Dios está construyendo Su propio carácter en las mentes y los corazones de las personas que ha llamado hoy. Él quiere que sus hijos sean capaces de pensar, planificar, diseñar, crear y viajar por el universo como Él lo hace, como dice el dicho: “De tal padre, tal hijo”. “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es” (1 Juan 3:2).
Dios está haciendo preparativos para un futuro utópico con muchos hijos; ¡con hijos de realeza! Él nos dará una responsabilidad tremenda y un poder inmenso para llevar eso a cabo.
Pero antes de que Dios nos dé tal poder, Él necesita estar completamente confiado de que nosotros nunca vamos a abusar de tal poder. Durante años Él ha estado lidiando con las ruinas causadas por la rebelión de Lucifer. ¡Él tiene que asegurarse de que tal desastre nunca se repita! Su Familia implementará perfectamente su camino de amor, productividad, felicidad, cooperación y paz para siempre.
Si quiere hacer parte de ese futuro, ¡es vital que usted sea perfectamente confiable!
Por supuesto, sólo cuando seamos seres espirituales estaremos libres de pecado totalmente. Pero crecer en confiabilidad y demostrarla ante Dios, es esencial para cumplir nuestro llamado. Debemos estar creciendo en este rasgo de carácter hoy, si es que queremos ser grandes líderes en el futuro.
Dios es totalmente confiable
“Las buenas conexiones están fundadas en la confianza”, escribió el consejero familiar Jim Priest. “Algunas personas tienen un fideicomiso familiar. Acuden a un abogado para crear un documento legal que proteja los bienes de la familia. Es muy bueno tener un fideicomiso familiar. Pero es mucho mejor tener confianza en su familia. … la confianza es la base de todas las buenas relaciones” (revista Oklahoman, abril 22, 2019; énfasis agregado).
Confiar en alguien es creer en su fiabilidad. Dios el Padre es totalmente confiable. ¡Su palabra es 100 por ciento segura! Cada una de Sus palabras es verdad (Juan 17:17). ¡Qué maravilloso será cuando todas nuestras palabras sean igualmente confiables!
Pocas cosas son imposibles para Dios Todopoderoso. Mentir es una de ellas (Hebreos 6:18). Dios se propuso nunca mentir. Mentir es lo opuesto a Su carácter. Esto debe tener un impacto tremendo en la forma en que vivimos.
“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8). Debemos desear ser así con todos nuestros pensamientos y acciones.
Dios dice: “No quebrantaré mi pacto, ni alteraré lo que ha salido de mis labios. Una vez he jurado por mi santidad, que no mentiré a David” (Salmos 89:34-35). Los versículos 24 y 33 hablan de Su fidelidad. Dios le prometió a David que “su descendencia será para siempre, y su trono como el sol delante de mí” (Salmos 89:36). Esta promesa significó mucho para el rey David y, por extensión, para nosotros como hijos de Sadoc, ¡especialmente en este tiempo del nuevo trono de David! Cuando Dios hace ésta o cualquier otra promesa o declaración, ¡podemos, debemos y tenemos que confiar totalmente en Él!
Debemos confiar totalmente en Dios o no podremos hacer el trabajo que Él nos ha encomendado. Jeremías fue probado en su comisión profética con el trono de David. Esa experiencia fue su oportunidad de aprender a tener confianza total en Dios.
“Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que cambie su mente. Él dijo, ¿y no hará? habló, ¿y no lo cumplirá? (Números 23:19; versión estándar inglesa). ¡Qué gran diferencia hay entre Dios y los seres humanos!
La historia de Dios con su pueblo elegido, Israel, muestra Su confiabilidad total. Pero una y otra vez, los Seres más constantes del universo han quedado decepcionados por Su pueblo elegido. Considere el dolor que sentimos cuando un amigo cercano o un confidente nos decepcionan, ¡y multiplique eso exponencialmente!
Dios cumple toda promesa, cumple toda palabra, mantiene firme todos los propósitos y lleva a cabo toda decisión que toma. Él no olvida, ni retrocede, ni vacila o falla. Ese es el ejemplo que Él quiere que sigamos. “Mirad a mí”, dice Él, “porque yo soy Dios, y no hay nadie más. Por mí mismo hice juramento, de mi boca salió palabra en justicia, y no será revocada…” (Isaías 45:22-23 versión kj).
¡Es una gran bendición que Dios sea así! Si no pudiéramos depender de Él ni de Sus promesas, no tendríamos ninguna base para nuestra fe. Si Dios lo dijo, Él lo hará. Podemos “vivir de toda palabra” que Él dice; ¡Él no pronuncia ni una sola palabra en vano!
“Dios es confiable”, dijo Herbert W. Armstrong en una transmisión de radio de World Tomorrow [el Mundo de Mañana]
titulada: “Hebreos 11 y la fe”. “Y cuando Dios ha prometido hacer algo, ¿puede usted confiar en Él? Pues bien, yo sé que Dios no es mentiroso. Y sé que Dios lo puede hacer. Y sé que Dios es confiable. Y puedo confiar en Él”.
El Sr. Armstrong continuó: “Él nos dice que no confiemos en los hombres. Porque es probable que los hombres nos desilusionen”. Pocos han vivido tanto como el Sr. Armstrong e incluso más pocos han conocido tanta gente, especialmente personas de alto rango e influencia en todo el mundo. ¡Él se entrevistó con aproximadamente 500 líderes mundiales! Entre más tiempo y más personas haya, habrá más oportunidades de ser decepcionados por los humanos.
Pero el Sr. Armstrong también aprendió a confiar en Dios como pocos otros hombres lo han hecho.
¡Sí podemos confiar en Dios! Él lo ha demostrado sin lugar a duda. La pregunta que siempre debemos hacer, no es que si podemos confiar en Dios, ¡pero que si Dios puede confiar en nosotros!
¿Qué tan confiable es usted?
“¿Cuánto vale su palabra?” Preguntó el Sr. Armstrong en esa transmisión. “Cuando trato con alguien cuya palabra no es confiable y que tergiversa las cosas, es decir, que tal vez piensa que es sólo una mentira piadosa, o quizás piensa que heriría mis sentimientos si supiera algo, y entonces con cuidado esconde la verdad y reacomoda las cosas un poquito para hacerme creer algo diferente; bueno, cuando lo descubro, ya no confío en esa persona. Pero alguien cuya palabra es absolutamente cierta, en la que usted puede confiar; un hombre que es confiable; que sí hace lo que dijo que haría o que prometió, entonces, uno sabe que él guardará su palabra; Pues sí, ese sí es un hombre en el que se puede confiar. ¿Y cuánto no vale eso? Pero cuando un hombre comienza a mentir, y uno lo ha pillado mintiendo dos o tres veces, no creo que haya un pecado peor que ese. Porque, si uno descubre que él ha mentido dos o tres veces, que está dispuesto a mentir, entonces uno nunca sabrá cuándo creerle. Uno no puede confiar en un hombre así. Para nada. No hay nada más importante en el carácter que la confiabilidad”. ¡Qué palabras tan sabias de un hombre de carácter piadoso!
Si usted promete algo, ¿lo cumple y lo hace, sin importar cuán difícil o inconveniente sea? ¿Pueden otros confiar en usted? Todos somos humanos y olvidamos las cosas de vez en cuando, decepcionando así a los demás. Especialmente tendemos a decepcionar a los más cercanos a nosotros, con los que tenemos más confianza y trato, a aquellos quienes podríamos suponer que van a ser más indulgentes.
La fidelidad es un rasgo raro en la sociedad actual; es difícil para muchos comprometerse con alguien o algo. Pero si cumplimos nuestras promesas lo mejor que podamos, o sea, si nos esforzamos por ser siempre confiables, entonces seremos conocidos por nuestra honestidad y consistencia, por ser alguien en quien apoyarse como en un pilar sólido.
“La confianza es algo que se gana”, escribió Andrew Locher en la revista Royal Vision de enero-febrero, 1998. “Dar frutos piadosos durante un período de tiempo prolongado, nos hace confiables para los demás. Si queremos que nuestras relaciones se profundicen, ambas partes deben tener confianza en la relación. Al vivir el camino de vida del dar, otros aprenden a confiar en nosotros porque saben que nuestra motivación no es egocéntrica. La confianza viene como resultado de verter amor y preocupación el uno por el otro”.
Cuanto más del carácter de Dios exhibamos, más firme será la base para que otros confíen en nosotros. “El mundo está lleno de personas que sólo quieren obtener, y ofenden a los demás frecuentemente. Es por eso que vivir altruistamente nos da una gran ventaja cuando se trata de construir relaciones duraderas, o sea, relaciones basadas en la confianza. No espere a que la otra persona actúe. ¡Eso es egoísta! Sea el primero en dar a su hermano. Niéguese así mismo para sacrificarse por él. Y vea si eso no atrae a otros hacia usted; a otros en los que pueda confiar y que confiarán en usted. Negarse a sí mismo para ser un amigo amoroso, atraerá a amigos que serán más unidos que un hermano (Proverbios 18:24). ¡Esa sí que es una relación basada en la confianza!” (ibíd.).
Peter Buffet, hijo del empresario Warren Buffett (la tercera persona más rica del mundo), dijo: “Las cosas que me permitieron sentirme seguro y confiar cuando era niño, no tenían nada que ver con dinero ni ventajas materiales. No importaba cuán grande fuera nuestra casa; importaba que hubiera amor en ella. No importaba si nuestro vecindario era rico o no; importaba que los vecinos hablaran entre sí, y que se cuidaran el uno al otro. Las bondades que me permitieron confiar en las personas y en la bondad básica del mundo no podían medirse en dólares; pero más bien fueron pagadas con abrazos y conos de helado y ayuda con las tareas”.
Usted y yo podemos confiar en una familia mucho mejor: la Familia de Dios. Eso comienza con nuestro Padre, y debería incluirnos cada vez más a todos. Como Jeremías escribió: “haré notoria tu fidelidad con mi boca (…) establecerás tu fidelidad…” (Salmo 89:1-2 versión kj). ¡Ojalá seamosconocidos por esta característica, incluso en las áreas más pequeñas!
‘Hombres que son dignos de confianza’
Cuando Dios sacó a Israel de Egipto y lo estableció como una nación, Moisés quedó de repente con una gran responsabilidad ejecutiva. Su suegro le aconsejó lo siguiente: “Además escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones que sean confiables, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo…” (Éxodo 18:21; versión rsv inglesa). Para cumplir con este papel de liderazgo, estos hombres primero tuvieron que temer a Dios, y luego haber demostrado su confiabilidad.
Moisés les recordó a los israelitas esta historia en Deuteronomio 1:9-18, reiterando que esos hombres tenían que ser sabios e imparciales en el juicio. Él no favorecía a los fuertes, apuestos o ricos sino que les veía elcarácter. ¿Se les podrá confiar ese trabajo?
En el Israel espiritual de hoy, Dios está buscando hombres y mujeres en los que pueda confiar. El respeto y la fidelidad se encuentran entre las cualidades más elevadas del carácter que Dios valora en Sus hijos. ¡Posea esas cualidades y estará ante Dios, y será bendecido! “Eterno, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? El que anda en integridad y hace justicia, y habla verdad…” (Salmo 15:1-2).
Los miembros de la Iglesia de Dios (hoy prácticamente son uno de una ciudad y dos de una familia), son llamados para casarse con Jesucristo (Jeremías 3:14; Apocalipsis 19:7). Nuestra sumisión a nuestro Esposo se refleja en nuestra confianza en cada una de Sus palabras; creyendo que Dios está poniendo en práctica Su camino de vida en nuestras vidas. Siendohacedores de la Palabra de Dios es como le demostramos a Dios que Él puede confiar en nosotros.
“Cuando Jesucristo da un mandato o instrucción a través de Su Palabra o de esta misma Obra de Dios (y usted lo comprueba en la Biblia), ¿se da cuenta de que las leyes e instrucciones de Dios siempre funcionan para bien? ¿Sabe que usted puede y debe tener fe total para ponerlas en práctica? ¿Entiende que Dios respalda y apoya esas instrucciones? Y que cada vez que usted se ha dado cuenta o que haya comprobado, que cualquier mandato o instrucción proviene de Dios, debe aprender a decir automáticamente: ‘¡Sí, señor!’ ¿y hacer lo que su Creador le instruya?” (Plain Truth [La Pura Verdad], febrero de 1966).
Necesitamos enfocar nuestras mentes en cosas importantes, incluyendo la verdad y la honestidad (Filipenses 4:8). Nuestros pensamientos rectos deben convertirse en nuestras palabras inspiradoras, alentadoras y edificantes. Esas palabras deben traducirse en nuestras acciones beneficiosas y fructíferas. Debemos vivir y respirar la verdad y la honestidad, incluso a medida que ambas virtudes desaparecen en la sociedad de Satanás. ¡Imagínese el Mundo de Mañana cuando tal conducta no será la excepción, sino la norma!
Lo que realmente importa es qué tanto nos estamos haciendo como Dios. Cuando seamos la Esposa de Cristo por la eternidad, pensaremos y actuaremos como Él lo hace. ¡Eso significa que debemos prepararnos hoy!
Al final, Dios dará esta recompensa magnífica a aquellos de quienes Él pueda decir: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré” (Mateo 25:21,23). Eso debería motivarnos mucho a ser fieles a Dios y confiables, ¡incluso en los asuntos más pequeños!
Piense en las muchas y grandes responsabilidades que Dios nos ha dado, y en lo que Él espera de nosotros incluso hoy. Eso muestra que Él ya confía en que nosotros vamos a terminar Su Obra; y Él está dándonos oportunidades para crecer aún más en este rasgo de carácter.
¿Para qué grandes proyectos nos está preparando Dios después de que se complete nuestra comisión de advertencia? Deberíamos estar motivados para cumplir con las expectativas que Él tiene de nosotros y estar unificados como un pueblo confiable, o sea, ¡los muy elegidos, las primicias de Dios, los privilegiados de estar en la sede en Jerusalén! Nuestra profesión es luchar para vencer y calificar para los cargos altos que Dios está preparando para nosotros. ¡No queremos decepcionar a Dios!
Estamos siendo preparados para gobernar con Jesucristo. Ahora es el momento para demostrar nuestra confiabilidad. Dios ha hecho Su parte. Debemos hacer la nuestra ¡e invertir en nuestro fideicomiso de la Familia Dios!