Si usted está observando los acontecimientos mundiales, entonces sabe que muchas naciones están profundamente divididas. Durante la crisis de la covid-19, las líneas de división se han vuelto más evidentes. Pero Dios quiere unidad. En el libro de Santiago encontramos la instrucción de como estar unificados.
Santiago 2:1 inicia con las palabras, “Hermanos míos”. ¿A quién se está dirigiendo Santiago? Al pueblo de Dios, Su Familia.
“Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas [sin parcialidad, versión Revised Standard]” (Santiago 2:1).
Tristemente, este mundo se basa en que la gente hace acepción de personas. ¡Esa parcialidad es la maldición de la humanidad!, es causante de una infinidad de problemas. Las personas se discriminan basándose en la riqueza, el privilegio, el sexo, la raza, la educación, la cultura, el talento, o cualquier cantidad de cosas. Yo soy una persona guapa y ellos son feos. Yo tengo clase y ellos no. No me agrada la raza de aquella persona.
Todos estos problemas son resultado directo de una falta de entendimiento de la Familia de Dios. ¡Dios dice que los problemas del mundo no serán resueltos hasta que aprendamos a comprender a la familia!
¡Entender a la Familia de Dios aclara todo!
Nosotros debemos poner el ejemplo en este mundo dividido y lleno de odio. Al entender a Dios, ¡debemos mostrarles a las personas cómo unificar al mundo entero como un solo hombre, con la mente de Jesucristo!
¡No debemos olvidar que nuestro objetivo es traer al mundo entero a la Familia de Dios!
Ésta es la única forma en que este mundo estará unificado.
Los laodicenos han hecho lo opuesto. Ellos se han unido a este mundo desesperanzado que no puede resolver sus problemas.
¿Cómo puede usted ser un siervo [esclavo] del Padre y del Hijo (Santiago 1:1) y discriminar a un hijo potencial de Dios en este mundo? ¿Cómo puede usted discriminar a una de las primicias que es hijo del Padre y hermano de Jesucristo, el Señor de la gloria?
Usted no hará eso si ve a la Familia de Dios, o a los que tienen este potencial, como Dios lo hace.
Observe esto espiritualmente: ¡Esta es la Familia de Dios! Y aquellos en el mundo son miembros de la Familia de Dios en potencia. Entender la Familia de Dios lo esclarece todo. Toda la humanidad tiene ese potencial.
El pueblo de Dios debe ser un ejemplo para el mundo no mostrando parcialidad, y tratando con honor a cada miembro del Cuerpo de Cristo. ¡Ese estilo de vida debe iniciar dentro de la Iglesia porque Dios quiere alcanzar cada rincón de este mundo! “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe” (Gálatas 6:10). Aférrese a la cabeza, Jesucristo, y después extiéndase a todos dentro de la Iglesia de Dios, y luego a todos aquellos en el mundo, según tengamos la oportunidad.
Dios quiere que todos en Su Iglesia “habiten juntos en armonía [unidad, vkj]” (Salmos 133), que sean de “un mismo espíritu” y “unánimes” [con una sola mente, vkj]; “sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa” (Filipenses 1:27, 2:2), “que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer” (1 Corintios 1:10). Él quiere que Su pueblo sea como “un solo hombre” (Esdras 3:1). ¡Ésa es verdaderamente una profunda unidad familiar!
Santiago realmente enfatiza esta verdad. Él les está mostrando a los laodicenos lo mucho que han perdido, y ¡lo mucho que tienen que recuperar para poder llegar a formar parte de la Familia de Dios! Ellos deben regresar al entendimiento de la Familia.
¡Probablemente dentro de una década, el pueblo de Dios enseñará al mundo acerca de la Familia de Dios! Este mundo desesperadamente necesita esta educación familiar. Eso es lo que Dios quiere darle por sobre todo.
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