Aunque la economía se tambalee, a los empresarios que invierten en la producción de árboles de Navidad les va bien. Hay unas 15.000 granjas de árboles navideños en todo Estados Unidos que emplean a más de 100.000 personas. En 2021, se calcula que aportaron 6.100 millones de dólares sólo en esta nación.
Aunque se trata de una pequeña parte de los más de 1 billón de dólares gastados en regalos, comida y decoraciones navideñas en 2021, sigue siendo una parte fundamental de las celebraciones del solsticio de invierno de la gente.
Sin embargo, pocos se detienen a pensar en la correlación entre un árbol y el supuesto nacimiento de Cristo, o en los orígenes de esta tradición.
La supuesta historia
La Asociación Nacional del Árbol de Navidad (ncta, por sus siglas en inglés) remonta la historia de la tradición a 1510, cuando el primer registro escrito de un árbol navideño decorado menciona a hombres del gremio local de comerciantes de Riga (Letonia), que decoraron un árbol con rosas artificiales, bailaron alrededor de él en el mercado y luego le prendieron fuego.
En 1777, esta tradición fue llevada al EE UU colonial por las tropas hessianas que luchaban por Gran Bretaña en la Guerra de la Independencia. No fue hasta casi un siglo después, en 1856, cuando el decimocuarto presidente de Estados Unidos, Franklin Pierce, llevó el primer árbol navideño a la Casa Blanca.
Pero ¿es el árbol de Navidad decorado un fenómeno moderno? La respuesta puede sorprenderle.
Alexander Hislop escribió en su libro Las dos Babilonias: “El árbol de Navidad, ahora tan común entre nosotros, era igualmente común en la Roma y el Egipto paganos. En Egipto ese árbol era la palmera; en Roma era el abeto”. Así que este negocio multimillonario cuenta con un legado muy antiguo.
La ncta no reconoce un registro escrito como dos milenios antes de 1510.
Árboles bíblicos
Quizá le sorprenda, pero la Biblia en efecto menciona el uso de lo que hoy conocemos como árboles de Navidad. Lo hace en los escritos del profeta Jeremías, registrados unos 600 años antes del nacimiento físico de Cristo.
Jeremías no escribió sobre un árbol en relación con el nacimiento del Salvador venidero de la humanidad. Nada de eso.
Observe lo que Dios registró por la mano de este profeta: “Oíd la palabra que [el Eterno] ha hablado sobre vosotros, oh casa de Israel” (Jeremías 10:1). Dios quiere que prestemos mucha atención a esto. Él exige que escuchemos Su perspectiva sobre esta costumbre.
“Así dijo [el Eterno]: No aprendáis el camino de las naciones, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las naciones las teman. Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril. Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva. Derechos están como palmera, y no hablan; son llevados, porque no pueden andar. No tengáis temor de ellos, porque ni pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder” (versículos 2-5).
Dios no se anda con rodeos. Condena rotundamente estas “doctrinas de vanidades” (versículo 8) y afirma que muestran una falta de temor y reverencia hacia Él como “Rey de las naciones” (versículo 7). Pero ¿por qué? ¿Y de dónde proceden estas costumbres de los paganos?
Rebelión contra Dios
Durante el tiempo del Diluvio, Dios intervino para detener las obras engañosas de Satanás. El hombre se había vuelto tan pervertido y malvado que Dios estaba dispuesto a empezar de nuevo (Génesis 6:5-7). Sin embargo, poco después del Diluvio, Satanás se puso a trabajar y estableció otro sistema pagano.
Los cuatro siglos que siguieron al Diluvio fueron quizás los más cruciales de la historia de la humanidad. Fueron el escenario de una tremenda lucha por el control de la humanidad.
Cubierto con el más breve detalle en la Biblia, 100 años después del Diluvio, el valle de Mesopotamia se había superpoblado cuando los descendientes de Noé cumplieron el mandato de Dios de multiplicarse y repoblar la Tierra (Génesis 9:1). El historiador judío Josefo registró en Antigüedades de los judíos: “Dios también les ordenó que enviaran colonias al extranjero, para poblar a fondo la Tierra, a fin de que no suscitaran sediciones entre ellos, sino que cultivaran una gran parte de la Tierra y disfrutaran de sus frutos de manera abundante: pero estaban tan mal instruidos que no obedecieron a Dios” (énfasis añadido).
Note que alguien había estado enseñando a esta gente principios y costumbres erróneas, que llevaron a todos los rincones de la Tierra.
En Génesis 10:8-9 se describe a Nimrod como “un poderoso”. El hebreo indica que se había convertido en un tirano, o déspota. Era conocido en todas partes por su “poderío”. El nombre Nimrod en hebreo se deriva de marad, que significa “se rebeló”. Aunque más tarde asumió muchos nombres diferentes, el que le importa a Dios es el que mejor lo describe: “se rebeló”.
Nimrod, nieto de Cam, fundó el sistema babilónico que se ha apoderado del mundo desde entonces. Sentó las bases de un sistema de competencia organizada. Gobernó basándose en el sistema económico competitivo y lucrativo. Nimrod construyó la torre de Babel, la Babilonia original, la antigua Nínive y muchas otras ciudades, y organizó el primer reino de este mundo; todo ello desafiando a Dios.
Nimrod copió, propagó y expandió la sociedad y las costumbres que habían existido antes del Diluvio, un sistema que Dios llama “el camino de Caín” (Judas 11), un camino que condujo a la destrucción total.
A partir de muchos escritos antiguos, se aprende mucho de este hombre que comenzó la gran apostasía organizada contra Dios que ha dominado este mundo hasta ahora. Nimrod era tan malvado que se dice que se casó con su propia madre, cuyo nombre era Semíramis.
Semíramis, a través de sus intrigas, había llegado a ser conocida como la “reina del cielo” babilónica. Eso hizo que Nimrod fuera el “hijo divino del cielo”. Juntos se convirtieron en un tándem pervertido de madre-hijo.
El Dr. C. Paul Meredith escribió: “Con el poder civil que ejercía, Nimrod se erigió en sacerdote de las cosas adoradas por la gente, para obtener un mayor dominio sobre ellas y ponerse gradualmente en lugar del Dios verdadero” (El gran engaño de Satanás).
Como sumo sacerdote autoproclamado del dios del sol Merodac (también conocido como Moloc o Baal) Nimrod supervisó actos atroces, como la purificación de los niños sacrificándolos en el fuego. Esto repugnó mucho a Dios (p. ej., Levítico 18:21; Jeremías 32:35; Ezequiel 20:31) y condujo a la muerte de Nimrod.
La muerte prematura de Nimrod
La Biblia no dice cómo murió Nimrod, pero la tradición antigua dice que tuvo un final violento. Esto lo corrobora el relato de la muerte violenta de Osiris, que se convirtió en el tema central del culto idolátrico de Egipto.
La tradición sugiere que Nimrod pudo haber sido ejecutado por Sem, hijo de Noé, que se oponía profundamente a la rebelión de Nimrod contra Dios. Sem fue el hijo que más se acercó a los caminos de Dios que le enseñó su padre.
La propia violencia de Nimrod tuvo que ser pagada con su vida (Génesis 9:6). La tradición dice que el cuerpo de Nimrod fue cortado en pedazos, quemado y luego enviado a varias familias de la Tierra como una advertencia de Dios.
Nimrod fue cortado, como un árbol es derribado por el hacha.
La muerte de Nimrod conmocionó a sus seguidores. No podían entender cómo o por qué podía permitirse que el sumo sacerdote del dios sol, este hijo divino del cielo, muriera. Tantos súbditos perdieron la fe en su héroe que el sistema religioso de Nimrod comenzó a desmoronarse.
El dios sol regresa
Tras la muerte de Nimrod, Semíramis se convirtió en gobernante del reino de su hijo. Utilizada por Satanás, difundió la doctrina maligna de que Nimrod aún vivía como un ser espiritual. Promovió una religión de misterios y afirmó que Nimrod ahora era el dios sol.
El Curso bíblico por correspondencia del Ambassador College afirmó: “Mientras Nimrod estaba vivo, se puso en el lugar de Dios a través de su gobierno dictatorial. Y cuando murió, ¡sus admiradores continuaron adorándolo como un héroe divino!Lo llamaron ‘Baal’, un nombre que se encuentra más tarde en todo el Antiguo Testamento. ‘Baal’ significa ‘maestro’ o ‘señor’. Era natural que Nimrod reclamara ese nombre. Se puso a sí mismo en el lugar del verdadero Señor, o Maestro, de todo el universo. Pero ‘Baal’ no era el único nombre de Nimrod. Tenía muchos nombres. En Babilonia era conocido como ‘Tamuz’ [como explicaremos en un momento]. En Siria y Grecia, ‘Adonis’, que también significaba ‘señor’. En Egipto era el dios ‘Osiris’ ¡y era identificado en el simbolismo ‘misterioso’ como el toro!”.
Semíramis también fue conocida por varios nombres. La Enciclopedia Británica la identifica como “relacionada con las palomas de Ishtar o Astarté. (…) Los irresistibles encantos de Semíramis, sus excesos sexuales y otros rasgos de la leyenda, todos apoyan la opinión de que ella es principalmente una forma de Astarté, cuya descripción encaja igualmente bien para la gran reina de Asiria”.
El Lange;s Commentary afirma que “Astarot (…) corresponde a Hera, la reina de las estrellas. Astoret significa ‘la estrella’ (…) Luna y estrellas, las luminarias del cielo nocturno, se mezclan en Astarot. Ella representa la hueste colectiva del cielo”.
Semíramis era adorada como la reina del cielo, o la gran madre de Dios. Fornicó con los hombres más importantes de la época, convenciéndoles de que aceptaran esta religión de misterios que sustituía al verdadero culto a Dios. Incluso afirmaba que uno de sus hijos ilegítimos, Tamuz, había sido creado por un rayo de luz mágico del gran dios sol. Afirmando que el bebé era un Nimrod renacido, la simiente prometida de Génesis 3:15, Semíramis originó la historia de que un árbol de hoja perenne completamente desarrollado brotó de la noche a la mañana de un tocón muerto, lo que simbolizaba el resurgimiento a una nueva vida del Nimrod muerto. Semíramis afirmaba, en cada aniversario de su nacimiento, que Nimrod visitaba el árbol de hoja perenne y dejaba regalos.
El nuevo árbol de hoja perenne simbolizaba que Nimrod había vuelto a la vida en Tamuz. Ese es el verdadero origen de Santa Claus y del árbol de Navidad. Por eso Jeremías conocía el árbol de Navidad seis siglos antes de que naciera Jesucristo.
¿Pero es eso realmente idolatría?
En al menos 10 referencias bíblicas, el árbol verde se asocia con la idolatría y el falso culto (p. ej., 1 Reyes 14:23). Dado que todos los árboles son verdes al menos una parte del año, la mención explícita de “frondoso” se refiere a las especies que son verdes todo el año: los árboles de hoja perenne.
En los días de Jeremías, la gente hacía un ídolo del árbol. Las palabras manos de artífice en Jeremías 10:3 no sólo describe a un leñador, sino a un moldeador de ídolos. La palabra hebrea significa artesano, grabador o artífice, es decir, un escultor de ídolos. La misma palabra en Isaías 40:19-20 y Oseas 8:4-6 describe al fabricante de imágenes esculpidas.
La palabra buril usada en Jeremías 10:3 se refiere específicamente a una herramienta para tallar. ¿Puede haber alguna duda de que Dios está condenando claramente el uso y la decoración de un árbol de hoja perenne para describir Su disgusto por la forma como el hombre interpreta el Segundo Mandamiento? (Éxodo 20:4-6). Dios dice que aquellos que menosprecian Sus mandatos demuestran que Lo odian. ¿Puede haber algo más claro? Dios condena las prácticas paganas, incluyendo el árbol de Navidad.
Jeremías también habló de este árbol en relación con las “señales del cielo”, que se refiere a estas deidades auto exaltadas del dios sol, Baal, y la reina del cielo, Astarté.
Deshonrando a Jesús
Muchos saben que la Navidad es pagana, pero aun así se niegan a renunciar a ella. Algunos dirán que significa mucho para los niños y que une a las familias. ¿Es eso cierto? ¿Acaso la mentira, el engaño y el paganismo han logrado alguna vez tales cosas? Otros dirán: Pero yo no adoro el árbol de Navidad. No es un ídolo para mí. Dios nunca dice que los ídolos son sólo imágenes talladas a las que oran los salvajes religiosos ignorantes. “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis…?” (Romanos 6:16).
Si usted ve cómo Dios condena la Navidad, y sin embargo sigue celebrándola, el objeto de su devoción es la Navidad, no Dios. Para muchas personas, la Navidad es un ídolo.
Pregúntese: “¿Cuál es la fuente de mi religión?”. La religión es la obediencia, el servicio y la adoración que se rinde al objeto de la adoración de uno, es un sistema de fe y devoción a una autoridad superior, es profesar, practicar y observar cualquier creencia y práctica exigidas por esa autoridad.
¿Se pueden observar costumbres paganas para honrar a Jesucristo? Aquí está la franca respuesta de Dios: “Guardaos de dejaros engañar para copiarlos, (…) guardaos de recurrir a sus dioses, preguntándoos, ‘¿Cómo adoraron estas naciones a sus dioses? para que yo haga lo mismo’. No debéis adorar así al Eterno vuestro Dios; porque ellos ofrecieron a sus dioses todo lo que es abominable y odioso para el Eterno, quemando incluso a sus hijos e hijas a sus dioses” (Deuteronomio 12:30-31; traducción de Moffatt).
¡Cristo no nació el 25 de diciembre, ni cerca de ese día! La Biblia no ordena en ninguna parte guardar el cumpleaños de Cristo. La Iglesia del Nuevo Testamento nunca lo celebró. No hay ningún registro de que Jesús o Sus apóstoles cortaran un árbol para adornarlo.
Mucho antes de la época de Cristo, los romanos paganos celebraban la Brumalia, o el renacimiento del sol, después del solsticio de invierno. Era una fiesta que originalmente se celebraba con las mismas costumbres en el cumpleaños de su dios, el dios sol, lo cual era pura idolatría.
Los símbolos involucrados en las celebraciones de la Brumalia representaban una gran variedad de supersticiones paganas relacionadas con la fuente de la vida o la fertilidad. Usaban un árbol pequeño, que supuestamente había crecido de la noche a la mañana a partir de un viejo tronco muerto. El árbol se llama hoy árbol de Navidad; el tronco se llama “yule” [natividad]. Usaban orbes y huevos redondos, en los que pintaban serpientes y otros diseños. Las nueces y los orbes dorados simbolizaban el sol, recordando a los paganos la fuente de vida en la que creían. Tenían coronas de acebo porque era una de las pocas plantas que todavía tenían pequeñas bayas redondas en pleno invierno, incluso en el norte nevado. Usaban el muérdago por una superstición pagana relacionada con sus cualidades afrodisíacas (razón por la que la gente sigue manteniendo la superstición pagana de besarse bajo el muérdago).
No fue hasta más de 300 años después de la muerte de Cristo que los romanos paganos obligaron a las autoridades religiosas a aceptar su Saturnalia festiva y a estampar el nombre de Cristo en ella.
¿Una práctica de ignorantes antiguos?
Aunque Jeremías 10 describe los ídolos tallados de su época, ésta es una descripción precisa del árbol de Navidad con el que estamos familiarizados hoy. La práctica sobre la que escribió Jeremías era una costumbre (versículo 3) y estaba asociada con “las señales del cielo” (versículo 2), al igual que la Navidad actual es una costumbre y está asociada con el solsticio de invierno. La gente normalmente no hace esta asociación con el solsticio, pero eso no cambia su origen pagano.
Aunque estas escrituras sin duda tenían una aplicación a las costumbres practicadas hace más de 2.500 años, recuerde que el libro de Jeremías es principalmente profético. (Para una prueba completa de esto, solicite Jeremías y la visión más grandiosa de la Biblia). Al igual que otras profecías, fue escrita para nuestro tiempo.
Dios inspiró una descripción de las prácticas y costumbres comunesde nuestro mundo moderno.
Observe cómo la tala y la colocación de un árbol es calificada por Dios Mismo como “el camino de los paganos” (versículos 2-3). Se nos ordena no aprender ni seguir ese camino (versículo 2). Jeremías 10 nos dice claramente que usar un árbol de esta manera es una forma de idolatría.
¿Apoyará la industria de 6.000 millones de dólares que deshonra a Dios y quebranta Su mandamiento al erigir un árbol de hoja perenne y adornarlo con oro y plata este año?
Si bien usted puede ayudar a impulsar la economía, también impulsa la ira de Dios, que está a punto de llevar nuestra economía a un colapso total. Las plagas de Dios están a punto de caer sobre este mundo por sus muchos pecados, incluyendo la adoración a dioses paganos y el uso de símbolos y costumbres paganas que Dios condena y odia.
Sin embargo, usted puede salir de Babilonia y librarse de las plagas que ésta recibirá (Apocalipsis 18:4). ¿Cómo? Honrando verdaderamente a Dios a través de su intensa participación en Su Obra de advertir al mundo de lo que se avecina.