¿Está cansado de que le mientan?

La verdad se está volviendo rara y preciosa en nuestro mundo. ¿Cuál es la verdad sobre la covid-19? ¿Son las máscarasútiles o dañinas? ¿Las vacunas salvan vidas o matan a la gente? ¿Cuál es la verdad sobre las elecciones presidenciales de EE UU? ¿Y el calentamiento global, o el enfriamiento global? ¿Cuál es la verdad? ¿Y realmente quiere saberlo?

Jesucristo dijo que la verdad os hará libres (Juan 8:32). ¡Piense en lo fácil y menos estresante que sería la vida si la gente dijera la verdad todo el tiempo! Seguramente todo el mundo quisiera vivir en un mundo de completa honestidad. ¿O no? ¿Lo quisiera usted?

Muchos estudios demuestran que la gente suele mentir para librarse de los problemas o para quedar bien. ¿Y sabía usted que la mayoría de la gente quiere que le mientan?

Dios inspiró al profeta Isaías para que registrara: “Este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de [el Eterno]; que dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras” (Isaías 30:9-10).

Ésta es una profecía específica de lo que le sucedería al propio pueblo de Dios en nuestro tiempo. Muchos de ellos rechazarían la verdad de Dios, prefiriendo escuchar mentiras que suenan bien. Esta misma actitud es rampante en las naciones modernas de Israel; específicamente EE UU, Gran Bretaña y la nación judía de Israel.

¡No es de extrañar que las mentiras estén creciendo en la política, la medicina y los medios de comunicación! El terreno es fértil para plantar las semillas del engaño. Los pueblos de Israel físico y espiritual prefieren que se les mienta. ¿Por qué?

Cristo nos da la respuesta en Juan 3:19-21: “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios”.

¡Qué verdad! La mayoría de la gente no quiere oír la verdad porque es correctiva. Algunas personas pueden querer oír la verdad sobre las recientes elecciones presidenciales de EE UU, por ejemplo, pero ¿quieren también oír la verdad sobre la inmoralidad, el consumo de drogas, la deuda o la alimentación poco saludable? Muchos no quieren.

No podemos elegir cuando se trata de la verdad. Necesitamos aceptar toda la verdad sobre cada tema, incluso sobre nosotros mismos. Y la verdad real se basa en la Palabra de Dios.

¡La Biblia es una herramienta de verdad impresionante si estamos dispuestos a usarla! “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12).

La lección 1 de nuestro curso bíblico por correspondencia dice: “La Biblia es el gran espejo espiritual de Dios. Muestra cada defecto en nuestra forma de pensar, revela cada mancha en nuestro carácter. Nos retrata como realmente somos: como Dios nos ve, no como nos gusta pensar que somos o como nos gusta que nos vean los demás”.

La Palabra de Dios nos muestra la verdad de quiénes somos realmente y cómo tenemos que cambiar. Eso puede ser difícil de mirar. Pero si rechazamos la verdad de Dios, entonces sólo queremos escuchar cosas suaves.

La persona que rechaza la verdad de Dios esta simplemente viviendo una mentira. Si no se corrige, esas mentiras se multiplicarán hasta llegar a la oscuridad total.

Entonces, ¿cómo podemos vivir a la luz de la verdad de Dios?

El Salmo 111:10 nos muestra que, si queremos tener un buen entendimiento, debemos guardar los mandamientos de Dios. El noveno mandamiento de Dios prohíbe la mentira. Cada vez que decimos una mentira o aceptamos una mentira, nos alejamos más de la verdad de Dios.

El Salmo 25:5 dice: “Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación…”.

Dios tiene que mostrarnos la verdad. Luego tenemos que aceptar esa verdad y actuar de acuerdo con ella. Eso significa ser corregible y hacer cambios cuando nos equivocamos.

Después de ser corregido por Dios, el rey David registró en el Salmo 51:6 que Dios ama la verdad en lo íntimo. Si queremos ver la verdad de los asuntos en el mundo que nos rodea, primero debemos aceptar la verdad de Dios sobre nosotros mismos. Si no queremos que nos mientan, primero tenemos que asegurarnos de que no nos estamos mintiendo a nosotros mismos.

La elección es suya. Si está cansado de que le mientan, escoja vivir el camino de la verdad de Dios en su vida. “Aparta de mí el camino de la mentira (…) Escogí el camino de la verdad…” (Salmo 119:29-30).

¿Realmente quiere conocer la verdad?