¿Recuerda el 2019? Cuando no había confinamientos, ni mandatos de mascarillas, ni registros con códigos QR, ni distanciamiento social, ni mandatos de vacunación, libertad para viajar, libertad para comer en un restaurante, libertad para ir a un partido de fútbol o a un concierto y libertad para asistir a los servicios religiosos. Pero ahora, las respuestas del gobierno a la covid-19 se han transformado en una forma de tiranía blanda bajo la apariencia de órdenes de seguridad y salud pública. Después de casi dos años, millones de personas siguen bajo restricciones severas.
Los confinamientos o las restricciones de vacunación impuestos por los locales para reuniones han impedido a muchos del pueblo de Dios asistir regularmente a los servicios del Sábado. La capacidad de los ministros para viajar entre Estados o al extranjero se ha visto fuertemente afectada. Algunas congregaciones no han visto a uno de los ministros de Dios durante 18 meses o más. Muchos del pueblo de Dios están en casa sin el alimento espiritual regular, el estímulo y la fuerza derivada de los servicios de la iglesia, el compañerismo o el contacto ministerial regular.
En cierto modo, estos son tiempos sin precedentes. Sin embargo, históricamente no ha sido inusual que el pueblo de Dios se vea privado del compañerismo y la interacción cara a cara con el ministerio de Dios.
Durante el primer siglo, la persecución feroz impuso cargas terribles sobre la Iglesia de Dios. El apóstol Pablo fue incluso encarcelado, impidiéndole visitar o predicar en persona al pueblo de Dios. ¡Esa es una restricción estricta! Sin embargo, este hombre de Dios no permitió que esas circunstancias lo derrumbaran espiritualmente. ¡De hecho, desde su “confinamiento” escribió cuatro epístolas que fueron canonizadas en la Santa Biblia! Muchos de nosotros estamos confinados en nuestro Estado o país. Pero incluso en este tipo de “prisión”, ¡podemos realizar nuestras obras espirituales más grandes!
“Por tanto, amados míos”, escribió Pablo desde su arresto domiciliario en Roma, “como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino ahora mucho más en mi ausencia, ocupaos
en vuestra salvación con temor y temblor” (Filipenses 2:12).
Pablo dijo que incluso cuando los visitaba, estos miembros de la Iglesia tenían que ocuparse en su propia salvación. La salvación es un asunto individual. Los miembros de Filipos tenían que dedicar su atención a esta responsabilidad espiritual personal incluso en presencia de un gigante espiritual como Pablo. Sin embargo, ¡la necesidad se hizo mayor en su ausencia!
El mismo principio aplica hoy en día. Cuando ningún ministro de Dios puede visitarle, la responsabilidad recae con más peso sobre usted para ocuparse de su propia salvación.
La forma en la que abrazamos esta oportunidad le dice mucho a Dios sobre nosotros. ¿Le está mostrando a Dios que está comprometido de forma incondicional e inamovible a resistir hasta el final? ¿Le está mostrando que se niega a ser tímido o temeroso? ¿Evitará las trampas de la pereza, el letargo o la resignación, y demostrará que, incluso en circunstancias difíciles, hará su mejor obra espiritual?
¿Cómo puede ocuparse en su propia salvación? “[C]on temor y temblor”. Sí, ¡tenga temor de quedarse sin recibir la salvación y la vida eterna! Como dice Hebreos 4:1: “Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado”.
Reconozca que fracasaremos por completo si tratamos de ocuparnos en nuestra salvación con nuestras propias fuerzas. Veamos cuatro puntos prácticos sobre cómo ocuparnos en nuestra propia salvación con temor y temblor.
1 | Confíe en Dios
Pablo y otros apóstoles no sólo fueron encarcelados, ¡sino que finalmente fueron asesinados por predicar la verdad de Dios! ¡Imagínese la alarma que esto habría creado entre los miembros de la Iglesia de Dios! “¿Por qué permitiría Dios que Sus apóstoles murieran?” pregunta el pastor general Gerald Flurry en La verdadera historia de la verdadera Iglesia de Dios. “Seguramente, en medio de toda la persecución ¡la gente pensó que necesitaban a esos hombres! Pero Dios respondió: ¡No, ustedes me necesitan a mí!¡Necesitan saber que Yo estoy
con ustedes! (…) Tenemos todo el poder que necesitamos. (…) Él quiere ver si podemos permanecer solos con Él y sin necesidad de ningún otro hombre” (énfasis añadido en todo).
Dios quiere saber si usted se pondrá firme solo con Él. La respuesta es sí, ¡cuando se apoya en Él! Estamos luchando una guerra espiritual en tres frentes: contra Satanás, la sociedad y uno mismo. Avanzamos en estos tres frentes “[n]o con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho [el Eterno] de los ejércitos”, como dijo Dios del ejemplo de Herbert W. Armstrong (Zacarías 4:6). ¡Busque en Dios el poder de Su Espíritu Santo! Dios quiere dárselo, pero debe pedírselo cada día en oración. Ese Espíritu le dará el poder de estar firme con Él para que le ayude a ocuparse en su propia salvación con temor y temblor.
Este punto encaja con algo maravilloso que el Sr. Flurry destacó en uno de sus mensajes en la pasada Fiesta de Tabernáculos. Él relató cómo David conquistó la fortaleza jebusea en Jerusalén, y la llamó Sión, ¡conforme a la fortaleza celestial! David pudo conquistar a los jebuseos aunque los líderes anteriores habían fracasado, ¡porque él confió en Dios y miró hacia Él como su fortaleza!
2 | Mire hacia Dios como su fortaleza
“Dios nos protegerá de todo tipo de cosas y nos ayudará de todas las maneras”, dijo el Sr. Flurry en la Fiesta. La fortaleza celestial de Dios, después de todo, ¡resistió dos ataques directos de Satanás y todas sus fuerzas demoníacas! Como dijo el Sr. Flurry, ahora que Dios ha arrojado a Satanás y sus demonios a la Tierra y los ha confinado aquí (Apocalipsis 12:9-12), ¡necesitamos aún más esa fortaleza! “Por eso tenemos que tener una fortaleza”, dijo él. “Tenemos que tener a Dios peleando nuestras batallas por nosotros y a ese Espíritu Santo poderoso trabajando en nuestras vidas”.
El rey David sabía lo que significaba enfrentarse a una angustia profunda, y escribió en Salmos 31:9-13: “Se han consumido de tristeza mis ojos, (…) Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar; (…) He sido olvidado de su corazón como un muerto; he venido a ser como un vaso quebrado. (…) El miedo me asalta por todas partes, mientras consultan juntos contra mí e idean quitarme la vida”. Y aún así, escribió en los versículos 1-3: “En ti, oh [Eterno], he confiado; (…) [L]íbrame pronto; Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme. Porque tú eres mi roca y mi castillo…”.
Confinado a los encierres, sin poder asistir a los servicios, sin poder visitar a los ministros, puede que esté pasando una prueba difícil. Ponga su confianza y su fe en el Dios de la Fortaleza.
El rey David se enfocaba en Dios como una “fortaleza para salvarme”, una “roca” y “mi castillo”, ¡su lugar de refugio, protección y fuerza! A pesar de sus circunstancias, ¡usted también puede hacerlo! Cuando se sienta solo, cuando esté luchando emocional y espiritualmente, ¡corra a Dios como lo haría a una fortaleza en una colina en busca de refugio, seguridad, protección, guía y fuerza!
¿Qué mejor momento que este para correr al Dios de la Fortaleza? Acuda a esa fortaleza en la oración diaria y el estudio de la Biblia diario y el ayuno ocasional, pidiendo a Dios más de Su Espíritu Santo, la renovación del hombre interior, la fuerza, el sustento y la guía para los días que se avecinan (2 Corintios 4:16; 2 Timoteo 2:15); y así la Palabra de Dios se convertirá en parte viva de usted al ponerla en práctica en su vida (Santiago 1:19-25; Mateo 9:29).
“Pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba. Amad a [el Eterno], todos vosotros sus santos; a los fieles guarda [el Eterno], y paga abundantemente al que procede con soberbia. Esforzaos todos vosotros los que esperáis en [el Eterno], y tome aliento vuestro corazón” (Salmos 31:22-24).
3 | Vistámonos las armas de la luz
“Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz” (Romanos 13:11-12).
¿Qué son estas armas de la luz? Pablo lo explica en Efesios 6:11-17: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios”.
Cada pieza de esta armadura de la luz es fundamental. Los soldados se ciñen los lomos con cinturones, que mantienen en su lugar la mayoría de las placas de la armadura del cuerpo. De la misma manera, el conocimiento de la verdad de Dios mantiene nuestra armadura espiritual en su lugar. Usted se ciñe con la verdad estudiando la Biblia, la Palabra de Dios, que es Jesucristo impreso (Juan 17:17; Efesios 4:21). La coraza de un soldado protege su corazón, sus pulmones y otros órganos vitales. La coraza que protege su núcleo espiritual es la justicia, que es guardar todos los mandamientos de Dios (Salmo 119:172).
El calzado de un soldado, ya sea la antigua cáliga romana o la moderna bota de combate, permite un movimiento rápido. Pablo relaciona “calzados los pies” con la entrega de un mensaje, como en Isaías 52:7: “¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina!”. Incluso en circunstancias difíciles, los verdaderos cristianos apoyan la Obra de Dios para llevar Su mensaje de advertencia y esperanza a los verdaderos cristianos que se han desviado, a las naciones de Israel y al mundo. Esfuércese por mantenerse al día con la Obra de Dios a través de la Visión Real ypcg.church. Ore fervientemente por la Obra, el Sr. Flurry, el ministerio y el resto del pueblo de Dios. Apoye a la Obra con sus diezmos y ofrendas fieles.
Un escudo defiende al soldado bloqueando y desviando los golpes del enemigo. Desarrollar la fe de Cristo nos ayuda a resistir los ataques de Satanás y a conseguir “la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1 Juan 5:4), lo que resulta en la “salvación de vuestras almas” (1 Pedro 1:9). Esta fe no proviene de nosotros, sino que es un fruto del Espíritu de Dios (Gálatas 5:22), y viene “por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17). Pida a Dios la fe de Cristo, estudie la Biblia para saber lo que Él dice, luego créalo y actúe en consecuencia.
El yelmo de un soldado protege su cabeza. Vístase de la esperanza de su salvación como protección de su mente y de sus pensamientos para mantenerlos fijos en las cosas de Dios.
La espada es la única arma explícitamente ofensiva que aparece en Efesios. Jesucristo nos da un ejemplo perfecto del uso de la Palabra de Dios como arma ofensiva en Su confrontación con el diablo (Mateo 4). Cada “tentación” que el diablo le puso a Cristo, Jesús la derrotó con esa espada espiritual, ¡contraatacando con la Palabra de Dios!
Vístase de la armadura espiritual de Dios, la armadura de la luz, todos los días para que pueda ocuparse en su propia salvación.
4 | Fije sus ojos firmemente en su futuro
El apóstol Pedro escribió: “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos [engendró] para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero” (1 Pedro 1:3-5).
“Nuestra esperanza está en esa herencia: ¡es para ‘usted!” escribe el Sr. Flurry en Las Epístolas de Pedro: Una esperanza viviente. “Escriba su nombre allí. (…) No importa las pruebas que enfrentemos en la Tierra, nada puede dañar nuestra esperanza, porque está guardada en los cielos, donde Dios el Padre y Jesucristo residen. Si nos enfocamos en ellos, nuestra esperanza nunca muere. Nadie puede robarla—aunque sí tenemos que protegerla. (…) Nuestra esperanza debe ser guardada con un espíritu militar—la vida eterna y la muerte eterna están en juego. Satanás, quién está totalmente desesperanzado, es un maestro en destruir la esperanza de las personas. (…) Pedro dice que si usted entiende esta esperanza, la protegerá con su vida, y no permitirá que nadie se la robe”.
¡Guarde esta esperanza con un espíritu militar, un espíritu de lucha! Confíe en el Dios de Fortaleza. Vístase de la armadura espiritual todos los días. Haga guerra contra Satanás, la sociedad y usted mismo. Vea la visión de su salvación y de su herencia incorruptible. Crezca en esa visión, ¡y nunca la deje ir!
“Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo” (Mateo 24:13). Dios está trabajando a través de Su Iglesia, pero Él también requiere que cada uno de nosotros luche y crezca individualmente. Independientemente de la situación que usted enfrente, ¡no permita que los confinamientos del gobierno o cualquier otra cosa le impida ocuparse en su propia salvación con temor y temblor!