Corre hacia la batalla
Cómo un adolescente se enfrentó a un tanque

En su primer sermón de la Fiesta de Tabernáculos de 2021, el pastor general Gerald Flurry dijo: “Si usted va a tener una nación fuerte, tendrá que tener un ejército fuerte”. Después continuó explicando que los verdaderos cristianos, como soldados de Dios, deben ser soldados de fe, confiando y apoyándose en Dios. En ese sermón, él se refirió en varias ocasiones a los atributos de los soldados en el contexto de la visión de la Llave de David, enfocando a los hermanos en el ejemplo de lucha de David.

Aquellos de ustedes leyendo esto, probablemente tengan la edad de David o una edad muy cercana a la que tenía cuando mató a Goliat y derrotó a los filisteos. Centrémonos en un atributo que David exhibió en ese enfrentamiento épico: ¡él corrió hacia la batalla!

“Y aconteció que cuando el filisteo se levantó y echó a andar para ir al encuentro de David, David se dio prisa, y corrió a la línea de batalla contra el filisteo” (1 Samuel 17:48). David estaba urgido. Mientras el resto del ejército israelita se detuvo para ganar más tiempo, David corrió hacia los filisteos.

“Salió entonces del campamento de los filisteos un paladín, el cual se llamaba Goliat, de Gat, y tenía de altura seis codos y un palmo” (versículo 4). Seis codos y un palmo significa que Goliat medía entre 3 y 4 metros. Imagínate: alguien que literalmente te dobla en tamaño. ¡Necesitarías una escalera sólo para darle un cinco! Definitivamente es alguien con quien no querrías meterte.

“Y traía un casco de bronce en su cabeza, y llevaba una cota de malla; y era el peso de la cota cinco mil siclos de bronce. Sobre sus piernas traía grebas de bronce, y jabalina de bronce entre sus hombros” (versículos 5-6). Eso sí que es un hombre fuerte. El Soncino Commentary estima que 5.000 siclos de bronce pesarían aproximadamente 220 libras. ¡Y eso ni siquiera era parte de su armadura!

“La cabeza del gigante estaba envuelta en un enorme casco de bronce que parecía una caldera”, afirma The Bible Story. “Su cota de malla pesaba más de 150 libras. Unos pesados semicilindros de latón encerraban la parte inferior de sus piernas, y una amplia placa de latón, para proteger su pecho, era llevada a la espalda excepto durante la batalla. Toda su armadura pesaba alrededor de 300 libras, pero no era una carga demasiado pesada para él, ya que su peso debía ser cerca de cinco veces mayor que el de su armadura”.

Eso significaría que Goliat pesaba 1.500 libras, ¡casi una tonelada! Si se sentara sobre ti, sería como ser aplastado por un bisonte. Según estas estimaciones, Goliat podría haber medido 3,5 metros, ser casi 10 veces más pesado que una persona promedio y llevar una cota del peso de un refrigerador moderno.

“El asta de su lanza era como un rodillo de telar, y tenía el hierro de su lanza seiscientos siclos de hierro; e iba su escudero delante de él” (versículo 7). 600 siclos equivalen a unas 18 libras. Eso significa que la cabeza de la lanza de Goliat pesaba dos libras más que la bola de boliche que usan los jugadores profesionales. ¡Este hombre era un tanque andante!

Espero que después de este artículo no tengas pesadillas con un hombre como un refrigerador de 3 metros de altura que te lanza bolas de boliche, pero espero que tengas una mejor idea de a qué se enfrentaba David. Si fueras tú y Goliat, ¿cómo crees que te iría? ¿Serías capaz de mirar más allá de todo eso y confiar en la protección de Dios?

David no llevaba ninguna armadura (versículos 38-39), y la única arma que tenía para luchar contra este “tanque” era una honda y cinco piedrecitas. En teoría, ésta iba a ser una victoria fácil para Goliat. Pero David no se limitó a acercarse a Goliat o a intentar acercarse sigilosamente a este hombre gigantesco. David corrió hacia este desafío. Estaba confiado porque sabía que tenía a Dios detrás de él y Goliat no.

Presta atención a lo que pasó cuando David se enfrentó a Goliat. Goliat comenzó a burlarse de David y trató de desanimarlo: “Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso parecer. (…) Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo” (versículos 42 y 44). Más vale que te rindas o vas a morir como todos los que se han atrevido a luchar contra mí, dijo Goliat. ¿Cedió David a estas burlas? Sigue leyendo:

“Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de [el Eterno] de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. [El Eterno] te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel” (versículos 45-46). David tenía fe completa en Dios. Sabía que él solo nunca podría derrotar a Goliat, pero con Dios detrás de él, sabía que podía ganar cualquier batalla. Con la confianza de Dios, David fue capaz de dejar de lado cualquier temor que tuviera y decirle a Goliat la verdad: ¡que Dios iba a aplastarlo!

Necesitamos correr hacia la batalla como lo hizo el Rey David. No importa qué obstáculo esté frente a ti, Satanás quiere que te concentres en su tamaño y dificultad para que te rindas. David no hizo eso. Se enfocó en las promesas de Dios y corrió a través de lo que se interpusiera en el camino del plan de Dios.

El Sr. Flurry continuó en su sermón: “Vamos a ver algunos problemas serios en nuestro camino hacia el lugar de refugio. Va a parecer algo que no podemos conquistar. ¡Pero no hay nada que no podamos conquistar con Dios con nosotros!”.

Si te enfrentaras a un gigante del doble de tu tamaño, ¿qué harías? ¿Correrías hacia la batalla o huirías de él?

“Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra” (versículo 49). Contra todo pronóstico, David prevaleció porque estaba haciendo la voluntad de Dios. Adolescentes, Dios está de su lado como lo estuvo de David. ¡Corran hacia la batalla!