Cada semestre de primavera aquí en el Herbert W. Armstrong College (ac), enseño un curso de Apreciación Musical. Es un curso de dos horas a la semana que se exige a todos los graduados de dos años. Lo enfrentan durante su último semestre antes de recibir el diploma de dos años que ofrece el ac.
¿Por qué exigir Apreciación Musical? Vale la pena considerarlo, especialmente para los jóvenes interesados en asistir al colegio aquí.
Nuestro homónimo, Herbert W. Armstrong, lo exigía a todos sus estudiantes en el Ambassador College. Aunque en parte por eso lo requerimos aquí, también vemos un gran valor y beneficio en ello. ¿Cuál es ese beneficio? ¿Por qué él, y nosotros, lo exigimos a los que reciben esta educación?
Recuperando la verdadera cultura
El Sr. Armstrong dijo que la educación moderna perpetuaba “los falsos valores, la enseñanza de la historia distorsionada, la psicología deformada, las artes y las ciencias pervertidas, el conocimiento sin valor” (The Wonderful World Tomorrow—What It Will Be Like [El maravilloso Mundo de Mañana, cómo será]; énfasis añadido). Su colegio, el Ambassador College, al igual que el Armstrong College actual, fue diseñado para cambiar eso.
Al declarar el propósito del Ambassador, que apenas llevaba tres años de existencia, el Sr. Armstrong dijo que la “educación integral” de la escuela era “el desarrollo de la personalidad, la capacidad de expresarse, la inculcación del carácter, la formación en la verdadera cultura” (carta, 29 de junio de 1950).
En el segundo volumen de su autobiografía, destacó que uno de los aspectos de la educación de la escuela era la “verdadera cultura”. Al referirse al colegio, solía utilizar frases como “desarrollo cultural”, “ventajas culturales” y “entorno cultural”.
La cultura, según el Diccionario Merriam-Webster, se refiere a “la ilustración y la excelencia del gusto adquiridas por la formación intelectual y estética”.
Sí, la cultura requiere formación.
El Sr. Armstrong estaba de acuerdo con esto. En su Personal de Las Buenas Noticias de febrero de 1981, preguntó: “¿Es malo ser una persona culta?”. Señaló que, aunque algunas personas cultas tienen un grave problema de vanidad, los que se niegan a ser cultos también lo hacen por vanidad. “Cuando la gente se jacta de ser (…) inculta, eso no es más que vanidad. Suele ser para excusar la holgazanería, la negligencia, la falta de esfuerzo”.
Se requiere esfuerzo para ser culto. Eso significa educación. La apreciación de las cosas más finas es totalmente imposible sin educación. Algunas de estas cosas pueden disfrutarse con poco esfuerzo, pero hay una diferencia entre disfrutar y apreciar. Usted puede apreciar el valor de algo (las verduras, la corrección, etcétera) y no necesariamente disfrutarlo mientras sucede.
Sin embargo, la apreciación puede llevar al disfrute. En el ámbito de la música, a menudo lo hace.
¿Por qué la apreciación de la música requiere tanta formación, tanto esfuerzo? Porque vivimos en medio de una crisis cultural y hay que recuperar los verdaderos valores.
Un problema moderno
En El maravilloso Mundo de Mañana, el Sr. Armstrong consideró lo que significaría un lenguaje universal, si ocurriera en nuestro mundo actual, un mundo alejado de Dios: “Los males se multiplicarían. Universalmente habría una nueva era en el arte y la literatura pervertida (pornografía), educación impía, música inspirada por Satanás (como la queEstados Unidos y Gran Bretaña están generando en el mundo ahora) de disputas, hostilidad y guerra entre las naciones”.
En esa situación hipotética, si el mundo tuviera un solo idioma en su estado actual, lo que ocurriría en la música es lo que ya está ocurriendo: Estados Unidos y Gran Bretaña están generando música inspirada por Satanás en todas partes. ¡Están provocando una crisis cultural en todo el mundo!
La crisis es también más relevante para nuestros días que en cualquier otro tiempo. Hablando de la caída de Lucifer, el Sr. Armstrong escribió: “Cuando, en el orgullo y la codicia, todo su carácter cambió y cayó de su estado de perfección para convertirse en Satanás, se corrompió y pervirtió en todos sus caminos (Ezequiel 28:13, 17). Satanás es el autor de la música moderna pervertida, discordante y degenerada, de lamentos, cantos fúnebres, gemidos, quejas o ritmo eróticos acelerados”. Este es un problema moderno. El dominio de Satanás sobre la música no llegó a su punto álgido hasta la era “moderna”.
Este fenómeno moderno fue causado en gran parte por la “nueva moralidad”, donde todas las opiniones mojigatas de la sociedad sobre el sexo se invirtieron por completo a principios y mediados del siglo xx. Con ella llegó la influencia de los jóvenes sobre lo que se convirtió en música “popular”. “¿Por qué las niñas de 10, 12 y hasta 15 años se volvieron prácticamente locas, e incluso invitaron a la posesión demoníaca, por los británicos Beatles? Eso nunca podría haber ocurrido 50 años antes…”.
Repito, esto es relativamente nuevo en las últimas décadas.
Uso correcto de los sentidos
La Apreciación Musical ayuda a sus estudiantes a restaurar y recuperar el valor de la verdadera cultura. Se hace pidiendo a los alumnos que desarrollen uno de los cinco sentidos físicos que Dios creó para que se utilice lícitamente hasta su máximo enriquecimiento.
En La dimensión desconocida de la sexualidad, el Sr. Armstrong escribió: “También [Dios] nos dio el sentido del oído. ¡Cuán inspirador, agradable y ennoblecedor es el placer que recibimos al escuchar buena música! Pero también este sentido puede usarse para bien o para mal”.
Todos los sentidos tienen un uso correcto y placentero. En lo que respecta a obtener placer de la audición, nos referimos principalmente a la música.
Consideremos ahora las ramificaciones que tienen nuestros sentidos en el desarrollo de nuestra moral y nuestro carácter. Los sentidos del gusto y del olfato tienen implicaciones más allá de la lengua y las fosas nasales. El uso que se hace de ellos repercute en la salud física del propio cuerpo. Los sentidos de la vista y el tacto también afectan a la mente y el intelecto. Del mismo modo, oír impacta la mente y el intelecto, y también las emociones. A través de este sentido y de la música, la cual expresa un profundo contenido emocional, nuestras emociones pueden ser afectadas o manipuladas. Dado que Satanás transmite a través de los estados de ánimo y las emociones, vigilar este sentido, y la música que consume, debe ser una prioridad en nuestras vidas.
La Apreciación Musical enseña los “verdaderos valores” para disfrutar de este sentido vital.
Y nuestros sentidos deben ser ejercitados: “Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal” (Hebreos 5:14). La palabra griega inspirada aquí significa entrenamiento atlético vigoroso. Así que para decir si algo es bueno o malo para los sentidos es necesario que estos se sometan a un gran entrenamiento. Y, como señala este versículo, se ejercitan para poder discernirtanto el bien como el mal. La palabra griega para discernir significa estimación judicial. Es como si uno fuera un juez al que se le presentan todas las pruebas, los hechos, los ángulos, las consideraciones, y toma una decisión basada en su entrenamiento y en todo lo que tiene delante para ver si lo que está entrando en sus sentidos es bueno o malo.
Como comentó La Pura Verdad de noviembre de 1965 sobre este versículo: “Dios quiere que ejercitemos nuestros cinco sentidos físicos. Quiere que aprendamos cuáles son los verdaderos valores para disfrutar de estos sentidos. Uno de estos sentidos es el oído. Y una de las formas en la que debemos ejercitar nuestro sentido del oído es en la apreciación de la música de calidad”.
¿Puede ser buena cualquier música de este mundo?
Pero siendo Satanás el dios de este mundo (2 Corintios 4:4), el príncipe de la potestad del aire (Efesios 2:2), ¿podría valer la pena cualquier música compuesta por hombres y mujeres alejados de Dios?
Los seres humanos alejados de Dios han podido aprovechar las leyes del arte y la música, la ciencia del sonido, para crear canciones que son hermosas y edificantes, pinturas que son inspiradoras, y para crear arquitectura que es impresionante y estable. Como decía La Pura Verdad de agosto de 1982: “Decir que hay que rechazar todo el arte producido por mentes inconversas (mentes de personas apartadas del conocimiento de Dios), significaría que habría que rechazar la mayor parte del arte de la Tierra, ya que la humanidad en su conjunto ha sido cortada de Dios. Este no es ciertamente el criterio para hacer un juicio. Incluso el apóstol Pablo conocía y citaba el arte poético de los escritores griegos paganos (Hechos 17:28). (…) Debemos apreciar lo que es una expresión del espíritu en el hombre, lo que refleja su increíble potencial humano y sus talentos creativos semejantes a los de Dios”.
¿No debería la buena música ser inmediatamente disfrutable?
¿Qué tipo de música debemos aprender a apreciar? ¿Y por qué tenemos que aprender
a apreciarla? ¿No debería la música, si es buena y correcta, tener un atractivo inmediato? ¿Tener que aprender sobre ello no anula todo el propósito de la música?
Si juzgáramos los factores de salud de un alimento basándonos únicamente en su buen sabor, probablemente pensaríamos que el helado es lo más nutritivo que existe, y no estaríamos tan sanos ni en forma. Lo mismo ocurre con la dieta musical. No podemos basar nuestra estimación judicial puramente en si suena bien o si nos gusta inmediatamente.
“Algunos dicen que el arte es bueno si da placer. Sobre esta base, la pornografía es arte, ya que da placer temporal a un pequeño segmento de la sociedad…” (ibíd.).
Muchas cosas en este mundo tienen un atractivo inmediato. “La música inferior suele tener un atractivo inmediato. Pero este atractivo suele basarse en algo trillado. Pronto se desvanece. Por eso se producen 300 nuevos discos de rock and roll cada semana. (…) Por otro lado, se requiere tiempo y esfuerzo para desarrollar una apreciación de la buena música clásica, por ejemplo. Esto se debe a que es más difícil, hay más cosas que escuchar. La música de calidad también tiene un atractivo duradero. Una vez que ha aprendido a disfrutarla, no se cansa de ella fácilmente. Cuanto más la escucha, más la disfruta” (La Pura Verdad, noviembre de 1965).
Se requiere esfuerzo y tiempo para apreciar una forma de arte que es conocida por su longitud. Aparte de algunas piezas cortas, la música clásica suele ser larga y desalentadora para quienes están acostumbrados a nuestra sociedad moderna, de ritmo rápido y feliz con las abreviaciones. En otro tiempo, este tipo de música podía tener un atractivo más inmediato. Pero con el colapso de la cultura verdadera en nuestro mundo, tenemos que trabajar duro para restaurar este tipo de apreciación y cultura en nuestras vidas.
“La alta calidad es generalmente el punto fuerte de la música clásica. Ha sido compuesta por los mejores músicos de cada época y ha superado la prueba del tiempo. Suele estar bien interpretada y se escucha en un entorno agradable” (ibíd.).
Cuando escuche música que ha sobrevivido durante cientos de años, tenga en cuenta que usted no está juzgando esta música, sino que la música lo está juzgando a usted.
Por lo tanto, la apreciación de la música debe medirse en función de un estándar de calidad y excelencia, como está plasmado en el carácter de Dios, y no en función de si proporciona un placer momentáneo o tiene un atractivo inmediato. Cuando se hace aquello, ¡nos espera una experiencia verdaderamente edificante y profundamente cultural!
Música ‘de calidad’
Por favor comprenda que la música de “calidad” no se refiere únicamente a la música “clásica”. Aunque la música se clasifica generalmente en tres tradiciones (bellas artes, popular y folclórica), estas categorías pueden hacer que algunos asuman que una tradición es de más “calidad” que otra.
Hay música de calidad en estas tres tradiciones. La Biblia habla de las tres en un sentido positivo: los músicos del templo, altamente capacitados y a tiempo completo, interpretaban lo que podríamos llamar música “de bellas artes” (1 Crónicas 15; 25); el rey David, como pastor, también escribió música que podríamos considerar “folclórica”; y Cristo se refirió a la música hecha para bailar en ocasiones sociales, o sea, la música “popular”.
En Apreciación Musical en el ac, podríamos dedicar muchos semestres a cada tradición y discutir cómo apreciarla. En su lugar, nos centramos en cómo apreciar la música de mayor calidad que existe en la tradición de las “bellas artes” o “clásica”. ¿Por qué? Porque esta música es la que más educación y esfuerzo requiere para ser apreciada y disfrutada. Lleva más tiempo que enseñar a apreciar la música popular y folclórica. Si usted puede aprender a entender, apreciar, y finalmente disfrutar la música de las bellas artes, entonces puede llevar esa educación a los otros ámbitos de la música y apreciar la música de calidad que existe en ellos.
Eliminar los prejuicios
Por último, piense en lo que le impide apreciar la música clásica. Desafío a nuestros alumnos de Apreciación Musical a que lo hagan. En la mayoría de los casos, los prejuicios tienen que ver con dos cosas: 1) el miedo a lo que la apreciación e incluso el disfrute de la música de las bellas artes supondrá para sus gustos actuales y 2) el no saber qué esperar al escuchar.
En primer lugar, piense en su sabor favorito de helado. Si aparece un nuevo sabor, ¿nunca lo prueba simplemente porque teme que su sabor favorito deje de serlo? Por supuesto que no. Si le gusta el helado de menta y chips de chocolate, probar un nuevo sabor no significa que tenga que rechazar el de menta y chips de chocolate como una opción sabrosa.
En segundo lugar, piense en los diferentes estilos de música como en diferentes deportes. Si le gustara el béisbol y no el baloncesto porque carece de todos los elementos que le gustan del béisbol, eso no sería justo para el baloncesto, ¿verdad? Claro que el baloncesto no tiene guantes, bates, bases, etcétera, pero tiene su propio conjunto de objetivos, estrategias y tamaños de equipo que pueden ser igualmente emocionantes. Aunque le guste más un deporte que otro, una vez que aprende todos los aspectos de un juego, debería ser capaz al menos de apreciarlo.
Así es como abordamos la Apreciación Musical. Si se juzga la música clásica según las reglas del pop, el country o el jazz modernos, la música clásica fracasará estrepitosamente, igual que el baloncesto fracasa como deporte si se juzga según las reglas del béisbol.
Así pues, el trabajo de los estudiantes en Apreciación Musical consiste en aprender las reglas del juego, ¿cuáles son los objetivos de este estilo de música, cuáles son las estrategias aplicadas para lograr esos objetivos, quiénes son los jugadores y cómo han trabajado o mejorado esos elementos? Tanto si se trata del Superbowl o de una sinfonía de Brahms, para apreciar realmente el evento, una sólida comprensión de todos estos factores hace que la experiencia sea mucho más gratificante.
En el caso de la música de las bellas artes, repito, se necesita tiempo y esfuerzo: aprender el puñado de compositores, los términos extranjeros, los periodos de la historia. Y por eso es una clase en el ac. A nuestros alumnos se les pide ese esfuerzo antes de poder tener un diploma de dos años con su nombre. Y a los que estén dispuestos a ingresar, ¡qué estudio tan fascinante les espera!