En el día Sábado, el pueblo de Dios en todo el mundo canta himnos, cuya letra está tomada en gran parte del libro de los Salmos. Estos himnos significan mucho para nosotros. Su importancia y el valor de utilizarlos para alabar a Dios se refuerzan cada Sábado.
Dios quiere que le estemos alabando. Si no estamos constantemente alabando a Dios en nuestra mente, entonces no lo estamos haciendo lo suficiente. Ciertamente todos necesitamos crecer en esa área.
Una de las mejores maneras de crecer en su alabanza a Dios es estudiar el libro de los Salmos. Muchos de los salmos están dedicados a alabar y dar gracias a Dios por Su grandeza, por Su plan, por Su nombre.
He escrito un nuevo libro titulado The Psalms of David and the Psalter of Tara[Los Salmos de David y el Salterio de Tara]. Lo estaremos distribuyendo a los miembros de la Iglesia en esta Fiesta de los Tabernáculos. Si no recibe uno, espero que solicite un ejemplar gratuito y lo estudie en profundidad. Le enseñará a ser un hombre o una mujer según el corazón de Dios adentrándose en algunos de los pensamientos más íntimos del rey David registrados en sus salmos.
Muchos de los salmos de la Biblia no los escribió David. Debemos trabajar para comprender también estos salmos.
Para comprenderlos realmente, Dios debe revelárnoslos. Y Él nos dice que nos detengamos a pensar en estos salmos, que meditemos realmente sobre lo que Él nos está dando.
A veces, para sacar el mayor provecho posible de un salmo determinado, hay que mirar fuera de ese salmo. A veces, Dios inspira un gran “anuncio” dentro de un salmo, indicándole que vaya a otro lugar de la Biblia para profundizar en su comprensión. No es que los salmos de David no le señalen otros pasajes bíblicos, pero parece más una característica de los salmos que no son de David.
¡Puede leer más sobre esto en mi artículo reimpreso “Selah: ¡Deténgase y piense!”. Si quiere un estudio bíblico realmente maravilloso, rico y gratificante, deténgase y piense. Luego haga algo con lo que está estudiando. Así es como se crece espiritualmente, y para eso estamos aquí. Especialmente en esta época terrible en la que vivimos, realmente necesitamos crecer.
En este artículo estudiaremos dos salmos no davídicos que tienen excelentes momentos “Selah” que anuncian otros pasajes bíblicos: el Salmo 132 y el 113.
Salmo 132
El Salmo 132 trata del templo de Dios. Rememora la dedicación del templo y probablemente fue escrito por Salomón.
Es uno de los “Cantos graduales” (Salmos 120-134) o cantos de “ascensiones”, como se lee en hebreo. Eran para que la gente los cantara cuando subían a Jerusalén, probablemente para los días sagrados. Los 15 “Salmos de los Ascensos” pueden coincidir con el canto de uno al día durante los 15 días desde el Día de las Trompetas y el comienzo de la Fiesta de los Tabernáculos.
El Salmo 132 prefigura claramente el Mundo de Mañana.
“Acuérdate, oh [Eterno], de David, y de toda su aflicción; de cómo juró a [el Eterno], y prometió al Fuerte de Jacob: No entraré en la morada de mi casa, ni subiré sobre el lecho de mi estrado; no daré sueño a mis ojos, ni a mis párpados adormecimiento, hasta que halle lugar para [el Eterno], morada para el Fuerte de Jacob” (versículos 1-5). Cuando David llevó el arca de vuelta a Jerusalén, sabía que ésta necesitaba una casa. El arca es un tipo del trono de Dios y era el lugar desde el que Dios hablaba a Israel. ¡David estaba apasionado por hacer que esto sucediera!
El arca habitaba en una tienda. El deseo de David de construir un templo se inspiró primero en el hecho de que quería un lugar más permanente e ilustre para que descansara el arca (1 Crónicas 17:1-2).
Hoy tenemos una casa de Dios en la Tierra. Esta casa real es donde Él mora en Espíritu. Es Su casa en Su campus. ¡Él la construyó! Es muy importante para Él por todo lo que se hace en ella.
La Iglesia de Dios de Filadelfia es Su Iglesia. Él realiza todo a través de esta Obra viviendo en nosotros. Sin Dios, no podemos hacer nada, pero tenemos que trabajar muy duro para hacer nuestra parte.
Incluso si un edificio estuviera hecho completamente de oro, no tendría ningún valor, a menos queDios lo construyera. Ni siquiera se compararía con lo que tenemos en el campus de Dios.
Y todo este edificio fue posible gracias al pueblo de Dios. En el vestíbulo del Armstrong Auditorium, tenemos la inscripción que Herbert W. Armstrong hizo instalar en el Ambassador Auditorium. Dice así: “Armstrong Auditorium, hecho posible gracias a las donaciones de la Iglesia de Dios de Filadelfia, dedicado al honor y la gloria del gran Dios”. Todo el pueblo de Dios ha invertido en esta casa. ¡Así es como se construyó! Gastamos 25 millones de dólares en ella. Y ¡qué bendición es esta casa!
A Dios realmente le preocupa nuestra actitud hacia esta casa. ¿Qué significa ésta para usted? ¿Estamos haciendo en esta casa lo que deberíamos estar haciendo?
Los laodicenos le dieron la espalda a la casa de Dios. Joseph Tkach dijo a los miembros de la Iglesia después de la muerte del Sr. Armstrong: No deberíamos llamarla la casa de Dios, sino simplemente el auditorio. ¡Escuché eso con mis propios oídos! Y miren lo que pasó en su vida y en la de su hijo. Se avergonzaron de Dios y de lo que está haciendo, y empezaron a perder a Dios en sus vidas. ¡Qué crisis! Qué terribles maldiciones les sucedieron. Debemos recordar ese ejemplo para que nunca cometamos el mismo error.
Dedicación del templo
“Levántate, oh [Eterno], al lugar de tu reposo, Tú y el arca de tu poder. Tus sacerdotes se vistan de justicia, y se regocijen tus santos. Por amor de David tu siervo no vuelvas de tu ungido el rostro” (Salmo 132:8-10).
Estos versículos son casi idénticos a los de 2 Crónicas 6:41-42. ¿Por qué repetiría este autor (probablemente Salomón) lo que está registrado en 2 Crónicas? Lo que está escrito en el Salmo 132 es un gran anuncio para 2 Crónicas 6. Apunta a ese capítulo de una manera poderosa.
Considere cómo esto puede ampliar su estudio personal de la Biblia. Cuando se repiten versículos como éste, hay que detenerse y pensar y preguntarse por qué el autor hizo eso. Para ampliarlo de verdad, debe ir más allá de los salmos.
Ir a 2 Crónicas 6 ampliará el Salmo 132 en su mente. Enriquecerá su vida espiritual y le ayudará a crecer.
2 Crónicas 6 registra la dedicación del templo. En una ceremonia pública, Salomón dijo a Dios: “Yo, pues, he edificado una casa de morada para ti, y una habitación en que mores para siempre” (versículo 2). Relató las promesas de Dios a su padre, David, e incluyó lo que Dios había dicho: “Pero tú no edificarás la casa, sino tu hijo que saldrá de tus lomos, él edificará casa a mi nombre” (versículo 9). “Y [el Eterno] ha cumplido su palabra que había dicho, pues me levanté yo en lugar de David mi padre, y me he sentado en el trono de Israel, como [el Eterno] había dicho, y he edificado casa al nombre de [el Eterno] Dios de Israel” (versículo 10).
A partir del versículo 13 se encuentra la oración de dedicación de Salomón. Esta fue una ocasión trascendental que seguramente quienes la presenciaron ¡nunca olvidaron! Salomón realmente hizo algo espectacular espiritualmente.
En el versículo 20, Salomón oró: “Que tus ojos estén abiertos sobre esta casa de día y de noche, sobre el lugar del cual dijiste: Mi nombre estará allí; que oigas la oración con que tu siervo ora en este lugar”. Lo mismo ocurre hoy: los ojos de Dios están sobre Su casa, el Armstrong Auditorium, ¡día y noche! Dios realmente mira esta casa. Quiere saber lo que estamos haciendo, ¡y hace seguimiento!
Salomón continuó: “Asimismo que oigas el ruego de tu siervo, y de tu pueblo Israel, cuando en este lugar hicieren oración, que tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada; que oigas y perdones” (versículo 21). Así debemos pensar hoy en la casa de Dios. ¡Él escucha las oraciones de Su pueblo!
“Tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, y perdonarás, y darás a cada uno conforme a sus caminos, habiendo conocido su corazón…” (versículo 30). Dios conoce el corazón de cada miembro de Su Iglesia, y de cada persona de la Tierra.
En su oración de dedicación del Ambassador Auditorium, el Sr. Armstrong oró: “Te pido que bendigas a los que entren en él”. Esto se hizo para la casa de Dios en la era de Filadelfia, pero Dios seguirá honrando las palabras del Sr. Armstrong para nosotros hoy. Releemos su oración de dedicación cada seis meses en el Armstrong Auditorium.
El Sr. Armstrong continuó: “Te pido que bendigas a todos los que darán sermones o estudios bíblicos desde esta plataforma. Te pido que bendigas a toda la gente que venga, y que abras sus oídos y sus mentes a lo que se les predicará en este edificio. Que sea una inspiración para todos los que vengan”. Hacemos esta misma oración por los que entren hoy en el Armstrong Auditorium.
La última mitad del versículo 33 dice: “… para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, y te teman, así como tu pueblo Israel, y sepan que esta casa que he edificado lleva tu nombre” [traducción nuestra de la versión King James]. ¡Esa casa lleva el nombre de Dios!¡Qué clase de pecado es llamarla con un nombre diferente o no llamarla la casa de Dios! Qué terrible actitud demuestra eso. ¡Esta es la casa de Dios! Y Él tiene Sus ojos puestos en ella noche y día.
David quería construir ese templo para el arca, el tipo mismo del trono de Dios en el cielo. El Espíritu de Dios mora hoy en Su casa. Espero que, si no han recibido una visita guiada, hagan un recorrido por ese edificio porque es fascinante. Hay mucho más en esa casa real de lo que se imaginan. ¡Dios nos ha bendecido de verdad!
Mire más allá de los salmos
2 Crónicas 6 concluye con esos versículos reproducidos en el Salmo 132: “Ahora, pues, oh Dios mío, te ruego que estén abiertos tus ojos y atentos tus oídos a la oración en este lugar. Oh [Eterno] Dios, levántate ahora para habitar en tu reposo, tú y el arca de tu poder; oh [Eterno] Dios, sean vestidos de salvación tus sacerdotes, y tus santos se regocijen en tu bondad. [Eterno] Dios, no rechaces a tu ungido; acuérdate de tus misericordias para con David tu siervo” (versículos 40-42).
El versículo 41 ilustra lo que vamos a hacer en el futuro. Seremos “vestidos de salvación”. Y cuando nazcamos en la Familia de Dios, ¡verdaderamente nos “regocijaremos en la bondad”! Dios ya ve el cumplimiento de ese tiempo glorioso.
El Salmo 132:16 lo expresa de esta manera: “Asimismo vestiré de salvación a sus sacerdotes, y sus santos darán voces de júbilo”. Cuando seamos glorificados y convertidos en seres espirituales, ¡cómo gritaremos de alegría! Imagínese cómo será ese tiempo de gozo eterno. Experimentamos una muestra de ello cada año en la Fiesta de los Tabernáculos.
“Allí haré retoñar el poder de David; he dispuesto lámpara a mi ungido” (versículo 17). Esto se refiere al candelabro de siete lámparas del templo. Las siete eras de la Iglesia de Dios tienen luz porque Dios se la da. Y nosotros, a su vez, damos esta luz al mundo. Todo procede de la casa real de Dios.
¡Dios es un maestro enseñándonos! Él realmente quiere educar aSu pueblo. Lo vemos durante todo el año, y especialmente en la Fiesta de los Tabernáculos, donde todos nos reunimos para recibir enseñanza. Dios prepara muchas horas de mensajes para nosotros. Venimos para aumentar nuestra comprensión, para crecer en la mente de Dios y dejar que Él nos guíe. Si viene a la Fiesta con un dedal, Dios lo llenará. Pero si viene con un barril o una bañera, ¡Él también lo llenará! Traiga lo que traiga, tenga el hambre y la sed que tenga, ¡Dios lo llenará!
Estudiar 2 Crónicas 6:40-42 junto con el Salmo 132 tendrá un impacto en usted que no podría lograr si no se saliera del salmo. Hay mucho más en 2 Crónicas 6 que añade considerablemente a lo que Salomón registró en el salmo 132. Siempre recordará ese salmo y se sentirá conmovido y emocionado por él. Junte esos pasajes y probablemente nunca volverán a ser los mismos en su vida.
Cuando se repiten las Escrituras, es Dios diciendo: ¡Oye! ¡Profundiza en esto! ¡Es publicidad cruzada! Cuando lo haga, este salmo, o cualquier salmo que esté estudiando, ¡significará para usted más que nunca! Eso es lo que queremos de estos salmos.
Este “anuncio” del Salmo 132 puede ayudar a la gente a evitar la Gran Tribulación, la peor época de sufrimiento de la historia. Ese tiempo se acerca pronto; pero también, ¡el pináculo de nuestra recompensa está justo delante de nosotros!
Salmo 113
“Aleluya. Alabad, siervos de [el Eterno], alabad el nombre de [el Eterno]” (Salmo 113:1). Tres veces en un versículo se menciona la alabanza, y cinco veces en este breve salmo de nueve versículos. Oh, ¡cómo le gusta eso a Dios!
Cuanto mejor conozcamos a Dios y comprendamos quién y qué es, más le alabaremos y agradeceremos. ¡Dios quiere que le alabemos para nuestra propia felicidad! Comprenderlo nos ayuda a crecer espiritualmente. Los grandes hombres de la Biblia realmente sabían cómo alabar a Dios.
“Sea el nombre de [el Eterno] bendito desde ahora y para siempre. Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, sea alabado el nombre de [el Eterno]” (versículos 2-3). Desde la salida hasta la puesta del sol, usted debería estar alabando a Dios. Eso no es natural. No se ve mucho de eso en el mundo. Es una forma de pensar, ¡una manera de vida! Es adoptar la mente misma de Dios.
Estos versículos pueden enseñarnos realmente cómo alabar a Dios. “Excelso sobre todas las naciones es [el Eterno], sobre los cielos su gloria. ¿Quién como [el Eterno] nuestro Dios, que se sienta en las alturas, que se humilla a mirar en el cielo y en la tierra?” (versículos 4-6). ¿Quién es semejante a nuestro Dios? Piense en lo poderoso que es, ¡el Creador y Sustentador del universo! Sin embargo, Él está al tanto no sólo de todas las majestades del cielo, sino también de todo lo que hay en la Tierra. Él está por encima de todas las naciones y, sin embargo, está profundamente preocupado por todo lo que ocurre aquí.
“Él levanta del polvo al pobre, y al menesteroso alza del muladar, para hacerlos sentar con los príncipes, con los príncipes de su pueblo” (versículos 7-8). El margen de la versión King James nos remite aquí a 1 Samuel 2:8. Incluso personas de mente carnal pueden ver que el salmista nos remite aquí a la extraordinaria oración y profecía de la madre de Samuel, Ana.
¡Lo que Ana dijo allí es idéntico! La versión King James traduce “menesteroso” como “mendigo”, pero es exactamente la misma palabra hebrea. ¡Él toma a las personas más humildes de la Tierra y las lleva directamente a los escalones superiores de Su trascendente plan! Ana continuó diciendo que Él les hará “sentarse con príncipes y heredar un sitio de honor. Porque de [el Eterno] son las columnas de la tierra, y él afirmó sobre ellas el mundo”. ¡Vaya!
Esos pilares son el pueblo de Dios hoy. ¡Dios va a poner el mundo sobre nuestros hombros! ¡Qué emocionante! Tenemos que permanecer unidos, como lo hacen los pilares en un edificio, y trabajar junto a Dios, o no podremos hacer gran cosa.
¡Ana pronunció una profecía impresionante! Creo que el capítulo 4 de mi libro Los profetas anteriores, “Ana: el origen de los colegios de Samuel”, es uno de los mejores y más interesantes que he escrito. Es revelación que realmente necesitamos. Estúdielo detenidamente; muestra dónde está la Obra de Dios hoy.
¡El autor del Salmo 113 anuncia la profecía de Ana! Si quiere profundizar en la alabanza a Dios, el autor del Salmo 113 le dice dónde ir para saber cómo hacerlo. En realidad, ¡es Dios quien nos dice que vayamos allí para ver un ejemplo excepcional de cómo alabar a Dios! Compare y estudie estos versículos del Salmo 113 y de 1 Samuel 2. Ana sabía realmente cómo alabar a Dios, y nosotros necesitamos aprender de ella.
‘Se goza en ser madre de hijos’
El Salmo 113:9 también remite a 1 Samuel 2: “Él hace habitar en familia a la estéril, que se goza en ser madre de hijos. Aleluya”. Se lee un lenguaje similar en el versículo 5 de la profecía de Ana.
¿De qué está hablando Dios aquí? Nos está dando el panorama general: ¡Los santos primogénitos de Dios se convertirán en una alegre madre de miles de millones hijos! ¿Cómo llegar a entender eso? Requiere mucho estudio y mucha oración. Hay que escudriñar y buscar a Dios con diligencia.
Dese cuenta que este versículo es acerca del pueblo de Dios de hoy. Es acerca de nuestra preparación para ser la madre de miles de millones de hijos.
¿Cómo podríamos desempeñar ese papel a menos que Dios nos haya educado? Cumplir este llamamiento requiere una educación que va más allá de nuestra imaginación. Por eso se nos llama ahora: para ser educados. Por eso asistimos cada año a la Fiesta de los Tabernáculos.
Esto es lo que Herbert W. Armstrong trató tanto de hacer entender a los miembros de la Iglesia de Dios Universal. Ellos pensaban que estaban allí simplemente para entrar en el Reino de Dios. ¡Esa no es enabsoluto la razón por la que se nos llama!Estamos aquí para prepararnos para ser una madre, ¡una madre amorosa para todos esos hijos a los que Dios va a llamar y traer a Su Familia!
Esas personas van a necesitar una reeducación profunda. Llevará mucho tiempo desaprender lo que han aprendido en el mundo de Satanás; en muchos casos se han vuelto inimaginablemente corruptos y malvados. Y vamos a tener que ser una madre amorosa que quiera servir a todos ellos. Qué visión tan maravillosa es ésta.
Ana dijo: “Los saciados se alquilaron por pan, y los hambrientos dejaron de tener hambre; hasta la estéril ha dado a luz siete, y la que tenía muchos hijos languidece” (1 Samuel 2:5). Esto es una profecía. Ana previó las siete eras de la Iglesia de Dios, pero muchos de los hijos son débiles e insensibles. Eso la disgustó mucho.
Todo esto se encuentra en los profetas anteriores, libros proféticos del Antiguo Testamento que son específicos para nuestros días (solicite mi libro gratuito Los profetas anteriores: cómo llegar a ser un rey).
El ejemplo de Ana
¡Qué ejemplo nos dio Ana! Es uno de los mejores de la Biblia.
Israel acababa de salir del período de los Jueces, la época más sangrienta de la historia de Israel. “Cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jueces 21:25), tal como Israel y los laodicenos están haciendo, hoy en día. El sacerdote Elí era corrupto, sus hijos eran corruptos y se aprovechaban de la gente. Eso es un espectáculo de horror.
Entonces llegó una dama que vio la crisis en Israel, estaba horrorizada por lo que estaba ocurriendo, ¡y buscó la forma de ayudar a cambiar las cosas!
Así que le pidió a Dios un hijo. Deseaba desesperadamente un hijo, como lo desean las mujeres si aún tienen la mente sana. Pero quería específicamente un hijo varón que pudiera dedicar a Dios.
Dios la hizo esperar mucho tiempo antes de que pudiera tener un hijo. Él personalmente cerró su vientre. Fue una situación difícil, pero Él lo hizo porque vio el potencial en esta mujer. La probó más de lo que se probó a otras mujeres.
Era estéril como muchas de las eras de la Iglesia sobre las que profetizó. Algunas de ellas eran débiles y estériles. No servían a Dios ni producían la Familia que debían. Eso le preocupa a Dios y debería preocuparnos a nosotros también. ¡Fíjese en las cosas terribles que están ocurriendo en esta última era de la Iglesia de Dios!
Ana fue al tabernáculo de Silo y allí oró implorando a Dios. Le dijo a Dios: Si me concedes un hijo, te lo daré todos los días de su vida (1 Samuel 1:11). ¡Ésa era su meta!
Dios escuchó esa oración y le dio un hijo. Ana entonces educó a ese niño lo mejor que pudo. Ella sabía cómo instruir a un niño. Dio a su hijo un ejemplo maravilloso de alabanza a Dios. ¡Ella tuvo mucho que ver con que él se convirtiera en profeta!
Le dijo a su marido que iba a dejar a su hijo en el tabernáculo “para que (…) sea presentado delante de [el Eterno], y se quede allá para siempre” (versículo 22). ¡Eso es profundidad espiritual! Qué profunda era aquella mujer. Ella realmente quería dedicar su hijo a Dios. Se dio cuenta de que Israel había pasado por una pobreza espiritual y deseaba tanto ayudar a cambiar eso. Esa fue una motivación decisiva en su forma de criar a Samuel.
El de Ana es uno de los más grandes ejemplos bíblicos de una persona que alabó a Dios y luego mostró acciones que lo alababan a Él. No estaba sólo en su mente. Ella dedicó su hijo a Dios y luego cumplió su promesa.
Ana llevó a Samuel al tabernáculo de Silo y lo dejó allí. Incluso entonces, ella visitaba ese lugar especial una y otra vez. Ella permanecía muy atenta a lo que él estaba aprendiendo. Comprobaba cómo estaba Samuel para asegurarse de que cumplía continuamente con su tarea de criar a su hijo. Ella quería que este hijo fuera tan especial que pudiera ayudar a que Israel volviera a Dios. Todo está registrado en los profetas anteriores, y es principalmente para nosotros en la última hora.
Con demasiada frecuencia no nos damos cuenta del potencial que tienen nuestros hijos. No podemos permitirnos cometer ese error. Todos debemos trabajar para enseñar a nuestros hijos a ser lo mejor que puedan. Ahora bien, no podemos obligarles a seguir el camino de Dios; si eligen otro camino, en última instancia no podemos detenerles. Pero sin duda podemos aprender de la diligencia de Ana en la educación de Samuel y de su ejemplo en la crianza de los hijos. ¡El suyo es uno de los mejores ejemplos de crianza de la Biblia!
Las grandes naciones se hacen criando bien a los hijos y haciendo todo lo posible por dedicarlos a Dios.
La tradición dice que Samuel sólo tenía 13 años cuando Dios se le apareció por primera vez. Samuel tuvo que crecer rápido. Pronto fue capaz de llevar algo de vida espiritual y visión profética al tabernáculo. Nuestros adolescentes pueden aprender una gran lección de esto.
¡Qué madre para preparar a un niño para eso! ¡Ella crio a un profeta!
Sí, éste fue un caso especial, y no todos podemos estar a su altura, pero sin duda podemos dejar que Dios nos dé todo el poder que quiera para hacer todo lo posible por producir hijos que realmente busquen a Dios.
Samuel tenía un padre muy bueno, pero hay que decir que su madre es la que realmente brilla en este ejemplo. ¡Qué mujer! Lo que ella hizo debería llamar nuestra atención.
Ana tuvo mucho que ver con que Samuel estableciera tres colegios. Mucha gente llama a Samuel el padre de la profecía porque institucionalizó la profecía. Eso es lo que hace hoy la Obra de Dios. Institucionalizamos la profecía y le decimos al mundo exactamente lo que se avecina y les damos la oportunidad de arrepentirse y entregarse a Dios.
Cuando Ana comprendió lo que Dios estaba haciendo, hizo una oración extraordinaria. Ella debió ser una profetisa, ya que Dios sólo revela la verdad a Sus apóstoles y profetas. Allí mismo, en Silo, Ana pronunció un salmo profético. Creo que es una de las profecías más profundas de la Biblia. ¡Y está llena de alabanzas! Estudiemos 1 Samuel 2 con más detalle.
La oración de Ana
La oración de Ana ocupa sólo 10 versículos. Si quiere adentrarse en este tema de alabar a Dios, ¡tiene mucho que enseñar! ¡Todos queremos eso!
“Y Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en [el Eterno], mi poder se exalta en [el Eterno]; mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, por cuanto me alegré en tu salvación. No hay santo como [el Eterno]; porque no hay ninguno fuera de ti, y no hay refugio como el Dios nuestro” (1 Samuel 2:1-2). ¡Qué alabanza! Qué ejemplo tenía Samuel en su casa y en el tabernáculo.
“No multipliquéis palabras de grandeza y altanería; cesen las palabras arrogantes de vuestra boca; porque el Dios de todo saber es [el Eterno], y a él toca el pesar las acciones. Los arcos de los fuertes fueron quebrados, y los débiles se ciñeron de poder” (versículos 3-4).
Los judíos siguen leyendo este pasaje el día de las Trompetas. ¡Es un buen mensaje de Trompetas! Y Dios se lo reveló a Ana. No se encuentran muchos ejemplos como éste en la Biblia. Tenemos que aprender más sobre ello y darnos cuenta de lo mucho que puede añadir al Salmo 113.
“Los saciados se alquilaron por pan, y los hambrientos dejaron de tener hambre; hasta la estéril ha dado a luz siete, y la que tenía muchos hijos languidece” (versículo 5). Ana vio lo que sucedería con las siete eras de la Iglesia en el Nuevo Testamento (Zacarías 3-4; Apocalipsis 2-3). Ella mencionó específicamente la última era, justo antes del regreso de Cristo.
Ana tenía una enorme visión general de la historia y las profecías. Ella vio a través de las siete eras de la Iglesia hasta llegar a la Segunda Venida de Cristo. Ella entendió de qué se trata el día de Trompetas. Y vio todo esto al final del período de los jueces, ¡cuando el sumo sacerdote y su familia eran corruptos y abusaban de la gente con la autoridad de Dios! ¡Eso es verdaderamente notable!
“[El Eterno]mata, y él da vida; Él hace descender al Seol, y hace subir” (versículo 6). Dios lleva a la gente a la tumba. Pero como dijo Ana, Él también resucita. Cuando Jesucristo estaba con los judíos, lloró porque ellos no entendían esto (Juan 11). No podían entender que Él iba a resucitar a alguien. Pero Cristo es la resurrección. Él sí resucita a los muertos; ya lo ha demostrado. ¡Él va a resucitar a miles de millones de personas!
“[El Eterno] empobrece, y él enriquece; abate, y enaltece. Él levanta del polvo al pobre, y del muladar exalta al menesteroso, para hacerle sentarse con príncipes y heredar un sitio de honor. Porque de [el Eterno] son las columnas de la tierra, y él afirmó sobre ellas el mundo” (1 Samuel 2:7-8). ¡Ana está hablando del pueblo de Dios hoy! Éramos los humildes del mundo. Pero Dios está cambiando eso.
Usted es de la realeza, ¡Dios lo pone entre los príncipes! ¡Qué majestuoso! Él está hablando a Sus reyes y sacerdotes en embrión. Ustedes son pilares. La Fiesta de los Tabernáculos es acerca de Dios tomando esos pilares y poniendo al mundo sobre sus hombros, y nosotros debemos estar preparados. ¡Es un trabajo para el que debemos prepararnos! Estamos en entrenamiento, ¡y Dios nos trae a Su Fiesta cada año para convertirnos en maestros y líderes de este mundo!
El mundo está muy falto de liderazgo divino. ¡Los que ocupan puestos de liderazgo no saben nada! Eso debe cambiar, o la Tierra entera y toda la humanidad serán destruidas.
Qué hermosa profecía es ésta. ¡Qué alabanza tenía esta mujer para Dios! ¿Dónde se puede encontrar mejor alabanza?
Visión y profecía
Ana, como la mayoría de las mujeres, anhelaba tener una familia. Dios creó ese deseo en ella, y eso era sólo un tipo de la Esposa de Cristo. Cristo quiere que Su Esposa anhele tener una Familia que incluya a todos los que han vivido alguna vez.
Esta visión y profecía que Ana entregó es colosal y expande la mente. ¡Qué maravilloso es que éste sea nuestro trabajo!
“Delante de [el Eterno] serán quebrantados sus adversarios, y sobre ellos tronará desde los cielos; [el Eterno] juzgará los confines de la tierra, dará poder a su Rey, y exaltará el poderío de su Ungido” (1 Samuel 2:10). Los que se oponen a Dios van a ser despedazados. Ese es su futuro si no se arrepienten, y tenemos que decírselos.
Este versículo contiene una gran visión. Trata de la Fiesta de las Trompetas y de la Segunda Venida, pero Ana también estaba profetizando sobre David y el trono de David. Él ni siquiera había entrado en escena todavía, pero ella lo sabía todo. Hablaba de ello y también se lo enseñó a su hijo. Samuel preparó el camino para el rey David.
Un mensaje para hoy
En tiempos de Ana, ¡los hijos del sumo sacerdote se habían convertido en hijos del diablo! (1 Samuel 2:12). En nuestros días, Satanás está al ataque, y las familias de Israel y las de los laodicenos han tenido serios problemas.
En la Iglesia de Dios, tenemos que trabajar muy duro para construir familias a la manera de Dios. Esa es una responsabilidad seria y una verdadera batalla. Incluso el Sr. Armstrong tuvo serios problemas con sus hijos.
“Era, pues, muy grande delante de [el Eterno] el pecado de los jóvenes; porque los hombres menospreciaban las ofrendas de [el Eterno]” (versículo 17). Aquí es donde están los laodicenos hoy. Fíjese en la corrupción. ¿Se están preparando para que el mundo recaiga sobre sus hombros? Por supuesto que no. Se han alejado de Dios y han ignorado la fuerza que Él les daría si tan sólo despertaran.
No aprendí casi nada sobre los profetas anteriores cuando estuve en el Ambassador College. Recuerdo una clase sobre los profetas anteriores impartida por el Dr. Herman Hoeh, y me resultó fascinante. Quería oír más de ello, pero nunca pasó. No era para aquella época: es para nuestro tiempo actual. Dios lo está revelando en esta última hora.
La profecía de Ana trata de la Familia espiritual de Dios, ¡y nos muestra cómo alabar a Dios!
Piense en la casa de Dios en la Tierra hoy, construida por las ofrendas del pueblo de Dios en todo el mundo. Eso es lo que Dios quería que hiciéramos, y realmente ha mejorado nuestras vidas espirituales. Ciertamente queremos alabar a Dios desde dondequiera que estemos, ¡y especialmente en Su casa! Dios debe ser alabado en Su casa.
¡El Salmo 113 y 1 Samuel 2 son ejemplos magníficos de cómo Dios espera que Le alabemos! Hay muchos más ejemplos a lo largo de la Biblia (p. ej., 1 Crónicas 16:4; 23:5; 2 Crónicas 29:30). ¡Los ejércitos del antiguo Israel tenían cantores que alababan a Dios mientras marchaban a librar una batalla física! (2 Crónicas 20:21-22). Si quiere victorias en sus pruebas, tribulaciones y batallas personales, ¡siga ese ejemplo! ¡Alabe a Dios!