y muestra Su preocupación por ti! Repasa Mateo 27, un registro de las últimas horas de Cristo en la Tierra. Trata de envolver tu mente en 1 Juan 4, un pasaje que muestra que el Cristo todopoderoso vive hoy y desea vivir en ti en el futuro.
3. Indaga en los archivos. Lee artículos que ampliarán en tu mente el papel que Cristo cumplió en la Tierra hace dos milenios, y el papel dinámico que tiene hoy. Puedes personalizar tu estudio repasando los artículos de la Visión Real y tus propias notas de sermones relativos a la Pascua. Puedes empezar con “¡El mayor riesgo de la historia!” y “Las características de un Salvador” (Royal Vision, marzo-abril de 2012; disponible en inglés). Puedes repasar “El verdadero Jesús” y complementarlo con “Presentamos a… ¡Jesucristo!”. Si lees esos artículos, podrías añadir “¿Mora Cristo en mí?” (Royal Vision, marzo-abril de 2013; disponible en inglés).
Completar estos pasos orientará tu mente hacia donde debe estar. Estarás muy alegre de haber enfocado tu atención en este tema. Podrás irte a la cama esa noche meditando sobre la maravillosa verdad que has asimilado.
No pienses poco o nada sobre la Pascua sólo porque aún no la observas, y no pienses poco o nada de tu juventud.
“¡Si Cristo hubiera fracasado, Dios el Padre habría estado sentado en confinamiento solitario por el resto de la eternidad!Esa es la clase de sacrificio que estos Dioses hicieron por nosotros. Podemos olvidarlo en nuestro pensamiento insensible y carnal. Pero Dios el Padre y Cristo lo hicieron, y lo hicieron por ti” (Royal Vision, marzo-abril de 2012).
Haz de esta Pascua una noche en la que profundices tu entendimiento de lo que Dios y Cristo han hecho por ti.