El Año “Nuevo” es en realidad una de las tradiciones paganas más antiguas y universales. Prácticamente todas las culturas tienen su propia tradición, y la costumbre de celebrarlo ha permanecido esencialmente inalterable por 4.000 años.
La instauración del Año Nuevo comenzó en la antigua Babilonia, en Mesopotamia, 2.000 años antes del nacimiento de Jesucristo. Era una costumbre pagana del antiguo culto al sol, estrechamente ligada a la fiesta pagana llamada “Navidad” hoy (Earl W. Count, 4,000 Years of Christmas [4.000 años de Navidad]).
Deuteronomio 12:30-31 describe cuánto odia Dios estas costumbres y ritos paganos, que son una abominación para Él. Estas antiguas costumbres se practicaban en la antigua Canaán y Siria, de donde los griegos las adoptaron. El adorable y pequeño “bebé de Año Nuevo” realmente representa el renacimiento del dios griego Dionisio como el espíritu de la fertilidad. “El Padre Tiempo”, el hombre de cabello cano que lleva una guadaña representa al antiguo dios griego Cronos. Este “recolector silencioso” antiguamente “recolectaba” ¡a niños pequeños en horribles episodios de canibalismo mítico!
Estas festividades de Año Nuevo se originaron en Babilonia, pasaron a Grecia, y finalmente llegaron a Roma. Los romanos la llamaron Saturnalia, en honor al dios Saturno. Esas festividades eran extremadamente populares entre los romanos. Era un tiempo de parrandas, episodios de embriaguez y orgías, para terminar finalmente en sacrificios humanos.(Esto casi suena a nuestros días con el aumento de suicidios, asesinatos, embarazos no deseados y abortos en esta época del año). Fue Julio César, emperador romano, quien estableció el 1 de enero como el Día de Año Nuevo. En el año 46 a. C., adoptó el calendario juliano, traspasándole todas las costumbres libertinas asociadas a la Saturnalia romana.
Cerca del año 375 d. C., el emperador Constantino impuso el “cristianismo” en el mundo romano. En lugar de resistir la influencia de las costumbres paganas, los padres católicos romanos las aceptaron. Durante la posterior Edad Media, muchas de las costumbres romanas fueron incorporadas y luego adornadas con los ritos paganos entrantes de los pueblos teutones. Mientras esto ocurría, la fecha de la celebración del Año Nuevo fue temporalmente cambiada al 25 de marzo para que coincidiera con los ritos primaverales germánicos de la fertilidad.
Finalmente, el papa Gregorio reinstituyó la antigua fecha romana del 1 de enero. En 1582, la impuso en todo el mundo occidental cuando fueron aceptadas sus reformas al calendario gregoriano. Todos los países romanos católicos aceptaron estos cambios de inmediato. Suecia, Alemania, Dinamarca e Inglaterra —baluartes de las costumbres druidas (por ej. el muérdago, una planta semi parásita que simboliza el culto a la sexualidad)— finalmente reconocieron el calendario gregoriano en algún momento del siglo xviii.
Solamente el gran Dios Creador del universo tiene la autoridad para establecer la fecha del inicio del nuevo año, y no un hombre como el papa. El calendario de Dios comienza en la primavera, no en pleno invierno (Éxodo 12:1-2; 13:4). Estos versículos nos dicen que Abib es el nombre del primer mes del año, no enero.
Después de que los judíos sufrieran el cautiverio en Babilonia, el nombre de Abib fue cambiado a Nisán, que significa “primeros brotes”. Este mes hebreo ocurre durante los meses de marzo y abril en el calendario romano pagano que usamos hoy. Dios específicamente colocó el inicio del año sagrado al comienzo de la primavera para marcar el inicio de las cosechas estacionales. Estas dos cosechas anuales en Palestina presagiaban el plan de Dios para la doble cosecha espiritual de las personas que nacerían dentro de Su Reino.
2 Reyes 17:18, 20, 23; Oseas 2:11 y otras Escrituras muestran el castigo que le aguarda a cualquier nación que abandone la ley de Dios como ha sido revelada en Su Santa Biblia y se vuelva a las costumbres de las naciones paganas, observando sus días paganos.
¿Hace alguna diferencia si continuamos observando las costumbres paganas como el Año Nuevo? ¡Ciertamente sí! ¿Por qué? ¡Porque Dios así lo dice! Que Dios nos ayude a escuchar Su advertencia de abandonar las prácticas paganas de este mundo.