Uno de mis libros cortos favoritos sobre Winston Churchill es Churchill: Visionary. Statesman. Historian [Churchill: Visionario. Estadista. Historiador] por John Lukacs. Él vio a Churchill como un visionario; esa es una palabra poderosa para describirlo, y para describir lo que él logró antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial.
En Proverbios 29:18 dice: “Donde no hay visión, la gente perece…” (versión kj). Eso se aplica a todos nosotros individualmente, y se aplica a las familias, a las organizaciones, a la Iglesia de Dios y a las naciones.
Churchill tuvo una visión sobresaliente. Podía prever problemas con una claridad asombrosa que ningún otro político o líder podría prever.
Ya en 1924, le preocupaba que Alemania estuviera contemplando librar una guerra de venganza por la Primera Guerra Mundial. ¡Él detectó una venganza ardiente en el alma de toda la población! Nadie más, que yo conozca, habló sobre eso; nadie más pudo verlo.
Churchill desconfió de Adolfo Hitler, un hombre que sus contemporáneos pasaron por alto y subestimaron. En 1932, Churchill escribió que Hitler era “el impulso motriz detrás del gobierno alemán y pronto podría ser más que eso”. Aunque las maniobras de Hitler en ese momento estaban encubiertas, Churchill sospechaba que pronto él podría convertirse en canciller. Reconociendo la fiebre que hervía en Alemania, él temía la influencia que ejercería ese hombre, y lo que haría si llegara al poder.
Hitler se convirtió en canciller en enero de 1933.
Durante dos años, Churchill evaluó los logros de Hitler. Escribió sobre cómo, en 1919, después de que Alemania había perdido la Gran Guerra, “un cabo, un ex pintor de casas austríaco [Hitler], se dispuso a recuperar todo. En los 15 años posteriores a esta resolución, ha logrado restaurar a Alemania a la posición más poderosa en Europa, y no solo ha restaurado la posición de su país sino que incluso en gran medida, él ha revocado los resultados de la Gran Guerra. [Ahora] los vencidos están en proceso de convertirse en vencedores, y los vencedores en vencidos. Cuando Hitler comenzó, Alemania yacía postrada a los pies de los aliados. Mas él bien pudiera ver el día cuando lo que quede de Europa, se postrará a los pies de Alemania. Cualquier otra cosa que se pueda pensar sobre estas hazañas, sin duda se encuentran entre las más notables en toda la historia del mundo”.
Churchill escribió estas palabras proféticas en 1935, ¡posiblemente incluso en 1934! Él entendió verdaderamente lo que estaba sucediendo en Alemania, pero nadie más lo entendió. ¿Por qué? ¿Cómo podía él ver mucho más, de lo que otros veían? Hay una razón por la cual su visión era tan superior a la de ellos.
Necesitamos crecer en visión. Necesitamos ser visionarios como Churchill, ¡e incluso más allá de eso!
Pero también debemos reconocer que Churchill tenía un gran defecto en su visión del futuro. Les mostraré cuál era el defecto.
Previendo la ‘pendiente resbaladiza’
Es fácil subestimar cuán cerca estuvieron los aliados de perder la Segunda Guerra Mundial. En 1940 los británicos tenían pocas armas; ellos habían abandonado muchos armamentos mientras evacuaban de Dunkerque, cuando cayó Francia. Si los alemanes hubieran invadido Gran Bretaña en ese momento, podrían haberla conquistado.
Algunos en el gabinete de guerra de Churchill querían ver qué términos ofrecería Hitler si intentaran negociar la paz. Muchos británicos estaban cansados de la devastación de la Primera Guerra Mundial, y desesperados por evitar otra guerra. ¡Pero la sola noción de negociación alarmó profundamente a Churchill! Él dijo que incluso un indicio de voluntad de explorar ese curso sería una “pendiente resbaladiza” que conduciría a la derrota, sería una señal para Hitler de que Gran Bretaña podía ser conquistada. Esa fue una forma poderosa de expresarlo.
Mucha gente no estuvo de acuerdo con él. Pero, Lukacs escribió: “Churchill no desistió, y se salió con la suya. Ese fue el mayor punto de inflexión en su carrera; un punto de inflexión, más que un hito. Puede haber sido el mayor punto de inflexión en la historia de la Segunda Guerra Mundial. Durante los meses siguientes, Churchill y Gran Bretaña desafiaron casi solos al Tercer Reich de Hitler” (énfasis mío en todo el artículo).
Churchill había estado solo en su gabinete de guerra. Pero él prevaleció y convenció a los británicos para que se unieran a él; luego ellos estaban casi solos, luchando contra la máquina de guerra de Hitler. Churchill era prácticamente el único hombre en ese momento oponiéndose al camino de Hitler. Es increíble lo que un sólo hombre, que se ponga de pie y lidere, ¡puede hacer para cambiar el curso de la historia!
Tomar tal posición requirió valentía y determinación; esas cualidades surgieron de la visión de Churchill. ¿Qué hubiera pasado si Gran Bretaña se hubiera rendido ante Hitler? ¿Qué habría sido de este mundo? Churchill previó claramente el desastre que habría seguido.
En junio de 1940, justo antes de la caída de París, el primer ministro francés Paul Reynaud dijo que si Hitler ganaba, “sería la Edad Medianuevamente, pero no iluminada por la misericordia de Cristo”. Esa fue una muy buena percepción. Pero sólo unos días después, Churchill pronunció su discurso titulado “La mejor hora”, y fue mucho más fuerte: una victoria de Hitler significaría que “todo el mundo, incluido Estados Unidos, incluido todo lo que conocemos y apreciamos, se hundirá en el abismo de una Nueva Era Oscura, más siniestra y quizás más prolongada hecha por las luces de la ciencia pervertida”.
Churchill vio mucho más que el primer ministro de Francia. Su referencia a la “ciencia pervertida” señaló los horribles experimentos que los científicos de Hitler estaban realizando en seres humanos. Churchill vio eso y entendió hacia dónde conduciría esa pendiente resbaladiza. Los otros líderes de Gran Bretaña no vieron eso. Hitler era mucho más malvado de lo que la mayoría de la gente se daba cuenta, porque a menudo él estaba poseído por Satanás; algo que el mundo no entiende.
Aun así, Churchill vio lo suficiente para decirle a su gabinete entero en 1940, lo siguiente: “Si esta larga historia de nuestra isla debe terminar al fin, que así sea pero sólo cuando cada uno de nosotros yazca en el suelo, ahogándose en su propia sangre”.
Dios intervino en eso, pero este hombre tuvo una visión sobresaliente. ¿Por qué Churchill era tan diferente de los demás? ¿Cómo podía ver más allá que todos?
Previsión histórica
Lukacs citó a Robert Rhodes James haciendo esta sorprendente declaración: “La previsión en política es rara”, ¡y sí que lo es! “y generalmente es una cuestión de fortuna en lugar de genio”.
Lukacs concluyó: “Quizás; pero, en cualquier caso, las previsiones de Churchill fueron históricas más que políticas”. Eso nos dice mucho. Su previsión no era como la de esos otros políticos. ¿Por qué? ¡Porque eran históricas! Churchill estaba empapado de historia. Él sabía cómo estudiar lo que sucedió en el pasado y proyectarlo al futuro. Sabía que si uno hace lo que se hizo en el pasado, obtendrá ese mismo resultado casi siempre. Él conocía la historia, y pasó mucho tiempo pensando profundamente en su relevancia para la crisis de su propia época.
Incluso cuando la guerra se acercaba a su fin, Churchill previó la Guerra Fría y trató sin éxito de evitarla. Pocos meses después de la Segunda Guerra Mundial, el 5 de marzo de 1946, pronunció su discurso titulado “Cortina de Hierro”, advirtiendo a Occidente del peligro de Rusia. Él tituló el último volumen de sus memorias de guerra Triumph and Tragedy (Triunfo y Tragedia), la “tragedia” siendo Occidente virtualmente regalándole a Rusia, a Europa del Este; empoderando a los comunistas y garantizando futuros conflictos.
Los medios de comunicación fueron prácticamente unánimes al condenar esta opinión. Churchill acababa de pasar una década entera advirtiéndoles sobre la amenaza de Alemania, ¡y esas advertencias resultaron absolutamente correctas! Aun así, él fue ridiculizado por lo que dijo sobre Rusia en 1946. Luego, prácticamente todo se hizo realidad.
En el día de Año Nuevo en 1953, incluso antes de que Stalin muriera, Churchill le dijo a su secretario, John Colville (quien más tarde recordó) lo siguiente: “si viviera mi período normal, seguramente vería a Europa del Este libre de comunismo”. “Contando los setenta más diez años que esperaba Colville”, observó Lukacs, “eso habría sido en la década de 1980, y eso fue exactamente lo que sucedió. Bismarck tenía fama de haber dicho que, en el mejor de los casos, un estadista puede ver hacia el futuro cinco años. Pocos estadistas en la historia, han sugerido lo inesperado, décadas por venir, con tanta precisión y claridad. Sin embargo, tales fueron los poderes visionarios de Winston Churchill”. ¡Churchill presagió correctamente con más de tres décadas de anticipación!
No obstante, Occidente aún no aprendió casi nada de la experiencia de Churchill y de sus advertencias. Qué terrible que todavía no podamos creer esa perspectiva visionaria. De hecho, nuestra incredulidad es aún peor hoy. Y Dios dice: donde no hay visión, la gente perece. La destrucción de nuestras naciones se acerca, y debemos saber eso.
No obstante, la gran visión de Churchill tuvo un defecto grave. Veamos qué es éste.
El origen de las ideas de Hitler
En 1948, al componer sus memorias de guerra, Churchill incluyó un boceto del personaje de Hitler. “Allí dijo, que la cristalización de la visión del mundo de Hitler no ocurrió antes de la Primera Guerra Mundial, sino en 1919; y no en Viena sino en Múnich”, escribió Lukacs. Lukacs decía esto para darle crédito a Churchill, pero estaba equivocado. “Sin embargo, Hitler en Mein Kampf había insistido, y la mayoría de los historiadores han aceptado la tesis, de que mientras su vida dio un giro en 1918-1919 en Munich, su ideología política se había cristalizado en Viena, unos ocho o nueve años antes. Bueno, unos 50 años después de 1948, algunos historiadores (incluyéndome a mí [Lukacs], pero especialmente a la excelente Brigitte Hamann en Viena) han estado revisando la tesis de Viena, fortalecida por la evidencia que incluye la equivocación consciente de Hitler, sobre la secuencia de la evolución de sus ideas”.
Esto es un error. Hitler no se equivocó conscientemente en cuanto al lugar en donde él desarrolló sus ideas: lo que él dijo era absolutamente cierto. Churchill estaba equivocado sobre dónde se cristalizó la mentalidad de Hitler, y hay una razón por la que se equivocó.
Siempre me intrigó por qué Churchill no entendía en dónde se originó realmente la mentalidad malvada de Hitler. Se originó antes de la Primera Guerra Mundial, alrededor de 1910, en Viena. Le mostraré por qué esto es crucial de entender.
Veamos algo de información sobre el incidente de Munich que Churchill señaló. En 1918, cuando Alemania se rindió al final de la Primera Guerra Mundial, Hitler estaba en Munich, recuperándose de sus heridas. Robert G. L. Waite escribió en The Psychopathic God–Adolf Hitler (El Dios Psicopático –Adolfo Hitler): “Algo hizo clic en el Hospital Pasewalk. Fue allí a fines del año 1918-1919 cuando Hitler resolvió su problema de identidad y llegó a lo que llamó ‘la decisión más decisiva de mi vida’. Por ahora, finalmente, él sabía quién era y qué debía hacer. Era el líder enviado por el destino. Debía responder a las ‘voces’ que dijo haber escuchado, como la de Juana de Arco, llamándolo claramente mientras yacía en su cama de hospital. Las voces le dijeron que rescatara su Patria de los judíos que la habían violado”.
En ese momento, Hitler hizo una declaración decisiva. Acostado en la cama, escuchó voces que le decían que salvara a Alemania. Esto muestra que Hitler estaba poseído por Satanás, y que Satanás lo estaba dirigiendo. Satanás le ordenó salvar a Alemania. Por supuesto, Hitler pensó que era Dios.
Pero su visión mundial no se originó durante ese incidente. Waite tampoco entendió esto como debería. Mucho antes de ese incidente Hitler ya tenía una visión en su mente y un espíritu de venganza.
Lo que realmente moldeó la mente de Hitler fue lo que él aprendió en Viena, una de las capitales del Sacro Imperio Romano.
Por supuesto, Churchill sabía sobre el Sacro Imperio Romano. Al igual que los otros historiadores que escribieron sobre Hitler. ¡Pero ellos realmente no lo entienden! Entender el Sacro Imperio Romano es clave no sólo para entender cómo Satanás trabajó a través de Hitler, ¡sino también cómo está trabajando ahora mismo!
‘En esa hora comenzó’
En ese incidente de 1918-1919 no fue la primera vez que Hitler escuchó una voz. Incluso antes de que comenzara la Primera Guerra Mundial cuando Hitler tenía sólo 17 años, él y su amigo August Kubizek escucharon una voz; pero provenía de Hitler mismo. Kubizek escribió lo siguiente acerca de una medianoche fría en 1906, después que los dos adolescentes vieron una ópera de Wagner y subieron la montaña Freinberg en el norte de Austria:
“Adolfo se paró frente a mí y ahora agarró mis manos y las apretó con fuerza. Él nunca había hecho tal gesto antes. Sentí por el agarre de sus manos lo conmovido que estaba. Sus ojos estaban febriles de emoción. Las palabras no salieron suavemente de su boca como solían hacerlo, sino que estallaron, roncas y estridentes. Por su voz, pude detectar aún mejor, lo mucho que esta experiencia lo había sacudido”.
“Poco a poco su discurso se aflojó y las palabras fluyeron más suavemente. Nunca antes y nunca más escuché a Adolfo Hitler hablar como lo hizo en esa hora, mientras estábamos allí solos bajo las estrellas, como si fuéramos las únicas criaturas del mundo”.
“No puedo repetir cada palabra que pronunció mi amigo. Me llamó la atención algo extraño, que nunca antes había notado, incluso cuando me había hablado en momentos de gran emoción. Era como si un segundo ego hablara desde dentro de él y lo conmoviera tanto como me conmovió a mí. No se trataba en absoluto de que un orador se dejara llevar por sus propias palabras. Por el contrario, sentí que él mismo escuchaba con asombro y emoción lo que brotaba de él con fuerza elemental. No intentaré interpretar este fenómeno, pero fue un estado de éxtasis y frenesí total. (…) Como las inundaciones rompiendo sus diques, sus palabras brotaron de él. Él conjuró sobre su propio futuro y el de su gente, en imágenes grandiosas e inspiradas”.
Lo que Hitler dijo esa noche se perdió, pero una cosa quedó grabada en la memoria de Kubizek. “Adolfo no habló de convertirse en artista o arquitecto. Ahora él se veía a sí mismo, como Rienzi, como el mesías de su gente. Él habló de un mandato ‘que, algún día, recibiría de la gente para sacarlos de la servidumbre a las alturas de la libertad. (…) Él habló de una misión especial que algún día le sería confiada”.
En 1939, Kubizek vio a Hitler nuevamente. Treinta y tres años y mucha historia había pasado. Hitler ahora era canciller de Alemania, y estaba sumergiendo al mundo en la Segunda Guerra Mundial. Kubizek supuso que aquella noche en el Freinberg se habría desvanecido en la memoria de Hitler, pero Hitler la recordó en detalle. Más tarde, en la casa de Wagner, Hitler dijo esto sobre esa experiencia: “En esa hora comenzó”.
La religión de Hitler
Hitler se veía a sí mismo como “el mesías de su pueblo”. El Sacro Imperio Romano ha usado tal retórica durante siglos. Uno de los títulos de la cabeza de la Iglesia Católica Romana es “vicario de Cristo”, que significa “reemplazo de Cristo”. ¿No es eso hacer un mesías de un hombre?
En Mein Kampf, publicado entre las guerras en 1925, Hitler escribió: “Cristo fue el primer y mejor luchador en la batalla contra el enemigo del mundo: los judíos. El trabajo que Cristo comenzó, pero no pudo terminar, yo, Adolfo Hitler, lo concluiré”. En un discurso en 1935, Hitler dijo: “No somos un movimiento. Más bien, somos una religión. (…) La nuestra es una gran misión. La misión no nos fue dada por un superior mundano sino por Dios, quien creó a nuestra nación”.
¿Sabía Winston Churchill algo sobre esta dimensión religiosa del pensamiento febril de Hitler? Si él lo sabía no lo mencionó, que yo sepa.
Hitler dijo que estaba estableciendo un “Reich [imperio] de mil años”. ¿Por qué mil años? Él estaba falsificando lo que Dios profetiza en Apocalipsis 20 sobre el reino de mil años de Jesucristo, ¡el verdadero mesías!
El principal arquitecto de los nazis, Albert Speer, describió el salón colosal donde se reunían como en una “catedral laica”. Él estuvo muy cerca de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial y lo conocía mejor que nadie. Speer escribió: “Era básicamente un salón de culto. Sin ese ambiente de culto, la motivación para la estructura principal de Hitler habría sido absurda e ininteligible”. Según el punto de vista de Speer, ¡la religión de Hitler y su visión del Sacro Imperio Romano fue lo que le dio sentido e inteligibilidad a sus acciones!
Hitler dijo: “Sobre todo, he aprendido de la orden jesuita”. La fuerza de élite de Hitler era los Schutzstaffel, los SS [escuadrones de defensa de la Alemania Nazi]. Ellos se vestían de negro como los jesuitas católicos, tenían un símbolo sagrado y le hacían un juramento al Führer sorprendentemente parecido al juramento que los jesuitas le hacen al Papa. Waite escribió: “Él ordenó a sus oficiales de los SS, a estudiar los ejercicios espirituales de Ignacius de Loyola para entrenarse en la disciplina rígida de la fe”. Hitler estaba tratando de enseñarles fe; o sea, fe como parte del Sacro Imperio Romano.
Hitler se estaba erigiendo como una figura religiosa, ¡pero estaba tan poseído por Satanás que mató a millones! Sus doctores experimentaron con prisioneros, desmembrándolos de una manera bárbara. ¡Él construyó campos de exterminio para asesinar en masa a toda la raza judía!
Los historiadores dicen que el antisemitismo significaba casi todo para Hitler. Él odiaba a los judíos y los culpaba de que los alemanes hubieran perdido la Primera Guerra Mundial. Ese espíritu vino de la mente de Satanás. ¿Y a cuáles judíos odia más Satanás? Odia más a los judíos espirituales. Son aquellos que entienden algo más que una visión histórica del mundo.
Gobernando el Sacro Imperio Romano
Cuatro años después que Adolfo Hitler a los 17 años tuvo esa experiencia en el Freinberg, estaba en Viena. Se había mudado allí para convertirse en artista, pero cayó en la pobreza y se quedó sin vivienda. “Este fue el momento en que el mayor cambio que podía experimentar tuvo lugar en mí”, escribió más tarde en Mein Kampf. “De un cosmopolita débil me había convertido en un antisemita fanático”. ¿Qué sucedió realmente en la mente de Hitler en esa ciudad?
Gran parte del mundo considera a los judíos como el pueblo elegido de Dios. En Viena, Hitler llegó a creer que los alemanes eran el pueblo elegido de Dios, y que Dios había reemplazado a los judíos con los alemanes y el Sacro Imperio Romano. Es por eso que las joyas de la corona de ese imperio significaron tanto para él. Hitler se volvió ferozmente leal a esas joyas de la corona, y la lógica nos dice que esto sucedió mientras él crecía en Viena.
El propio Hitler dijo que fue en esos primeros años en Viena que él “formó una imagen del mundo y una visión de la vida, que se convirtió en el fundamento de mi acción. Y no he tenido que cambiar nada.” Aquí fue donde él formó toda su visión mundial. Speer estaba convencido de que el desarrollo intelectual de Hitler se mantuvo estático desde ese punto en Viena en 1910.
Él estaba decidido a gobernar el Sacro Imperio Romano. Cuando el dictador Benito Mussolini construyó el imperio italiano a fines de la década de 1930, literalmente lo llamó el Sacro Imperio Romano. Hitler no usó ese término, pero mostró de muchas maneras que pensaba de la misma manera. Satanás estaba hablando con él en su juventud, preparándolo para este papel. Entonces, su visión del mundo se desarrolló en Viena, la ciudad que había sido la capital política del Sacro Imperio Romano tan recientemente como1806, y también ¡donde se encontraban las joyas de la corona de ese imperio!
Esas joyas de la corona, es decir, la insignia del Primer Reich, la corona imperial, el orbe del imperio, la lanza del destino y el cetro de la espada imperial, habían residido en Nuremberg desde 1424 hasta 1796. En 1938, Hitler las trajo de regreso de Viena a Nuremberg, donde él pronunciaría sus discursos “inspirados” en un frenesí de emoción y locura, en esos mítines iluminados por antorchas. Y él dijo solemnemente que las joyas permanecerían allí para siempre.
¡Esto vino directamente de la mente del diablo! ¡Éste fue el origen de la sexta resurrección del Sacro Imperio Romano!
¿Por qué significaban tanto para él esos objetos? Pues ¡porque los líderes del Sacro Imperio Romano fueron sus héroes! Esa es parte de su religión que pocos entienden.
El orbe del imperio simboliza el mundo entero; ¡ellos buscaban gobernar el mundo! ¡Y es por eso que tenían la espada imperial! Esa espada derramó ríos de sangre, ¡y los alemanes lo saben! Así es como han conquistado a Europa e incluso más allá, en algunas ocasiones.
A través de los siglos, la Iglesia Católica y el Sacro Imperio Romano que lideraban, se levantaron, cayeron y luego se levantaron nuevamente para dominar Europa. ¿Por qué Churchill careció del entendimiento sobre cómo estaba conectado Hitler con eso? Él conocía la historia. No me acuerdo de una sola vez que Churchill haya hablado sobre el Sacro Imperio Romano; no obstante, ¡el Sacro Imperio Romano es exactamente lo que él estaba enfrentando en la segunda guerra mundial! Y el trono de David (que en ese momento estaba en manos de la familia real británica) era lo que él estaba protegiendo. ¡La Biblia lo comprueba!
¿Por qué Churchill cometió este serio error? Él tuvo amplio tiempo para aprender de qué se trataba el Sacro Imperio Romano y la Iglesia Católica. Pero él era político, y un político normalmente piensa que si menciona la religión negativamente, perderá votos. Entonces él evitó eso.
Churchill tenía una perspectiva y una visión histórica, pero claramente necesitamos algo más. ¡para tener una visión real, también debemos tener una visión profética!
Perspectiva bíblica
Recuerde esta profecía crucial: “y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo” (Apocalipsis 17:10).
Este versículo encaja en un momento en el tiempo, cuando “uno es”, o sea, cuando la sexta resurrección del Sacro Imperio Romano estaba llegando al poder, dirigida por Adolfo Hitler. En ese momento fue que Dios comenzó a profetizar a través de Herbert W. Armstrong. El Sr. Armstrong vino con este mensaje sobre el Sacro Imperio Romano. Uno tiene que estudiar al Sr. Armstrong para entender lo que significa “uno es” y “el otro”. Eso es vital. Y mientras él estaba vivo, “el otro aún no ha venido”.
Hitler jugó el papel clave en esa sexta resurrección. Entendemos esto hoy incluso mejor que el Sr. Armstrong porque ahora hay más material disponible que expone esa historia.
Esta profecía da el punto de vista de Dios. Pero Churchill no estuvo de acuerdo. Él pasó totalmente por alto la conexión del Sacro Imperio Romano y escribió que la visión del mundo de Hitler comenzó en 1918-1919. ¡No fue así! Ese es un error terrible.
Yo sé que Churchill no lo entendió espiritualmente, pero hubo otros historiadores que sabían mucho más sobre la Iglesia Católica y el Sacro Imperio Romano, y escribieron mucho más sobre eso que Winston Churchill. Ellos registraron el concordato que Hitler firmó con el Vaticano. Expusieron las ratlines [rutas de escape] donde la iglesia ayudó a los monstruos nazis a escapar después de la Segunda Guerra Mundial. ¡Esa es historia documentada! Pero Satanás ha trabajado duro para enterrarla.
Churchill tuvo perspectiva histórica, como dijo Lukacs, ¡pero la visión o perspectiva histórica no es suficiente! Él podría haber aprendido mucho más en el nivel de la letra de la ley. ¡Nosotros tenemos perspectiva bíblica! La profecía bíblica nos pone por encima de todos los demás. Y sólo nosotrospodemos realmente explicar ese Sacro Imperio Romano.
Si Winston Churchill viniera hoy, ¿podría salvar a Occidente? No, no podría.
El Sacro Imperio Romano siempre ha sido guiado por la Iglesia Católica. Esa es la historia, y la profecía, que la verdadera Iglesia de Dios debe proclamar al mundo.
‘Amonéstalos de mi parte’
Ezequiel 33:1-6 profetiza sobre la advertencia de Churchill el vigilante. Luego, el versículo 7 describe a un vigilante diferente: “A ti, pues, hijo de hombre [¡Yo Dios!], te he puesto por [vigilante] a la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte”.
La casa de Israel necesita un vigilante de Dios. Para obtener la visión de Dios, ¿el vigilante va a los libros de historia? No, ¡primero debe ir a la Biblia y recibir el mensaje de la boca de dios! Por ejemplo, ¿Qué dice Dios sobre el Sacro Imperio Romano? ¡Afírmese y establézcase en eso! ¡Esa es visión verdadera! Luego podemos consultar los libros de historia y el periodismo. Pero cuando algo está sucediendo, siempre vamos primero a Dios. Uno debe querer aprender lo que Dios dice al respecto; y, si es realmente significativo en el mundo, generalmente lo encontrará en la Biblia.
La Iglesia de Dios tiene una perspectiva bíblica; es decir, ¡visión bíblica!
En Su mensaje a la Iglesia de Tiatira, Cristo reveló que Su pueblo tenía un gran problema con Jezabel, que simboliza la Iglesia Católica (Apocalipsis 2:18-20). Ellos tenían algunos buenos atributos, pero Cristo tuvo que corregirlos y advertirles sobre esta gran iglesia falsa.
Luego Él dijo que algunos de ellos “no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás” (versículo 24). ¡Ese es un gran problema! Este mundo no entiende nada acerca de las profundidades de Satanás. Incluso los laodicenos, aquellos que estaban en la Iglesia de Dios y se alejaron de Él, comenzaron a diluir la advertencia contra el Sacro Imperio Romano antes que el Sr. Armstrong muriera, y luego la erradicaron después que él se fue.
Sin embargo, si usted entiende el Sacro Imperio Romano, realmente entiende a Satanás. El versículo 26 dice que debemos vencer, o sea, ¡vencer las profundidades de Satanás!
El Sacro Imperio Romano nunca ha sido capaz de unificar a las naciones europeas a menos que el Vaticano lo haya hecho por ellos. El Vaticano lo hace a cambio de poder guiar la dirección del poder de la bestia. ¡Satanás usa esta combinación religioso-política para causar una devastación horrible!
Es crítico que entendamos esto. ¡La herramienta política número uno de Satanás en este mundo durante los últimos 1.500 años, ha sido el Sacro Imperio Romano! Sin embargo, casi nadie sabe nada al respecto.
Si Churchill hubiera estado buscando y tenido algo de fe en Dios, podría haber dicho, me pregunto si Dios estaría enviando un mensaje advirtiéndonos sobre lo que vendrá. ¡Y si hubiera mirado a su alrededor, habría visto al Sr. Armstrong allí mismo, haciendo exactamente eso!
¡El que ‘aún no ha venido’ ha venido!
Adolfo Hitler llamó a su régimen el “Tercer Reich”. En su punto de vista, el Primer Reich era el Sacro Imperio Católico Romano de la Nación alemana fundado por Carlomagno en el año 800 d.C. Carlomagno gobernó sobre Francia, Alemania y Austria. Los nazis consideraron que, el “reich” que él comenzó, duró mil años: hasta 1806 cuando el Sacro Emperador Romano Francisco II abdicó en Viena, su ciudad capital.
Hitler conocía bien esa historia. Él decidió que trabajaría desde Austria, como la dinastía de los Habsburgo, que gobernó el imperio desde allí durante casi 400 años antes de 1806. Él pudo haber considerado a Viena parte de Alemania porque fue una gran parte del poder durante las resurrecciones de ese imperio.
Carlomagno era un líder tan sanguinario que sus propios asesores cercanos estaban preocupados por su brutalidad. Sin embargo, a pesar de la devastación suscitada en Europa por Carlomagno (seguido por otros emperadores del Sacro Imperio Romano y finalmente por Adolfo Hitler), algunos líderes alemanes modernos han elogiado recientemente la herencia de Carlomagno.
El Sr. Armstrong se hizo amigo de Otto von Habsburg, quien nació como el último príncipe heredero de Austria-Hungría antes de que se disolviera. Más adelante, el Dr. Habsburg se convirtió en miembro del Parlamento Europeo. Él resumió el significado de la corona de la siguiente manera: “Poseemos un símbolo europeo que pertenece a todas las naciones de Europa por igual. Éste, es la corona del Sacro Imperio Romano que encarna la tradición de Carlomagno”.
Quienes apoyan al Sacro Imperio Romano, dicen que éste gobierna de acuerdo con la santa voluntad de Dios. Ellos creen que la santa voluntad de Dios proviene de la Iglesia Católica combinada con un imperio europeo, o sea, el Sacro Imperio Romano.
El canciller austriaco Sebastian Kurz, es uno de ellos. Es un católico devoto y ha dicho abiertamente que su religión guía su política. Cuando él fue ministro de Asuntos Exteriores, consultó a su sacerdote sobre cómo lidiar con la crisis migratoria, y él se ha destacado por ser duro con los inmigrantes.
Su religión guía su política. Le pregunto, ¿qué significa eso para los líderes mundiales, en este mundo? ¡Prácticamente nada! ¡Pero esto es exactamente lo que Dios quiso decir al profetizar del que “aún no ha venido”!
La ciudad alemana de Aquisgrán otorga un premio a quienes promueven la causa de la unificación europea. Aquisgrán es la ciudad donde gobernó Carlomagno. Uno de los destinatarios fue el fallecido presidente alemán, Roman Herzog. Él dijo que Carlomagno atravesó un mar de sangre para alcanzar su meta de unificar Europa bajo el catolicismo. Eso es cierto; pero con todo y eso, ellos le llaman a este premio: ¡el Premio Carlomagno!
Otro hombre de la era moderna ha enfatizado que la herencia de Europa es una herencia católica. Él proviene de un linaje de la nobleza, y uno de sus títulos significa: “varón del Sacro Imperio Romano”; su nombre es Karl-Theodor zu Guttenberg. En un discurso en 2017, de campaña política en Bavaria, él dijo: “más vale que los alemanes recordemos de dónde venimos y qué es lo que significa nuestra historia”. Él los instó a recordar su historia “con sus lados oscuros y brillantes”. Claro, ¡sin duda existe un lado oscuro de su historia!
Habsburg, Herzog, Kurz y Guttenberg están hablando sobre el Sacro Imperio Romano. ¡Ellos están hablando exactamente sobre lo que el Sr. Armstrong y nosotros hemos proclamado durante 75 años! El Sr. Armstrong lo pronosticó, y ahí está, emergiendo ante nuestros ojos.
No obstante, a menos que le digamos al mundo lo que esto significa, ¡nadie lo sabrá! Ésta es una visión que Dios nos da; y es una visión que todos necesitamos, ¡mucho más allá de lo que cualquier vigilante elegido por el pueblo podría tener jamás!
La Corona
La corona del Sacro Imperio Romano y del imperio austriaco se disolvió en 1806, pero la corona real y las joyas de la corona todavía están allá. Hitler estaba muy familiarizado con esa corona, y eso fue lo que le hizo pensar que Dios estaba usando a Alemania en lugar de los judíos. ¡Todo eso fue acerca de esta corona!
Esa es una corona falsa y un imperio impío. ¡Pero Dios tiene una corona, un trono y un reino! ¡Él ha establecido el trono de David para siempre! ¡Qué visión tan grandiosa!
Daniel 8:23 profetiza: “Y al fin del reinado de éstos, cuando los transgresores lleguen al colmo, se levantará un rey altivo de rostro y entendido en enigmas”. Ese líder fuerte unificará a Europa bajo el catolicismo otra vez. Él estará poseído por Satanás algunas veces y se comportará en muchas formas como Carlomagno y como Hitler. Ese orbe imperial del Sacro Imperio Romano simboliza la Tierra. ¡Él tratará de gobernar la Tierra! ¡Él tratará de establecer un “reich” de mil años!
El versículo 24 indica que este poder no vendrá de su “fuerza propia”. Él tendrá mucho del poder de Satanás, y a través de esta séptima resurrección del Sacro Imperio Romano, Satanás infligirá destrucción por toda la Tierra. Jesucristo profetizó lo siguiente: “Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá” (Mateo 24:21).
¿Pero qué dice Daniel 8:25? ¡Jesucristo va a regresar! Este Sacro Imperio Romano y también todos los reyes de oriente van a pelear contra Él en Jerusalén. Allí, Cristo personalmente los destruirá. Eso cumplirá Apocalipsis 14:20, que dice que la sangre llenará el Valle de Josafat en Jerusalén ¡“hasta los frenos de los caballos” por 320 kilómetros!
Finalmente, Dios pondrá fin al Sacro Imperio Romano Sangriento de Satanás. ¡Y Él establecerá el reino verdadero de Dios por mil años! Después de eso, Dios resucitará a los que hayan muerto en el Valle de Josafat y a los que fueron asesinados por el Sacro Imperio Romano a través de la historia, y a todos los que hayan vivido alguna vez sin conocer al verdadero Dios. Entonces Él les dará una oportunidad para creer y obedecer y someterse a Su gobierno verdadero.
¡Jesucristo va a gobernar desde el Trono de David! Para gobernar desde ese trono con Él, tenemos que hacer Su Obra. Hacer eso, incluye advertir al mundo sobre Satanás y el Sacro Imperio Romano.
Que visión tan maravillosa es ésta para añadirla a la visión histórica de Churchill. Asegurémonos de tener la visión de la Biblia en nuestras mentes, para que podamos entender lo que está sucediendo, y proclamarle al mundo el mensaje de Dios: ¡las mejores noticias que ellos alguna vez escucharán!