“Porque Cristo, nuestro cordero de Pascua, ha sido sacrificado. Celebremos, pues, la fiesta”, exhortó Pablo a los corintios (1 Corintios 5:7-8; traducción nuestra de la versión Revised Standard). En 2004, un documental de la cadena televisiva abc titulado Jesus and Paul: Word and Witness [Jesús y Pablo: el Verbo y el Testigo]afirmaba que el apóstol Pablo es el verdadero fundador del cristianismo.
Si busca en Internet, verá que más de un erudito de la Biblia está de acuerdo con ese pensamiento. Sin embargo, si fuera cierto, ¿por qué no hay más iglesias cristianas haciendo lo que Pablo dice que hagamos en las 14 cartas que escribió para nosotros? Sus cartas están llenas de instrucciones sobre cómo ser un verdadero cristiano.
Por ejemplo, algunos grupos cristianos celebran un servicio similar a la Pascua, pero sólo unos pocos celebran el festival, o la fiesta, de la forma que Pablo lo habla en su carta. Lamentablemente, la mayoría de los cristianos no tendrían ni idea de lo que él estaba hablando, aunque Pablo sabía que todos los cristianos debían celebrar esta fiesta. ¿Lo sabe usted?
La fiesta de los Panes sin Levadura
Pablo se refiere a la fiesta de los Panes sin Levadura descrita en Éxodo 12 y Levítico 23. Es el segundo festival anual que el Eterno Dios describió a Moisés como una de Sus fiestas (Levítico 23:2). Dios instruyó a Moisés que este festival debía guardarse de manera perpetua (Éxodo 12:17). Todas las personas que afirman ser verdaderos cristianos tienen el deber de guardar esta fiesta.
Desafortunadamente, la mayoría de las iglesias cristianas enseñan que los festivales y los días santos asociados enumerados en Levítico 23 fueron abolidos con el Antiguo Pacto. Esta es una doctrina y enseñanza falsa que arruina la vida espiritual de las personas. Entendamos lo que Pablo nos enseña a hacer.
Jesucristo, Pablo y los 12 apóstoles originales observaron fielmente todas las fiestas de Dios. Sin embargo, guardaron las fiestas con un nuevo énfasis, construido sobre la base que se estableció en el Antiguo Testamento. Por ejemplo, Jesucristo cambió los símbolos de la Pascua del Antiguo Testamento (que había consistido en sacrificar y comer un cordero joven sin defecto como ofrenda por el pecado, junto con pan sin levadura). Él instituyó la ceremonia del lavatorio de los pies, además de comer un pequeño trozo de pan sin levadura y beber una pequeña cantidad de vino tinto (Juan 13:3-17; Mateo 26:26-29).
Los nuevos símbolos mostraron que Él era el Cordero de la Pascua de Dios para liberar a toda la humanidad de su esclavitud al pecado (Juan 1:29). Jesucristo también enseñó a Pablo y a los demás discípulos que había una dimensión espiritual en todas las fiestas, una dimensión que todos los cristianos deberían aprender y aplicar a sus vidas espirituales.
La Pascua, el primer paso
No se puede celebrar correctamente la Pascua sin celebrar también los Días de los Panes sin Levadura. En Éxodo 12, Dios ordenó a Moisés que la Pascua y los Días de los Panes sin Levadura debían guardarse uno justo después del otro. Tradicionalmente, los dos festivales solían llamarse simplemente la Pascua (Lucas 22:1).
Dios ordenó a Moisés que enseñara al pueblo a guardar el periodo de tiempo completo (Éxodo 12:1). “Y este día os será en memoria, y lo celebraréis como fiesta solemne para [el Eterno] durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis. Siete días comeréis panes sin levadura; y así el primer día haréis que no haya levadura en vuestras casas; porque cualquiera que comiere leudado desde el primer día hasta el séptimo, será cortado de Israel. El primer día habrá santa convocación, y asimismo en el séptimo día tendréis una santa convocación; ninguna obra se hará en ellos, excepto solamente que preparéis lo que cada cual haya de comer”, así instruyó Moisés (versículos 14-16). ¿Cuáles son los puntos importantes de estos versículos?
Dios estableció los Días de los Panes sin Levadura como un memorial del tiempo en que Dios los sacó de Egipto (versículo 17). Celebrar la Pascua resultó ser un acontecimiento increíblemente milagroso para ellos. Fueron librados de la plaga de los primogénitos que cayó sobre Egipto (versículo 29).
Pero la Pascua fue sólo el primer paso en el plan de Dios para liberarlos.
Los hijos de Israel se habían debilitado mucho cultural, física y espiritualmente mientras estuvieron esclavizados en Egipto. Israel se había convertido en un pueblo degenerado (Deuteronomio 7:7-8). Los israelitas estaban rodeados de degeneración; Dios mira a Egipto como un tipo del pecado (Hebreos 11:24-27), y habían estado saturados de él durante siglos.
Para salir completamente de Egipto, los hijos de Israel necesitaban cambiar internamente: debían salir de su sucia forma de vivir no sólo dejando atrás las fronteras de Egipto, sino también cambiando su naturaleza humana. Tenían que desaprender literalmente lo que habían aprendido en Egipto.
Para enseñarles esa lección, Dios les exigió tres cosas. Dos de los siete días de los Panes sin Levadura (el primero y el séptimo) se establecieron como importantes días de reposo en los que el pueblo se congregaba para ser instruido en el camino de vida de Dios. También se les ordenó sacar toda la levadura de sus casas y que comieran sólo pan sin levadura durante todo el período del festival. ¿Por qué?
La levadura, un tipo del pecado
En la Biblia, la levadura representa el pecado. Sin embargo, el pan sin levadura representa la vida sin pecado que Jesucristo vivió como ser humano en la Tierra (Hebreos 4:14-16). Pablo entendió esto claramente. Vivir una vida de pecado (o en Egipto) envanece a los seres humanos como la levadura hincha la masa (1 Corintios 5:2). El pecado hace que los seres humanos se rebelen arrogantemente contra Dios y Sus Diez Mandamientos.
Pablo recibió la noticia de que un hombre de la congregación de Corinto estaba cometiendo regularmente una fornicación sórdida en extremo. Su estilo de vida era bien conocido y aceptado por sus compañeros en la Iglesia. De hecho, se jactaban por ser tan “comprensivos” con el pecado de este hombre.
“No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa?”, les advirtió Pablo. El pecado de aquel hombre estaba extendiendo el pecado por toda la congregación. Si los corintios hubiesenestado bien firmes espiritualmente, habrían quitado de en medio a ese miembro pecador hasta que se hubiera arrepentido de tan atroces acciones. Al no hacerlo, ellos también se infectaron con el pecado. Esta es una lección tan simple de entender. El pecado se propaga en nuestras vidas como la levadura en la harina. Cuando no detenemos el pecado, éste nos detiene a nosotros.
Limpiaos de la levadura
Pablo amaba a los corintios. Quería asegurarse de que calificaban para recibir la vida eterna. “Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois”, les amonestó él (1 Corintios 5:7, primera parte). Los verdaderos cristianos jamás pueden ser casuales sobre ningún pecado, ni siquiera de los aparentemente pequeños. Cuando veamos pecado en nuestras vidas, ¡debemos sacarlo rápidamente! ¿Por qué? Los pecados se propagan rápidamente y nos separan de Dios (Isaías 59:1-2). ¡La separación de Dios conduce a la muerte eterna!
Aún más, debemos tener un profundo respeto por el enorme sacrificio personal de Jesucristo por nosotros. Él era Dios antes de Su nacimiento humano. Fue nuestro Creador directo (Efesios 3:9; vkj). La ceremonia de la Pascua nos muestra lo mucho que Cristo tuvo que soportar para que nuestros pecados pudieran ser lavados (Apocalipsis 1:5). El sacrificio de Jesucristo nos desleuda espiritualmente. Todos los verdaderos cristianos tienen el deber de permanecer sin levadura.
Dios nos ordena guardar los Días de los Panes sin Levadura porque “nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros” (1 Corintios 5:7, última parte.) Cada año, durante los Días de los Panes sin Levadura, se nos recuerda nuestra parte a cumplir en nuestra propia salvación. Cristo nos desleudó de nuestros pecados pasados con Su muerte (Romanos 5:8-10). Es nuestro trabajo mantener el pecado fuera, y permanecer sin levadura. El cristiano que no guarda este maravilloso festival está confundido sobre cómo manejar el pecado en su vida personal. Su vida eterna está en grave peligro.
Pablo animó: “Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad” (versículo 8). La fiesta de los Panes sin Levadura es verdaderamente una celebración. Una gran alegría llega a nuestras vidas cuando nos enfrentamos a la verdad sobre la destructividad del pecado. Nuestros pecados destruyeron la vida misma de nuestro propio Creador. Y también destruirán nuestras vidas. Dios quiere salvarnos de eso, ¡y eso es motivo de celebración!
Jesucristo murió para que podamos vivir eternamente. Él desea que vivamos la misma vida en rectitud que Él vivió. Él está vivo y hace todo lo que puede para ayudarnos. Nunca debemos olvidar que somos salvospor Su vida. Cristo no lo hará todo por nosotros, como algunos creen erróneamente. Debemos sacar el pecado poniendo Su justicia en nosotros. El estudio honesto y sincero y la plena obediencia a la Palabra de Dios es el pan sin levadura que debemos estar comiendo. Seamos plenamente conscientes no sólo del precio que Cristo pagó por nosotros: celebremos todos la fiesta de los Panes sin Levadura.
Si quiere saber más, solicite el inspirador folleto de Herbert W. Armstrong Las fiestas santas de Dios.