En Hechos 13:22, Dios llama a David “varón conforme a [Su] corazón, quien hará todo lo que [Él quiere]”. David quería cumplir toda la voluntad de Dios. Él no dijo: Bueno, yo guardo dos de los mandamientos, o nueve de ellos. Él quería guardar cada uno de ellos, y cumplir cada pequeño detalle que pudiera para obedecer a Dios.
A veces David era rico; otras veces era pobre. Rico o pobre, siempre se esforzaba por mantenerse cerca de Dios. Sabía que su relación con Dios era lo más importante. Por eso era un hombre conforme al corazón de Dios.
Esa actitud hizo de David un rey excepcional. De su ejemplo podemos aprender lecciones invaluables sobre cómo ser líderes para Dios.
Algunos comentarios dicen que el ejemplo de David no es más que una leyenda popular. Eso es totalmente falso. Usted puede probar fácilmente que la Biblia es la Palabra de Dios y que David sirvió a Dios. Incluso la arqueología está demostrando cada vez más que el relato bíblico del rey David es exacto. Fue, en efecto, una persona real y un hombre fiel. Y debido a sus obras, ¡pronto David va a ser resucitado para gobernar sobre todo Israel para siempre!
Los profetas anteriores, especialmente Samuel y Reyes, contienen mucha historia e instrucciones sobre los reyes y sacerdotes de Israel. En esencia, los profetas anterioresnos enseñan cómo ser reyes y sacerdotes para Dios. En el centro de esa instrucción está el ejemplo de una de las personalidades más destacadas de la Biblia, el rey David.
Dios mira el corazón
Cuando Saúl demostró ser tan mal rey de Israel, Dios lo rechazó. “Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho, no guardaste el mandamiento de [el Eterno] tu Dios que él te había ordenado; pues ahora [el Eterno] hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre” (1 Samuel 13:13). ¡Eso se parece a lo que Dios le dijo a David! ¿Tuvo Saúl la oportunidad de hacer lo que hizo David? A mí me parece que sí. Mire qué oportunidad tuvo ese hombre, y cómo fracasó en ella.
“Mas ahora tu reino no será duradero. [el Eterno] se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual [el Eterno] ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que [el Eterno] te mandó” (versículo 14). Dios no es pasivo al respecto. Él siempre está buscando vigorosamente a un hombre conforme Su propio corazón.
Dios quiere que cada uno de nosotros siga el espléndido ejemplo de David. ¡Por eso hay tanto sobre David en la Biblia!
Dios ordenó al profeta Samuel que visitara la casa de Isaí porque había elegido a un rey de entre los hijos de Isaí para sustituir a Saúl. Cuando Samuel fue allí, Isaí propuso a Eliab, a quien consideraba su hijo más talentoso y eficaz. Samuel quedó inmediatamente impresionado. Sin duda, este buen joven era el rey que Dios había elegido.
En realidad, Dios tenía algo que enseñar a Samuel y a Isaí. “Y [el Eterno] respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque [el Eterno] no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero [el Eterno] mira el corazón” (1 Samuel 16:7).
Preste atención a esto: Dios no nos mira como lo hace el mundo. No mira si usted es alto, moreno y guapo. No mira si tiene un alto coeficiente intelectual. Él mira su corazón. El corazón, tal como se describe aquí, es el asiento de los sentidos, los afectos o las emociones, o el asiento de la voluntad. Quizás la palabra más cercana que tenemos es “actitud”. Cuando Él está escogiendo personas para servirle, Él mira su corazón. Si su actitud es correcta, no importa qué más le pueda faltar; Dios puede utilizarle poderosamente. No necesita sentirse inferior a nadie.
Es importante que aprendamos cada vez más a mirar a los líderes y a los hombres como lo hace Dios. Saúl era un hombre impresionante, probablemente medía unos dos metros, seguro que era guapo y agradable. La gente se enamoró de él. ¡Pero Dios no quiere que miremos a la gente de esa manera!
En las citas, la gente tiende a fijarse en el exterior; las mujeres de este mundo suelen querer elegir a alguien como Saúl, alto, moreno y guapo. Los hombres a menudo usan estándares similares con las mujeres. Dios nos está diciendo que si vemos así a un posible cónyuge, ¡podríamos terminar con alguien como Saúl como esposo! Debemos tener mucho cuidado.
Necesitamos urgentemente mirar al corazón cuando buscamos esposo o esposa. Eso significa que sin la ayuda de Dios cometemos errores peligrosos. ¡Sucede todo el tiempo! ¿Qué tan espiritual es usted? ¿Cuánto sabe mirar en el corazón?
Si vamos a ser líderes para Dios, debemos dejar que Él nos enseñe a mirar el corazón. Los hombres pueden tener algunas ideas sobre las actitudes de otras personas, pero son extremadamente limitadas. Sólo Dios sabe cómo mirar el corazón.
Los hombres cometen errores catastróficos cuando creen que esta capacidad les pertenece.
Nunca podremos mirar el corazón como lo hace Dios. Pero siempre podemos acudir a Dios con profunda humildad en busca de ayuda. Podemos seguir aprendiendo de Dios a lo largo de nuestra vida.
Incluso en la crianza de los hijos, tenemos que aprender a mirar en el corazón, o no podemos criar muy bien a nuestros hijos para que desarrollen el corazón que Dios quiere o la actitud que David tenía. Nunca podremos criar apropiadamente a nuestros hijos sin la ayuda de Dios en esta área. Este entendimiento es crítico, o mucha de nuestra instrucción y disciplina será menos efectiva.
Debemos saber lo limitados que somos al mirar el corazón. Siempre necesitamos la ayuda de Dios en esta área. Y la necesidad es desesperada. Pero primero, debemos ver que no tenemos naturalmente esta habilidad.
¡Nadie necesita más ayuda en esta área que los ministros de Dios! Sin la capacidad de mirar el corazón, se cometerán graves errores. Sólo Dios puede darnos este entendimiento.
Después de que Dios rechazara a Eliab, Isaí llamó a Abinadab, su siguiente hijo. Dios también lo rechazó. Luego vino el siguiente hijo, y el siguiente, un total de siete hijos. Eran jóvenes sobresalientes, ¡y Dios le dijo a Samuel que rechazara a cada uno de ellos! Estos eran los mejores hijos que tenía Isaí, al menos según su razonamiento. Ni siquiera consideró a David. ¿No es asombroso?
Si la gente del mundo tuviera que mirar a su alrededor y elegir a personas para representar a Dios en este tiempo del fin, ¿cuántos de nosotros seríamos elegidos? ¡Probablemente ninguno! Pero Dios hace la elección. Y Él no juzga como juzgan los hombres. Él no lo mira a usted como lo hace el mundo. Esto es algo que debemos tener en cuenta.
Samuel preguntó si Isaí tenía otros hijos, y éste se mostró reacio a mencionar a David. David no tiene ninguna habilidad sobresaliente, dijo. Lo único que hace es cuidar de las ovejas (versículo 11). Pero Samuel insistió en que enviaran a buscar a David. “Envió, pues, por él, y le hizo entrar; y era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer. Entonces [el Eterno] dijo: Levántate y úngelo, porque éste es” (versículo 12). Dios escogió al joven David.
David era diferente de los demás. Era un hombre conforme al corazón de Dios, por eso fue elegido. ¿Es usted así? ¿Piensa Dios que usted es una persona conforme a Su corazón? ¿Quiere cumplir toda Su voluntad, todo lo que Dios quiere que haga en su vida?
Si lo hace, tendrá un éxito maravilloso.
Desarrolle sus talentos
Cuando David estaba en las guardias nocturnas con esas ovejas, pasó mucho tiempo pensando en Dios. Pensaba en el poder de Dios. Meditaba en la ley de Dios.
David era un verdadero estudiante de la Palabra de Dios. El vio la Palabra de Dios como lámpara a sus pies, y lumbrera a su camino, como dice en el Salmo 119:105. Él mantuvo consigo esta lámpara brillante para guiarlo en el camino, y después simplemente recorrió ese camino iluminado. Por esa razón y de esa manera David llegó a ser grande. Él dejó que la Palabra de Dios lo guiara, no su razonamiento carnal.
Más tarde se hizo amigo de Samuel. No rehuyó a los principales líderes de Israel; quería estar a su lado porque sabía que eso le ayudaría a crecer y a conocer mejor a Dios.
Varias veces a lo largo de su vida, David dijo que Dios estaba con él. Ese fue el tema central de su vida. Esa esla afirmación más importante que se puede hacer de alguien: que Dios está con él.
David dominaba las artes de su época y de su país. Era poeta, como puede ver en los Salmos. También era músico, un hábil arpista. En sus horas a solas, cuidando del rebaño, componía y cantaba canciones para Dios. Su habilidad con el arpa se hizo muy conocida en todo el entorno. De hecho, fue el medio que lo introdujo en la corte del rey Saúl.
Saúl tenía profundos problemas espirituales y emocionales. Sus sirvientes le recomendaron que buscara a alguien que pudiera tocar música relajante en el arpa cada vez que se sintiera atormentado por un espíritu maligno. Saúl estuvo de acuerdo en que era una buena idea y les pidió que encontraran a ese músico.
Preste mucha atención a este versículo: “Entonces uno de los criados respondió diciendo: He aquí yo he visto a un hijo de Isaí de Belén, que sabe tocar, y es valiente y vigoroso y hombre de guerra, prudente en sus palabras, y hermoso, y [el Eterno] está con él” (1 Samuel 16:18). Léalo otra vez: estaba hablando de un adolescente. ¡Qué reputación había construido David!
Es asombroso el contraste entre la opinión de este hombre y la de la propia familia de David. El padre y los hermanos de David lo tenían en muy baja estima. Incluso después de que Samuel lo ungiera, no lo estimaban mucho, lo pusieron de nuevo con las ovejas (versículo 19). A veces, cuando un muchacho es desechado de esa manera, hará casi cualquier cosa para complacer a su padre. Tal vez Dios hizo las cosas de manera que David se sintiera motivado, y en el proceso aprendiera a ver a un Padre, un Padre espiritual, que nunca lo vería como un extraño o un marginado, ¡y que nunca lo defraudaría! Tal vez eso ayudó a motivar realmente a David. Fuera cual fuese la razón, este joven siguió trabajando y haciéndose un sólido nombre.
Dios está eligiendo hoy a su nobleza, a su realeza. Él quiere que usted sea talentoso y que desarrolle sus talentos. ¿Desarrolla sus talentos lo mejor que puede? ¿Se está preparando para liderar el mundo de esa manera? Eso es importante para Dios.
David no era un tonto que no sabía nada; era un joven inteligente. Claramente cultivaba sus talentos con diligencia, y seguramente esa fue parte de la razón por la que Dios lo eligió. Pero ante todo, David buscó a Dios; y como resultado, Dios siguió abriéndole puertas.
Fíjese también que este siervo llamó a David “un hombre valiente”. Tenía valor. ¡Tenía agallas como ningún joven en la Tierra en esa época! No tenía miedo de salir y hacer lo que había que hacer. Dios estaba impresionado por lo valiente que era. Nosotros también necesitamos desarrollar nuestras habilidades y tener valor cuando necesitemos usarlas.
Sea una persona positiva
Entonces Saúl mandó llamar a David, y David se unió a la corte de Saúl. “Y viniendo David a Saúl, estuvo delante de él; y él [David] le amó mucho, y [Saúl] le hizo su paje de armas” (1 Samuel 16:21). David tenía mucho amor por la gente. ¡Amaba mucho a Saúl! Y Saúl no era una gran persona en ese momento; estaba teniendo algunos problemas serios. Pero David lo amó. Debió haberlo visto en la manera que Dios lo hacía. Dios amaba a Saúl; simplemente no le gustaba la forma en que Saúl gobernaba, y trató de hacer que se arrepintiera. Pero David pensaba como Dios en este sentido.
¿Qué hay de usted y de mí? ¿Tenemos mucho amor, como David, por el pueblo de Dios y por los líderes de Dios? ¿Es usted sociable y amoroso con la gente? ¿O se retrae, tal vez mirándola con recelo o con malos ojos? David estaba lleno de amor y realmente amaba estar alrededor de otras personas.
David tuvo que ver que éste era el hombre de Dios. Él sabía obviamente que iba a ser rey, pero estaba feliz de esperar listo y pacientemente hasta que Dios tomara a Saúl o lo quitara. Sabía que Dios había puesto a Saúl en ese cargo, y que era el hombre de Dios hasta que Dios lo quitara. Saúl era el rey de Dios, ¡el único rey que Dios tenía en la Tierra! David amaba mucho a Saúl porque David amaba mucho a Dios.
No es natural pensar así.
Pronto Saúl envió un mensaje a Isaí diciendo que David había hallado gracia ante sus ojos (versículo 22). David realmente causaba una impresión positiva en las personas. Por eso Saúl lo quería cerca.
“Y cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David tomaba el arpa y tocaba con su mano; y Saúl tenía alivio y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él” (versículo 23). ¿No era esa una música poderosa, inspirada por Dios? Esto es lo que puede hacer la buena música inspirada por Dios. Saúl no se habría tranquilizado con mucha de la música popular de este mundo. ¡Pero aquí David tocaba el tipo de música que realmente sanaba a Saúl y hacía que ese espíritu maligno se fuera! Los demonios no quieren estar en un ambiente feliz.
Dios usó a David para levantar el espíritu de Saúl. Aquí hay también una lección. Claramente debemos aprender a controlar nuestras propias emociones y mantenernos positivos. Pero si usted va a ser de la realeza para Dios, también debe aprender a animar a otras personas. Eso es lo que hace un líder. ¿Es usted una persona alentadora a quien acercarse?
Cuando somos negativos, podemos causar que otras personas se vuelvan negativas y se desanimen. No hay ninguna razón por la que el pueblo de Dios esté desanimado.
Contraste a estos dos reyes. Saúl estaba deprimido y desanimado, y necesitaba que alguien tocara música para ahuyentar su negatividad. David era todo lo contrario: Utilizaba sus talentos y su personalidad para animar a quienes le rodeaban. Era capaz de tocar música inspiradora con el arpa; amaba a Saúl, y era abierto e inspirador. Era una persona feliz y positiva. Dios quiere que usted sea así.
Piense en esto. Si va a ayudar a Jesucristo a gobernar en el Mundo de Mañana, usted debe estar viviendo de acuerdo con estas leyes. Debe ser una persona que tiene un impacto positivo en otros. Si lo es, ¡usted puede ser de mucho estímulo para ellos!
La fe para luchar
Mientras gobernaba el rey Saúl, la nación sufría de una vergonzosa falta de fe. David, todavía un adolescente, visitó al ejército en el frente de batalla y vio a los soldados de Israel acobardados de miedo ante un guerrero filisteo, mientras deberían haber sido la imagen de un valor lleno de fe. “Y todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y tenían gran temor” (1 Samuel 17:24). ¡Aquellos hombres le temían a un hombre! El mismo espíritu patético de timidez y miedo, o incluso peor, se ve en el Israel moderno tanto físico como espiritual.
Saúl ofreció una gran recompensa a quien se enfrentara a Goliat, pero nadie quiso luchar ni siquiera por las riquezas (versículo 25). Saúl ni siquiera consideró él mismo luchar contra el gigante.
¿Por qué tenían estos hombres un miedo tan vergonzoso? ¡La causa principal era el mal liderazgo de Saúl!
El joven David tenía un espíritu totalmente diferente. “Entonces habló David a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué harán al hombre que venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de Israel? Porque ¿quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente?” (versículo 26). David no los veía como los escuadrones de Israel, ¡sino como los escuadrones del Dios viviente! ¿Quién se atrevería a desafiar a los escuadrones del Dios viviente? preguntó David. ¡Ni una sola persona en ese ejército lo vio de esa manera! Y David estaba estupefacto.
El hermano mayor de David, Eliab, se indignó con David, ¡y recuerden que esto fue después de que David fuera ungido como rey! Él acusó a David: “Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido” (versículo 28). La Biblia de Estudio con Palabras Claves Hebreo-Griego define la soberbia como altivez, arrogancia,insolencia, rebeldía. “Esta clase de soberbia presume de tener más autoridad de la que le corresponde”, dice. La palabra malicia significa maldad, perversidad, desdicha, una condición malvada. ¡Es terrible que alguien se exprese así hacia su hermano! ¡Tal vez Eliab estaba ofendido por no haber sido elegido como rey! Parecía bueno, pero Dios no lo eligió, y su actitud aquí probablemente indica por qué.
¿Quién era aquí el verdadero soldado? Alguien puede parecer un guerrero, pero se necesita fe real para enfrentarse a gigantes y otros problemas. Las pruebas revelan quiénes son los verdaderos guerreros. No podemos fingir. Cuando llegue la gran batalla, ¿quién se levantará como David y luchará por el Dios viviente?
David preguntó a su hermano: “¿No hay una causa?” (versículo 29 [traducción nuestra de la versión King James]). ¿Acaso no ven que aquí hay una buena razón para luchar? preguntó. ¡Tenemos que enfrentar a este filisteo! Hoy, ¡tenemos una causa para levantarnos y luchar por Dios! Nunca podríamos hacer la Obra si no tuviéramos la actitud que David tuvo aquí.
El lenguaje de David era muy diferente al de cualquier otro miembro del ejército. No habían escuchado a nadie hablar así antes. Este joven realmente tenía algo que solamente Dios veía. Esto era algo que lo haría un gran rey. Ya usted puede empezar a ver, muy poco después de que David fue ungido, por qué Dios estaba tan impresionado con el corazón de David. Este joven claramente tenía mucha profundidad espiritual.
En el versículo 34, David le dijo a Saúl: “Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre…”. Es interesante la forma en que lo expresó. Uno pensaría que normalmente alguien en su trabajo las llamaría “nuestras ovejas”. Pero David las veía como las
ovejas de su padre, y nadie le iba a quitar las ovejas de su padre porque, creo, quería que papá lo tuviera en alta estima.
De joven, David había matado a un león y a un oso que amenazaban a las ovejas de su padre, ¡incluso había liberado a las ovejas de las bocas de estos animales! ¡Imagine eso! Si usted estuviera al cuidado de un rebaño de ovejas y viniera un león que tomara por presa a una de ellas, probablemente todos diríamos: “Bueno, puedo darme el lujo de perder una oveja”. Piense en lo que este joven hizo, que sabía que el Dios que había creado a ese león estaba vivo, y si fuera necesario, ¡mataría al león porque se estaba llevando las ovejas de su padre! Imagine la clase de oraciones que él hacía por esas ovejas, para que Dios las cuidara y las protegiera a cada una de ellas. ¡Y Dios siempre las protegió! ¡No había forma de que un león o un oso se llevara una de esas ovejas!
¡Al igual que David, tenemos que vivir conscientes de que Dios está vivo! David tenía cierta inocencia infantil que incluso lo hizo más fuerte en esta área, ¡pero él arriesgó su vida por una oveja! ¡Ese es un tipo del rebaño de Dios! Nosotros, los ministros, ¿arriesgaríamos nuestras vidas por alguien del pueblo de Dios? Espero que sí; de hecho, debemos de hacerlo. Esa es la clase de amor que tenía David.
Así que cuando Goliat amenazó al ejército de Israel, el joven David le dijo a Saúl: “[El Eterno] que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo” (versículo 37). Es posible que Goliat haya sido el hombre más grande en la Tierra. Era un guerrero entrenado, cubierto con una armadura impresionante. David sabía que se trataba de una situación muy peligrosa. No estaba jugando. Reconocía que había vidas en juego; no era ingenuo al respecto. Pero fíjese cómo lo dijo. Él sabía que Dios había ganado esas batallas contra el león y el oso, no él mismo, y nunca lo olvidó.
Fe en el Dios viviente
Escuche cómo habló David a Goliat: “Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de [el Eterno] de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. [El Eterno] te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.
Y sabrá toda esta congregación que [el Eterno] no salva con espada y con lanza; porque de [el Eterno] es la batalla, y él os entregará en nuestras manos” (versículos 45-47). David era sólo un muchacho que creía en Dios, y Dios estaba dinámicamente vivo para él. ¡Qué diferencia hace eso en la vida de una persona!
¿Cree usted que tal vez Goliat se estremeció por esas palabras? Yo creo que sí. ¡Nunca había oído algo así! Tuvo que detenerse y pensar: Bueno, él ciertamente tiene confianza. Es un chico con agallas. Estoy seguro de que lo desconcertó. Había oído historias sobre el Dios de Israel.
Cuando David fue a luchar, tomó cinco piedras, no sólo una. Con una hubiera bastado, pero David tenía que hacer su parte. Él no sólo se paró ahí y dijo, voy a orar para que Dios se encargue de ti. No, él dijo: “¡Voy a matarte con el poder de Dios!”. Tuvo que salir y dejar que el poder de Dios actuara por medio de él. Tenía cinco piedras, pero dijo: “La batalla es del Señor”.
¿A qué problema se enfrenta usted que no puede manejar? No importa cuán gigantesco sea, no hay problema que no pueda manejar si lo enfrenta como lo hizo David. ¡Podemos vencer cualquier cosa si la batalla es del Eterno! Pero si no tenemos a este Dios viviente en nuestras vidas, no vamos a vencer como deberíamos. Necesitamos todo este poder que tenía David para vencer. Confíe en Dios y enfrente sus problemas con fe, y Dios le librará. Más allá de eso, ¡Dios finalmente le usará como rey al igual como lo hará con el rey David en el Mundo de Mañana!
No se trata sólo de un bonito eslogan o fórmula: Me refiero a tener fe en el Dios viviente, ¡de confiar en que Dios hará grandes cosas en su vida! Él ha prometido hacerlo, ¡y no puede mentir! (Tito 1:2).
Dios es el mismo ayer, hoy y siempre. ¡Él quiere una Iglesia llena de Davides! ¡Esta es la Iglesia del Dios viviente! ¡Tenemos un colegio del Dios viviente, campamentos para jóvenes del Dios viviente y congregaciones del Dios viviente! ¡Nuestras publicaciones son del Dios viviente! Dios estableció todas esas cosas. ¡Él está vivo! Y oh, ¡cuán bendecidos somos por eso! Nosotros en la Iglesia de Dios hoy realmente necesitamos pensar como David.
¿Cómo lo expresó David? “Porque tú, oh Señor [Eterno], eres mi esperanza, seguridad mía desde mi juventud” (Salmo 71:5). Creer en Dios era lo que David demostraba ante Goliat, ante el león, ante el oso, temprano en su adolescencia. “Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, y hasta ahora he manifestado tus maravillas” (versículo 17).
¡Dios es un Dios magnífico, poderoso, maravilloso y amoroso! ¿Podemos declarar Sus maravillosas obras incluso desde nuestra juventud? ¡Dios quiere que algunas personas, incluso jóvenes, se levanten y lo digan con sus vidas hoy! ¡Y muestren al mundo con hechos que Dios realmente es así!
¿Espera usted que Dios haga milagros en su vida? Depende de usted. Su vida por delante es lo que usted haga de ella, y lo que Dios haga por medio de usted.
Por supuesto, siempre debemos ser humildes. La fe de David en Dios le ayudó a darse cuenta de quién era y a no volverse soberbio ni vanidoso. Pero con fe, ¡nada podía impedir que Dios hiciera cosas asombrosas en su vida!
David sabía que era rey, pensaba como tal y luchaba como tal. ¡Ya era todo un rey incluso antes de convertirse en uno!
David mostró aquí una fe y un valor asombrosos. Él personalmente dio un paso al frente y mató al gigante que trajo tal oprobio sobre Israel.
Más tarde, Dios sustituyó el débil liderazgo de Saúl por el liderazgo lleno de fe de David. Y como veremos, con ese cambio en el gobierno vino una transformación en el ejército de Israel.
¡Verá el impacto que un líder puede tener en su nación y en el mundo cuando cree en el Dios viviente!
Liderazgo matagigantes
He aquí un acontecimiento hacia el final del reinado de David como rey de Israel: “Volvieron los filisteos a hacer la guerra a Israel, y descendió David y sus siervos con él, y pelearon con los filisteos; y David se cansó”
(2 Samuel 21:15). A estas alturas, David era un anciano.
¡Entre este ejército filisteo había toda una turba de gigantes como Goliat! “E Isbi-benob, uno de los descendientes de los gigantes, cuya lanza pesaba trescientos siclos de bronce, y quien estaba ceñido con una espada nueva, trató de matar a David” (versículo 16). Fíjese en lo que sucedió ante esta amenaza: “Mas Abisai hijo de Sarvia llegó en su ayuda, e hirió al filisteo y lo mató. Entonces los hombres de David le juraron, diciendo: Nunca más de aquí en adelante saldrás con nosotros a la batalla, no sea que apagues la lámpara de Israel” (versículo 17).
Los hombres de David querían protegerlo para asegurarse que no se apagara “la luz de Israel”. ¡Qué magnifica actitud! Estos hombres podrían haber desertado de David, llamándole adúltero y asesino. En lugar de eso, fueron excelentes ejemplos de virtud y lealtad hacia su rey.
Hasta cierto punto, todos estaremos bajo el mando del rey David en el Mundo de Mañana, ¡por lo que necesitamos cultivar este mismo espíritu!
Aquellos hombres sabían que Dios estaba detrás de David. Sabían que seguir a David era la clave del éxito de Israel.
Qué diferencia hay cuando Dios obra a través de un hombre para guiar a Su pueblo, ¡y el pueblo simplemente sigue a ese hombre!
David dio un ejemplo maravilloso de confianza en Dios, e inspiró a otros a hacer lo mismo. Deberíamos esforzarnos con todo nuestro ser por alcanzar la estatura espiritual de David.
Estos soldados bajo el mando de David eran valientes, un marcado contraste con lo que habían sido bajo el liderazgo del rey Saúl. “Otra segunda guerra hubo después en Gob contra los filisteos; entonces Sibecai husatita mató a Saf, quien era uno de los descendientes de los gigantes” (versículo 18). Sibecai fue otro matagigantes del molde de David.
“Hubo otra vez guerra en Gob contra los filisteos, en la cual Elhanán, hijo de Jaare-oregim de Belén, mató a Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como el rodillo de un telar” (versículo 19). Elhanan también siguió los pasos de David.
“Después hubo otra guerra en Gat, donde había un hombre de gran estatura, el cual tenía doce dedos en las manos, y otros doce en los pies, veinticuatro por todos; y también era descendiente de los gigantes. Este desafió a Israel, y lo mató Jonatán, hijo de Simea hermano de David. Estos cuatro eran descendientes de los gigantes en Gat, los cuales cayeron por mano de David y por mano de sus siervos” (versículos 20-22).
¿Por qué llegó a ser tan grande Israel bajo David? Estos hombres querían hacer todo lo posible para ayudar a su rey. ¡Mataron gigantes como lo hizo David! Esta actitud fiel vino de David a través de sus generales.
¡Así es como podemos llegar a ser la más grande Iglesia posible!
Este ejemplo maravilloso demuestra la unidad de mando que Dios quiere que tenga Su Iglesia.
Cada uno de nosotros debería preguntarse en qué medida poseemos esta actitud. ¿Se pondría usted de pie y lucharía como lo hicieron estos hombres? ¿Se uniría hoy en torno al líder de Dios como aquellos hombres se unieron en torno a David?
Recuerde estos ejemplos. Siga la fe del hombre que Dios está usando para guiar al Israel espiritual. No siga al hombre.
¡Todos necesitamos ser matagigantes! Dios lo hace posible para cada uno de nosotros. ¡Así es como el Cuerpo de Cristo se hará poderoso y logrará cosas asombrosas!
¡Este ejemplo del ejército de David de matagigantes representa el epítome del gobierno de Dios! Estos hombres no tenían miedo, no huían de los gigantes. ¿Qué cambió de la cobardía y timidez que mostraron bajo Saúl? ¿Qué hizo la diferencia? ¡Siguieron el ejemplo de fe de David! Y al hacerlo, crecieron en su amor por Dios.
No basta con que David sea grande. ¡Todos los que están bajo su mando deben ser grandes! Eso es lo que hace falta para tener una gran Iglesia. No puede haber ruptura en ningún eslabón.
La Iglesia de Dios necesita comprender esta verdad mejor de lo que lo hace hoy. ¡Esta gran lección de gobierno es lo que nos ayudará a terminar la Obra con verdadera fuerza!
Últimas palabras de David
“Estas son las palabras postreras de David. Dijo David hijo de Isaí, dijo aquel varón que fue levantado en alto, el ungido del Dios de Jacob, el dulce cantor de Israel: El Espíritu de [el Eterno] ha hablado por mí, y su palabra ha estado en mi lengua. El Dios de Israel ha dicho, me habló la Roca de Israel: Habrá un justo que gobierne entre los hombres, que gobierne en el temor de Dios” (2 Samuel 23:1-3). Estas son las últimas palabras del dulce salmista de Israel. Dios habló a través de este gran hombre. David aprendió muchas lecciones y quiso impartirlas antes de morir.
¡El gobierno de Dios debe ser “justo (…) que gobierne en el temor de Dios”! Vemos muchos ejemplos de fracaso devastador. Pero David quería que viéramos los fabulosos frutos del gobierno de amor de Dios. Así que ilustró cómo es cuando un gobernante se somete a Dios. “Será como la luz de la mañana, como el resplandor del sol en una mañana sin nubes, como la lluvia que hace brotar la hierba de la tierra” (versículo 4). El gobierno amoroso de Dios es como la mañana cuando sale el sol en un cielo sin nubes. Es como la hierba tierna que brota bajo un sol brillante después de una lluvia agradable. Lea estos versículos en la Versión Revised Standard [o en la Reina Valera Contemporánea]. No hay mayor poesía en la Biblia sobre el amoroso gobierno de Dios.
David va a gobernar sobre todo Israel porque aprendió a gobernar y a ser gobernado dentro del gobierno del Dios viviente. Debemos aprender no sólo a someternos al gobierno de Dios, sino también a amarlo como lo hizo David.
No me gustaría vivir bajo el gobierno de la mayoría de la gente. No entienden el amoroso gobierno familiar de Dios. Pero tener el gobierno de Dios, y luego rechazarlo, ¡es la mayor catástrofe posible! Esto es exactamente lo que los laodicenos han hecho. La mayoría del propio pueblo de Dios ha sido engañado acerca del gobierno de Dios. Ni siquiera entienden cómo el diablo los ha engañado.
El Sr. Armstrong dijo una vez: “La restauración del gobierno de Dios es lo más importante en la mente de Dios. ¿Lo es en la suya?”.
“No es así mi casa para con Dios; sin embargo, él ha hecho conmigo pacto perpetuo, ordenado en todas las cosas, y será guardado, aunque todavía no haga él florecer toda mi salvación y mi deseo” (versículo 5). ¿Cómo puede alguien decir que estos libros no son proféticos? ¡Dios hizo un pacto con David que dura para toda la eternidad! David aprendió a implantar el gobierno de Dios. Ese gobierno resolverá todos los problemas de este mundo.
Cuando hoy pensamos en David, tendemos a pensar en él como un gran constructor de imperios y matagigantes. Ciertamente lo era, pero también era un hombre débil. Cometió muchos errores que le costaron muy caros y le convirtieron en un rey débil durante gran parte de su reinado.
Pero, en general, ¿cuál fue la evaluación que Dios hizo de él? ¡Dios amó el gobierno de David como rey sobre Israel! ¡Tanto que lo hará rey de Israel para siempre!
David está a punto de gobernar este mundo. Él, Cristo y el pueblo de Dios van a estimular al mundo entero y llenarlo de amor, felicidad, fe y alegría. ¡Qué futuro tenemos! Ya somos reyes y sacerdotes, y estaremos allí mismo, gobernando con David. Entonces saldremos y ayudaremos a David a mostrar a este mundo cómo vivir, y les enseñaremos todo sobre el Dios vivo.