La historia de los ancianos
Extrae los recuerdos de los ancianos mientras puedas.

“Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas”, dice la famosa frase de Eclesiastés 9:10. ¿Pero por qué? El resto del versículo nos lo dice, y la respuesta encaja con el tema de este libro de la Biblia, escrito por un rey Salomón envejecido que reflexionaba sobre una vida llena de acontecimientos: “[P]orque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia [o razonamiento], ni sabiduría”. Esa es la motivación para hacer las cosas según nuestras fuerzas. Al igual que tendemos a ser un poco más ambiciosos cuando jugamos a un juego de mesa que tiene un elemento de tiempo, empezamos a trabajar más apresuradamente cuando vemos que el tiempo se agota, especialmente si el temporizador es uno de esos mini relojes de arena en los que la arena empieza a desaparecer rápidamente de la parte superior del reloj.

La vida misma se ha equiparado con un reloj de arena, y Salomón nos encarga que vayamos en búsqueda de la sabiduría con esa mentalidad. Varios pasajes del Eclesiastés ponen de manifiesto la idea de que la tumba está vacía de cualquier tipo de pensamiento, razonamiento, trabajo o sabiduría.

En todo el Eclesiastés se abordan profundamente los temas de la muerte y la inutilidad de gran parte de la vida humana. Pero lejos de ser lúgubre, este libro ofrece una sabiduría valiosa dirigida a los jóvenes, especialmente porque los jóvenes no suelen pensar en estas cosas.

El contexto de este famoso versículo “según tus fuerzas” y su introducción se encuentran a partir del versículo 4, donde Salomón dice que “mejor es perro vivo que león muerto”. También dice que, “pero los muertos nada saben” (versículo 5; véase también el Salmo 146:4, que dice que, al morir, nuestros pensamientos perecen). Los muertos no pueden ser contratados para ningún tipo de trabajo (Eclesiastés 9:5), y el versículo 6 dice que su entusiasmo, envidia y odio por las cosas, sus equipos deportivos favoritos, rivalidades, himnos preferidos, sus mayores manías, o lo que envidiaban de otra persona, han desaparecido.

El versículo 5 dice que “su memoria es puesta en olvido”. Por supuesto, recuerdas a tus allegados que han fallecido, y hay memoriales de muchos que han muerto. Pero piensa en ese versículo de esta manera: Lo que el difunto recordaba se ha ido. Cuando morimos, todos los diversos recuerdos que tenemos son inaccesibles para cualquier otra persona en esta vida.

Ahora es el momento de hacer preguntas

Mi madre tenía ocho hermanos. Cuando murió el 9 de febrero de 2021, quise avisar a sus hermanos vivos, con los que hacía tiempo que no hablábamos. Tenía el número de teléfono de una de mis primas, una hija de la hermana mayor de mi madre, mi tía Dolores, que nació ocho años antes que mi madre. Le conté a mi prima mi deseo de volver a contactarme con todos, en parte por querer reunir toda la historia familiar que pudiera. Ella dijo: “Todo el mundo está envejeciendo, así que ahora es el momento de hacer preguntas”.

Esa afirmación me encendió aún más el fuego. Cuando un miembro de la familia muere, uno ya es muy consciente de lo limitada que es la vida física, y esa afirmación sacudió mi mente.

Así que hablé un rato con mi tía Dolores, que recordaba cosas que, de otro modo, habrían perecido con mamá. Tomé abundantes notas en un pequeño cuaderno vacío de mi madre, que tenía el dibujo de un gatito en la portada.

Más tarde, ese mismo día, iba caminando por una tienda de comestibles y me crucé con una señora mayor que estaba comprando montada en una patineta motorizada. Fue en ese mismo momento cuando toda mi impresión sobre los “ancianos” cambió. Debido a la conversación que acababa de tener con mi tía de 86 años, ahora veía una enciclopedia viviente de experiencias y recuerdos. Fuera quien fuera esta señora de la tienda, ¡era un registro completamente único de recuerdos personales e insustituibles!

La Biblia aboga por hacer preguntas a los ancianos, por explorar sus recuerdos y aprender de sus vidas. Y aconseja hacerlo con un poco de urgencia, y “según tus fuerzas”. No sólo vivimos nuestras propias vidas con ese tipo de motivación, sino que utilizamos el tiempo que tenemos para extraer ese tipo de historia. Como dijo mi prima mayor: “Ahora es el momento de hacer preguntas”.

Espero motivarte para que busques y aprendas de los mayores, y que lo hagas según tus fuerzas.

Lee todo Eclesiastés 9. Se trata de aprovechar al máximo las oportunidades que tienes, y una de esas oportunidades es extraer todos los recuerdos que puedas de las generaciones mayores.

Fíjate en el versículo 12: “Porque el hombre tampoco conoce su tiempo; como los peces que son presos en la mala red, y como las aves que se enredan en lazo, así son enlazados los hijos de los hombres en el tiempo malo, cuando cae de repente sobre ellos”. No sabemos cuándo nuestra vida llegará a su fin.

Apenas 30 días después de la muerte de mi madre, recibí un mensaje de mi prima diciendo que la tía Dolores había muerto. No había hablado con ella en años: Acabábamos de empezar a relacionarnos más a menudo. Le enviaba fotos antiguas que tenía mi madre (en las que aparecía mi tía) y ella me explicaba cosas sobre ellas. Teníamos un hilo de mensajes sobre el béisbol de los Cardenales de San Luis y los entrenamientos de primavera. Y me di cuenta muy claramente de lo que dice aquí en Eclesiastés 9. Sus recuerdos perecieron, excepto lo que se transmitió, lo que sus hijos sabían y lo poco que yo había escrito en mi pequeño cuaderno de gatito.

Para ayudar a ilustrar su punto, Salomón nos dice en los versos 14-15: Había “una pequeña ciudad, y pocos hombres en ella; y viene contra ella un gran rey, y la asedia y levanta contra ella grandes baluartes; y se halla en ella un hombre pobre, sabio, el cual libra a la ciudad con su sabiduría; y nadie se acordaba de aquel hombre pobre”.

Familia

Enfrentarse a las muertes en la familia realmente nos hace meditar. Se han cristalizado cuatro lecciones, en cuanto a qué y cómo debemos aprender de los ancianos. Estos son principios apoyados en las Escrituras. Los dos primeros se encuentran en Deuteronomio 32:7: “Acuérdate de los tiempos antiguos, considera los años de muchas generaciones; pregunta a tu padre, y él te declarará; a tus ancianos, y ellos te dirán”.

La primera lección tiene que ver con tu historia familiar específica: encontrar la historia familiar preguntando a los parientes mayores.

Esto incluye a padres, abuelos, tíos, tías e incluso primos mayores. Conoce la historia de tu familia, es decir, tu legado. Estas son “reliquias” de conocimiento específicas de tu líneafamiliar.

Incluso mi hija adolescente ha compartido conmigo historias sobre la infancia de mi madre que yo no conocía, porque la línea de comunicación nieta-abuela estaba abierta.

Otro ejemplo: Mi esposa encontró un artículo en un periódico de Connellsville, Pensilvania, en el que su bisabuelo hacía un viaje a San Luis (él era lo suficientemente importante para la comunidad como para que la prensa cubriera sus excursiones). Este bisabuelo estaba visitando un colegio quiropráctico de San Luis para la graduación de su hijo (el abuelo de mi esposa). Cuando mi esposa le habló a su padre del artículo, éste recordó un detalle personal de ese viaje. Él era un niño pequeño cuando su padre se graduó en esa institución, y recuerda que su padre volvió a subirse al avión para regresar a Pensilvania, pero antes de hacerlo, hizo un truco de magia: sacó una moneda de la oreja de su pequeño nieto.

Esos son detalles que no aparecen en ningún artículo de prensa. Espero que esto te motive a preguntar a tus parientes mayores sobre sus recuerdos. ¿Has preguntado alguna vez a tus abuelos sobre sus abuelos?

Estos recuerdos mentales, estas “reliquias”, afectan nuestra percepción del pasado de forma constructiva.

Intersecciones

Otra lección de Deuteronomio 32:7 trata de la intersección de la historia familiar con la historia general: investigar cómo se cruzan las experiencias de la vida familiar con los acontecimientos históricos.

Cuando se trata de acontecimientos históricos más amplios, ¿cómo se relaciona tu historia familiar? Esto puede ayudar a que la historia cobre vida para ti. Esto sucede mucho en las noticias locales, cuando un evento ocurre a nivel nacional o internacional, la estación local averiguará cómo alguien en esa comunidad específica está conectado con, o impactado por, ese evento.

El artículo del periódico de julio de 1947 sobre el bisabuelo de mi esposa, mencionaba que había sobrevolado San Luis y había visto que las aguas de la inundación llegaban a la parte superior de las casas en algunas zonas. Por ese artículo me enteré de que ese año hubo una gran inundación.

Hay algo más que he aprendido desde la muerte de mi madre: Ella tenía un tío que murió tras pisar una mina terrestre en la Segunda Guerra Mundial. Este joven tenía una esposa en casa que, siete días antes, había dado a luz a una niña. Su esposa había escrito una carta y la había enviado al otro lado del Atlántico para informar a su marido de la noticia, pero él nunca recibió el mensaje.

Esa niña creció y ahora tiene unos 70 años. Hace poco adquirí una foto de ella junto a la tumba de su padre en un cementerio militar de Luxemburgo, a unos 30 metros de la tumba del famoso general Patton. Lo especial de esta foto es que esta prima mía está junto a la nieta del general Patton. Lo que aprendí de esto es que el legendario general quería ser enterrado con las tropas que dirigía. Podría haber aprendido ese hecho histórico en un libro o un documental, ¡pero aprenderlo de esta manera ha hecho que este detalle de la historia sea increíblemente significativo e inolvidable!

Significado

Mi tercera lección trata sobre el significado de los acontecimientos: buscar el significado de los acontecimientos presentes haciendo preguntas sobre el pasado.

Deuteronomio 4:32-33 dice: “Porque pregunta ahora si en los tiempos pasados que han sido antes de ti, desde el día que creó Dios al hombre sobre la tierra, si desde un extremo del cielo al otro [¡eso es mucha investigación!] se ha hecho cosa semejante a esta gran cosa, o se haya oído otra como ella. ¿Ha oído pueblo alguno la voz de Dios, hablando de en medio del fuego, como tú la has oído, sin perecer?”.

A Israel le estaban sucediendo cosas increíblemente especiales y únicas, y Dios quería que se hicieran preguntas para entender profundamente lo especiales que eran esas cosas. En todo lo que nos sucede, podemos preguntarnos si son experiencias únicas para nuestra generación, o si hay otras generaciones que han experimentado cosas similares. En algunos casos, nuestras experiencias pueden ser únicas; pero a menudo, podemos aprender ¡cuánto tenemos en común con los que nos han precedido!

Podemos “preguntar” leyendo y estudiando. Sin embargo, aquí trato de conducirte directamente a ejemplos vivos, que respiran, de personas a las que se les puede preguntar directamente.

Esto te ayuda a darte cuenta de la importancia de los acontecimientos presentes. Esto es algo con lo que luchó el gran historiador y líder Winston Churchill: “Manfred Weidhorn, en su libro Espada y Pluma, dijo lo siguiente sobre Winston Churchill: ‘Al intentar evaluar el significado supremo de los acontecimientos, Churchill se enfrenta al problema de la perspectiva histórica. Los incidentes tienen un significado en el momento de su ocurrencia y otro cuando han pasado a formar parte de la historia’” (Los Profetas Anteriores).

Uno de los amigos de Job le amonestó por hacer este tipo de preguntas a sus mayores: “Porque pregunta ahora a las generaciones pasadas, y disponte para inquirir a los padres de ellas; pues nosotros somos de ayer, y nada sabemos, siendo nuestros días sobre la tierra como sombra. ¿No te enseñarán ellos, te hablarán, y de su corazón sacarán palabras?” (Job 8:8-10).

Estos amigos de Job no le dieron el mejor consejo durante su prueba, pero este es un principio bíblico: indagar en la época anterior porque nuestras vidas dejan una huella muy pequeña en las orillas del tiempo.

Honor

Estas tres lecciones deberían hacer que nuestra estima por los ancianos se multiplicara. Esa es la esencia de mi cuarta lección: honrar a todos los que tienen cabeza con canas, por su abundancia de experiencia en la vida.

Esto se ordena explícitamente en Levítico 19:32: “Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo [el Eterno]”.

Hay tres acciones ordenadas en este versículo, dos relacionadas directamente con nuestro trato a los ancianos. Una de ellas es una acción (pararse) y la otra es una actitud (honrar).

La acción física es una muestra de respeto, porque has dejado lo que estabas haciendo para reconocer que alguien mucho mayor ha entrado en el mismo espacio que tú. Sea que sean “sabios” o no, si su aspecto muestra la evidencia física de su edad, entonces merecen tu respeto.

La palabra honrar significa glorificar o engrandecer (literalmente, “engrosar”). Podemos glorificar a los ancianos buscando su punto de vista, extrayendo sus recuerdos y haciendo caso a su opinión.

Después de que los amigos de Job le dieran su opinión sobre la razón por la que estaba sufriendo, un hombre más joven llamado Eliú habló. Él dijo claramente que permitió que estos otros hombres hablaran primero porque eran mayores (Job 32:6), su opinión debía venir después de la de ellos, porque, como dijo: “Los días hablarán, y la muchedumbre de años declarará sabiduría” (versículo 7). Aunque la edad no garantiza necesariamente la sabiduría (véase Eclesiastés 4:13), lo ideal es que una vida larga debe hablar y enseñarsabiduría.

Más adelante en la Biblia leemos el relato de un rey que no honró a los ancianos de esta manera. Ese rey era en realidad el hijo de Salomón y el nieto de David: Roboam. En 1 Reyes 12, acababa de heredar el reino de su padre, y un hombre llamado Jeroboam estaba haciendo que el pueblo hiciera ciertas demandas al nuevo rey. A juicio del pueblo, Salomón, el autor de Eclesiastés, había cobrado unos impuestos bastante elevados al pueblo.

“Entonces el rey Roboam pidió consejo de los ancianos que habían estado delante de Salomón su padre cuando vivía, y dijo: ¿Cómo aconsejáis vosotros que responda a este pueblo? Y ellos le hablaron diciendo: Si tú fueres hoy siervo de este pueblo y lo sirvieres, y respondiéndoles buenas palabras les hablares, ellos te servirán para siempre” (versículos 6-7). Estos hombres mayores tenían una perspectiva sobre lo que ganaría con los ciudadanos de Israel. Pero observe la respuesta de Roboam a sus consejos: “Pero él dejó el consejo que los ancianos le habían dado, y pidió consejo de los jóvenes que se habían criado con él, y estaban delante de él” (versículo 8).

El relato sugiere que el rey Roboam desestimó las opiniones de los ancianos antes de escuchar siquiera lo que los consejeros más jóvenes tenían que decir. Ahora bien, Roboam tenía 41 años de edad, lo que significa que tenía suficiente experiencia de vida en la que basarse. Pero su consejo se limitaba a los que “habían crecido con él” (el versículo 10 repite este hecho). Ellos eran de la misma generación, ¡lo que significa que tenían la misma perspectiva que ya tenía Roboam!

Roboam tendría un año de edad cuando su abuelo David murió, pero tenía acceso a personas que tenían recuerdos vívidos sobre cómo David dirigía el reino. El versículo 15 muestra que Dios estaba permitiendo todo esto, pero el desprecio de Roboam por los consejos de los ancianos ¡partió el reino en dos! Y, como dice el versículo 16, hizo que la mayoría de la nación rechazara al propio David. ¡Estoy seguro de que puedes imaginar lo que David habría pensado de todo esto!

Uno de los resultados que se derivan de respetar e interactuar con los ancianos es una falta de confianza adecuada en tu propia y estrecha perspectiva. Esto es algo que Abigail Adams (esposa del segundo presidente de EE.UU., John Adams) trató de enseñar a su hijo John Quincy, que más tarde llegó a ser presidente él mismo. La Sra. Adams escribió una carta a su hijo el 10 de junio de 1778, cuando aún no tenía 11 años, diciéndole: “La disposición más amable y más útil en una mente joven es la desconfianza en sí mismo, y esto debería llevarte a buscar el consejo y la instrucción de aquel que es tu Guardián natural, y que siempre te aconsejará y dirigirá de la mejor manera tanto para tu felicidad presente como futura” (las normas ortográficas eran diferentes en aquella época). Desconfianza significa modestia o falta de confianza. La mejor perspectiva para una mente joven, decía ella, es saber que no lo sabes todo. No confíes en tu propia perspectiva y deja que eso te impulse a buscar consejo, principalmente de Dios, escribió ella.

Al igual que hay una “sabiduría” implícita en haber vivido mucho tiempo (al menos una perspectiva valiosa), también hay un atributo implícito en ser joven, lo que la Sra. Adams llamó “la inadvertencia y la despreocupación de la juventud”. La inadvertencia significa la tendencia a no planificar cuidadosamente ni prepararse. La despreocupación significa una falta de atención imprudente.

Ella reconoce que su hijo es bastante maduro para tener 10 o casi 11 años y que sabe bastante de historia. El resto de su carta hace referencia a los acontecimientos actuales que están ocurriendo en ese momento, además de algo de historia reciente y de historia tan antigua como la del emperador Nerón del siglo I. Es toda una carta de una madre a un niño de 10 años. Abigail Adams no era una persona mayor (tenía unos 30 años), ¡pero se esforzaba por dar una perspectiva histórica relevante y significativa a su hijo!

¡A pescar!

Si miras las lecciones que he extraído de estas experiencias personales tipo Eclesiastés en mi familia, verás que todas empiezan con letras que deletrean la palabra pesca (fish en inglés), porque tienes que pescar tu propia y única historia familiar, cómo se intercepta con una historia más amplia, si esas cosas son significativas o no, y qué honor debe fomentar esto en ti para aquellos que son mayores.

Hacia el final del Eclesiastés, Salomón realmente pone nuestra atención en Dios, ¡señalando Su sabiduría eterna! “Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios. Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad” (Eclesiastés 11:9-10).

Se nos dice que vivamos la vida en plenitud, sabiendo que Dios nos llevará a juicio. Para los llamados en la era de la Iglesia, nuestro juicio está ocurriendo ahora mismo (1 Pedro 4:17). Salomón dice que hay alegría en entender esto. Él no está tratando de ser deprimente hablando de que todo es vanidad y que todos moriremos y nuestros recuerdos perecerán, sino que él quiere que aprovechemos al máximo nuestra juventud.

El versículo 1 del siguiente capítulo continúa el pensamiento: “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento”.

Es mucho más fácil forjar una relación con Dios cuando tienes más vida por delante, que en el momento en que no tienes deseos de levantarte por la mañana, cuando sientes que tus mejores años han pasado, y ya no disfrutas de nada. Por ende, también es mucho más fácil pescar la sabiduría piadosa de aquellos que son mayores que tú, para aprender esas cosas mientras todavía estás en tus años de formación, en lugar de cuando eres viejo y estás más establecido en tus costumbres.

Considera leer Eclesiastés 9:10 de esta manera: Todo lo que tu mano encuentre para hacer, hazlo según tus fuerzas. Depende de ti, especialmente, como dice el resto del versículo, porque la vida es muy limitada. Cuando alguien muere, su espíritu (su intelecto) se guarda con Dios (Eclesiastés 12:7). Ningún otro ser humano puede acceder a éste.

Debemos aprovechar al máximo el tiempo que tenemos. Aprovecha al máximo las oportunidades de compañerismo que tienes con los ancianos. Utiliza este conocimiento para motivarte, como en un juego de mesa que se va terminando a medida que el pequeño reloj de arena se drena.

¡Ahora es el momento de hacer preguntas! Aprovecha al máximo el tiempo que tienes. Y aprovecha al máximo el tiempo que tienen tus mayores. ¡Sólo hay un tiempo en esta vida en el que puedes beneficiarte de lo que ellos tienen que ofrecer! ¡Ve tras su historia según tus fuerzas!