El Príncipe William, duque de Cambrige, pasó por un proceso de entrenamiento intensivo mientras crecía. Durante su adolescencia, pasó todos los domingos en el Castillo de Windsor, siendo instruido personalmente por la Reina. Cuando tenía 20 años, asistió al Academia Real Militar en Sandhurst y a varias otras escuelas, y pasó un año estudiando en el extranjero. Durante este tiempo, trabajó dos años directamente con el gobierno británico y tomó cursos de derecho constitucional con los mejores abogados del país.
En todo el mundo, la realeza en naciones extrajeras se somete a una educación similar que los prepara para ser monarcas de sólo una nación.
¿Qué decir de ti? Tú eres la realeza de Dios, ¡y vas a heredar el universo como tu dominio! ¿Qué tipo de educación deberías estar recibiendo tú?
Moisés nos da una gran perspectiva de la educación que recibe la realeza de Dios. Deuteronomio 17 fue escrito explícitamente para los reyes de Israel. Esta instrucción incluía una prioridad diaria: “Y cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un libro una copia de esta ley, del original que está al cuidado de los sacerdotes levitas; y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida, para que aprenda a temer a [el Eterno] su Dios, para guardar todas las palabras de esta ley y estos estatutos, para ponerlos por obra” (versículos 18-19). Dios le dijo al rey que escribiera a mano una copia de Su ley y que la leyera todos los días. ¡Piénsalo! De todos los temas posibles en los que podría haberles dicho a estos futuros reyes que se enfocaran, no les dijo que investigaran diferentes tipos de gobiernos o que se convirtieran en economistas expertos. Dios les dijo que se establecieran en conocer y guardar Su ley.
Dios no sólo quería que un rey leyera la ley; quería que él escribiera literalmente los versículos. Dios quería que la ley se arraigara en la mente del rey para que la usara en cada decisión que tomara. Dios sabía que para que un rey fuera fuerte, tenía que practicar el estudio diario de la Biblia.
De todos los hábitos diarios que puedes desarrollar como adolescente, la oración diaria y el estudio de la Biblia te beneficiarán a ti, a quienes te rodean y a todas las actividades en las que más te involucres. Al igual que los reyes justos del antiguo Israel, el éxito de tu viaje real depende del estudio diario de la Biblia.
El llamamiento del Sr. Armstrong
Piensa en el tiempo cuando Dios comenzó a llamar a Herbert W. Armstrong en el otoño de 1926. El Sr. Armstrong no empezó visitando líderes mundiales o dando sermones ante miles de personas. Por el contrario, comenzó desarrollando la práctica del estudio de la Biblia.
Cuando el Sr. Armstrong fue cuestionado sobre los temas de la evolución y el reposo en el séptimo día, decidió comprobar la verdad estudiando la Biblia. Esto es lo que escribió en su autobiografía sobre ese estudio de seis meses, día y noche, siete días de la semana:
“Busqué en vano alguna autoridad en la Biblia que estableciera el domingo como el día de adoración cristiana. Incluso estudié griego lo suficiente como para analizar todos los posibles textos cuestionables en el griego original”.
“Estudié los comentarios. Estudie los léxicos y Gramática del griego del nuevo testamento de Robertson. Luego estudié historia. Profundicé en las enciclopedias religiosas: la Británica, la Americana, y varias enciclopedias religiosas. Busqué en la Enciclopedia Judía y en la Enciclopedia Católica. Leí La decadencia y caída del Imperio Romano de Gibbon,especialmente el capítulo 15 que trata sobre la historia religiosa de los primeros 400 años después de Cristo. Y una de las evidencias más convincentes en contra de la observancia del domingo estaba en la historia de cómo y cuándo comenzó”.
“No dejé piedra sin remover”.
Dios estaba preparando al Sr. Armstrong para ser rey, y una buena parte de esa preparación ocurrió en el escritorio del Sr. Armstrong y en la biblioteca local. ¿Te imaginas lo que hubiera pasado si al Sr. Armstrong no le hubiera gustado el estudio de la Biblia? ¿Y se hubiera aburrido o se hubiera distraído con facilidad? ¿Dónde estaría la Obra?
Mateo 17:11 es una profecía del Sr. Armstrong entrando en la escena como el Elías del tiempo del fin: “Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas”. ¿Te imaginas al Elías de Dios restaurando todas las cosas si no hubiera estudiado la Biblia tan diligentemente? Obviamente, el Sr. Armstrong no descubrió ninguna revelación por sí mismo, Dios lo puso en su mente. ¡Pero sus hábitos de estudio de la Biblia propiciaron una mentalidad que permitió que Dios le diera revelación! Pudo restaurar todas las cosas porque fue un excelente estudioso de la Biblia. Y sus estudios no se limitaron a leer las Escrituras: se ramificaron yendo a comentarios, definiciones del hebreo y del griego, e incluso a temas seculares como historia y ciencia. Ese es el método que Dios quiere que desarrolles. ¡Eso es lo que hace que la Biblia cobre vida!
El estudio bíblico es una herramienta de aprendizaje
“De alguna manera comencé a darme cuenta de que había llegado a mi vida un nuevo compañerismo y una nueva amistad”, continuó el Sr. Armstrong en su autobiografía. “Empecé a ser consciente de un contacto y compañerismo con Cristo, y con Dios Padre”.
“Cuando leía y estudiaba la Biblia, Dios me estaba hablando,
¡y ahora me encantaba escuchar! Empecé a orar y supe que en la oración estaba hablando con Dios. Todavía no conocía muy bien a Dios. Pero uno llega a conocer mejor a otro por el contacto constante y la conversación continua”.
Al describir los primeros seis meses de sus estudios para probar la Biblia, el Sr. Armstrong no mencionó su vida de oración. Hasta ese momento, no estaba orando mucho. ¡Él no sabía cómo orar! Fue a través del estudio de la Biblia que aprendió por qué debía orar y cómo hacerlo. Si tienes dificultades para orar, evalúa la efectividad de tu estudio bíblico. Cuanto más estudies la Biblia, más emocionado estarás de hablar con el Dios que la escribió.
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15). A lo largo de su vida, el Sr. Armstrong fue un trabajador. Recurrió a la Biblia para que le mostrara cómo desarrollar su vida: cómo revivir la obra de Dios, construir una universidad, publicar una revista, comenzar un programa de radio y televisión, visitar dignatarios y más.
¿Cómo pudo el Sr. Armstrong restaurar todas las cosas a la Iglesia de Dios? ¿Cómo aprendió a dirigir una universidad, dar clases o escribir artículos? Aprendió dejando que Diosle hablara a través del estudio de la Biblia.
Estudiar la Biblia es una necesidad
Al crecer en la Iglesia, a menudo escuchas acerca de la importancia del estudio diario de la Biblia. Es fácil pensar que se trata de un mandamiento más. Pero es mucho más que eso. Debemos reconocerlo como una necesidad.
Dios diseñó nuestros cuerpos para que sintieran hambre y nos recordaran que necesitamos comer. Necesitamos comida. No hay forma de evitarlo. Dios quiere que entendamos que lo mismo ocurre con el estudio de la Biblia. Fíjate en lo que Moisés les dijo a los israelitas acerca del maná: “Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas detodo lo que sale de la boca de [el Eterno] vivirá el hombre” (Deuteronomio 8:3).
Así como no podemos vivir sin comida física, tampoco podemos vivir sin comida espiritual, es decir, sin estudiar la Palabra de Dios. Dios dice que no podemos vivir contentos, satisfechos y con alegría constante tratando de mantenernos sólo con cosas físicas. Aunque la humanidad lo ignora, la necesidad de alimento espiritual es mucho mayor que la necesidad de comida o agua. Dios creó al hombre incompleto, pero los hombres tratan de llenar su vacío natural con todo menos con Su Espíritu Santo y Su verdad.
La vida humana separada de Dios es esencialmente una búsqueda interminable de este ingrediente faltante. Algunas personas tratan de llenar el vacío con dinero, drogas o poder. Algunos tratan de llenarlo con religión. A veces, incluso intentan llenar el vacío creando algo grandioso, como lo hicieron Steve Jobs o Elon Musk. Sin embargo, el vacío persiste. La única manera de saciar aquella “hambre del alma” es recibir el Espíritu Santo de Dios. Aunque todavía no está en ti, se encuentra trabajando contigo.
Todos tenemos hambre espiritual, y el estudio de la Biblia puede satisfacer esa hambre como un buen desayuno satisface el hambre física en la mañana. ¡Dios quiere que te llenes con el gozo, la paz y el contentamiento que viene de entender y vivir Su verdad!
La vida de los adolescentes en este mundo puede ser estresante. Puede haber mucha tensión y conflicto, considerando lo mucho que su estilo de vida difiere del camino de Dios. Pero a pesar de todas las presiones de Satanás, tú puedes tener paz y estabilidad al acercarte a Dios orando y estudiando la Biblia (Santiago 4:7-8). La amonestación de estudiar la Biblia no es sólo un mandato de Dios, es una necesidad. ¡Necesitas la Palabra de Dios y la verdad de Dios como necesitas comida, aire o agua!
Una clave para el éxito
“El joven Samuel ministraba a [el Eterno] en presencia de Elí; y la palabra de [el Eterno] escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia” (1 Samuel 3:1). ¡Cuando Samuel estaba creciendo, la Palabra de Dios era preciosa, rara y escasa! Samuel la valoraba mientras que el resto de Israel, incluso el sumo sacerdote, no lo hacía. “Y Samuel creció, y [el Eterno] estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras” (versículo 19).
En The Former Prophets: How to Become a King (Los profetas anteriores: cómo llegar a ser un rey), Gerald Flurry escribe: “¡Él era sólo un adolescente, sin embargo no dejó caer a tierra ninguna de las palabras de Dios! ¡Ni siquiera una! Esa es una descripción maravillosa de un gran profeta de Dios. Él estaba tan hambriento y sediento de justicia que, en espíritu, lo entendió todo. Dios ama esa actitud.
¡Así es como Dios educa a un profeta!
“En la universidad de Dios hoy, enfatizamos esta lección y animamos a nuestros estudiantes a tener la actitud de Samuel en todas sus clases. ¿Se da cuenta cuánto podría empoderar su vida si hiciera eso? Uno puede ver por qué Dios usó a Samuel tan poderosamente. Todos necesitamos más de esa actitud; la de tener como nuestra meta el entender toda palabralo más perfectamente posible. Si podemos lograr hacer eso, ¡pueden estar seguros que Dios nos usará para dirigir y levantar colegios en el futuro!”.
Si sólo recibimos la verdad de Dios durante los servicios del Sábado o en conferencias ocasionales, dejaremos que las palabras de Dios caigan al suelo. Obtener la mayor cantidad posible de las palabras de Dios, de la manera más perfecta posible, sólo se logra mediante un estudio bíblico profundo como el de Samuel y el del Sr. Armstrong. Para captar la mayor cantidad de verdad posible, necesitas pasar al menos 30 minutos con Dios todos los días en el estudio de Su Biblia, y más a medida que te haces mayor y avanzas hacia el bautismo.
¿Qué podrá hacer Dios con un adolescente que ama tanto el estudio de la Biblia? El ejemplo de Samuel responde esa pregunta: “Y juzgó Samuel a Israel todo el tiempo que vivió. Y todos los años iba y daba vuelta a Bet-el, a Gilgal y a Mizpa, y juzgaba a Israel en todos estos lugares” (1 Samuel 7:15-16). Estos versículos hablan de los colegios que Samuel estableció. ¡Se convirtió en rector de un colegio con tres campus! El Sr. Armstrong logró lo mismo.
El Sr. Flurry continua: “Samuel comprendió que para cumplir con ese trabajo monumental [dar la vuelta a Israel durante el sangriento periodo de los jueces], tenía que hacer algo dramático. Él decidió que tenía que levantar colegios para así poder institucionalizar las maravillosas verdades de Dios. ¡Él comenzó alimentando la ambición de enseñar esa verdad a todo el mundo! Él quería tener a todos tras esa meta, y el colegio sería la forma de hacerlo”.
Estos colegios surgieron porque Samuel conocía la Biblia y se dio cuenta de que tenía que compartir esa verdad. Lo mismo ocurrió con el Sr. Armstrong: cuanto más estudiaba, más se daba cuenta de que necesitaba fundar una universidad para formar a otros que pudieran ayudarle a difundir la verdad de Dios en el mundo.
El estudio bíblico eficaz alimenta la ambición de compartir la verdad. Si aún no has aprendido esta verdad, ¡la aprenderás, te lo prometo! Tal vez no termines tu estudio bíblico sintiéndote listo para salir y declarar la Palabra de Dios cada mañana, ¡pero tendrás momentos en los que te sentirás tan emocionado que tendrás que ir a hablar de lo que estás estudiando! Eso es lo que hace la educación verdadera: te inspira a compartir el conocimiento que Dios te da.
¿Por qué pudo Dios confiar a Samuel y al Sr. Armstrong la administración de Sus colegios? Porque eran estudiantes diligentes. El éxito en el escritorio conduce al éxito en la vida.
Dios quiere hacer cosas increíbles contigo en los próximos años. Esta Obra tiene muchas oportunidades fenomenales por delante. Puedes prepararte para esas oportunidades ahora siendo como lo fueron el Sr. Armstrong y Samuel al principio de su conversión y a lo largo de sus vidas. Enamórate de la Palabra de Dios y estudia la Biblia con entusiasmo todos los días.