Quiero compartir un secreto contigo. ¡Es uno de los verdaderos secretos para la felicidad! Si lo aplicas, ¡va a transformar tu vida!
El ser humano ha sido creado a imagen de Dios. Físicamente, te pareces a Dios en forma y figura. Mentalmente, estás dotado de una mente, habilitada por el espíritu en el hombre. Espiritualmente, puedes desarrollar el mismo carácter de Dios, por medio del Espíritu de Dios.
Pero hay otra dimensión, una cuarta dimensión de la imagen de Dios, de la que debes preocuparte si quieres ser verdaderamente feliz.
El Sr. Armstrong escribió sobre esta cuarta dimensión en la revista The Plain Truth [La Pura Verdad, en español] en agosto de 1978:
“Los seres humanos empezamos la vida como pequeños bebés. Tenemos que crecer. Pero para cumplir el verdadero propósito y la misión de la vida, debemos crecer no sólo físicamente, sino también mentalmente, espiritualmente y emocionalmente. ¿Se ha dado cuenta alguna vez de cuántas personas piensan principalmente en solo alcanzar la madurez física? Si no fuera por la educación pública obligatoria para los niños en nuestro mundo occidental, ¿cuántos tomarían la iniciativa de desarrollar sus mentes?…”.
“¿Qué hay del desarrollo espiritual? La persona promedio (…) acepta automáticamente la religión establecida de sus padres y de su país. … ¿Cuántos piensan realmente en por qué creen en las ideas religiosas que consideran sagradas? ¿Cuántas personas consideran seriamente el crecimiento espiritual? Sin embargo, ninguna persona llega a ser verdaderamente madura a menos que logre la madurez espiritual, como también el crecimiento físico”.
“Pero son menos los que se preocupan por la necesidad del desarrollo emocional” (énfasis añadido en todo).
¡La madurez emocional es uno de los verdaderos secretos de la felicidad humana!
El Sr. Armstrong explicó lo que son realmente las emociones en la revista Good News [Las Buenas Noticias, en español] de marzo de 1985. “Una emoción es un sentimiento fuerte, una perturbación, una salida del estado normal de calma del pensamiento y la acción racionales, un impulso hacia una acción que no ha sido razonada y aprobada por la mente…”.
“Y el primo hermano de las emociones son nuestros estados de ánimo. Una persona emocionalmente inmadura suele ser una persona malhumorada que nunca ha aprendido a controlar sus estados de ánimo”.
La emoción no es sólo un atributo humano. Dios mismo experimenta emociones profundas. La Biblia nos muestra que Él siente alegría, ira, celos, amor, odio, dolor, pena y compasión. Dios sí piensa y siente profundamente sobre las cosas.
Y Él nos dio el poder de sentir estas emociones, también. Él nos dio emociones para que pudiéramos experimentar la profundidad de Su pensamiento. El propósito de las emociones es proveer un tipo físico o contraparte a la profundidadde la mente de Dios.
Pero Dios tiene el control total de Sus emociones. Para aprender a pensar como Dios piensa, con una conciencia más profunda y una profundidad de pensamiento que nos lleve a una accióncomo la de Dios, tenemos que aprender a canalizar, o controlar, nuestras emociones como lo hace Dios.
El punto más importante de lo que significa crecer emocionalmente, o sea, la esencia de la madurez emocional, es esta: deleitarse en las mismas cosas en las que se deleita Dios, y enfadarse por las mismas cosas que le molestan a Él. Y como resultado, tomar la acción apropiada, de acuerdo a Dios.
Pero muy a menudo, ¡actuamos solo según los impulsos emocionales, sin pensar! Dios no hace eso, y nosotros tampoco deberíamos hacerlo. Considera Proverbios 25:28: “Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda”.
Si no tienes dominio sobre tus emociones, serás fácilmente conquistado, como una ciudad sin defensas.
La falta de control emocional puede hacer que nos dobleguemos ante la presión, que nos estresemos y agobiemos, o que nos volvamos malhumorados y deprimidos. Puede hacer que nos quejemos, lamentemos, culpemos a los demás de nuestros problemas, nos paralicemos por el miedo o que nos lleve al escapismo, intentando huir de la realidad a través de las drogas, el alcohol u otras adicciones. Puede llevarnos a estar resentidos con otras personas, a enfadarnos con los demás o con nosotros mismos, y a sentirnos frustrados o negativos. Todas estas son señales de que no hemos crecido emocionalmente.
Si no controlamos nuestras emociones, no tenemos realmente el control de nuestras vidas.
Tú y yo debemos aprender a dominar los sentimientos y las emociones para que nos sirvan a nosotros, como es la intención de Dios, en lugar de que nosotros les sirvamos a ellas. Dios no quiere que seamos esclavos de nuestras emociones.
Observa Proverbios 16:32, en contraste con el otro proverbio que acabamos de leer: “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que seenseñoreade su espíritu, que el que toma una ciudad”.
Se trata de una persona que no se dejará tentar por un torrente de emociones para hacer o decir algo que no debería. Él está en control de sus emociones; sus emociones no están en control de él.
Todo esto se remonta al principio, Adán y Eva. Adán no fue engañado. Él tomó una decisión emocional para complacer a su esposa. Y Satanás explotará tus emociones de la misma manera si tú no aprendes el secreto para controlarlas. No desperdicies todo el maravilloso conocimiento que tienes por una decisión emocional que traerá tragedia, angustia y sufrimiento a tu vida.
Entonces, ¿cuál es el secreto para llegar a ser emocionalmente maduro? En The Good News de marzo de 1985, el Sr. Armstrong compartió este conocimiento:
“Dios dotó al hombre, a Su propia imagen, de mente. El hombre debe primero aprender y adquirir conocimiento. Está dotado, además, de capacidad para razonar a partir de ese conocimiento: para pensar, planificar, llegar a conclusiones, tomar decisiones. Dios ha querido que la mente del hombre dirija sus acciones. Pero el hombre debe aprender a hacer esto, y nunca podrá lograr el propósito de Dios al colocarlo en esta tierra hasta que lo haga”.
El Sr. Armstrong no está diciendo que no debamos expresar emociones. Por el contrario, debemos expresar la emoción adecuada. Lo que está diciendo es que no somos animales. No actuamos simplemente por lo que sentimos, según algún nivel superior de instinto que reacciona al impulso emocional incontrolado.
Dios nos hizo a Su imagen y semejanza. A diferencia de los animales, Dios nos dio una mente para tomar el control de nuestros pensamientos y acciones de acuerdo a lo que se nos ha enseñado. Así es como podemos construir el carácter.
El Sr. Armstrong nos dio la clave, es decir, el secreto, de la madurez emocional: “¡Nuestras emociones necesitan ser comprendidas, enseñadas, entrenadas y controladas por la mente!”.
Así es como llegamos a ser emocionalmente maduros. Así es como desarrollamos el carácter piadoso. Y ese es uno de los verdaderos secretos de la felicidad humana.