El anhelo del Reino de Dios, en poesía
¡Mil años antes de la primera venida de Cristo, el profeta David expresó su emoción, alegría e intenso anhelo por su glorioso regreso!

Los salmos del rey David son una Biblia en miniatura. Contienen ley, historia, poesía, el evangelio, vida cristiana… ¡y profecía! Sí, David fue profeta (Hechos 2:29-31). Y gran parte o la mayor parte de su profecía se centra en la Segunda Venida de Jesucristo.

La primera venida de Dios a la Tierra —como ser humano, descendiente del rey David (Juan 1:1-14; Marcos 12:35-37)— no se produciría hasta dentro de 1.000 años. Y la Segunda Venida de Jesús el Cristo —como Ser Dios glorificado— no ocurriría hasta otros 2.000 años después. Aun así, 3.000 años antes de que sucediera, David pensaba en el regreso de Cristo.

De hecho, al escudriñar los Salmos, ¡uno se da cuenta de él que pensaba en ello todo el tiempo! David ansiaba el momento, mucho después de que terminara su vida física, en que pudiera ver personalmente a Dios en acción.

La venida de Jesucristo para establecer el Reino de Dios y conquistar y gobernar todas las naciones está representada por los días santos bíblicos de Dios, en particular la Fiesta de las Trompetas; guardada por David, guardada por Cristo y guardada por la Iglesia de Dios hoy. Ese día santo y esos salmos nos señalan la única solución real a los males, injusticias y sufrimiento del mundo.

Esta es la razón por la que los verdaderos cristianos guardamos los días santos de Dios, por la que leemos y escudriñamos los Salmos con tanto fervor, y por la que oramos “Venga tu reino” todos los días como nos ordenó Cristo (Lucas 11:2). De ese modo, somos como el rey David, cuyos escritos revelan que realmente tenía un enfoque de Venga tu Reino.

Salmo 2

Escrito por David (vea Hechos 4:25-26), este salmo comienza con un feroz retrato de los reyes y gobernantes de este mundo que luchan contra Dios y se resisten a Su autoridad sobre ellos. Lea los tres primeros versículos.

Los gobiernos de los hombres han causado miseria durante milenios. Ahora están a punto de sumir finalmente al mundo en su peor tribulación. La gente está sufriendo los resultados de sus propios pecados y rebelión. Miles de millones están sufriendo; cientos de millones están muriendo. Sin embargo, los seres humanos se niegan a reconocer la causa y el efecto, se niegan a arrepentirse y a volverse hacia Dios. Siguen intentando improvisar sus propias soluciones egoístas y materiales, hiriendo, oprimiendo y matando a otros en el proceso. La incorregibilidad del hombre nunca ha sido tan evidente, y está a punto de serlo aún más.

David describió vívidamente la rebelión arrogante y obstinada de la humanidad contra Dios. Pero imaginó el momento en que las naciones y sus líderes reconocerán de repente el hecho de que existe un poder muy superior a ellos. A lo largo de sus salmos, David desarrolla a menudo este tema de los hombres orgullosos que son abatidos.

La Fiesta de las Trompetas es el punto de inflexión. El problema es el gobierno, específicamente, el hecho de que los seres humanos son incapaces de gobernar adecuadamente a otros seres humanos. El Salmo 2 trata de un cambio verdaderamente revolucionario en el gobierno.

“Pero yo he puesto mi rey Sobre Sión, mi santo monte. Yo publicaré el decreto; [el Eterno] me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy” (versículos 6-7). Esto es en realidad una profecía del nacimiento físico de Jesús. Luego, el versículo 8 profetiza que este rey gobernará “hasta los confines de la tierra”. Esto no sucedió en la primera venida de Jesús; ¡sucederá a Su regreso como Conquistador y Rey! “Los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás” (versículo 9).

David advierte entonces: “Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes; admitid amonestación, jueces de la tierra. Servid a [el Eterno] con temor, y alegraos con temblor” (versículos 10-11). “David está poniendo sobre aviso a los gobernantes de este mundo: Su reinado está por terminar: vuélvanse a Dios con humildad y confíen en Él si quieren tener alguna esperanza”, escribe el redactor jefe de la Visión Real, Gerald Flurry, en su nuevo libro The Psalms of David and the Psalter of Tara [Los salmos de David y el salterio de Tara].“¡Cuán desesperadamente necesita este mundo líderes que sirvan a Dios con temor y tiemblen ante Su palabra, esforzándose por no violarla nunca!”.

Dios Padre y Jesucristo no están simplemente decepcionados o airados por los gobiernos rebeldes, pecadores y autodestructivos de la humanidad: se están preparando para sustituirlos. De hecho, esa es la razón de ser de la única Iglesia verdadera de Dios: formar reyes-sacerdotes que ayuden a Cristo a gobernar literalmente la Tierra después de Su Segunda Venida.

¡Este salmo se cita mucho en el Nuevo Testamento! ¿Por qué? Los apóstoles y evangelistas amaban el Salmo 2 porque describe el tiempo en que Cristo reinará en el trono de David, ¡y las primicias estarán en ese trono con Él! Ese futuro era real para aquellos hombres, no una fantasía. Hablaban de ello y citaban a David una y otra vez. ¿Es tan real para nosotros?” (ibíd.).

¿Cuánto desea ayudar a Dios a aliviar el sufrimiento en este mundo? ¿Con qué fervor ora cada día “Venga tu Reino”? ¿Cuánto se esfuerza para apoyar la Obra de Dios de llegar al mundo con una advertencia sobre adónde conduce su rebelión y con la esperanza de cómo Dios está a punto de detener esta locura?

Nuestros problemas actuales no pueden resolverse a nivel humano. La única esperanza es la Segunda Venida de Cristo con el propósito de gobernar todas las naciones.

Salmo 12

“Salva, oh [Eterno], porque se acabaron los piadosos; porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres. Habla mentira cada uno con su prójimo; hablan con labios lisonjeros, y con doblez de corazón. (…) Los impíos andan por todas partes, cuando los hombres más viles son exaltados” (Salmo 12:1-2, 8). Este es nuestro mundo actual: los hombres piadosos han desaparecido, los fieles se han esfumado, todo el mundo miente, los viles son audaces y están en el poder.

No es de extrañar que David comenzara: ¡Salva, oh Eterno! Y Diosayudará. Aquí está Su promesa: “[El Eterno] destruirá todos los labios lisonjeros, y la lengua que habla jactanciosamente; a los que han dicho: Por nuestra lengua prevaleceremos; nuestros labios son nuestros; ¿quién es señor de nosotros?” (versículos 3-4).

¡Qué descripción tan perfecta de las personas arrogantes que llenan la sociedad de arriba abajo y creen que pueden salir de todos los problemas mintiendo! “No sienten ninguna responsabilidad; no reconocen ningún poder superior”, escribe el Sr. Flurry (ibíd.). Romanos 10:3 describe a la gente que ignora y se resiste a la justicia de Dios y se esfuerza por establecer su propia justicia. En el mundo actual, se ha vuelto “justo” dejar de comer carne con el fin de reducir el cambio climático, amotinarse por la justicia racial, abrir nuestras fronteras a la inmigración ilegal, ¡animar a nuestros hijos a la transexualidad! ¡Estas personas ignoran la justicia de Dios y no están interesadas en someterse a nada! ¿Cómo puede Dios corregirlos?

La primera tribulación mundial fue el Diluvio. Dios ahogó al mundo entero, salvo a ocho personas, ¡porque la humanidad era irreversiblemente malvada! Sin embargo, tristemente, incluso con ese terrible castigo en la memoria viva, las generaciones posteriores a Noé no tardaron en unirse y enfocar sus energías en construir una torre de desafío. ¡Preferían eso a que Dios les enseñara!

La humanidad ha estado intentando construir torres de Babel literales y figuradas una y otra vez desde entonces. El hombre sigue confiando en el hombre y no en Dios, y es maldecido por ello.

¡Este mundo necesita conocer al verdadero Dios! La gente de antes y de ahora vive su vida ignorando a su propio Creador, el Ser más grande y poderoso del universo. Están alejados de Él, engañados y cautivos del diablo. Era cierto en tiempos de David; es cierto en nuestros días: necesitamos a Dios, no sólo emocional, mental o religiosamente, sino literalmente, ¡como nuestro Rey!

De esto trata la Fiesta de las Trompetas, que representa el cuarto hito del plan maestro de Dios.

En este salmo, David imagina a Dios levantándose para poner las cosas en su sitio, diciendo: “Porque el pobre es despojado, porque el necesitado gime, ahora me levantaré; (…) lo pondré en la seguridad que anhela” (versículo 5; traducción nuestra de la versión Revised Standard). ¡Qué visión tan poderosa tuvo David! Qué fe tenía en la bondad de Dios y en Su Palabra.

Podemos confiar plenamente en la promesa de Dios de arreglar las cosas, porque “las palabras de [el Eterno]son palabras limpias, como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces” (versículo 6). Esta es la base de nuestra confianza en la Segunda Venida.

Salmo 11

David experimentó una vida difícil y tensa. Su vida estuvo a menudo en peligro. Escribió el Salmo 11 sobre uno de esos momentos. La gente que le rodeaba no tenía fe, pero él estaba decidido: “En [el Eterno] he confiado; ¿Cómo decís a mi alma, que escape al monte cual ave?” (versículo 1).

De nuevo, ¡observe la brillante visión de David del Dios vivo! “El Eternoestá en su santo templo; el Eterno tiene en el cielo su trono;

Sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres. (…) Sobre los malos hará llover calamidades; fuego, azufre y viento abrasador será la porción del cáliz de ellos.” (versículos 4, 6). Aquí, como en muchos otros salmos, enfatiza que Dios está ahí, vigilando todos los males, ¡y actuará!

Incluso cuando las condiciones para David empeoraban y Dios aún no había actuado para ayudarle, David se aferró a esa promesa, la misma promesa que celebramos en la Fiesta de las Trompetas.

Salmo 94

Este salmo no se atribuye a David, pero fue escrito con el mismo espíritu de buscar en Dios protección y juicio contra los malvados. Comienza con una enérgica súplica a Dios para que se vengue de la maldad de este mundo: “[Eterno], Dios de las venganzas, Dios de las venganzas, muéstrate. Engrandécete, oh Juez de la tierra; da el pago a los soberbios” (versículos 1-2).

Luego viene una pregunta que el pueblo de Dios lleva haciéndose miles de años: ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo los impíos, hasta cuándo, oh [Eterno], se gozarán los impíos? ¿Hasta cuándo pronunciarán, hablarán cosas duras, y se vanagloriarán todos los que hacen iniquidad?” (versículos 3-4). A una mente justa le duele ver la vanidad, la arrogancia y la maldad. Y nosotros, como David y otros escritores bíblicos, preguntamos: ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo las élites malvadas engañarán y oprimirán sin sufrir consecuencias? ¿Hasta cuándo continuarán y triunfarán el marxismo, el racismo, la homosexualidad y otras perversiones? ¿Hasta cuándo sufrirán los santos la persecución de la sociedad de Satanás (versículo 5). ¿Hasta cuándo oprimirán los gobiernos, despreocupados de a quién perjudican, sin rendir cuentas a nadie, ignorando desafiantemente al Dios del juicio? (versículos 6-7). ¿Cuánto tiempo puede Dios permitir que continúen estos pecados?

La respuesta: no mucho más. “El que hizo el oído, ¿no oirá? El que formó el ojo, ¿no verá? El que castiga a las naciones, ¿no reprenderá…” (versículos 9-10). ¡Dios lo ve todo! Y Él va a hacer algo al respecto.

Dios no se complace en la muerte de los malvados, sino en la destrucción de su maldad (Ezequiel 33:11). Pronto llegará el día en que Él efectivamente intervendrá y juzgará, y los que se aferren a sus pecados serán destruidos con ellos.

“Y él hará volver sobre ellos su iniquidad, y los destruirá en su propia maldad; los destruirá [el Eterno] nuestro Dios” (Salmo 94:23). La Fiesta de las Trompetas muestra lo severo que puede llegar a ser el castigo de Dios. Él ama a todos los seres humanos como a su Creador, y los castigará y azotará (Hebreos 12:6), incluso hasta la muerte. Las falsas iglesias cristianas no pueden explicar esto, en gran parte porque muchas de ellas no enseñan la verdad bíblica sobre las tres resurrecciones. Cuando comprenda eso, entenderá que Dios utilizará —y ha utilizado a lo largo de la historia— incluso la muerte física para castigarnos. Eso también se pone de relieve en la Fiesta de las Trompetas.

Salmo 18

“Este es el salmo de un poderoso guerrero espiritual, un hombre que supo dejar que Dios le guiara en la batalla”, escribe el Sr. Flurry (ibíd.). Se trata de un poderoso ejemplo de audacia y fe conforme a Dios. También es muy conmovedor leerlo como una inspiradora descripción profética de la perspectiva de Cristo en las Trompetas cuando regrese a la Tierra para imponer su juicio.

“En mi angustia invoqué a [el Eterno], y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos. La tierra fue conmovida y tembló; se conmovieron los cimientos de los montes, y se estremecieron, porque se indignó él. Humo subió de su nariz, y de su boca fuego consumidor; carbones fueron por él encendidos. Inclinó los cielos, y descendió; y había densas tinieblas debajo de sus pies” (versículos 6-9).

David estaba escribiendo sobre cómo Dios le libró de los mortíferos agentes del rey Saúl. No hubo terremoto masivo, humo ni fuego. Sin embargo, David vio la intervención de Dios en términos dinámicos y épicos, como un presagio del día, representado por la Fiesta de las Trompetas, en el que todo el poder de Dios se desplegará de forma sobrenatural. Cuando Dios nos libra de la prueba, ¡debemos reconocerlo tan clara e intensamente como lo hizo David!

“Tronó en los cielos [el Eterno], y el Altísimo dio su voz; granizo y carbones de fuego. Envió sus saetas, y los dispersó; lanzó relámpagos, y los destruyó” (versículos 13-14). ¡Esto es justo lo que Él hará al destruir a los ejércitos rebeldes de este mundo!

Cristo es un Guerrero maestro y un Comandante divino. Es muy conmovedor leer esto como si fueran Sus palabras, en Su Segunda Venida: “Dios es el que me ciñe de poder, y quien hace perfecto mi camino” (versículo 32). Durante Su primera venida, Cristo demostró una tremenda humildad y sumisión a Su Padre. Es uno de los cuadros más hermosos de la Biblia. ¡Él todavía tiene esa sumisión y la tendrá incluso a Su regreso! No hace nada más que lo que Su Padre le encomienda. El Padre es quien Le envía a hacer la guerra contra la humanidad rebelde.

“Quien adiestra mis manos para la batalla…” (versículo 34). David escribió esto: Dios era su Entrenador y Comandante. Lo escribió con el espíritu de Cristo. Nosotros también debemos convertirnos en poderosos guerreros espirituales. ¡Necesitamos que Dios adiestre nuestras manos para la batalla!

“Perseguí a mis enemigos, y los alcancé, y no volví hasta acabarlos. Los herí de modo que no se levantasen; cayeron debajo de mis pies. Pues me ceñiste de fuerzas para la pelea; has humillado a mis enemigos debajo de mí” (versículos 37-39). Este es el espíritu —de David, de Cristo, de Dios el Padre— que necesitamos en nuestra guerra espiritual diaria, para atacar nuestros problemas, nuestras pruebas y nuestros pecados. Necesitamos el espíritu del Día del Señor, de la Fiesta de las Trompetas.

“¡Piense profundamente en el espíritu audaz y de mentalidad de ofensiva que hay en este salmo!”, escribe el Sr. Flurry. “Para ganar batallas, no podemos ser retraídos, tímidos y acobardados. ¡Necesitamos el espíritu del León de Judá! (Proverbios 28:1). Debemos aprovechar el poder de Dios, atacar nuestras debilidades, llevar la batalla al enemigo, ¡apretar todas las ventajas! (…) Todos necesitamos este espíritu valiente y lleno de fe de David en nuestra guerra espiritual, y este espíritu de alabanza y agradecimiento a Dios por los triunfos que nos da” (ibíd.).

Los versículos 43-50 están escritos con ese espíritu profético. ¡Estos versículos no se aplican a David casi tan bien como a Cristo en Su Segunda Venida! Los corazones de los verdaderos cristianos saltarán de alegría al ver a nuestro Salvador, nuestro Rey, ¡nuestro Esposo saliendo de las nubes con poder y gran gloria!

Salmo 21

He aquí un glorioso salmo al rey. ¡Y es hermoso pensar que es al Rey de reyes!

“El rey se alegra en tu poder, oh [Eterno]; y en tu salvación, ¡cómo se goza! Le has concedido el deseo de su corazón, y no le negaste la petición de sus labios. Selah. (…) Grande es su gloria en tu salvación; honra y majestad has puesto sobre él. Porque lo has bendecido para siempre; lo llenaste de alegría con tu presencia” (Salmo 21:1-2, 5-6). “Por mucho que estas palabras se apliquen a David”, escribe el Sr. Flurry, “prefiguran y pertenecen en última instancia al Rey de reyes, que reinará eternamente” (ibíd.).

Los versículos 8-12 hablan explícitamente del Día del Señor: “El Eternolos deshará en su ira”, dice. “El Salmo 21:8-12 es una imagen de la feroz guerra que Él librará cuando regrese en poder y gloria. Todos los que han luchado contra Dios y Su camino serán eliminados para que Cristo pueda gobernar en lugar de ellos” (ibíd.).

“Engrandécete, oh [Eterno], en tu poder; cantaremos y alabaremos tu poderío” (versículo 13). “¿Hay alguna visión más inspiradora en la cual fijar nuestros corazones? David amaba el gobierno de Dios. Se esforzó por utilizar su cargo para implantarlo en Israel. ¡Y anhelaba el momento en que el Rey Mismo gobernara con fuerza! ¡Esta visión era tan real para él que se inspiró para cantar sobre ella!”. (ibíd.).

¡La visión de la Segunda Venida encendió verdaderamente la imaginación de David! Todos deberíamos desarrollar más de este espíritu de David: un espíritu de “Venga tu Reino” en nuestra vida diaria.

Salmo 19

En este homenaje a la espectacular creación de Dios y a las leyes por las que se rige, David incrustó una profecía sobre el regreso de Cristo: “Por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del mundo sus palabras. En ellos puso tabernáculo para el sol; y éste, como esposo que sale de su tálamo, se alegra cual gigante para correr el camino. De un extremo de los cielos es su salida,

Y su curso hasta el término de ellos; y nada hay que se esconda de su calor” (Salmo 19:4-6).

El Sr. Flurry explica estos versículos en su nuevo libro: “El sol es aquí el cuerpo o símbolo más prominente que ilustra la eminencia de Dios. Se trata de una profecía, una imagen de cómo Jesucristo está a punto de traer la luz y el crecimiento a todo el mundo. La justicia llenará la Tierra. Todo el mundo será tocado, al igual que lo es por la luz del sol físico. Usted puede salir a la calle en un día soleado y sentir el calor del sol. El ‘Sol de justicia’ (Malaquías 4:2) ¡está a punto de llenar la Tierra! ¡Esa es una profecía que usted puede ver en los cielos todos los días! El mundo entero está a punto de ver cumplida esa profecía”.

A continuación, llama la atención sobre el hecho de que David compare al sol con un “esposo” en el versículo 4. “¡Si hay un esposo, entonces debe haber una esposa!”, escribe. “Hay un grupo de personas que se someten a la ley de Dios y se someten a su Esposo y a Su gobierno y dirección en sus vidas”. Ese grupo resucitará en la primera resurrección, ¡con la misma trompeta final que anuncia el regreso de Cristo! (1 Tesalonicenses 4:16). ¡Y entonces nos casaremos connuestro Esposo!

Salmo 110

He aquí una fenomenal descripción poética de los acontecimientos del regreso de Cristo. (Lea más en la Visión Real de septiembre-octubre de 2023, “La visión del Padre acerca de Trompetas”).

Comienza con una explosión: “[El Eterno]dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies” (Salmo 110:1). Esta es una revelación increíble que Dios le dio a David: describe a Dios el Padre hablándole a Jesucristo (el “Señor” de David) en una visión profética de mucho después de la vida de David, cuando Cristo vendría como ser humano, moriría y sería resucitado. El Padre está anticipando el momento en que podrá enviar a Su Hijo por segunda vez.

¡Esto es lo que estos dos Seres del universo están anticipando ahora mismo! Dios está a punto de señalar a Su Hijo el momento perfecto para regresar a la Tierra, para que domine en medio de sus enemigos (versículo 2).

El versículo 3 se refiere a personas con una actitud diferente: “Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente el día en que dirijas a tu ejército…” (traducción nuestra de la versión Revised Standard). Estos verdaderos cristianos actúan según el mensaje de Dios, se arrepienten y le entregan sus vidas antes desu regreso. Este mundo malvado será forzado a someterse, ¡pero la verdadera Iglesia, como Prometida, se someterá felizmente a su Esposo!

Este versículo describe nada menos que el nacimiento de seres Dios en la Familia de Dios, el primero de los cuales se unirá a Cristo como Su Esposa, ataviada con vestiduras sacerdotales (“la hermosura de la santidad”). La hermosa Esposa de Cristo, ataviada con vestiduras santas, será una muy dispuesta ofrenda voluntaria para Él. Nacerán en Su Familia con aún más alegría, entusiasmo y emoción que un nacimiento humano físico. Ayudarán a su Esposo a gobernar: ¡a traer al mundo entero a esa Familia como sus hijos espirituales!

De todas las muchas cosas que sucederán en la Segunda Venida, ¿cuál es la más emocionante para Dios? ¡El nacimiento de Sus hijos en Su Familia!

La Fiesta de las Trompetas nos da tanto que esperar: el descenso milagroso de Jesucristo a la Tierra, Su conquista contra los ejércitos del mundo, el fin de la rebelión y la opresión del hombre, el establecimiento del Reino de Dios y el matrimonio de Jesucristo con su Esposa, en preparación para expandir masivamente aún más la Familia de Dios.

Los salmos de David expresan su entusiasmo por esta profecía: el próximo regreso de Jesucristo. ¡Cristo está emocionado! ¡Dios el Padre está emocionado! ¡Los verdaderos cristianos están entusiasmados! Simplemente debemos abrir los ojos a lo que Dios nos está mostrando: ¡la victoria venidera, la justicia venidera, el matrimonio y la Familia venideros!

Como David, debemos enfocarnos en la Segunda Venida de Jesucristo y dejar que nos refresque, inspire, motive y galvanice. ¡Se acerca pronto!