Lo más importante por desleudar
No es su horno tostador.

Definitivamente es una de las prácticas más inusuales hoy en día, sin embargo Dios lo ordena: sacar la levadura de nuestros hogares cada primavera. ¿Por qué? Las lecciones espirituales son profundas. Si realmente pensamos en ellas, nos damos cuenta cuán transformadoras son.

Los Días de Panes sin Levadura nos enseñan el proceso de purgar el pecado y ansiar la perfección. Quitar físicamente las galletas y las migajas de las casas, oficinas, carros y otros bienes debe dirigir nuestros pensamientos y enfocarnos en eliminar la levadura espiritual del pecado.

Lo más importante por desleudar no es el horno tostador. Es su forma de pensar. Encontrar diversas formas y depósitos de levadura física ilustra lo fácil que es acumular levadura en nuestras mentes: vanidad, errores, ideas falsas, pensamientos erróneos.

Use estos días santos para reconocer y reducir la influencia del diablo en su mente.

Satanás ataca—Dios libera

Los orígenes de la fiesta de los Panes sin Levadura se encuentran en el libro bíblico de Éxodo. Y aunque no se le menciona directamente por su nombre, uno de los personajes principales de esa historia épica es Satanás.

El faraón esclavizó a los israelitas en Egipto y les amargó la vida “con dura servidumbre” (Éxodo 1:13-14). Dios lo usa como símbolo del diablo. Satanás es el dios de este mundo, y esclaviza a las personas en el pecado (2 Corintios 4:4; Juan 8:34). El pecador está bajo su poder de la misma forma en que los israelitas lo estaban bajo el faraón y sus capataces.

Los angustiados israelitas suspiraban y lloraban en su servidumbre. Dios los escuchó y quiso liberarlos (Éxodo 2:23-25). ¡Amaba a los israelitas como a Su hijo primogénito! (Éxodo 4:22-23). Su sufrimiento Le conmovió.

Dese cuenta de que ¡Dios quiere que sus hijos salgan de Egipto! Cuando nos ve sufrir a causa del pecado, Él sufre. Cuando nos ve clamar en una prueba, Él se conmueve. Anhela liberarnos del pecado que nos causa tanta miseria.

Esclavos desde su nacimiento, los israelitas no habían conocido otra vida. Dios los liberó con mano poderosa (Números 33:3). Ellos estaban exultantes de alegría por salir de Egipto, igual que los cristianos recién engendrados al comenzar su vida con Dios.

Pero escapar de Egipto no puso fin a sus problemas. Y cuando Dios nos saca de este mundo pecaminoso y comienza a trabajar con nosotros para liberarnos del pecado, Satanás no se queda atrás. El faraón persiguió a los israelitas con furia, tal como Satanás persigue a los nuevos cristianos para llevarlos de nuevo a la esclavitud (Éxodo 14:5-9).

Atemorizados al ver avanzar al ejército egipcio, los israelitas se volvieron contra Moisés, diciendo: “¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto?” (versículo 11). Incluso después de experimentar una liberación milagrosa —y mientras presenciaban el maravilloso pilar de nube ardiente que los acompañaba— los israelitas carecían de fe.

Luego fueron más allá de la falta de fe: “¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto” (versículo 12). Eso es pura ficción: ¡es historia revisionista! Habían clamado por libertad y estaban encantados de recibirla, pero ahora insistían ridículamente en que sólo querían que los dejaran en paz para seguir disfrutando de su maravillosa vida en Egipto.

Esto revela una verdad importante. Satanás perseguía a Israel con el ejército egipcio, pero también lo atacaba desde dentro del campamento. El padre de la mentira estaba transmitiendo sus actitudes pervertidas, estados de ánimo y emociones.

Incluso después de liberarnos del Egipto espiritual, seguimos sujetos a los esfuerzos de Satanás por infiltrarse en nuestro pensamiento. Mantenerlo alejado requiere vigilancia y la ayuda de Dios. Necesitamos permanecer cerca de Él y seguir el pilar de nube espiritual. También debemos usar un ingrediente importantísimo que los israelitas no tenían: ¡el Espíritu Santo!

Dios intervino poderosamente. Bloqueó el camino de los egipcios con una oscuridad cegadora (versículo 20), abrió un canal a través del mar y puso a Su pueblo a salvo en la orilla opuesta. Pero a pesar de este asombroso despliegue de poder divino, el faraón, en cuanto tuvo la oportunidad, ¡los continuó persiguiendo! Después de toda la destrucción y muerte que ya había presenciado en su tierra, ¡el faraón se negó a admitir que había sido vencido! Esto demuestra lo irracionalmente destructivo que es Satanás: él ejercerá su voluntad con una furia ciega incluso contra Dios Mismo (Apocalipsis 12:12).

Siguiendo a los israelitas

Dios ahogó a los egipcios en el mar Rojo. Esto simboliza nuestra completa liberación del pecado cuando somos bautizados (Éxodo 14:30-31; Romanos 6:3-4). El pueblo celebró su liberación con alegría (Éxodo 15:1-21). Anticipaban una marcha triunfal hacia la Tierra Prometida.

Sin embargo, ¿qué ocurrió? Al cabo de tres días, en el día de reposo israelita, acamparon en un lugar donde el agua no se podía beber. Esto era ciertamente un desafío, pero ¿cómo reaccionaron? “Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber?” (versículo 24).

Los soldados egipcios se habían ahogado, ¡pero Satanás no! Junto con su ejército de demonios, siguió agitando las mentes carnales de los israelitas.

Cuando surgen desafíos, incluso los cristianos convertidos siguen siendo susceptibles de tener pensamientos negativos y faltos de fe. En lugar de recordar incluso los milagros y liberaciones recientes, podemos fijarnos fácilmente en los inconvenientes y dilemas presentes. Siendo físicos, tendemos a caminar no por fe, sino por vista. Satanás se aprovecha magistralmente de esta debilidad. Él despierta la negatividad. Hace que un montón de tierra parezca una montaña. Hace que el camino hacia adelante parezca demasiado desalentador, y que el retroceso a la vida de pecado sea muy tentador.

Satanás tendió una emboscada espiritual a los israelitas. Apenas unas semanas después de haber salido de Egipto de la manera más milagrosa posible, toda la congregación murmuró contra Moisés y Aarón, diciendo: “Ojalá hubiéramos muerto por mano de [el Eterno] en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud” (Éxodo 16:2-3).

¿Se dio cuenta de lo bien que lo pasaban los israelitas en Egipto? ¿Cómo podían sentarse a disfrutar de ollas de deliciosa carne y todo el pan que quisieran? ¿Y cuánto les gustaba servir a los egipcios? Por supuesto que no, ¡porque eso no sucedió! En realidad, ¡habían escapado de una sociedad que literalmente arrojaba a sus hijos al río para exterminar su raza!

Sin embargo, aquí en el desierto, los israelitas tuvieron hambre, se encontraron con algunas dificultades, sus actitudes entraron en una espiral negativa, y se hicieron vulnerables a Satanás.

Antes de los Días de Panes sin Levadura, escudriñamos los ingredientes de cada producto alimenticio para determinar si contiene levadura. De la misma manera, debe examinar el contenido de sus pensamientos. Busque en su mente la tendencia a olvidar los milagros de Dios, a pasar por alto Sus promesas, a enfocarse en vez de eso en las sombrías evidencias físicas. Busque los pensamientos que idealizan la mundanalidad y endulzan sus efectos secundarios. Identifique las mentiras que Satanás le dice para convencerle de que abandone su viaje, que deje de luchar y renuncie a la Tierra Prometida.

En esta fiesta de los Panes sin Levadura, no desleude físicamente sin buscar y purgar también su levadura espiritual.

Examínese

El apóstol Pablo dijo que debemos estudiar la historia de los israelitas y aplicar sus lecciones negativas: “Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron. Ni seáis idólatras, como algunos de ellos. (…) Ni forniquemos, como algunos de ellos. (…) Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron. (…) Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron. (…) Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos” (1 Corintios 10:6-11).

Esta es una lista de ingredientes de la levadura espiritual. Y la mayoría de los incidentes específicos a los que Pablo hace referencia están registrados en el libro de Números, que narra los 40 años de Israel en el desierto entre Egipto y la Tierra Prometida. Espiritualmente, aquí es exactamente donde los verdaderos cristianos están hoy.

Años después de salir de Egipto, los israelitas seguían recordando su esclavitud como los “años dorados”. Dos rebeldes se enfrentaron a Moisés con este argumento: ¿Es poco que nos hayas hecho venir de una tierra que destila leche y miel, para hacernos morir en el desierto, sino que también te enseñorees de nosotros imperiosamente?” (Números 16:13). Oh sí, Egipto era “una tierra que destila leche y miel”, ¡un verdadero paraíso para ellos!

Tales comentarios disparatados muestran los efectos de la propaganda de Satanás. Para evitar semejantes ideas deformadas, debemos ser conscientes de las artimañas y tácticas de Satanás, y de lo omnipresente que es realmente su influencia (2 Corintios 2:11).

¿Qué hay de su forma de pensar? ¿Dónde ha saboteado su mente la influencia de Satanás? ¿Dónde se ha infiltrado en usted el error, las ideas equivocadas, las suposiciones incorrectas, las actitudes viciadas, el resentimiento, la amargura, el ensimismamiento, el orgullo, la vanidad, la arrogancia o la autojusticia? ¿Dónde está usted empatizando con el enemigo?

¿Cuánta de su sabiduría es del mundo y cuánta es de Dios? (Santiago 3:14-18). ¿Cuáles de sus pensamientos y acciones son obras de la carne, y cuáles son frutos del espíritu? (Gálatas 5:19-26). ¿Cómo responde usted a la cadena de mando, desde Dios el Padre a Jesucristo, a Sus siervos, a usted y a su familia? ¿Cómo responde a las pruebas? ¿En qué gasta su tiempo? ¿Qué entretenimientos ve? ¿Qué le emociona? ¿Están sus afectos puestos “en las cosas de arriba”? (Colosenses 3:1-2).

¡Responder a estas preguntas es desleudamiento espiritual en acción! Dios le ordena que se autoexamine (1 Corintios 11:28; 2 Corintios 13:5). Eso no significa compararse con el mundo de Satanás y asumir que está en buena forma. Use el estándar de medida de Dios. Mídase por Su ley santa, y compárese con el ejemplo perfecto de Él y de Cristo (Mateo 5:48).

Pídale a Dios que le muestre incluso la levadura oculta en sus pensamientos (Salmos 19:12; Jeremías 10:23-24). Humanamente, no podemos ver la levadura en nosotros mismos (Proverbios 20:24). Dios debe iluminar nuestras vidas con la luz brillante de Su Espíritu Santo. En nuestras oraciones diarias, debemos presentarnos ante Dios con un espíritu arrepentido, con una visión clara y humilde de nosotros mismos, y pedirle que nos muestre la influencia de Satanás. Luego prepárese,
¡porque Él se lo mostrará!

En un sermón de 2007, el redactor jefe de Visión Real, Gerald Flurry, lanzó un reto en el que deberíamos pensar al autoexaminarnos. Describió cómo Herbert W. Armstrong siempre hacía cambios cuando Dios se lo mostraba. “Al igual que David, él tenía un corazón perfecto y una actitud perfecta. Eso es lo que Dios quiere de usted y de mí”, dijo el Sr. Flurry. “Él sabe que vamos a cometer errores. Pero ¿es correcta su actitud? (…) Cuando ve algo que está mal, ¿dice: Eh, voy a corregir eso? Si se trata de una debilidad muy arraigada, puede llevar algún tiempo, ¡pero al menos tiene que empezar a corregirla! Cuando ve que está equivocado, ¿realmente dice: Esto hay que cambiarlo, ¡y cambiarlo rápido!? Y tener una actitud correcta y amorosa hacia Dios, en la que Dios diga de usted: ¡Eres un hombre o una mujer conforme a mi corazón! ¡Quieres pensar como Yo lo hago!”.

Ese es el hermoso resultado de un desleudamiento espiritual adecuado.

Saque a Egipto

Los israelitas crecieron como esclavos de Satanás, así como del faraón, e incluso después de que Dios los liberara, seguían pensando como esclavos. Salieron de Egipto físicamente, ¡pero dejaron atrás sus corazones! “No quisieron obedecer [a Dios], sino que le desecharon, y en sus corazones se volvieron a Egipto” (Hechos 7:39). Espiritualmente, nunca se fueron.

Dios nos ha liberado milagrosamente de la esclavitud a Satanás, pero todavía vivimos en un mundo que él gobierna. Tenemos que darnos cuenta de lo fácil que es para nosotros adquirir y retener el pensamiento inspirado por Satanás.

Dios nos ordena salir del mundo y estar totalmente separados (2 Corintios 6:17; Apocalipsis 18:4). ¡La historia de los israelitas demuestra lo difícil que es esto! No es fácil salir y permanecer fuera del pecado.

Estudie esa historia y recuérdela. Porque no se trata sólo de salir de un mundo pecaminoso, sino también de sacar el pecado de nosotros.

Se ha dicho que, aunque Dios tardó sólo una noche en sacar a Israel de Egipto, tardó 40 años en sacar a Egipto de los israelitas.

La vida en el desierto es un desafío. Sí, Egipto ha quedado atrás, y en cierto sentido el enemigo está ahogado. Sin embargo, todavía hay pruebas y dificultades, y presiones satánicas.

Todo verdadero cristiano debe estar alerta. Dios nos ordena a cada uno de nosotros que identifiquemos y rechacemos los ataques espirituales malignos. Los verdaderos cristianos son parte de la verdadera Iglesia de Dios, y el Sr. Flurry escribe: “La gran responsabilidad que cada uno de los miembros de Dios tiene es mantener al mundo y al pecado fuera de la Iglesia de Dios. Es una batalla continua cuando usted tiene la verdad de Dios. Satanás está totalmente entregado a destruir esa verdad” (Daniel: ¡Al fin descifrado!). Así como nadie más va a desleudar su casa o su carro, cada uno de nosotros debe desleudar su propia vida. Cada uno de nosotros tiene el deber de mantener al mundo y al pecado fuera de la Iglesia de Dios al mantenerlos fuera de nuestras propias vidas.

Esté atento a la influencia de Satanás, pero nunca olvide esto: Dios está con nosotros. Desconecte esas emisiones satánicas, desleude su pensamiento, manténgase cerca del pilar de nube, ¡y sígalo todo el camino hasta la Tierra Prometida!