Fue quizás el momento más crucial de la historia. El universo entero estaba en caos. La Tierra estaba desolada. Dios observó la escena. “Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” (Génesis 1:2).
En el idioma hebreo, ese versículo dice que la Tierra estaba tohu y bohu. Esta no era la forma en que Dios había creado originalmente todo. Isaías 45:18 dice: “Porque así dijo [el Eterno], que creó los cielos; él es Dios, el que formó la tierra y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada la creó: Yo soy [el Eterno], y no hay otro”. La palabra traducida “en vano” es tohu. Dios no hizo la Tierra ni ninguna otra parte del vasto universo tohu y bohu. ¡Él la hizo perfecta y la formó para ser habitada! Entonces, ¿qué causó este estado de destrucción de Génesis 1:2?
Dios había creado primero a los ángeles, incluido Lucifer, el pináculo de los seres creados. Para proporcionarles una vida emocionante de productividad, Él creó el universo material para ellos. De eso se habla en el primer versículo de la Biblia; Dios había creado los cielos y la Tierra sólo para ellos. Primero cuidarían de la Tierra, y si podían hacer eso, ¡Dios los enviaría al universo!
Pero no funcionó así. Después de un tiempo, eligieron seguir a Lucifer cuando se exaltó contra Dios y organizó una usurpación hostil de ese trono que gobierna el universo. Ellos no tuvieron la paciencia para permitir que Dios se los diera. Lo querían todo ya y de una vez. Pero esa forma de pensar siempre conduce al desastre. Se necesita carácter para gobernar correctamente, y los ángeles no lo tenían. En la guerra intensa que se desató, la Tierra hermosa fue diezmada, arrasada y destruida, hecha tohu y bohu.
En El increíble potencial humano el Sr. Armstrong escribió: “Cuando se rebelaron en la Tierra y se hicieron traidores [los ángeles], su pecado debe haber traído la destrucción física también a los otros planetas, que potencial y condicionalmente les estaban sujetos”.
“Cuando Dios pasó revista a esta tragedia cataclísmica, debe haberse dado cuenta que (dado que el ser más elevado y perfecto creado por Él cayó en rebelión), esto dejaba a Dios como el único ser incapaz de pecar” (énfasis añadido en todo).
Este reconocimiento profundo, resultado del tohu y el bohu descritos en Génesis 1:2, fue el momento en que Dios cristalizó un nuevo plan en Su mente, un plan que tardaría 7.000 años en completarse.
La Fiesta de los Tabernáculos representa el séptimo día de esa semana de milenios. El Último Gran Día, el octavo día, es un día sagrado completamente separado, y representa la culminación de todo el plan. Como veremos, el plan completo de Dios de 7.000 años es toda una preparación para lo que el Último Gran Día representa: el momento en que todas las personas que han vivido alguna vez tendrán la oportunidad de nacer en la Familia de Dios.
Una nueva raza
Mirando a su alrededor la destrucción causada por los ángeles, Dios sabía que la única manera de extender la alegría de Su gobierno y Su familia a todo el universo material, era reproducirse a Sí Mismo. Él quería hijos reales, o sea, hijos de verdad. Hijos criados para exhibir Su propio carácter justo y que pudieran ser puestos en cualquier lugar del universo sin supervisión y permanecer totalmente comprometidos con la supremacía de la Familia Dios, con el Padre a la cabeza. ¡Dios anhelaba apasionadamente una verdadera Familia!
En ese momento, Dios determinó crear una nueva raza de seres, totalmente única en la creación; creada a Su imagen y semejanza, y destinada a mostrar Su carácter divino, ésta sería una raza superior a cualquier otra criatura física; dominaría la Tierra y, al hacerlo, aprendería a ejercer adecuadamente el poder y la autoridad. Esta raza, por sí sola, experimentaría las alegrías de la vida familiar—el matrimonio, la creación y la crianza de los hijos—y al hacerlo, aprendería a usar el gobierno para tener relaciones pacíficas y productivas entre sí. Tendría un espíritu para impartir intelecto, tal como lo tiene Dios Mismo; sería capaz de pensar, razonar, juzgar, o sea, ¡de crear! Y ese espíritu lo diseñó Dios para que se combinara con Su propio Espíritu Santo, capacitando así a esta raza para entender las cosas profundas de Dios y para amar como lo hace Dios Mismo.
Pero esta raza no estaría compuesta por un espíritu inmortal, no al principio. No como los ángeles. No, esta nueva raza sería de carne, sujeta a la muerte. Tendrían que ser probados a sí mismos primero y elegir voluntariamente vivir rectamente antes de que Dios les diera la vida eterna. Si fracasaban, Dios podía sencillamente permitir que murieran y volvieran al polvo de la tierra.
Pero a aquellos que pasara la prueba, Dios preservaría el carácter justo dentro de ellos, y aunque sus cuerpos físicos expirarían y se desvanecerían, ¡Dios podría transformarlos en espíritu! Sabiendo, entonces, que ellos usarían el carácter para el bien de la Familia Dios y que nunca se apartarían ni se rebelarían como lo hizo Lucifer, Dios les daría todo el poder que Él Mismo tiene, es decir, el poder de viajar por todo el universo ilimitado, el poder de crear y de destruir.
¡Este era el plan de Dios! Así es como Él se reproduciría, añadiendo hijos a la Familia Dios.
Una gran Familia
Antes de continuar con la forma en que Él planeó implementar este plan, debemos darnos cuenta de lo enorme que era el tamaño y el alcance de la visión de familia que Dios tenía.
El Sr. Armstrong escribió: “Por consiguiente, el potencial de los ángeles era hacerse cargo de la totalidad del universo, para mejorar y terminar los miles de millones de planetas físicos que rodean las innumerables estrellas…” (ibíd.) Los científicos dicen que hay entre 2 y 3 billones de galaxias, y que cada galaxia tiene 100.000 millones de estrellas. ¡Eso es insondable!
Este es el nivel en el que Dios pensaba cuando contemplaba esta nueva raza de Dioses potenciales llamada seres humanos. “El creó este universo increíblemente amplio, ¡con la plena intención de que estuviera habitado! Él quería una Familia enorme. No uno, ni dos, ni 10 o 20 hijos, ¡sino miles de millones de hijos Dios! Todos manifestando Su carácter justo, el carácter perfecto requerido para administrar apropiadamente el gobierno en el universo.
¿Cómo llevaría Dios a cabo un plan tan ambicioso? Evidentemente, se necesitaría una preparación inmensa. Los millones y millones de ángeles habían sido creados instantáneamente como seres separados. Esta vez, Dios trazó un plan que tardaría 7.000 años en desarrollarse, y todo comenzaría con sólo dos personas, es decir, un hombre y una mujer, un matrimonio.
El engaño
Continuando con la historia en Génesis 1, Dios renovó la faz de la Tierra, llenándola de materias primas: agua, tierra, fuego, madera, piedra. La pobló de peces, aves y animales.
Luego colocó sobre ella a los dos primeros de estos Dioses potenciales: Adán y Eva. Ellos eran adultos ya formados, sin conocimientos ni entendimiento todavía, pero moldeados a la semejanza de Dios y listos para aprender. Dios los colocó en el idílico Jardín del Edén y comenzó a educarlos, a prepararlos para su increíble potencial humano. Ellos serían los progenitores físicos de los múltiples miles de millones que Dios querría tener finalmente en Su Familia.
Satanás debe haber estado sumamente celoso de estas dos personas, sabiendo que Dios se estaba preparando para exaltarlos a una posición que nunca le fue ofrecida a él. Satanás quería hacer todo lo posible para confundir las intenciones de Dios.
Dios permitió a Satanás entrar en el jardín, y este ser adverso se puso a trabajar. “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendoel bien y el mal” (Génesis 3:4-5). ¡Puedes ser Dios ahora mismo! dijo Satanás. ¡No tienes que esperar a que Dios te exalte! ¿Recuerdas lo que Dios te ha estado enseñando sobre tu increíble potencial humano? ¿Por qué esperar? ¡Aprovéchalo!
Ese argumento resultó demasiado convincente para resistirse. La gente puede ser muy corta de vista. Eva cedió, Adán le siguió, y de repente todo salió mal. ¡Se suponía que estos serían los seres que tomarían las riendas donde Lucifer y los ángeles habían fracasado! ¡Se suponía que a fin de cuentas iban a gobernar el universo! Y habían sucumbido a la primera tentación que se les presentó. Esto se convirtió en la base de la civilización actual. Desde ese punto, el hombre construiría las cosas a su manera.
El hombre fue cortado
Pero el propósito de Dios no fue disuadido por la elección equivocada de dos individuos. Dios permitió que la humanidad continuara reproduciéndose y multiplicándose, creando generación tras generación de potenciales seres Dios.
Aquí es donde muchas religiones se desvían del camino. Dios no estaba pensando: Bien, ¿y hora qué voy a hacer? Las religiones del mundo creen que Dios está tratando de salvar a toda la humanidad ahora, tratando frenéticamente de mantener a raya a Satanás y sus engaños. Pero lea Génesis 3:23-24: “Y lo sacó [el Eterno] del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, paraguardarel camino del árbol de la vida”.
¡Dios no está tratando de salvar a la humanidad ahora! En realidad, ¡Él le cortó el acceso a Su Espíritu Santo! Dios Mismo le ha cerrado a la humanidad los oídos y los ojos al entendimiento espiritual. ¿Por qué? ¿Por qué Dios sometería prácticamente a toda la humanidad a las influencias malignas del diablo, consignándola a una vida de miseria, generación tras generación, con infelicidad, sufrimiento y derramamiento de sangre multiplicándose continuamente, hasta que las cosas se pusieran tan mal que toda la raza de ellos (estos maravillosos seres de tan fantástico potencial en el plano de Dios) estuvieran dispuestos a destruirse unos a otros de la faz de la Tierra? ¿Cómo podría una pesadilla semejante servir posiblemente como preparación para la entrada de la humanidad en la Familia de Dios?
La respuesta está en el corazón y núcleo del significado del Último Gran Día. La verdad es que el hecho de que Dios cortara al hombre de Su Espíritu fue un movimiento calculado de tal brillantez estratégica que la gente no puede comprenderlo sin tener ese Espíritu.
En Isaías 6:9-10 se pueden encontrar pistas sobre una de las razones de Dios para Su decisión. “Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis. Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad”. Esta es la misma historia de Génesis 3:24, o sea, Dios no quiere que la gente entienda, que vea la verdad. ¡Todavía no! Su propósito es mantenerlos ciegos por ahora. ¿Por qué? Considere el siguiente versículo.
“Y yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor?”. Isaías le preguntó a Dios, ¿Hasta cuándo la humanidad estará cortada de Ti? “Y respondió él: Hasta que las ciudades estén asoladas y sin morador, y no haya hombre en las casas, y la tierra esté hecha un desierto” (Isaías 6:11).
Empezamos a ver una razón para la estrategia de Dios: Dios quería que el hombre comprobara algo por sí mismo. Al mantener una política de no intervención durante 6.000 años, Dios le mostraría al hombre lo mal que podrían llegar a ser las cosas bajo un gobierno sin carácter, bajo personas injustas que no pueden manejar el poder. De nuevo, se necesita carácter para gobernar correctamente. Si Satanás se hubiera apoderado del control del universo, éste habría permanecido tohu y bohu para siempre. Con la humanidad como la autoridad máxima en la Tierra, finalmente las ciudades serán asoladas y sin habitante, las casas sin hombre, y la tierra completamente desolada. Si usted no cree eso, Dios dijo, quédese quieto; voy a dejar que usted lo vea con sus propios ojos. Él le está dando a la humanidad una oportunidad para comprobar lo incapaz que es de ejercer autoridad sin tener a Dios como su Cabeza.
Más adelante veremos la razón principal de Dios para esta política de no intervención. Una vez más, todo esto es una preparación para traer el mayor número posible de estos seres a la Familia Dios.
Primeros frutos
Durante este tiempo de la civilización del hombre, Dios llamó a unos pocos. A estos pocos les dio Su Espíritu Santo, como había pretendido hacerlo con toda la raza humana desde el principio. Estos fueron los primeros frutos de Dios: llamados para un propósito especial, llamados a posiciones de mayor responsabilidad y, por lo tanto, se requería que vencieran bajo condiciones de mayor estrés.
A estos pocos se les permitió entender los misterios de Dios. Y eso significaba que existía la posibilidad de que ellos rechazaran esos misterios. Recuerde, en el plan primordial, Dios quiere que cada individuo tome la decisión de obedecer y demostrar su lealtad. Eso significa que a cada uno se le da una oportunidad (Hebreos 6:4-6).
Una vez que hemos “gustado el don celestial”, estamos bajo el juicio de Dios. ¿Qué vamos a hacer con ese don? Esa es la pregunta que Dios hará a cada ser humano, a cada individuo de esta raza humana que Él quiere exaltar al nivel de Dios.
De nuevo, ahora mismo, mientras el mundo está en la agonía de la opresión de Satanás y el gobierno injusto del hombre sobre el hombre, Dios está dando sólo a muy pocas personas esa elección. Piense en términos de que Dios quiere que el mayor número posible de estos miles de millones de seres humanos que se están multiplicando, entren en la Familia Dios, y entonces comenzará a ver que Él tiene que ser muy selectivo con los que llama y elige en este momento. Hay mucho riesgo involucrado, porque los tiempos son muy peligrosos, y la posibilidad de que esos individuos sucumban a los ataques de Satanás, como lo hizo Adán, es muy alta.
Mire la era de Laodicea que Dios Mismo profetizó una y otra vez. Él sabía, cuando estaba construyendo a la Iglesia Universal en la era de Filadelfia, que perdería probablemente a la mitad de las personas que colocó en esa Iglesia—incluso que tal vez el 95% sería arrastrado por esa rebelión hasta la Tribulación. Dios sabe que, con los primeros frutos, ¡está poniendo vidas eternas en riesgo!
Por qué Satanás sigue existiendo
Esto plantea una pregunta importante: Con todo este riesgo, si Dios está realmente interesado en salvar a todos los hombres, ¿por qué no se deshace ya de Satanás? Nuestras vidas serían mucho más fáciles si no tuviéramos que lidiar con el diablo.
Piense en esto: El mismo hecho de que Satanás siga existiendo hoy debería demostrar a cualquiera que la salvación de la humanidad no es la intención de Dios en este momento. Porque cuando Dios quiera salvar a la humanidad, ya no necesitará a Satanás, ¡y simplemente lo encerrará! Dios tiene el poder de hacer eso en cualquier momento que Le plazca. Cristo ya está calificado para reemplazarlo. Apocalipsis 20:1-3 muestra que cuando llegue el momento, Dios dirá, bien, llévenselo. Satanás no estará durante el Milenio. Dios estará realizando algo muy diferente a lo que está haciendo hoy.
Entonces, ¿qué está haciendo Dios hoy? Bueno, como aprendemos en Pentecostés cada año, Dios está llamando a las primicias ahora porque necesita ayuda en el Milenio (ver versículo 4). La Iglesia hoy es un colegio de maestros.
Considere las responsabilidades que pronto tendrá Cristo. Él vendrá a reclamar el trono que gobierna la Tierra y que es Suyo por derecho. Él limpiará el planeta después de que el hombre haya hecho todo tohu y bohu. Él reeducará al mundo entero, construirá una nueva sociedad de millones de personas desde la base. Una cantidad enorme de responsabilidad está a punto de caer sobre Sus hombros. Dios sabe que Su Hijo necesita una ayuda idónea. Él necesita una esposa.
Ahora considere la tasa de fracaso entre el pueblo de Dios. ¡Uno pensaría que Dios estaría tentado a renunciar a la raza humana! Sin embargo, el hecho de que Él continúe trabajando con nosotros y levantando a más personas para hacer Su Obra ¡debería demostrar cuánto Él necesita ayuda!
Es fácil pensar, Cristo es perfecto; Él es espíritu. Puede hacerlo todo por Sí Mismo. Pero incluso a nivel físico, un matrimonio se desmoronaría si la esposa tuviera esa actitud. El esposo y la esposa deben ser una sola carne, trabajando juntos hacia la misma meta. Cristo nos necesita para que este gran plan funcione. De lo contrario, no estaríamos aquí, y nuestras vidas no serían tan difíciles. Tenemos dificultades, pruebas y sufrimientos porque Dios nos necesita, y Él necesita que seamos perfectos, que tengamos el carácter para gobernar correctamente, para que Él tenga éxito en este gran plan.
Dios usa a Satanás para ayudar a formar ese carácter en nosotros. Él puede deshacerse de él en cualquier momento, pero justo ahora Satanás sirve un propósito importante para ayudarnos a calificar, o sea, para hacer que nuestras vidas sean difíciles. Porque, como siempre dice el Sr. Flurry, ¡sólo hay una Novia! Y tiene que ser una dama excepcional. Para mantener esa posición exaltada, debemos vencer a Satanás como Cristo venció (Apocalipsis 3:21). Nadie más tendrá que calificar de esta manera extremadamente peligrosa y arriesgada. “Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años” (Apocalipsis 20:6).
De nuevo, todos estos eventos apuntan hacia el Último Gran Día. Ahora mismo el propósito de Dios es preparar una esposa para Su Hijo. Cristo debe tener una esposa antes de asumir Sus responsabilidades en el trono del gobierno mundial.
El Milenio
¿Cuál será la intención de Dios durante el Milenio? Considere los proyectos que emprenderemos. Con gran esfuerzo estaremos reconstruyendo ciudades enteras, naciones enteras. Levantando colegios. Levantando casas y granjas. Estaremos creando una utopía, gobernando desde ese magnífico templo de la sede en Jerusalén.
Antes de seguir adelante, dele un vistazo a Apocalipsis 21:1. “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más”.
Espere un momento. Esto está justo adelante en la historia, y está hablando de toda la superficie de la Tierra siendo purificada con fuego—todo ardiendo, ¡hasta el punto de que incluso los mares se evaporan completamente! Eso significa que todas estas ciudades hermosas y nuevas que acabamos de construir durante mil años—todas las casas y parques y negocios, todas las iglesias, incluso ese templo glorioso de la sede—¡se convertirán en cenizas!
Este hecho nos proporciona una mejor perspectiva cuando hablamos del Milenio. Pasamos siete días durante la Fiesta de los Tabernáculos celebrándolo, y luego en el octavo día celebramos, en parte, ¡el hecho de que todo lo que construimos será quemado! ¿Cuál es la intención de Dios para tener ese período de mil años, construyendo una utopía que simplemente se quemará?
Retrocedamos sólo unos versículos. Hay una última cosa—algo muy importante—para lo que Dios usa la Tierra en su forma actual, lo que Apocalipsis 21:1 llama “la primera tierra”.
A lo largo del Milenio, mientras instruimos a la gente en la justicia, mientras les enseñamos de libros como El misterio de los siglos y El increíble potencial humano, mientras limpiamos la tierra y nivelamos las montañas y hacemos más suelo arable y tierras de cultivo (Isaías 41:15-20), estaremos preparando a la gente para un evento enorme.
Aquí está el acto final de preparación: “Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar” (Apocalipsis 20:7-8).
Las cosas son hermosas en esta utopía, la gente se trata bien, la mayoría de la población de la Tierra habrá nacido durante el Milenio, y nunca han experimentado a Satanás. Pero Dios no ha terminado con Satanás todavía. Debe ser soltado. ¿Por qué? Porque incluso después de 1.000 años de utopía, durante este “poco tiempo” (versículo 3) Satanás es capaz de engañar a tanta gente, ¡que su número es como la arena del mar! ¡Otro fracaso monumental de los hombres!
“Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió. Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos” (versículos 9-10).
Eso es lo último que este mundo verá de Satanás. Y esa purga de aquellos débiles y rebeldes que sucumbieron y luego trataron de hacer la guerra contra la sede de Dios—ese es el último acto de preparación necesario en este gran plan de 7.000 años.
Segunda resurrección
Lo que sucede a continuación es lo que habremos estado contando a los millones de personas durante todo el Milenio. Lo que sucede a continuación es el propósito de todo lo que hemos estado construyendo por 1.000 años. Lo que sucede a continuación es la mayor responsabilidad que cualquiera de nosotros habrá enfrentado. Lo que sucede a continuación es el momento que Dios ha estado anticipando desde que analizó el tohu y el bohu provocados por la rebelión angelical, el momento en que podrá ofrecer a toda la humanidad esa opción.
“Y vi un gran trono blanco, y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios…” (Apocalipsis 20:11-12).
Todos los que alguna vez vivieron, apartados de Dios, serán resucitados. Los hombres horriblemente pecadores que fueron quemados en Sodoma y Gomorra estarán allí, toda la gente que se burló de Noé y luego se ahogó violentamente en la inundación, Coré y los que le siguieron, a quienes Dios zambulló en la Tierra, y todo el resto de los israelitas de cabeza dura que murieron en el desierto. Los fariseos y saduceos, Pilatos y Caifás, que asesinaron al Hijo de Dios y no sabían lo que hacían. Los que a través de los siglos han torturado y martirizado cruelmente a los santos de Dios y han escupido sobre Su mensaje. Hombres cuyo último instante de vida fue gastado en el odio y el miedo, como un soldado en uno de los miles campos de batalla de esta Tierra cansada. Los miles de millones que han vivido y muerto en la Rusia atea o en la China pagana. Todos los que pasaron su vida bajo la bota de un dictador, que no conocieron más que los peores males del dominio del hombre sobre el hombre. Y los propios dictadores, que utilizaron el poder como arma, y que nunca tuvieron que aprender a someterse. Todos los hombres exaltados de la historia, educadores, científicos, inventores, filósofos, falsos profetas, cuya grandeza de intelecto sólo sirvió para distraer y engañar aún más a una raza ya deplorablemente ignorante. Esclavos, rameras, piratas, pandilleros, ladrones, drogadictos, analfabetos, suicidas, personas antes poseídas por demonios. Personas que nunca conocieron el amor en sus familias, que tal vez murieron a manos de un marido, o de un padre, abusivos o de una madre abusiva. Todos los niños de África que nunca vivieron un día con comida de verdad en sus estómagos. Todos los que viven en la pobreza y la miseria. Los que vivían en oscuridad absoluta en cuanto a por qué estaban vivos o el propósito de su existencia. La gente con la que usted fue a la escuela, con la que trabajó. El jefe que le dio problemas por el Sábado. Los miembros de la familia que nunca pudieron entender su religión. Todos traídos a la vida de nuevo en la segunda resurrección, resucitados en carne y sangre física, en sus mentes instantáneamente después de, probablemente sus últimos dolorosos momentos de vida en el mundo de Satanás. Incluso, probablemente, la mayoría de los que murieron luchando contra nosotros y nuestro Esposo, el Cristo glorificado, 1.000 años antes en el Valle de Josafat. Los veremos a todos. De pie ante nosotros, con todas sus ideas, odios y disfunciones. El cúmulo de una raza fracasada. Probablemente unos 50 mil millones de personas o más.
¿Podemos comprender la magnitud del trabajo que nos espera? Enseñar a la gente en el Milenio era pan comido comparado con lo que nos espera en este momento.
La mayor audiencia posible
Continuando en Apocalipsis 20:12 leemos: “…y los libros fueron abiertos; y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras”. Finalmente, los libros de la Biblia se abren a su entendimiento. Todas estas personas ya no están cortadas del Espíritu Santo de Dios. Pueden tomar libremente del árbol de la vida.
Por primera vez, estas personas experimentan un mundo gobernado por un Rey justo. Satanás, el gran engañador, se ha ido. Ahora pueden quitarse las escamas de sus ojos. Por fin ha llegado el momento de reeducar a toda la humanidad—la raza humana entera—en el camino de vida de Dios. Darles El misterio de los siglos, El increíble potencial humano, La dimensión desconocida de la sexualidad.
¿Nos damos cuenta de la enorme responsabilidad que tendremos? Es tan grande que, aunque faltan más de mil años, ¡ya nos estamos preparando para ello!
¡La mayor audiencia posible! Oímos esa frase todo el tiempo, pero ¿nos damos cuenta de que en última instancia es del Último Gran Día del que estamos hablando? Cuando meditamos sobre esto, podemos comenzar a entender por qué Dios se tomó tantas molestias para asegurarse de que estuviéramos preparados. Mil años no es un día muy largo para que la Tierra esté preparada para manejar esta explosión demográfica masiva, con tantos problemas que surgen al mismo tiempo.
De hecho, no podemos hacerlo nosotros mismos, ni Cristo con todo el grupo de seres Dios que conforman Su ayuda idónea. El trabajo es demasiado grande para nosotros.
Necesitamos la ayuda de todos aquellos a los que enseñamos durante el Milenio, que en este momento también han sido transformados en seres Dios, al nivel de hijos. Este es el gran evento para el que los preparamos durante el Milenio.
Así como entendemos y oímos constantemente y hemos reforzado en nuestras mentes que no estamos aquí para obtener la salvación sino para prepararnos para enseñar, es lomismo que la gente estará oyendo durante 1.000 años en el Milenio: ¡No están allí para su propia salvación! ¡El Curso Bíblico por Correspondencia del Colegio Ambassador los llama ¡“segundos frutos”! ¡Su propósito es prepararse para el Juicio del Gran Trono Blanco! Esa es la razón para construir esa sociedad utópica que se quemará cuando todo esté dicho y hecho. El Milenio es simplemente la “escuela de maestros” para la segunda resurrección.
Todos los hombres
Dios el Padre ha estado preparando desde antes de crear al hombre para el período de 100 años del Juicio del Gran Trono Blanco. Ahora, los 7.000 años de preparación están completos. Dios ya tendrá una Familia enorme: Él tiene a Su leal y fiel Hijo a Su lado. Y Cristo tiene a Su lado a Su ayudante idónea—Su esposa que se ha preparado. Y tienen Su Familia enorme de millones de niños, todos entrenados en el camino que deben seguir, todos seres Dios, un equipo dinámico de educadores, listos para ayudarlo. Y ahora, Cristo tendrá múltiples miles de millones más de hijos potenciales, de pie ante Él expectantes, para un período de juicio de 100 años, un período de educación de 100 años. Y a todos ellos se les enseñará y se les dará la comprensión del increíble potencial humano que Dios se propuso para ellos cuando creó esta raza extraordinaria. A todos se les dará la opción de aceptarlo o no ese potencial. Su Espíritu será derramado sobre toda carne. Sobre todos loshombres.
Esa es la razón principal por la que Dios impidió, a la humanidad en general, comprender todas estas cosas que ahora entendemos: porque Él quiso esperar hasta que pudiera crear las condiciones perfectas para ofrecer a toda la humanidad esta magnífica elección. ¿Y sabía usted que la mayoría de estas personas, las que vemos todos los días a nuestro alrededor y con las que nos relacionamos regularmente, lo van a lograr? Esta estrategia magistral de Dios, este plan de 7.000 años traerá a un gran porcentaje de toda la humanidad que ha vivido.
Vale la pena el riesgo de que Dios nos haga parte de esto hoy, incluso si un porcentaje pequeño de la humanidad fracasa (incluyendo aquellos primeros frutos que se rebelan) y son quemados en el lago de fuego. Vale la pena porque Él nos necesita para criar a otros, para que todos nosotros estemos allí para los 50 mil millones de hijos que ayudaremos a traer a la Familia durante el Último Gran Día.
Dios quiere que todos los hombres se arrepientan, se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Todos los 50 mil millones.
La esperanza del mundo
Dios tiene un amor profundo por cada persona en esta Tierra, incluso mientras arruinan sus vidas, y llegan a estar tan confundidos que no pueden distinguir una mano de la otra (Jonás 4:11). Si tan solo conocieran su potencial impresionante; si tan sólo conocieran su propósito de estar vivos. Todos son Dioses potenciales y ¡un día serán Dios! Y Dios quiere enviarlos a este universo para embellecerlo y difundir Su gobierno y Su paz por dondequiera que vayan.
En La visión de la Familia Dios, el Sr. Flurry escribe: “Somos la esperanza del mundo. No hay otra esperanza. El mundo no tiene nada en qué esperar. No obstante, la prometida de Cristo, preocupada por sus futuros hijos, hace todo lo que puede para ayudar a esas personas. Somos la ayuda idónea de Cristo. Necesitamos pensar mucho más en ello”.
El trabajo que hacemos hoy es toda una preparación. Por eso estamos publicando los libros del Sr. Armstrong actualmente. Por eso es que tenemos quetrabajar tan duro hoy. Es por esto que tenemos que desarrollar el carácter para gobernar correctamente. ¡Es por esto que hoy nos estamos preparando como la ayuda idónea de Cristo! Todo es acerca de preparación. Porque cuanto mejor hagamos nuestro trabajo, más maestros tendremos para el Milenio. Y cuanto mejor lo hagamos en el Milenio, mejor preparados estaremos para manejar la segunda resurrección. Y cuanto mejor lo hagamos en el Juicio del Gran Trono Blanco, más grande será la Familia de Dios.
Abracemos esta visión del Último Gran Día, o sea, esta visión grandiosa de familia, en todo lo que hagamos, y permitamos que nos motive en nuestra vida cotidiana y en nuestras interacciones con todas las personas que conozcamos, es decir, con todos nuestros hijos potenciales en la gran Familia Dios. ¡Un día ayudaremos a darle a Dios la Familia que tanto anhela!