La fórmula del éxito
¿Estás dispuesto a usarla?

Durante los últimos 10 años, he tenido la oportunidad de enseñar una clase de Biblia en Imperial Academy. He observado que, aunque muchos estudiantes lo hacen muy bien, algunos tienen dificultades constantemente. Esto se reduce principalmente a una cosa. Dios quiere que aprendas este secreto del éxito. Él espera que lo uses para desarrollar tu mente.

¿Sabes qué es?

Antes de decírtelo, veamos un pasaje de 1 Samuel 2. En este capítulo, la madre del profeta Samuel, Ana, alaba a Dios por haber respondido a sus oraciones por un hijo. En este canto, ella recita una profecía de Dios: “Él levanta del polvo al pobre, y del muladar exalta al menesteroso, para hacerle sentarse con príncipes y heredar un sitio de honor. Porque de [elEterno] son las columnas de la tierra, y Él afirmó sobre ellas el mundo” (versículo 8). ¡Estos pilares de los que Ana profetizó son ustedes! Dios quiere establecer Su mundo futuro sobre ti. Considera los pilares que están a la entrada de la casa de Dios. vas a ser un pilar como ese. ¿Eres un pilar hoy en la escuela? ¿Un pilar entre tus compañeros?

En Los Profetas Anteriores: cómo llegar a ser un rey, Gerald Flurry escribe: “¿Qué significa que el mundo sea puesto sobre nuestros hombros? Realmente estamos aquí para construir una nueva civilización. ¡La que estamos viviendo está a punto de explotar! Y para liderar esa nueva civilización, debemos desarrollar nuestras mentes y nuestro carácter. Dios nos va a dar la oportunidad de ¡ayudar a Cristo a enseñar a todo ser humano que haya vivido!”.

Debemos desarrollar nuestras mentes ahora porque vamos a ayudar a Cristo a desarrollar las mentes del resto de la humanidad. ¿Tienes lo que se necesita para hacer eso? ¿Qué podrías enseñar a los demás, ahora mismo?

Dios nos está midiendo para ese futuro, para ver qué haremos con las mentes que nos ha dado. Entonces, ¿cómo desarrollamos nuestras mentes? ¿Cuál es la principal diferencia entre los que desarrollan sus mentes con éxito y los que no lo hacen? ¿Cuál es el ingrediente clave para el éxito?

¡Trabajar! Esto es lo que separa a los que prosperan de los que tienen dificultad para hacerlo.

En el primer sábado del S.E.P. 2021, en su sermón el Sr. Flurry dijo: “Celtic Throne inspira a los jóvenes a trabajar más y a desarrollar sus talentos”. Creo que Cristo está utilizando este espectáculo para enviar a los jóvenes un mensaje muy específico sobre el trabajo duro. Considera: ¡Celtic Throne está formado principalmente por gente de tu edad! Dos de nuestros bailarines terminaron en segundo lugar y uno de ellos en primer lugar en sus grupos de edad en los Campeonatos de Danza Irlandesa de América del Norte este año. De sus ejemplos destacan dos lecciones:

En primer lugar, puedes hacer mucho más de lo que crees que puedes. La mentalidad de “no puedo hacerlo” es de Satanás, no de Dios. Los estudios estiman que las personas tienen 60.000 pensamientos al día, ¡y el 80%de ellos son negativos! Satanás nunca dirá: “Puedes hacerlo; ¡sólo sigue trabajando en ello!”. Por el contrario, la transmisión de Satanás es siempre: “Sólo ríndete. Nunca serás tan bueno como él o ella”. Pero tú puedes hacer mucho más de lo que crees.

Segundo, ¡debes trabajar duro! Para desarrollar tu mente, debes trabajar duro en ello. Y, lo que es más, debes aprender a amar el trabajo duro. Los bailarines tuvieron que trabajar duro en sus pasos, durante años, antes de este verano, de lo contrario Celtic Throne no habría sido posible. El mismo trabajo duro es necesario si quieres desarrollar tu mente.

La lección es clara: si trabajas, tendrás éxito.

Todos los casos de éxito de la historia, han trabajado duro. Por ejemplo, el general Douglas MacArthur. Podríamos decir que él fue un pilar de la Segunda Guerra Mundial. ¿Cómo se preparó para su carrera? Trabajando. A los 19 años, MacArthur fue a West Point, donde sus compañeros dijeron que él “tenía una mente como una esponja” (Clark Lee y Richard Henschel, Douglas MacArthur: An Informal Biography [Douglas MacArthur: Una biografía informal]). No es que él haya nacido con ese tipo de mente. Antes de ir a West Point, MacArthur cursó tres años de escuela pública, dos años de escuela privada, cuatro años de escolarización normal, tres años de estudio privado y tres meses de preparación especial para el examen de ingreso a West Point. ¿Dedicarías tanto tiempo a estudiar para un examen, por ejemplo, para el act?

Cuando llegó a West Point, MacArthur estaba decidido a estar entre los primeros de su clase. Su principal rival era Ulysses S. Grant III, nieto del famoso general de la Guerra Civil. Ambos tenían mucha influencia debido a sus familias, pero MacArthur era un trabajador y Grant no. Como MacArthur se alojaba con alumnos de cursos superiores, podía mantener las luces encendidas dos horas más tarde cada noche. Él dedicaba esas dos horas adicionales a estudiar más. “En sus estudios nocturnos, MacArthur se concentraba absolutamente desde que abría sus libros hasta que se apagaban las luces, sin detenerse nunca a charlar o chismorrear…” (ibíd.) Hoy en día, muchas personas no pueden concentrarse en algo por más de 15 o 20 minutos sin distraerse. MacArthur podía hacerlo durante horas sin ningún descanso.

No era que MacArthur se despertaba y ya podía concentrarse así. Él trabajó en ello y construyó el hábito durante años y años. Pero no sólo se esforzó en sus estudios, sino que también jugó al fútbol americano y al béisbol en West Point, a pesar de que no era bueno por naturaleza. Él trabajó en esos deportes, aunque ni siquiera le gustaban mucho. ¿Y tú?

Abraham Lincoln era uno de los héroes de MacArthur. Si tienes un héroe, imitas lo que él hace. MacArthur encontró todos los libros que Lincoln leyó y los leyó él mismo. Luego averiguó la posición en la que Lincoln se encontraba cuando los leyó, y los leyó en la misma posición. No estoy diciendo que tengas que hacer eso, pero ¡considera la mentalidad de alguien así! ¿A quién se le ocurriría eso?

MacArthur logró su objetivo de ser el primero de su clase en West Point. Lee escribió: “El promedio final de cuatro años de MacArthur en 16 materias fue de 98,14, el más alto en los primeros 100 años de historia de West Point”.

¿Y qué fue de su rival, Ulysses Grant III? Su informe final de eficiencia de West Point dice: “Afable, educado, cortés, indiferente a sus deberes como oficial, totalmente inútil”.

¡Totalmente inútil! ¡Todo porque simplemente no le importaba! Debido a su indiferencia y falta de voluntad para trabajar duro, la calificación final sobre este hombre fue “totalmente inútil” a los ojos del ejército.

Si tu vida estuviera en juego y tuvieras que elegir entre Grant y MacArthur, ¿a quién elegirías? ¡Todos elegiríamos a MacArthur porque trabajó para estar en una posición de pilar! MacArthur trabajó mientras que Grant era indiferente. Esa era la diferencia entre los dos.

En la parábola de los talentos (Mateo 25:14-30), Cristo hace una comparación entre el que va a trabajar y el que es inútil. Esta parábola muestra que no se trata de cuántos talentos tienes, sino de lo que haces con ellos. En los versículos 24-25, nos encontramos con nuestro Ulysses S. Grant III, el que enterró su talento y no hizo nada con éste, y que inmediatamente empezó a echar la culpa a otro.

¿Estás “escondiendo tu talento en la tierra”? A veces tenemos algo que podríamos ofrecer, pero no hacemos nada con ello. Considera esto, y fíjate en lo que ocurre al final de esta parábola: “Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado” (versículos 26-29). Ese siervo podría haber hecho lo mínimo, al menos poniendo su talento en el banco, ¡pero ni siquiera se molestó en hacerlo!

“Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes” (versículo 30). El siervo inútil obtuvo una F en su boletín de notas. ¡Eso es lo que sucederá si no estamos dispuestos a trabajar! También estamos hablando del desarrollo espiritual. No importa cuánta habilidad o talento natural creas que te falta. No puedes decir, no soy lo suficientemente inteligente. ¡No importa! ¡Lo único que importa es si vamos a trabajar con lo que tenemos! Si trabajas, encontrarás el éxito, ahora y siempre. Si no trabajas, al final no serás útil y no valdrás nada.

La buena noticia es que, si estás dispuesto a trabajar en algo, entonces tendrás éxito. ¡El trabajo es igual al éxito! Garantizado. Tienes que trabajar en tu oración y estudio. Tienes que trabajar en tus estudios. Tienes que trabajar en cualquier cosa si quieres ser bueno en ella.

No te desanimes si no ves resultados de inmediato, ¡sigue trabajando! Tomemos como ejemplo al héroe de MacArthur, Abraham Lincoln. Antes de convertirse en el decimosexto presidente de Estados Unidos, él sirvió en una sesión del Congreso. Nunca había recibido educación formal y se dio cuenta que sus argumentos lógicos en el Congreso no estaban a la altura de los demás representantes y senadores. Así que se fue a casa y estudió un libro entero de matemáticas y resolvió todos los problemas que contenía para desarrollar sus habilidades de pensamiento lógico. Cuando volvió al Congreso, sus argumentos lógicos habían mejorado mucho. Trabajó duro, y por eso se sabe quién es hoy.

Considera también la referencia que dio el Sr. Flurry en su sermón, sobre George Lucas, que escribió el guion de Star Wars [conocida también como La Guerra de las Galaxias]. Él se encerró en la oficina para escribir ese guion durante ocho horas cada día. Algunos días no escribió ni una sola palabra. Pero siguió trabajando en él, día tras día.

Michael Jordan es uno de los grandes nombres del baloncesto. Antes de llegar a las grandes ligas, jugó en la universidad de Carolina del Norte, donde jugaban partidos informales durante el verano. Cada vez que hacían una pausa para beber agua, Michael Jordan se quedaba en el centro de la cancha. Cuando le preguntaban por qué no descansaba, decía: “Nadie dirá nunca que ha trabajado más que yo. He estado en esta cancha más que nadie”. Esa es una gran mentalidad para desarrollar: ¡No dejes que nadietrabaje más que tú! Todos tenemos diferentes talentos, pero la cuestión es el trabajo. Puede que te superen a veces, ¡pero no dejes que trabajen más que tú!

Si Dios está trabajando contigo, no fracasarás, siempre y cuando no renuncies.

En Los Profetas Anteriores el Sr. Flurry continúa: “¡Tenemos que pensar en grande! ¡Realmente estamos aquí para convertirnos en los pilares del mundo! Por eso Dios los ha llamado”. El convertirse en un pilar comienza ahora. ¿Qué estás haciendo para prepararte para esto ahora? Al final de cada día, piensa en MacArthur y Grant III. Piensa en Lincoln y en Jordan. Pregúntate a ti mismo: ¿Cómo he terminado hoy? ¿He sido inútil o eficaz? La respuesta se reduce a la cantidad de trabajo que hayas realizado. Todas las mañanas, pon eso en tu mente. Di a ti mismo: Hoy nadie trabajará más que yo. Si te pones la meta de trabajar al máximo, la Palabra de Dios te garantiza que tendrás éxito, ahora y siempre, y serás el pilar que Dios necesita que seas.