Llegar a conocer al verdadero dios, el creador y Padre todopoderoso y amoroso, es un proceso emocionante.
Herbert W. Armstrong recordaba bien el comienzo de ese proceso al principio de su arrepentimiento y conversión a Dios, de lo que luego escribió: “De alguna manera empecé a darme cuenta de que un nuevo compañerismo y amistad había llegado a mi vida”. Reconoció el estudio bíblico como si Dios le hablara y la oración como él hablando con Dios. “Aún no conocía muy bien a Dios”, continuó. “Pero uno llega a conocer mejor a otro mediante el contacto constante y la conversación continua” (Autobiografía de Herbert W. Armstrong).
Construir ese “compañerismo y amistad” con Dios a través de la oración y el estudio es emocionante para todos los que lo emprendemos. Pero se acerca un día cuando conoceremos a Dios y a Jesucristo de una manera mucho más maravillosa.
Ese día es representado por el festival sagrado de Trompetas.
¡De hecho, Trompetas se trata de este mundo entero finalmente llegando a conocer a Dios!
A medida que este globo gira, la gente en todas partes vive en ignorancia del mayor y más poderoso Ser en el universo, el que les dio vida y que los sustenta. Eso está a punto de cambiar drásticamente. ¡Dios lo promete!
El Dios de justicia
Hoy, el mundo está cortado de Dios, engañado y cautivo por el diablo (Apocalipsis 12:9). La gente actúa como si pudiera hacer lo que quisiera y Dios no lo viera. Ese engaño está a punto de ser expuesto.
Dios se revela a Sí Mismo en las Escrituras como un Dios de juicio. Y este mundo, ya sea que se dé cuenta o no, está a punto de encontrarse con Él.
“Habéis hecho cansar a [el Eterno[ con vuestras palabras”, dice Malaquías 2:17. “Y decís: ¿En qué le hemos cansado? En que decís: Cualquiera que hace mal agrada a [el Eterno], y en los tales se complace; o si no, ¿dónde está el Dios de justicia?”. Esto habla específicamente de los santos tibios de Dios en esta era laodicena de la Iglesia de Dios, pero este tipo de pensamiento satura nuestro mundo. La gente comete males abominables y piensa que está perfectamente bien con Dios. La gente se burla de la idea de un Dios de juicio. Dios lo ve todo y está cansado de ello.
Aun así, Dios está esperando el momento perfecto para intervenir. Este mundo confunde la paciencia de Dios con incapacidad. La gente ve que Dios no actúa, y piensan que a Dios no le importa.
Muchas escrituras registran a personas justas clamando: ¿Cuánto más tenemos que esperar, oh Dios? ¿Hasta cuándo dejarás que los malvados prevalezcan? (p. ej., Salmos 74:10; Habacuc 1:2; Apocalipsis 6:10). Durante miles de años, los hombres han observado las injusticias del mundo de Satanás y han anhelado ver a Dios poner las cosas en su lugar.
¡La espera casi ha terminado! Inmediatamente después de “¿Dónde está el Dios de justicia?” viene esta profecía: “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis…” (Malaquías 3:1). “El Dios de juicio volverá y enfrentará al mundo y a su rebelión”, escribe Gerald Flurry. “Él vendrá súbita e inesperadamente. Así es que si la gente no aprende hoy dónde está el Dios de juicio, ¡lo harán entonces!” (La visión de la Familia Dios).
La fiesta de Trompetas representa “el tiempo de su venida” (versículo 2). Cuando Cristo venga, Él juzgará a los pecadores y a aquellos que oprimen a los indefensos (versículo 5). Sí, Dios es muy protector de aquellos que no tienen a nadie más que los proteja. Las personas no se dan cuenta de eso, y no temen a Dios. ¡Pero Dios está observando, y Él tomará venganza!
Lea el Salmo 94. Su autor está suplicando a Dios que castigue el mal de este mundo (versículos 1-2). “¿Hasta cuándo los impíos, hasta cuándo, oh [Eterno], se gozarán los impíos?” (versículo 3). El pueblo de Dios ha estado haciendo esta pregunta durante milenios. Una mente justa se duele por ver injusticia, vanidad, arrogancia y maldad (versículo 4). ¿Cuánto tiempo puede Dios permitir que estos pecados persistan? ¿Cuánto tiempo estarán los justos acosados por la persecución de la sociedad de Satanás? (versículo 5).
Nuestro mundo decadente está lleno de terribles pecados que el Dios de juicio odia. “Y dijeron: No verá [el Eterno], ni entenderá el Dios de Jacob” (versículo 7). ¡Están equivocados! Dios los ve a todos y conoce incluso los pensamientos malvados del hombre (versículos 8-11). Pasamos fácilmente por alto cuán enojado se pone Dios por la injusticia y la opresión. Y Él promete intervenir. “Y Él hará volver sobre ellos su iniquidad, y los destruirá en su propia maldad; los destruirá [el Eterno] nuestro Dios” (versículo 23).
Este mundo aún no conoce a este Dios. Incluso nosotros necesitamos conocer mejor a Dios. Meditar profundamente sobre el significado del día de Trompetas nos ayuda a hacer eso.
‘Sabréis que yo soy el Eterno’
El libro de Ezequiel describe horrendos castigos que están a punto de consumir a las naciones modernas de Israel y al mundo entero: hambre, plagas, espada, tierra desolada, ciudades arrasadas, habitantes dispersos y exiliados entre naciones enemigas. Pero a lo largo del libro, al menos 45 veces, Dios dice que el propósito de este castigo es que la gente llegue a conocerle. Él promete: “Sabréis que yo soy [el Eterno] (p. ej., Ezequiel 6:7).
Y no sólo se trata de Israel. Él dice esto sobre los amonitas, moabitas, edomitas, filisteos y otros pueblos gentiles: ¡Voy a castigarlos para que puedan llegar a conocerme! (p. ej., Ezequiel 25:5, 11, 16-17; 26:6; 28:21-23; 29:6, 9, 16; 38:23; 39:6-7). Los pecados de estos pueblos hacen que Dios se enoje increíblemente; sin embargo, Él quiere llegar a ellos. ¡Él quiere que lleguen a conocerlo!
La secuencia de estos eventos del tiempo del fin que conducen a la Segunda Venida de Jesucristo está vívidamente descrita en el libro de Apocalipsis. Durante la Gran Tribulación de dos años y medio, Dios le dará a Satanás una tremenda libertad destructiva, que el diablo utilizará para martirizar a los santos tibios de Dios (Apocalipsis 6:9-11). Aquellos santos que se arrepientan serán sellados y reservados para la primera resurrección (estos son los 144.000 descritos en Apocalipsis 7:1-8). Dios también protegerá “una gran multitud, la cual nadie podía contar”, aquellos no convertidos que se arrepientan durante ese período terrible (versículos 9-17).
A partir del capítulo 8, leemos sobre los eventos del Día del Señor, un período de un año, no de la ira de Satanás sino de la venganza de Dios sobre un mundo rebelde. Estos eventos están simbolizados por siete trompetas. Incluyen plagas sobrenaturales aterradoras, así como guerras que se profetizó que matarían a un tercio de la humanidad que aún sobrevive (Apocalipsis 9:18). Eso representa a más de mil millones de personas.
Esto es lo que Dios tenía en mente cuando instituyó el día de Trompetas en el antiguo Israel. Meditar sobre estos eventos nos ayuda a entender al Dios que los desata. ¡Las Trompetas revelan cuán enojado está Dios realmente con los pecados de este mundo! ¿Piensa usted como Dios? Ciertamente la ira justa está ausente en nuestra sociedad. Necesitamos alinear nuestro pensamiento con las emociones del Dios de justicia y del día de Trompetas.
La verdad es que Dios está castigando a la gente para corregirla. Él es un Padre que intenta volver los hijos rebeldes a Él, ¡porque los ama! La Fiesta de Trompetas representa a Cristo viniendo y corrigiendo este mundo, y amando este mundo al ponerlo bajo Su autoridad.
Comprenda que la única razón por la que los horrores del Día del Señor son necesarios es que la humanidad es tan dura e incorregible. Dios no corrige más de lo que debe. Aquellos que se arrepientan antes de la Tribulación serán protegidos en un lugar de seguridad. Aquellos que se arrepientan en la Tribulación serán protegidos del Día del Señor. Aquellos que se arrepientan durante el Día del Señor serán protegidos de más castigo. Ese es el camino de Dios: Él no se complace en la muerte de los impíos (Ezequiel 33:11). Sólo quiere que la gente se vuelva a Él.
Esto queda aún más demostrado por el hecho de que Dios enviará a “dos testigos” que proclamarán Su advertencia durante los 1.260 días de la Tribulación y el Día del Señor (Apocalipsis 11:3). ¡Dios realmente quiere proporcionar la oportunidad de arrepentirse y volver a Él por protección! (También hay Escrituras que indican que el pueblo de Dios estará realizando una obra en el lugar de seguridad. Lea sobre esto en el folleto gratuito del Sr. Flurry Jordania y la Iglesia de Dios en profecía).
Sólo después de que hombres malvados maten a esos dos testigos (y luego Dios los resucite dramáticamente) suena la séptima trompeta (versículos 7-15). Esto señala el día final de la era humana, y el acontecimiento fundamental en toda la historia de la humanidad, la Segunda Venida. En ese momento, ¡el mundo finalmente llegará a conocer a Dios!
Reuniendo a los santos
¿Cómo responderán las personas a la aparición de Jesucristo? Él Mismo profetizó: “Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria” (Mateo 24:30). Capítulos posteriores en Apocalipsis revelan que, trágicamente, este mundo peleará contra Cristo (Apocalipsis 11:18; 19; 11-21).
¡Estas profecías advierten fuertemente sobre el gran Dios de justicia! Él infundirá por la fuerza el debido temor en la humanidad. Cuando Cristo regrese, Él devorará a Sus adversarios (Hebreos 10:26-27). “… Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” (versículos 30-31). ¡A Su regreso, los hombres temblarán de miedo! Y para los santos de Dios que se han apartado de Él, será un día de juicio.
La profecía de Cristo continúa: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro” (Mateo 24:31). ¡Cuando suene la última trompeta, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, los santos muertos serán resucitados incorruptibles, y los santos vivos serán transformados a espíritu! (1 Corintios 15:52).
Entre nuestras filas en esa resurrección estarán los miles de santos fieles que vivieron y murieron a través de los milenios sin recibir aún las promesas de Dios (p. ej., Hebreos 11, especialmente versículos 13, 39-40). ¡En su siguiente momento despiertos, se levantarán y se encontrarán con Cristo en el aire como seres espirituales gloriosos y resplandecientes!
Aunque los hombres inspirados por Satanás se lamenten, los elegidos de Dios sin duda nos alegraremos de finalmente ver, con nuestros propios ojos, a nuestro Salvador, nuestra Cabeza, nuestro Comandante en Jefe, nuestro Esposo, surgiendo de las nubes con poder y gloria, sobre un gran caballo blanco, con ojos que arden como el fuego y la cabeza adornada con muchas coronas. ¡Nuestros corazones saltarán de alegría!
‘Siempre con el Señor’
Qué júbilo emana de las palabras del apóstol Pablo: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1 Tesalonicenses 4:16-17).
El día de Trompetas es un día serio, que representa una guerra feroz. Pero también es el día que anuncia el regreso de Cristo, lo que da al pueblo de Dios mucho que esperar. ¡A nivel personal, una de las mayores esperanzas será la oportunidad de reunirnos finalmente con nuestro Esposo y verlo cara a cara! ¡Comenzaremos nuestra nueva vida juntos y estaremos siempre con Él!
Veremos a Cristo descender a la Tierra y librar una guerra contra los ejércitos de este mundo. Lo veremos mientras dirige a los ángeles que lo siguen. Recibiremos instrucciones directas de Él mientras nos asigna responsabilidades, y seremos testigos de cómo comienza a establecer Su gobierno en la Tierra.
¡En ese día, realmente llegaremos a conocer a Dios como nunca antes! “Pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es” (1 Juan 3:2).
Cuando imaginamos nuestro futuro como reyes-sacerdotes (Apocalipsis 1:6; 5:10), podemos sentirnos abrumados. Responsabilidades como aconsejar a las personas, enseñar, hablar ante multitudes y gobernar naciones pueden parecer abrumadoras. ¡Pero, sin duda, tales deberes serán mucho más factibles una vez que empecemos a presenciar el ejemplo de Cristo! Estar cerca de nuestro Esposo, ver la manera en que Él se comporta, siguiendo Su ejemplo personal, nos influenciará profundamente e inspirará grandeza que nunca antes hemos alcanzado.
Junto a nuestro Esposo, como parte de la Familia Dios, enseñaremos al mundo entero a dejar de luchar contra Dios y a llegar a conocer y amar verdaderamente al Dios verdadero.
El rey David escribió un salmo para su hijo Salomón, que estaba destinado a reinar, pero las palabras son incluso más apropiadas para el reinado milenario del Rey de reyes: “Él juzgará a tu pueblo con justicia, y a tus afligidos con juicio. Los montes llevarán paz al pueblo, y los collados justicia” (Salmo 72:2-3). Estos “montes” y “collados” simbolizan las naciones grandes y pequeñas, como escribió Herbert W. Armstrong en El misterio de los siglos. La casa de Dios será establecida como “cabeza de los montes” (Isaías 2:2), y Cristo establecerá la verdadera paz, que sólo viene a través de la justicia y del gobierno de Dios, entre todos los pueblos.
Que efectos tan maravillosos tendrá el gobierno de Dios: “Descenderá como la lluvia sobre la hierba cortada; como el rocío que destila sobre la tierra. Florecerá en sus días justicia, y muchedumbre de paz, hasta que no haya luna” (Salmo 72:6-7). La vida necesita lluvias para sobrevivir. ¡El reinado de Cristo será como una lluvia refrescante que da vida! Qué maravillosa imagen de cuán bendecido estará el mundo bajo el gobierno de Cristo, quien gobernará exactamente de acuerdo a la voluntad de Dios el Padre.
En este día de Trompetas, celebremos el día que pronto vendrá cuando el mundo entero, y nosotros personalmente, llegaremos a conocer íntimamente al Dios verdadero, ¡el Creador y Padre todopoderoso y amoroso!