Antes de ser despedido de la Iglesia de Dios Universal en 1989, di un estudio bíblico a mis congregaciones sobre el libro de Amós. Estaba sirviendo en Oklahoma en ese momento; había unos 500 miembros asistiendo en la Ciudad de Oklahoma y alrededor de 70 miembros en Enid.
Mientras preparaba ese estudio, las verdades de este libro profético fueron muy claras para mí, algunas de las cuales exponían lo que estaba sucediendo en la propia Iglesia de Dios, donde yo sabía que estaban sucediendo cosas que no eran correctas. No me di cuenta del todo en ese momento, pero Dios me estaba dando nueva revelación. ¡Era una de las verdades más emocionantes que podía imaginar! ¡Sabía que tenía que hablar de lo que Dios me estaba mostrando!
Pero esa era la primera vez que hablaba con el pueblo de Dios en donde percibía que la mayoría de ellos no estaban de acuerdo conmigo y no les gustaba lo que decía. Fue una experiencia extraña. Después de ese estudio, un hombre me preguntó por qué me estaba metiendo en Amós. En ese momento no supe qué responder.
Ahora veo que Dios me dio esa revelación, en gran parte, para condicionarme a lo que me esperaba. Dios me estaba mostrando que la gente no es tan receptiva a este mensaje como yo pensaba que lo sería. Él también me dio esa revelación para prepararnos a todos para el librito de Apocalipsis 10. Fue poco después de ese estudio que Él dio el entendimiento de El mensaje de Malaquías.
Pensé que la mayoría del pueblo de Dios sería capaz de entender esa verdad de Amós. Resultó que la mayoría no lo hizo. Y después de ese momento, la gente empezó a desconfiar de mí.
Nunca había experimentado algo así. Anteriormente, siempre que algo había ido mal en la Iglesia de Dios, Herbert W. Armstrong había estado allí para enderezar las cosas, como lo hizo en la década de 1970. Pero cuando las cosas empezaron a desviarse después de 1986, él no estaba allí para enderezarlas; no teníamos ese liderazgo. ¡Y fue alarmante porque se podía ver claramente desde el principio que los nuevos líderes rechazaban lo que el Sr. Armstrong enseñó!
Mirando hacia atrás esa historia muestra lo que puede suceder si se tiene ¡solo un hombre en una empresa con Dios! Grandes cosas suceden cuando se confía en Dios y se cree en lo que Él dice en la Biblia.
Yo sabía que lo que veía en Amós era cierto. No tenía ninguna duda al respecto. Y vea lo que ha sucedido desde ese día. Unos pocos llegaron a apoyar y comenzó esta obra de Filadelfia en la era de Laodicea—aunque muy, muy pequeña. ¡Pero no debemos despreciar el día de los pequeños comienzos cuando Dios es parte de ello!
Dese cuenta de lo que Dios puede hacer con una persona que simplemente obedece, cree y confía en Él. Dios quiere saber lo que estamos haciendo individualmente. Quiere saber si realmente estamos dispuestos a dar el paso y obedecerle.
Unas 120.000 personas asistían a la Iglesia de Dios Universal en su apogeo. ¿Dónde están hoy? Mire la diferencia entre todos los otros grupos disidentes de la Iglesia de Dios Universal y lo que la Iglesia de Dios de Filadelfia está haciendo hoy. Aunque somos pequeños, tenemos un mensaje que está saliendo al mundo, ¡y estamos teniendo un impacto! Tenemos toda una biblioteca de literatura con nueva revelación. Tenemos dos campus de colegios que son fenomenales en belleza. Tenemos nuestro hermoso Auditorio Armstrong, dedicado a la honra y gloria de Dios como Su casa. Tenemos una membresía dedicada, fiel y leal. ¡Él nos ha dado todo esto porque somos personas que le creen a Él, se enfocan en Él y le obedecen!
Aquí hay una lección gigantesca sobre poner su fe en Dios. Si Dios lo dijo, y uno puede probarlo claramente, entonces simplemente obedezca. Si uno lo hace, ¡el resultado es extraordinariamente grandioso! Uno puede verlo claramente en todo lo que se ha desarrollado en las últimas tres décadas. Hemos aprendido algunas lecciones más profundamente de lo que podríamos haber aprendido de otra manera.
Cuando la Iglesia se desvió del carril en la década de 1970, el Sr. Armstrong dijo que todo empezó en la década de 1960. Él les dijo hacia dónde iba y cómo enderezarla. Sin embargo, ya había gente, incluso en ese entonces, que luchaba contra él. Y después de su muerte en 1986, muchos operaron en contra de lo que él enseñó y una gran mayoría se fueron con ellos. Unos pocos permanecieron leales y están en esta Iglesia hoy. ¡Pero la gran mayoría del pueblo de Dios ha apostatado! No entendieron que estamos en una guerra espiritual—¡la peor guerra de la historia porque están en juego vidas eternas! Y la profecía bíblica nos dice que la mitad de ellos no estará en la Familia eterna de Dios.
No profeticéis
Dios nos dice en Amós 1:2, “[El Eterno] rugirá desde Sion…”. ¡Sion se refiere a la Iglesia de Dios! Nosotros, el pueblo de Dios, debemos permitir que Dios haga rugir Su mensaje a este mundo, pues ¡necesita escuchar a Dios desesperadamente! Esta es una responsabilidad enorme para el pueblo de Dios. Sin embargo, la mayoría del pueblo de Dios no obedecerá este encargo.
¿Cuál es el mensaje? Los dos primeros capítulos de Amós revelan ocho visiones, es decir, advertencias de castigos que Dios va a enviar a varios pueblos. Pero no se trata de castigos separados; el Cometario Bíblico Anchor dice que estos son todos “un holocausto cósmico”—¡un holocausto nuclear! Ese holocausto está casi sobre nosotros, ¡y Dios quiere que el mundo lo sepa!
¿Pero qué está haciendo la mayoría del pueblo de Dios? Inmediatamente después de esas ocho visiones, Amós escribe esto en nombre de Dios “Y levanté de vuestros hijos para profetas, y de vuestros jóvenes para que fuesen nazareos. ¿No es esto así, dice [el Eterno], hijos de Israel? Más vosotros disteis de beber vino a los nazareos, y a los profetas mandasteis diciendo: No profeticéis” (Amós 2:11-12). En el momento en que deberían estar profetizando con más fervor que nunca, el pueblo de Dios está diciendo: “¡No profeticéis!”.
Cuando asistí a un repaso ministerial poco antes de que me despidieran, tuve dos ideas sobre la profecía bíblica relacionada con los días santos que quería presentar a la administración de la Iglesia. Estas ideas no eran una nueva revelación, pero me di cuenta de que nadie estaba hablando sobre profecía. Quería ver si podía ayudar en ese sentido.
Asistieron el pastor general, Joseph Tkach, y su hijo, Joseph Tkach Jr. Les expuse mis ideas con respeto. Después de que me explicaran algunas cosas, me llevaron a un gran tablero de planificación y me dijeron que estaban cambiando su enfoque hacia el Colegio Ambassador. Usando los términos de Amós 2:12, ¡me estaban diciendo que no profetizara! No querían enseñar sobre profecía. Y esperaban que yo estuviera de acuerdo con eso.
Poco después de esa interacción, ¡el colegio estaba muerto! El Sr. Armstrong había levantado tres colegios en vida. Tuvo ayuda y apoyo. ¿Pero dónde estaba ese apoyo cuando murió? Ellos abandonaron el mensaje de los colegios y se volvieron hacia un enfoque de “no profetizar”.
¿Cuál es el mensaje de Dios si se deja de profetizar? ¿En qué lugar de la Biblia dice “No profetices”? Sólo en un lugar, y viene de individuos que no están del lado de Dios.
El Sr. Tkach Jr. me invitó a cenar esa noche, quizás para escuchar más sobre mis ideas. Pero dije muy poco y me limité a escucharlos porque sabía que las cosas no iban bien, como en aquel estudio bíblico. Cuando hablaba con esas personas, estaba muy seguro de que la mayoría no estaba conmigo.
Amós está tratando de mostrarnos que nos estamos acercando a un holocausto cósmico nuclear. Con una catástrofe tan inminente, ¡el pueblo de Dios debería estar profetizando! Sin embargo, la primera reacción de los laodicenos fue dejar de profetizar. ¿Qué le pasa a esta gente? Dios les está diciendo exactamente lo que viene—un holocausto que va a afectar al cosmos—pero Satanás ha conquistado sus mentes. Y cambiaron la dirección de la obra para centrarse en la educación. Pero francamente, no tienen muchos eruditos para lograr eso. Están profundamente confundidos y engañados.
Solamente ustedes han conocido a Dios
“Oíd esta palabra que ha hablado [el Eterno] contra vosotros, hijos de Israel, contra toda la familia que hice subir de la tierra de Egipto…” (Amós 3:1). Dios nos ha sacado, la Familia de Dios, de Egipto, un tipo de este mundo. ¡Nos ha traídoa Su Familia! ¿Qué va a hacer usted con esa maravillosa oportunidad?
“A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra…” (versículo 2). Dios está hablándole a Su Iglesia, a personas con las que tiene una estrecha relación. ¡La raíz de la palabra “conocido” se refiere a relaciones maritales! ¡Solamente ustedes han conocido a Dios! ¡Qué honor! ¡Qué oportunidad! ¡Qué privilegio! Esto es algo en lo que debemos pensar profundamente. Somos los únicos a los que Dios ha dado Su Espíritu Santo. Y Él ha abierto nuestras mentes. Y por eso, Dios quiere una relación cercana con nosotros, mucho más allá de cualquier relación familiar física. Un matrimonio físico puede darnos una idea de cómo quiere Dios que funcione este matrimonio, ¡pero éste es un matrimonio espiritual!
Realmente hemos sido bendecidos como el único pueblo que ha conocido a Dios. Por eso, Dios es claro sobre lo que debemos hacer al ver que se acerca este holocausto nuclear cósmico. Dios le ha dado a Su pueblo un honor tremendo, y nos va a juzgar fuertemente si fallamos. El versículo 2 concluye: “…por tanto, os castigaré por todas vuestras maldades”. Dios está hablando de corregir a aquellos en Su Familia que se desviaron y rechazaron lo que el Sr. Armstrong enseñó, fallando en seguir al Dios de Elías.
Pero esto es dual: incluye a las naciones de Israel. Las tres naciones principales de Israel del tiempo del fin también se han alejado de Dios. Y Él va a corregirlas. Dios advierte que expresará Su ira a través de Asiria, o la Alemania moderna (Isaías 10). Dios está airado con los que viven en pecado y que actúan como si esa fuera la forma en que debemos vivir. Estas personas hablan de Dios; tienen su religión. ¡Pero no conocen la Biblia! Y al parecer no quieren conocer a Dios porque su naturaleza carnal es hostil hacia Dios (Romanos 8:7).
“¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Amós 3:3). ¡Dios realmente no puede caminar con nosotros si no estamos de acuerdo con Él! ¿Hasta qué punto está usted de acuerdo con la Biblia, que es Jesucristo en imprenta, y con Dios el Padre? ¿Realmente, en el fondo, camina usted con Dios? ¿O sólo habla de ello? ¿Qué tan perfectamente está de acuerdo con Dios? ¡Todos tenemos que hacernos estas preguntas porque se avecina un holocausto nuclear cósmico!
“¿Rugirá el león en la selva sin haber presa? ¿Dará el leoncillo su rugido desde su guarida, si no apresare?” (versículo 4). El león ruge más fuerte justo antes de abalanzarse sobre su presa. Ahí es donde nos encontramos en la profecía bíblica: ¡ése es el futuro de EE UU, Gran Bretaña, la nación judía en Oriente Medio y el mundo entero!
El versículo 5 describe a un pájaro que entra en una trampa para conseguir comida, pero de repente la trampa se cierra y el pájaro queda atrapado. Eso está a punto de sucederle a Israel, repentinamente, ¡y más vale que estemos preparados para ello!
“¿Se tocará la trompeta en la ciudad, y no se alborotará el pueblo? ¿Habrá algún mal en la ciudad, el cual [el Eterno] no haya hecho? (versículo 6). Eso se refiere a la trompeta de Dios. El Comentario de Soncino dice: “¿Se tocará la trompeta en la ciudad y no temblará el pueblo?”.
¡Todo esto se trata de Dios preparándose para venir y establecer Su gobierno! El león ha rugido y está listo para abalanzarse. La trompeta está siendo tocada, pero la gente no hace caso. Esta es la imagen que Dios quiere que tengamos. Si tenemos iniquidad, ¡será mejor que nos deshagamos de ella porque Dios está a punto de venir a castigar la Tierra!
¿Quién no profetizará?
“Porque no hará nada [el Eterno] el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas. Si el león ruge, ¿quién no temerá? Si habla [el Eterno] el Señor, ¿quién no profetizará?” (Amós 3:7-8). El león de la tribu de Judá, Jesucristo, ¡ha rugido! Y si usted no teme, probablemente dirá: “No profeticéis”. Pero aquí Dios pregunta: “¿Quién no profetizará?”.
Hay muchas buenas noticias en estas profecías que nos hacen decir: ¿Cómo no profetizar? Pero este mensaje también requiere que profeticemos sobre las cosas horribles que están por venir sobre Israel y este mundo. Israel va a ser corregido primero, y luego el resto del mundo. Pero después de eso, ¡Jesucristo regresará! Si entendemos eso, ¿quién no profetizará que Cristo viene? ¿Quiénes somos nosotros para ser parte de este honor maravilloso? ¡Conocemos los secretos de Dios! Conocemos a Dios y tenemos una estrecha relación con Él. ¡Tenemos Su trono! Somos Sus muy elegidos, y deberíamos estar diciendo: ¡Quiero profetizar sobre eso!
Tenemos un trabajo que hacer. Hay quienes prefieren no profetizar. ¡Pero Dios les dice que el fin ha llegado al pueblo de Israel! (Amós 8:2). ¡Ya está aquí! La evidencia está a nuestro alrededor. ¡Y Él es muy claro en cuanto al tipo de destrucción que vendrá para aquellos que no profeticen o no presten atención a la advertencia!
“Por tanto, [el Eterno] el Señor ha dicho así: Un enemigo vendrá por todos lados de la tierra, y derribará tu fortaleza, y tus palacios serán saqueados. Así ha dicho [el Eterno]: De la manera que el pastor libra de la boca del león dos piernas, o la punta de una oreja, así escaparán los hijos de Israel que moran en Samaria en el rincón de una cama, y al lado de un lecho” (Amós 3:11-12). Qué imagen más espeluznante: ovejas despedazadas, a las que quizá les queden dos patas o sólo una oreja. ¡Pero no se trata de ovejas! Se trata de lo que está a punto de sucederle a Israel. ¡Esto es lo que viene sobre los laodicenos que no profetizan!
El versículo 14 dice que “serán cortados los cuernos del altar, y caerán a tierra”. Esos cuernos fueron construidos en las esquinas del altar del sacrificio (Éxodo 27:2). Antiguamente esos cuernos proveían refugio para los fugitivos que se agarraban a ellos (por ej., 1 Reyes 1:50-53; 2:28). Dios está diciendo: ¡No corran hacia los cuernos del altar; no hay ningún lugar a donde correr en busca de misericordia! ¡No la encontrarán en este holocausto que se avecina!
Cuando usted sabe lo que va a pasar, ¿cómo no va a profetizar? Y cuando usted conoce el glorioso final de todo, ¿cómo no va a profetizar? Cuando usted ve las malas noticias, y las buenas también, usted entiende por qué Amos preguntó, ¿Quién no profetizará? Conocemos los secretos de Dios. Sabemos lo que va a suceder en este mundo. ¡Nos sentimos verdaderamente honrados de estar aquí con Dios, uniéndonos a Su Obra!
Amós profetiza además: “Os hice estar a diente limpio en todas vuestras ciudades, y hubo falta de pan en todos vuestros pueblos; mas no os volvisteis a mí, dice [el Eterno]. También os detuve la lluvia tres meses antes de la siega; e hice llover sobre una ciudad, y sobre otra ciudad no hice llover; sobre una parte llovió, y la parte sobre la cual no llovió, se secó. Y venían dos o tres ciudades a una ciudad para beber agua, y no se saciaban; con todo, no os volvisteis a mí, dice [el Eterno]” (Amós 4:6-8). Hoy vemos esto de forma rutinaria en EE UU: inundaciones récord en una región al mismo tiempo que incendios forestales y sequías interminables en otra.
Sin embargo, ¿no se le ha dado a EE UU una oportunidad de conocer a Dios? ¿No tuvo California una maravillosa oportunidad de conocer a Dios cuando Su sede estaba allí bajo el Sr. Armstrong? Pero ellos son algunas de las personas más desobedientes que usted encontrará en la Tierra. Dios les dice exactamente lo que se avecina por sus iniquidades.
“Oíd esta palabra que yo levanto para lamentación sobre vosotros, casa de Israel. Cayó la virgen de Israel, y no podrá levantarse ya más; fue dejada sobre su tierra, no hay quien la levante. Porque así ha dicho [el Eterno] el Señor: La ciudad que salga con mil, volverá con ciento, y la que salga con ciento volverá con diez, en la casa de Israel” (Amós 5:1-3). El noventa por ciento de los habitantes de las ciudades morirá inmediatamente, y sólo una décima parte de los sobrevivientes permanecerá con vida. ¡Las ciudades estadounidenses van a perder un asombroso 99% de su población! Puede haber algunos que se arrepientan y escapen (versículo 4). Pero el 99% será destruido.
¡Estas son algunas de las profecías más específicas y horribles de la Biblia! Amós tuvo el coraje de entregar lo que Dios le ordenó. Lo que es interesante es que él usó la palabra Adonai 25 veces en su libro, más que todos los demás profetas menores juntos. Adonai se refiere a Dios como nuestra cabecera y lleva consigo el sentido de la bendición de Dios. (Puede leer sobre esto en el Capítulo 2 de mi folleto El león ha rugido). ¡Amós repetía esto una y otra vez porque quería mantenerlo en su mente! Él no provenía de una familia de profetas; era un poeta y un hombre rico, pero no tenía ninguna credencial. Sin embargo, incluso cuando daba malas noticias, Amós mantenía su enfoque espiritual recordando continuamente a Adonai, ¡el Dios que bendice!
Los Capítulos 1 y 2, por ejemplo, muestran a Dios alcanzando a mucha gente con un mensaje de advertencia. Él es nuestra Cabeza que bendice. ¡Él ama a este mundo y lo quiere en Su Familia! ¡Él dio a Su Hijo por ellos, arriesgando la vida eterna! ¡Está tratando de advertirles y llevarlos al arrepentimiento!
El profeta Ezequiel también emite muchas profecías terribles, pero enfatiza reiteradamente cómo, al final, todo es para ayudar a la gente a conocer a Dios (por ej., Ezequiel 13:9; 23:49; 28:24; etc.). Tenemos que ver el final inspirador de todo ello.
La obra de Jerusalén
“Entonces el sacerdote Amasías de Bet-el envió a decir a Jeroboam rey de Israel: Amós se ha levantado contra ti en medio de la casa de Israel; la tierra no puede sufrir todas sus palabras. Porque así ha dicho Amós: Jeroboam morirá a espada, e Israel será llevado de su tierra en cautiverio. Y Amasías dijo a Amós: Vidente, vete, huye a tierra de Judá, y come allá tu pan, y profetiza allá” (Amós 7:10-12).
Esto está hablando de un tiempo que vendrá pronto cuando Donald Trump, un “Jeroboam” del tiempo del fin, esté de nuevo en el cargo y el pueblo de EE UU rechazará vehementemente el mensaje que viene de la Iglesia de Dios. Amasías, quien ayudó a destruir la iglesia que el Sr. Armstrong fundó, nos va a enviar a Judá. Incluso al llamarla “Judá”, muestra que él sabe, al igual que Jeroboam, que tenemos una obra importante en Jerusalén. El presidente Trump seguramente sabrá de nuestra obra en Jerusalén, aunque no lo sepa ahora. Cuando nos deporten, iremos a un lugar de protección, quizás directamente.
Dios nos dice que va a haber una obra en Judá, la nación de Oriente Medio llamada Israel. Él nos dice que “digamos a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro!” (Isaías 40:9). ¡Tenemos que llevar el mensaje de Dios a las ciudades de Judá!
Actualmente, una pandemia está interfiriendo con esta labor. Pero este mensaje debe llegar al pueblo israelí. Les gusta este mensaje cuando hablamos del rey David y su palacio, y creen mucho de su Biblia hebrea, y quieren oír más sobre ella. Pero los medios de comunicación de Israel son muy parecidos a los de EE UU. No les gusta Dios, y no les gusta nadie que quiera profetizar. Les gusta un mensaje de “no profeticéis”. Presionan para alejarse de la Biblia y de Dios. Pero si usted se aleja de Dios, ¡Amós le dice exactamente qué tipo de destrucción viene!
Estamos trabajando diligentemente para cumplir esta comisión en Judá. Llevamos muchos años apoyando la arqueología en Jerusalén. Recientemente ha fallecido la gran arqueóloga Dra. Eilat Mazar, con la que hemos trabajado estrechamente durante muchos años. Hemos comprado su biblioteca personal y planeamos ponerla a disposición del público junto con cientos de volúmenes de la Universidad Hebrea, para la que ella trabajaba. Estamos fundando un nuevo instituto para mantener vivo el trabajo importante e inspirador de la arqueología bíblica, ¡un trabajo que realmente tiene un mensaje de “Ved aquí al Dios vuestro” para el pueblo de Israel y el mundo! Lo llamaremos Instituto Armstrong-Mazar de Arqueología Bíblica. Estamos entablando relaciones con otros arqueólogos en Jerusalén y planeamos seguir contribuyendo con mano de obra y recursos para promover este trabajo importante.
Qué asombroso y magnífico es que podamos decir a las ciudades de Judá: “¡Ved aquí al Dios vuestro!”. ¿No nos dan ganas de decir: “¿Quién no profetizará?”. ¿Cómo no querría usted ser parte de esto?
Este mensaje arqueológico tiene un gran impacto. El pueblo de Israel tiene hambre y sed de noticias sobre David y su palacio, y sobre Jeremías y esos dos sellos de los captores de Jeremías. ¡Hemos encontrado y exhibido esos artefactos!
¡Incluso los captores de Jeremías le dijeron que no profetizara! Odiaban su mensaje y querían matarlo. Pero Dios salvó a Jeremías y lo envió a Irlanda con el trono de David. ¡Qué mensaje tan impresionante, maravilloso e inspirador! ¿Quién no profetizará?
Tenemos una maravillosa oportunidad. Dios ama a Sus muy elegidos que hacen Su Obra. Eso impresiona a Dios. ¡Él quiere gente que obedezca y se emocione con este mensaje más que cualquier otra cosa!
Tememos a Dios, y le agradecemos a Dios por poder ayudar a desenterrar el palacio de David y hacer que la gente piense en el trono de David, preparándolo para cuando Jesucristo regrese a recibir Su trono, ¡el cual nosotros tenemos! ¡Vamos a pasarlo al Hijo de Dios, quien gobernará desde Jerusalén por toda la eternidad! Él va a ser quien dirija todo sobre la Tierra y el universo. Y nosotros podremos sentarnos en el trono con Él. ¿Quién no profetizará cuando se entiende eso?
Un mensaje esperanzador
En Amós 7 Dios advierte: “No volveré a pasar más por ellos” (versículo 8 versión kj). ¡Esta es la última vez que Dios entregará esta advertencia! Y a los que tienen este mensaje los corren hacia Judá. El gran pecado de Jeroboam fue que se alejó de la casa de David, la cual resulta ser nosotros espiritualmente. Él se alejó del trono de David. Nosotros tenemos ese trono en esta Iglesia. Ellos nos van a enviar lejos, pero tenemos que decirle a Jeroboam cuál es su pecado. Entonces ellos sabrán. Lo aprenderán de la manera más difícil, ¡pero lo aprenderán!
Sin embargo, considere la esperanza de este mensaje: “‘Restauraré la fortuna de mi pueblo Israel, y reconstruirán las ciudades arruinadas y las habitarán; plantarán viñas y beberán su vino, y harán huertos y comerán sus frutos. Los plantaré en su tierra, y nunca más serán arrancados de la tierra que les he dado’, dice el Señor tu Dios” (Amós 9:14-15; vre). ¿No deberíamos estar profetizando este mensaje? Las naciones de Israel están a punto de experimentar el peor sufrimiento jamás visto en este planeta. ¡Pero Dios dice que nunca, jamás, volverá a suceder!
De hecho, bajo el gobierno de Jesucristo, ¡el mundo entero está a punto de convertirse en Israel! Esta Tierra está a punto de tener una nueva civilización que es absoluta y totalmente gobernada por Dios. Habrá abundante prosperidad, alegría, paz y felicidad como la gente nunca ha conocido en su vida. ¿Quién no profetizará sobre eso?