Sé diligente en el estudio
Los hábitos que desarrolles hoy te afectarán para siempre.

Hace unos años, mi familia viajó al noroeste de Estados Unidos y visitó los lugares de los primeros años del ministerio de Herbert W. Armstrong. Uno de esos lugares fue la Biblioteca de Portland. Desde el otoño de 1926 hasta 1927, el Sr. Armstrong acudía diariamente a esta biblioteca para estudiar la verdad de Dios.

El Sr. Armstrong escribió que fue allí donde “se realizó la mayor parte de este minucioso estudio”. Continuó: “Día tras día, llegaba al edificio de la biblioteca esperando a que abrieran las puertas a las nueve de la mañana. Noche tras noche, los bibliotecarios tenían que decirme educadamente que eran las nueve de la noche y que la biblioteca iba a cerrar. Entonces me iba a casa a estudiar. A menudo mi esposa se despertaba a la una de la madrugada y me preguntaba si no iba dejar de estudiar e irme a la cama” (La Pura Verdad, mayo de 1965). Esto era extremo, pero es una de las razones por las que Dios lo puso en la posición del Elías del tiempo del fin.

Mi padre tiene la misma cualidad. Viajábamos a Enid, Oklahoma, en los primeros años de la Iglesia de Dios de Filadelfia, porque la pequeña sala de reuniones de allí tenía una oficina adyacente. Mi padre a menudo conducía hasta allí para estar solo y tener la privacidad necesaria para concentrarse en la verdad de Dios mientras escribía El Mensaje de Malaquías. La Obra de hoy muestra los frutos que surgieron de ese profundo estudio.

El ambiente dentro de la Biblioteca de Portland hoy es muy diferente del de 1926, como lo era 40 años después cuando el Sr. Armstrong escribió esto en su Personal: “Cambiaron todo el vestíbulo de la planta baja, nuevos mostradores de información, vitrinas y cosas desconocidas. Dos vitrinas mostraban libros nuevos, bajo el título: ‘Libros Destacados—1964’. Me acerqué a una de las vitrinas. Entre los ‘libros destacados’ publicados el año pasado vi Episode: Report on the Accident Inside My Skull [Episodio: Informe sobre el accidente dentro de mi cráneo]. Otro libro ‘destacado’ era ‘Bad Character’ [Mal carácter]. Sí, ¡la gente prefiere leer sobre el mal carácter que sobre el buen carácter! Otro libro era: Censorship—The Search for the Obscene [Censura: La búsqueda de lo obsceno]. Ese debería ser realmente ‘destacado’. (…) También había en la vitrina una novela: The Stone Angel [El ángel de piedra]. Siempre pensé que los ángeles estaban hechos de espíritu, no de piedra. ¡Ah, bueno! La mayoría de los lectores de tan ‘destacados’ libros nunca notarían la diferencia. Les da igual perder el tiempo con ese tipo de ficción que con cualquier otra. ¡De todos modos, seguro que lo desperdician!”.

La biblioteca moderna

Brad Macdonald escribió en su artículo titulado “A Lesson From the Library [Una lección de la biblioteca]”: “Lejos de ser asilos para el pensamiento y la reflexión privada, las bibliotecas se están convirtiendo en vibrantes centros de alta tecnología para personas que buscan la interacción social. La biblioteca moderna es una excéntrica mezcla de cibercafé, tienda de películas Blockbuster y biblioteca de la vieja escuela” (theTrumpet.com, 8 de julio de 2010; disponible en inglés).

Cada vez más personas recurren a entornos ruidosos y que les distraen, incluso en momentos en los que pretenden estudiar. Ser un estudiante que destaca académicamente requiere estudio a profundidad. Tu principal responsabilidad como estudiante es convertirte en un estudiante diligente.

Zacarías 6:15 dice: “Y los que están lejos vendrán y ayudarán a edificar el templo de [el Eterno], y conoceréis que [el Eterno] de los ejércitos me ha enviado a vosotros. Y esto sucederá si oyereis obedientes [obedeciereis diligentemente, vkj] la voz [del Eterno] vuestro Dios”; si eres diligente en tu vida cristiana, en tu obediencia, en tu estudio de la Palabra de Dios.

Mi padre escribe en El nuevo trono de David: “La palabra traducida ‘obedeciereis’ también significa prestar completa atención, completa obediencia o escuchar completamente; eso significa entender lo que uno ha escuchado. La principal idea de la palabra hebrea, ‘shãma’, es preservar un mensaje, entenderlo. La versión de Moffatt dice: ‘Si ustedes escuchan atentamente la voz del Eterno su Dios’. Escuche atentamente y oiga el mensaje de Dios. Usted puede saber y comprobar que éste es el mensaje de Dios. Eso es lo que Dios quiere. ¡Debemos prestar atención seriamente a esta nueva revelación! Esto no es fácil de captar; ¡se necesita estudio bíblico profundo y oración!”.

¡La visión de la Familia Dios requiere un estudio profundo! Dios exige que conozcas Su verdad, Su plan y Su propósito para tu vida. La salvación es educación, un aprendizaje práctico día a día y la aplicación de la verdad de Dios. Dios quiere que Sus jóvenes estén motivados académicamente. Los hábitos de estudio que desarrolles hoy afectarán tu capacidad para comprender la nueva verdad que Dios dé a Su Iglesia en el futuro.

Las bibliotecas actuales ilustran lo que está mal con nuestra sociedad superficial. Los jóvenes van a las bibliotecas para utilizar Internet, jugar y ver películas, si es que van. El escritor Nicholas Carr habla de las bibliotecas modernas en su libro Superficiales: “Aun cuando no tendamos a pensar en las bibliotecas como tecnologías de los medios de comunicación, lo son. La biblioteca pública es, de hecho, uno de los medios informativos más importantes e influyentes jamás creados; y uno que sólo pudo proliferar tras la llegada de la publicación en equipos móviles y de lectura silenciosa. Las actitudes de una comunidad y sus preferencias respecto de la información adoptan forma concreta en el diseño de su biblioteca y sus servicios. Hasta hace poco, una biblioteca pública era un oasis de tranquilidad libresca en el que los lectores ojeaban en las estanterías volúmenes pulcramente ordenados o se retiraban a una mesa para leer en silencio. Pero las bibliotecas de hoy son muy diferentes. El acceso a Internet se está convirtiendo en su servicio más popular”.

Las librerías prácticamente han dejado de existir. Si existen, tienen una cafetería y venden juegos de mesa para tratar que la compra de libros sea divertida. Carr cita a la revista Strategy and Business escribiendo sobre la arquitectura de la Biblioteca Central de Bronx: “En las cuatro plantas principales de la biblioteca, las estanterías de libros se han colocado a los extremos, dejando un amplio espacio en el centro para mesas con computadores, muchos con acceso de banda ancha a Internet. Las personas que utilizan los computadores son jóvenes y no necesariamente los utilizan para fines académicos: uno está buscando en Google imágenes de Hannah Montana, otro actualiza su página en Facebook, unos cuantos niños están entretenidos con videojuegos”. Esto no es educación, más bien destruye la mente de los jóvenes.

Desarrolla tu mente

Proverbios 25:2 dice: “Gloria de Dios es encubrir un asunto; pero honra del rey es escudriñarlo”. Si quieres convertirte en un experto en cualquier tema, tienes que ser diligente en tu investigación.

El espíritu humano, aunque incompleto, es una bendición. Necesitamos la ayuda de Dios para abrir nuestra mente y poder comprender Su Palabra. Pronto se unirá a la mente de Dios; ¡quieres darle a Dios mucho con lo que trabajar! Cada persona tiene inclinaciones académicas diferentes, pero todos necesitamos buscar con diligencia.

Tienes que desarrollar tu mente. Las mentes de los jóvenes en la sociedad se están desperdiciando, y Satanás está aprovechándose de su ignorancia.

En Juan 6:12, Jesús instruyó a Sus discípulos: “Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada”. Había que recoger hasta el último sobrante; nada podía desperdiciarse.

“Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a este señaló Dios el Padre” (versículo 27). Si te esfuerzas espiritualmente, Dios te alimentará. Pero tienes que trabajar de verdad por ello. Es fácil sobrestimar la profundidad de nuestros estudios. Después de todo, a la naturaleza humana le encanta exagerar sus capacidades. Dios puede darte una imagen más real de dónde lo estás haciendo bien y dónde necesitas mejorar.

Mateo 4:4 dice: “Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Dios no quiere que seas regular o mediocre. Quiere que te conviertas en un líder y un pilar en tu congregación. Los jóvenes de Dios deberían convertirse en miembros líderes, en verdaderos siervos de Cristo. Cuanto más te alimentes de la Palabra de Dios, más madurez espiritual desarrollarás. ¡Queremos y necesitamos jóvenes con verdadera profundidad!

La clave para un estudio profundo

Uno de los propósitos de las escuelas de Dios es enseñar a sus jóvenes a pensar y estudiar con profundidad. Esfuérzate por aprender y crear técnicas de estudio más eficaces mientras estés en la escuela. Ahora es el momento de sentar las bases de unos buenos hábitos, hábitos que son cruciales para tu éxito espiritual.

Proverbios 3:13 dice: “Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y que obtiene la inteligencia”. No hay nada tan agradable, emocionante y edificante como una buena sesión de estudio. No debe haber distracciones. Sólo las sesiones de estudio enfocadas conseguirán profundidad de pensamiento. El estudio de la Biblia debe inspirarte a amar el aprendizaje. Al final de una sesión diligente, querrás dedicar más tiempo a ese esfuerzo.

Carr escribe: “Según un exhaustivo estudio realizado en 2009 por el Centro para el Diseño Mediático de la Ball State University, la mayoría de los estadounidenses, sin importar su edad, pasa no menos de ocho horas y media al día mirando el televisor de su sala, el monitor de su computador o la pantalla de su teléfono móvil.

“Con frecuencia se utilizan dos o incluso tres de estos dispositivos simultáneamente. Lo que sí parece estar disminuyendo mientras crece el uso de la Red es el tiempo que pasamos leyendo publicaciones impresas; particularmente periódicos y revistas, pero también libros.

“Entre las cuatro principales categorías de medios personales, la impresión es hoy la menos utilizada, quedando muy por detrás de la televisión, las computadoras y la radio. En 2008, según la Oficina de Estadísticas Laborales estadounidense, el tiempo que el estadounidense promedio mayor de catorce años dedicaba a la lectura de obras impresas había caído a 143 minutos por semana, una caída del 11% desde 2004. Los adultos entre las edades de 25 y 34 años, que se cuentan entre los más ávidos usuarios de la Red, tan sólo dedicaban 49 minutos por semana a leer obras impresas en 2008, un 29% menos que en 2004”.

¿Cuánto peor sería hoy, 13 años después de que eso se escribiera? Si te contagias con ese espíritu, no serás capaz de estudiar la literatura de Dios. No sacarás tiempo para el estudio diario de la Biblia. 1 Tesalonicenses 5:21 dice: “Examinadlo todo; retened lo bueno”. La nueva verdad es profunda, ¡y requiere un estudio a profundidad para comprenderla como deberíamos! ¡No te conformes con la mediocridad en tu estudio diario!

Ser un buen estudiante es algo más que sólo pasar raspando. Todos somos discípulos de Cristo. El significado de “discípulo” es alumno. Cristo es el Maestro, el Profesor, el Maestro de escuela; nosotros somos Sus alumnos, que estamos aquí para aprender a Sus pies. Él quiere darte mucho más entendimiento del que tienes ahora. Pero eso depende de tu hambre, deseo, hábitos y rutinas. Depende de cuánto permitas que las distracciones interfieran en tus sesiones de estudio.

Desarrolla buenos hábitos

Hechos 17:10-11 dice: “Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. Y estos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así”. Los de Berea estaban preparados para recibir instrucción. Eran buenos discípulos, ¡buenos estudiantes! Ellos escudriñaban y comparaban lo que Pablo les predicaba con lo que revelan las Escrituras. ¡Estudiaban a fondo todos los días! Como resultado, Dios estaba obrando en sus mentes.

“¿Por qué Pedro fue escogido como el apóstol jefe?”, pregunta mi padre en Las epístolas de Pedro: Una esperanza viviente. “¡Una de las razones principales fue que él conocía la Biblia! ¿Lo reconocen a usted como alguien que realmente conoce la Biblia? Cristo dijo que nos hará responsables por cada palabra. La Biblia es Jesucristo en letra impresa. Qué bendición tan iluminante y vigorizante es este libro para los verdaderos elegidos de Dios. Debemos conocer la mente de Dios y estar cimentados profundamente en la Biblia para tener la esperanza que necesitamos”.

Isaías 28:9 hace estas preguntas: ¿A quién se enseñará ciencia, o a quién se hará entender doctrina? ¿A los destetados?, ¿a los arrancados de los pechos?”. Tú sólo puedes avanzar en educación y comprensión profundizando en la verdad de Dios. Pasamos de la leche al alimento sólido espiritualmente (Hebreos 5:12-14). Pablo se lamentaba de tener que regresar y empezar de nuevo con el pueblo de Dios. Definitivamente, es posible que retrocedas, incluso dentro de un buen entorno. Puedes desarrollar malos hábitos que obstaculicen tu progreso.

Miles de estudiantes pasaron por el Ambassador College desde 1947 hasta 1997, pero ¿cuántos permanecieron con Dios? ¿Cuántos perdieron el interés porque se llenaron de mundanalidad? Eso es lo que ocurre cuando dejas de educarte en el modo de vida de Dios. Empiezas a pasar hambre espiritualmente, y puedes morir de hambre si no te das cuenta a tiempo.

Isaías 28:10-11 dice: “Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo”. Tú tienes que armar la Biblia como un rompecabezas. A menudo, los ministros de Dios saltarán de un versículo a otro en la Biblia en un sermón para crear conexiones que quizá no hayamos visto antes. Por el contrario, en algunas clases de Biblia, vamos directamente a través de pasajes de las Escrituras para ganar contexto y ver surgir una imagen más amplia.

¿Eres un pensador flojo?

Los dispositivos de la tecnología moderna han reconfigurado nuestros hábitos de pensamiento hasta el punto de que la gente sólo puede hojear, o leer la mitad de un artículo. No leerán un artículo completo que sólo les llevaría cinco o seis minutos. Su lectura se ve constantemente interrumpida por distracciones. Necesitamos periodos continuos de tiempo para profundizar en la mente de Dios. Intenta evitar hacer la mayor parte de tu lectura por Internet. Construye una biblioteca física y personal de literatura.

Romanos 12:2 dice: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. La traducción Phillips dice: “No dejes que el mundo que te rodea te apriete en su propio molde”. Sal del mundo, y Dios llenará tu mente con la verdad que te hará libre.

Ernest Dimnet escribió en su libro The Art of Thinking [El arte de pensar]: “Si en el momento en que un libro o periódico plantean una cuestión que exige alguna información o reflexión complementaria, bostezamos, nos inquietamos o nos apresuramos a hacer otra cosa, aborrecemos pensar”. ¡Esto fue escrito en la década de 1930! ¿Qué dirían hoy él o el Sr. Armstrong?

Dimnet continuó: “Si cuando por fin nos ponemos a reflexionar, experimentamos al punto fatiga, somnolencia o una inclinación a rumiar las palabras, no sabemos lo que es pensar. Si sabemos lo que es, pero, como dice Montaigne, somos demasiado perezosos para atacar un problema más de ‘una o dos veces’, somos pensadores flojos”. Los pensadores flojos están a nuestro alrededor. Dios quiere que profundicemos en nuestro aprendizaje.

Consejos prácticos

He aquí dos consejos prácticos para ser un mejor discípulo de Cristo: 1) Aprende a estudiar desarrollando el amor por la lectura de la palabra impresa. Haz de los libros tus compañeros. Ya tienes una biblioteca gratuita con toda la literatura producida por la Iglesia de Dios. 2) Acostúmbrate a quitar las distracciones cuando estudies. Es útil tener tu sesión de estudio profundo a primera hora de la mañana, cuando todas las distracciones no están.

Utiliza estos puntos para crecer en el estudio diligente. Aprovecha al máximo el tiempo que tienes hoy para desarrollar hábitos que inspiren un estudio profundo de la Palabra de Dios.