Hazte fuerte
¿Cuánto estás formando tu cuerpo?

Si eres un adolescente que ha estado en un campamento juvenil, sabes que el S.E.P. [Programa Educativo de Verano] es riguroso. Para muchos puede ser agotador y un poco abrumador, especialmente al principio. Pero este es el mismo programa que hemos utilizado durante generaciones. ¿Hay alguna razón por la que parece más difícil ahora que antes? ¿Hay alguna razón por la que más campistas parecen luchar contra enfermedades de lo que solían, incluso hace apenas 10 años?

3 Juan 2 dice: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”. Dios quiere que experimentemos una salud fuerte y vigorosa. Si estamos guardando las leyes de Dios para la salud, ¡generalmente deberíamos estar experimentando eso! La enfermedad es causada por el pecado físico, por quebrantar las leyes de Dios para la salud. Cuando te enfermas, es un buen momento para pensar qué leyes puedes haber quebrantado. Pregúntate por qué estás enfermo. Contrariamente a la creencia popular, la enfermedad no es normal. No es algo que se “espera”.

Ahora bien, no siempre es tu culpa si estás enfermo o lesionado; si alguien choca contigo y te derriba en el rugby, puede que no haya mucho que hayas podido hacer al respecto. Pero si en general eres activo, fuerte y estás en forma, serás mucho más capaz de soportar un nivel elevado de exigencias físicas sin lesionarte. Del mismo modo, si otra persona ha infringido las leyes de la salud y entra en contacto contigo cuando está enfermo, tendrás menos probabilidades de enfermarte si tienes un sistema inmunitario fuerte y sano. Cuanto más fuerte y en forma estés, más protegido estarás de enfermedades y lesiones.

Así que, si tienes una lesión o enfermedad, o sientes que te enfermas o lesionas fácilmente, ¿qué puedes hacer? ¡Hazte más fuerte! No estoy hablando sólo de ser capaz de levantar más peso. Estoy hablando de aumentar una fuerza física general y ser más resistente físicamente.

Theodore Roosevelt fue uno de los presidentes más dinámicos que ha tenido Estados Unidos. Él era una fuerza de energía que contagiaba ese dinamismo a todos los que le rodeaban. Todo el mundo reconocía que era un hombre enérgico y fuerte, ¡pero de niño era muy enfermizo! Su padre le dijo una vez: “Theodore, tienes la mente pero no tienes el cuerpo, y sin la ayuda del cuerpo la mente no puede llegar tan lejos como debería. (…) Depende de ti formar tu cuerpo”. Teddy respondió: “¡Formaré mi cuerpo!”. Y pasó el resto de su vida haciéndolo: hizo senderismo, corrió, nadó, luchó, cazó. Cuando se graduó, su médico le hizo un examen físico y le dijo que llevara una “vida tranquila y sedentaria” porque tenía un corazón débil y moriría joven si era demasiado activo. Theodore respondió tenazmente: “Doctor, voy a hacer todo lo que me ha dicho que no haga, porque prefiero morir a llevar una vida tranquila y sedentaria”. Cuando le dijeron que no subiera muchas escaleras, Teddy procedió a escalar el Matterhorn, de unos 4.400 metros de altura, en los Alpes.

Consideremos a Winston Churchill, el gran orador, estadista y quien salvó a Occidente en la Segunda Guerra Mundial. Esta es la descripción que William Manchester hace del joven Winston en The Last Lion [El último león]: “Enfermo, débil y descoordinado, con las manos pálidas y frágiles de una niña, hablando con un ceceo y un ligero tartamudeo, había estado a merced de los matones. Le pegaban, le ridiculizaban y le lanzaban pelotas de cricket. Tembloroso y humillado, se escondió en el bosque cercano. Este no era el material del que están hechos los gladiadores”. ¡Pero Churchill no dejó que eso le detuviera! Manchester continuó: “A partir de los 7 años, Churchill se propuso deliberadamente cambiar su naturaleza, para demostrar que la biología no tiene por qué ser el destino”.

No fue una hazaña pequeña. Churchill se enfrentó a muchos obstáculos físicos. Manchester continuó: “Su cabeza era pesada, sus extremidades pequeñas, su vientre tumefacto, su pecho enclenque. Su piel era tan sensible que le salía un sarpullido si no dormía desnudo por la noche entre sábanas de seda. (…) Escribió: ‘Estoy maldito con un cuerpo tan débil que apenas puedo soportar las fatigas del día’. De niño contrajo una neumonía. Sufrió dolencias torácicas el resto de su vida. Era alérgico a los anestésicos y periódicamente le salían forúnculos. Sin embargo, se negó a ceder a la fragilidad humana. En su mundo interior no había lugar para las concesiones a la debilidad. Nunca se quejó de fatiga”. Manchester continúa describiendo cómo sobrevivió a numerosos ataques al corazón, derrames cerebrales, operaciones, repetidos ataques de neumonía e incluso a dormir en un colchón infestado de garrapatas cuando tenía 69 años. “Alteró su constitución emocional hasta convertirla en la de un atleta, proyectando la imagen de un valiente e indómito bulldog”. No es de extrañar que Manchester presentara a Churchill diciendo: ¡“Será apreciado como un hombre”!

Estos gigantes de la historia del mundo se hicieron fuertes. No dejaron que la fragilidad les venciera. Querían hacer grandes cosas en sus vidas, y sabían que eso requeriría fuerza, y superaron tremendas adversidades para construir esa fuerza.

Honestamente, muchos adolescentes en la Iglesia de Dios hoy son frágiles. Muchos se lastiman o enferman con bastante facilidad. Es común y aceptado en la sociedad de hoy salirse de una actividad incómoda. ¿Cómo te hará eso más fuerte? Algunos adolescentes han logrado fuertes avances a lo largo de los años. Por ejemplo, algunos adolescentes han mantenido el calentamiento Ignition que hacemos todas las mañanas durante el campamento, ¡y han vuelto un año después mucho más fuertes y en forma!

Fui consejero por primera vez en el S.E.P. de 1996. No era especialmente deportista. No era la persona más en forma. Pero saqué un libro de la biblioteca sobre el entrenamiento con pesas y me compré un juego de pesas. El libro trataba de ejercicios sencillos que podía hacer en mi sótano. Los hice durante unos seis meses. No era un programa increíblemente riguroso comparado con el programa de educación física que tenemos ahora en el campus. Pero cuando volví al S.E.P. en 1997, noté que todos los deportes me resultaban más fáciles. Tenía más que aportar a ellos, aunque no los había practicado durante el año. Todo lo que había hecho era ejercicios con pesas cuatro veces a la semana, ¡y eso hizo una gran diferencia! Mis músculos habían aprendido a responder cuando los necesitaba.

En su libro I Dare You [Te reto], William Danforth habla de las cuatro áreas que necesitamos desarrollar: física, mental, social y espiritual. En su capítulo “Te reto a ser fuerte”, escribió: “Cuando los líderes ordenan, los cuerpos obedecen. ‘Cuerpo, ¿qué puedes hacer con músculos flácidos y digestión defectuosa? ¿Cómo puedes llegar a alguna parte si te cansas y tu energía se agota? Ese pecho hueco y esos hombros caídos nunca te llevarán a la cumbre. ¡Da media vuelta! ¡Músculos fuertes! ¡Pecho arriba! Cabeza erguida’. Es difícil al principio, pero pronto la pura alegría de la salud vigorosa te recompensa ampliamente por atreverte a ser fuerte y estar bien”.

Proverbios 20:29 dice: “La gloria de los jóvenes es su fuerza”. Fuerza significa fervor, vigor, potencia, capacidad física y habilidad. Se refiere a la fuerza y el poder de un cuerpo joven. Pero muy pocos jóvenes desarrollan su fuerza. No se llega a ser fuerte de forma natural. ¡Tienes que desarrollar fuerza y trabajarla! Aunque es probablemente el componente más difícil de desarrollar, la fuerza física bruta es probablemente el componente más importante de estar en buena forma física. Todo lo que pongas en ello te compensará con creces por el resto de tu vida.

Dios te hizo para ser fuerte, ¡especialmente a ustedes jovencitos! Él les ha dado una gran capacidad para ser fuertes, pero deben desarrollarla. Sin embargo, esto no es sólo para los hombres jóvenes. Dios quiere que las mujeres sean fuertes también. Observa lo que Él dice sobre la mujer de Proverbios 31: “Ciñe de fuerza sus lomos, y esfuerza sus brazos” (versículo 17).

La fuerza es una virtud para todos nosotros. Todos nos beneficiamos de ser más fuertes. Fortalecerse aumenta la salud física y mental y se ha demostrado que mejora el estado de ánimo. La fuerza física te prepara para las exigencias de la vida y, en particular, para eventos como el S.E.P., donde tenemos jornadas largas, rigurosas y físicamente exigentes. Si no desarrollamos nuestra fuerza con regularidad, nuestros músculos no se mantendrán en forma y podría ser desastroso cuando los necesitemos de repente para trabajar duro. Ahora tenemos un montón de aparatos que ahorran trabajo y es fácil ablandarse. ¡Pero a veces esas cosas se estropean y tienes que confiar en tus músculos para hacer el trabajo!

La fuerza te protege de las enfermedades y las lesiones. Forma una base sólida para una vida de prosperidad, riqueza y excelencia. Te permite desarrollar tu potencial: ¡no puedes hacerlo si eres débil!

Entonces, ¿cómo te haces más fuerte? ¡Tienes que asumir la responsabilidad de tu propia vida! Tienes que construir una relación personal con Dios a través de tu estudio y oración. Tienes que elevar tu nivel académico y prepararte para el Armstrong College. Tienes que hacer que ocurran cosas buenas, convirtiendo las ideas positivas en realidad. Puedes hacer más de lo que crees si trabajas para ello. ¡Dios está tratando de encender un fuego en ti!

¿Cómo se puede aplicar esto a esta área de fuerza y salud? Es fácil seguir haciendo lo que estás haciendo, especialmente si no hay nadie que te empuje en casa. Es realmente difícil empujarte por ti mismo. Pero ¿qué puedes hacer para asumir la responsabilidad personal? Es tutrabajo comer bien, hacer ejercicio, dormir lo que necesitas. Eso es lo que hicieron los jóvenes Theodore Roosevelt y Winston Churchill.

Algunos de ustedes realmente se beneficiarían si formaran músculos y perdieran algo de peso. Tener exceso de peso te perjudica porque pone más presión en tus articulaciones y te hace más susceptible a las lesiones. Si te enfrentas a eso cuando eres adolescente, ¿dónde estarás dentro de unos pocos años? Es fácil que eso perdure, así que ahora es el momento de atacarlo y establecer hábitos correctos a medida que avanzas en la vida. Es mucho más fácil hacerlo en esta etapa de la vida que más adelante. Aquí hay tres cosas básicas en las que debes enfocarte a medida que te haces más fuerte:

Nutrición

Si estás comiendo mucha comida chatarra, te estás debilitando. No hay forma de evitarlo. Esa comida aplaca los dolores del hambre, pero no le da a tu cuerpo el combustible y la nutrición que necesita para fortalecerse. ¡Los azúcares ocultos en los alimentos procesados en realidad agotan los nutrientes que tu cuerpo necesita! Asegúrate de que lo que pones en tu sistema fortalece tu cuerpo.

Postura

La postura es una expresión de fuerza: Cuanto más fuerte seas, más fácil será mantener una postura correcta; y también contribuye y refuerza tu fuerza. Cualquier retrato de la realeza muestra un porte fuerte y erguido. Esa es la postura de la realeza. Tener la cabeza hacia delante y estar sentado o de pie desplomado no es una postura real. Una mala postura conduce a un mal movimiento, lo que provoca lesiones. Si estás mirando fijamente un computador o un teléfono durante mucho tiempo, tus músculos se desequilibran y tu columna vertebral puede quedar mal fusionada permanentemente. Eso lleva a un dolor que te impedirá realizar otras actividades. Me sorprende la cantidad de jóvenes en los campamentos y en el colegio que lucha con lesiones que suelen ser más comunes en personas de 50 y 60 años. ¡Deberías estar libre de ese tipo de problemas ahora mismo! Pero tienes que trabajar para evitar el desarrollo de esos problemas.

Estar sentado cambia la posición de la columna vertebral, al igual que estar acostado. Provoca constricción circulatoria y problemas en los tejidos blandos, y puede conducir a la obesidad, la debilidad muscular y la falta de movilidad. ¡Siéntate erguido! ¡Ponte de pie si puedes! Si te mantienes erguido y te mueves, aumenta la concentración y el rendimiento mental. Cuando estés sentado, mantén ambos pies en el suelo en lugar de cruzar las piernas. Practica hábitos de buena postura, como sostener un libro a la altura de los ojos en lugar de agachar la cabeza para leer. Si eres estudiante en línea y tienes que mirar el computador todo el día, eleva el monitor a la altura de los ojos y mira de frente en lugar de hacia abajo. No hay forma de que no desarrolles malos hábitos a menos que trabajes al respecto.

Ejercicio

Mantente lo más activo posible, ¡especialmente cuando eres joven y tienes energía! Si no puedes reunir la energía necesaria para hacer ejercicio cuando eres joven, sólo te resultará más difícil cuando envejezcas y tengas más achaques. El ejercicio conduce a aumentar la confianza y a mejorar el sueño. Dios nos hizo para movernos. Acostúmbrate a hacer algún ejercicio bueno y riguroso tres o cuatro días a la semana. Crea el hábito de realizar otro tipo de actividad física si es posible: camina y ve en bicicleta a sitios en lugar de ir en coche. Practica deportes. Mantén tu cuerpo en movimiento, y sé constante en ello. Te sentirás mejor, te moverás mejor y notarás una mejora en muchos aspectos de tu vida.

El miembro canadiense Jorg Mardian, instructor de salud y fitness al que tenemos regularmente en el programa de radio Trumpet Hour (en inglés), dijo lo siguiente sobre el control del peso: “Para mantener el peso, hay que trabajar 30 minutos de actividad aeróbica de intensidad moderada cinco días a la semana. La cantidad varía de una persona a otra: es posible que tenga que hacer más de 150 minutos a la semana. Para perder peso y mantenerlo, se necesitará una gran cantidad de actividad física a menos que también reduzca las calorías de su dieta. Se requiere una actividad física regular así como un plan de alimentación saludable. Se gana peso cuando se consumen más calorías que las que se queman, incluidas las que se queman en la actividad física”.

Si haces estas cosas con regularidad, estarás mucho más preparado para afrontar cualquier reto que te plantee la vida. Si levantas pesas, por ejemplo, estarás fortaleciendo tus huesos. Esto hará que se vuelvan más densos y menos propensos a romperse bajo presión.

Si no quieres hacer pesas, hay muchas otras cosas que puedes hacer incluso sin ningún tipo de equipamiento o ser miembro de un gimnasio. Puedes conseguir una barra de flexiones para el marco de una puerta por 25 dólares. Puedes hacer el calentamiento Ignition que hacemos cada mañana en el S.E.P. Sigue adelante. Sé constante. Sigue esforzándote para crecer en fuerza. Y recuerda que estás jugando a largo plazo. No se trata de ir de la A a la Z en un solo entrenamiento, sino de ir avanzando en la dirección correcta con las decisiones que tomas cada día. No formarás tu cuerpo en un día, pero lograrás mucho si haces un poco cada día. No te sientas intimidado por las deficiencias físicas o por el estilo de vida perezoso y lento que impulsan tus compañeros. Sé un Roosevelt o un Churchill: ¡hazte fuerte!