Siete beneficios de una buena nutrición
Estos beneficios van mucho más allá de su salud física.

Imagínese cómo sería si la próxima vez que su automóvil se quede sin gasolina, usted decide llenarlo vertiendo en el tanque una botella de Coca-Cola de 2 litros y un galón de helado derretido.

Usted sabe que su auto necesita un determinado tipo de combustible para funcionar correctamente. ¿Pero qué pasa con su cuerpo físico? Alimentamos nuestro cuerpo todos los días. Sin embargo, muchas personas piensan en “llenarse” con cualquier cosa que sepa bien y no consideran si es realmente el tipo correcto de combustible.

¿Por qué es importante una buena nutrición? ¿Por qué debemos estudiarla? ¿Por qué practicar buenos hábitos nutricionales? Veamos cómo el asegurarse de que está alimentando a su cuerpo con la nutrición correcta, trae varios beneficios físicos y espirituales.

1. Para usted mismo

Una de las razones más obvias para tener una buena nutrición es sentirse mejor. Una buena nutrición le lleva a ser más productivo y eficiente, a hacer las cosas más rápido, a pensar con más claridad, a estar más alerta y con más energía. También puede ayudarle a tener un mejor aspecto: tener una buena coloración, un pelo brillante, unos dientes más blancos, unos ojos más brillantes, una tez más clara, un peso adecuado, una mejor definición muscular.

Estos beneficios pueden contribuir a otros más: una oración y un estudio más enfocados, menos días de enfermedad, un mejor trabajo, salarios más altos, mayores logros.

Herbert W. Armstrong enumeró la buena salud como la tercera ley del éxito en Las siete leyes del éxito. “Si el fuelle que llamamos pulmones no sigue inhalando y exhalando el aire que contiene oxígeno, el hombre no vivirá para alcanzar ninguna meta”, escribió él. La falta de salud puede limitarlo en la consecución de sus objetivos (aunque Dios puede utilizar las pruebas de salud para lograr cosas grandes espiritualmente).

En ese folleto, el Sr. Armstrong enfatizó la importancia de una dieta correcta, así como otras leyes de la salud como dormir lo suficiente, hacer ejercicio, tomar mucho aire fresco, la limpieza y la eliminación adecuada, el pensamiento correcto y la vida limpia.

2. Para su familia

Es importante ser educado en cómo alimentar a nuestras familias. En su mayor parte, es responsabilidad de la esposa alimentar a su esposo y a sus hijos. Muchas esposas y madres no pueden alimentar bien a sus familias simplemente porque no saben cómo hacerlo. Otras pueden saber intelectualmente pero nunca lo han practicado, así que generalmente se limitan a hacer lo que conocen.

Cuanto antes en la vida podamos aprender y practicar buenos hábitos, mejor. Incluso si usted está soltero, sigue siendo importante, ya que, si es bendecido con una familia más adelante en la vida, los buenos hábitos que establezca como soltero serán una bendición para su futura familia en una multitud de formas, teniendo un gran impacto en su salud, felicidad y éxito futuros. Cuanto más aprenda y practique ahora, más fácil será establecer a su futura familia sobre una buena base.

Una esposa que proporciona una buena nutrición a su familia significa que tendrá un esposo más sano. Si él se siente bien, es más probable que siga participando activamente en la familia, que sea más capaz de cumplir su papel de protector y proveedor, e incluso que sea más juguetón y divertido. ¿Cuántos hombres se han visto limitados en cuanto a su capacidad de proveer a causa de las enfermedades, el agotamiento o las lesiones? ¿Cuántos hombres han perdido trabajos por culpa de su mala salud?

Ésta es una gran responsabilidad. Los cimientos de la salud de cada niño se establecen antes del embarazo, y continúan durante la gestación y la infancia. Comer sano cuando se es joven prepara al cuerpo femenino físicamente para el embarazo y para tener hijos. El embarazo le exige mucho a una mujer. Gran parte de lo que el bebé toma mientras está en el vientre materno procede de las reservas de la madre: huesos, órganos, etc. Tener una base de alimentación saludable es de suma importancia, y cuanto antes comience esa preparación, mejor.

A medida que sus hijos crezcan, su ejemplo contribuirá en gran medida a establecer sus hábitos alimenticios. ¿Sabía que muchos problemas “hereditarios” no son hereditarios realmente? Simplemente se producen porque los niños comen de la misma manera que sus padres.

Las bendiciones de los niños sanos son inconmensurables. El cuidado de los niños enfermos consume mucho tiempo y dinero, y es agotador. Cualquier cosa que pueda hacer para dar a sus hijos el mejor comienzo en la vida merece la pena su inversión. Y eso es exactamente lo que es: una inversión.

3. Para Dios

El cuerpo físico de un verdadero cristiano es en realidad el templo del Espíritu Santo de Dios (1 Corintios 3:16-17; 6:19; 2 Corintios 6:16). Piense en el cuidado y el detalle que Dios puso en sus instrucciones sobre el tabernáculo donde moraba en el antiguo Israel. Dios quería que esa estructura física y temporal se construyera correcta y precisamente para que Él pudiera morar en ella.

Nuestros cuerpos también son temporales, pero albergan el Espíritu de Dios. Piense en el cuidado que puso Dios para crear nuestros cuerpos, y luego para proporcionarles los alimentos correctos para que crecieran adecuadamente y se mantuvieran fuertes. Piense en el esfuerzo que Él y el Verbo tuvieron para asegurarse que cuando las leyes físicas que crearon fueran obedecidas, esta “casa” funcionara maravillosamente ¡para que Su Espíritu Santo pudiera morar en ella y florecer!

Si pensamos en nosotros mismos como una casa para Dios, viviremos nuestras vidas y nos cuidaremos de manera diferente.

Seguir una buena salud también nos apartará del mundo. Debemos comer de forma diferente al mundo. Seguir las leyes físicas de Dios no sólo mejora nuestra salud y felicidad, sino que es una forma de glorificar a Dios: mostrando a otras personas cómo es Dios y cómo pueden ser ellos si obedecen a Dios. “Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1 Corintios 6:20).

Las leyes físicas son leyes. La gente suele pensar en ellas como sugerencias, pero la realidad es que la forma en que alimentamos nuestros cuerpos realmente demuestra nuestra obediencia y sumisión a Dios. Podemos tener una variedad de razones para tratar de comer saludablemente, ya sea, para entrar en esos pantalones o para tener una mejor piel, por ejemplo. Pero si ésa es su única motivación, ¿qué sucede si no obtiene los resultados que espera? Para algunas personas, eso significa rendirse y permitirse comer lo que les apetezca.

A veces, nuestra motivación para comer sano debe provenir del hecho de que necesitamos hacerlo para obedecer a Dios.

4. Para la Obra de Dios

Con una buena salud, podemos servir más plenamente a la Obra de Dios. El Sr. Armstrong sabía que no podía servir a Dios con éxito y cumplir con las responsabilidades que Dios le había dado, a menos que tuviera una buena salud física. De hecho, Dios hizo que una parte de su formación inicial fuera educarle en materia de salud y nutrición (véase el capítulo 23 de la Autobiografía). Dios se encargó de que él recibiera esta información crucial, no sólo para prepararlo físicamente para el agotador trabajo que le esperaba, sino también para que pudiera educar a Su Iglesia.

En su artículo “¿Cuáles son los secretos de mi vitalidad juvenil, mi energía, mi empuje y mi larga vida?”, el Sr. Armstrong escribió: “Hago parte de mi educación estudiar los factores que mantienen la buena salud. Aprendí que los seres humanos somos lo que comemos. Salimos de la tierra. Nos mantenemos gracias a los alimentos que salen de la tierra. Aprendí que algunos médicos famosos dicen que aproximadamente el 90% de las enfermedades y dolencias son causadas por una dieta defectuosa. Así que estudié, hace muchos años, para aprender sobre nutrición y dieta” (Worldwide News, noviembre de 1982).

Tenemos una gran Obra por delante. ¡Necesitamos nuestra salud para terminar esa Obra! La Biblia es clara en cuanto a que el tiempo que tenemos por delante será desafiante, incluso físicamente. Necesitamos mentes estables y cuerpos fuertes para soportar la presión.

5. Para seguir a Cristo

Jesucristo nunca pecó. Esto significa que Él obedeció perfectamente las leyes de la salud física, incluyendo la nutrición. Si estamos siguiendo Su ejemplo, entonces nos esforzaremos por obedecer también estas leyes físicas. Si Él está viviendo en nosotros, deberíamos seguir las leyes de la salud física.

Obedecer las leyes de la nutrición también nos ayuda a construir un carácter piadoso. Construimos el carácter yendo en contra de los tirones de la carne y haciendo mejores elecciones en nuestras dietas. En este mundo en el que tanta producción de alimentos está corrompida, tenemos que trabajar duro y estar vigilantes para comer sano. Dios utiliza esas elecciones para construir el carácter.

No podemos saber si estamos infringiendo la ley espiritual de Dios a menos que sepamos cuál es la ley (Santiago 1:23). Del mismo modo, no podemos saber si estamos infringiendo las leyes físicas de Dios a menos que entendamos esas leyes físicas. La nutrición es una parte importante de esas leyes físicas.

6. Para la sanidad

Las condiciones para la sanidad son fe y obediencia. Si nos estamos esforzando por obedecer (incluyendo el comer a la manera de Dios) y entonces nos enfermamos, podemos acercarnos a Dios con más audacia cuando le pedimos la sanidad.

Podríamos orar así: Padre, me he esforzado mucho. Sé que te he defraudado aquí o allá (no he dormido lo suficiente, o no he hecho ejercicio, podrían ser varias cosas), pero realmente he estado tratando de comer sano. Es imposible comer perfectamente en estos tiempos, y necesito que tú hagas la diferencia. Pero realmente he estado tratando de hacer las cosas bien con lo que disponible. ¡Por favor, ten piedad de mí y, por favor, sáname! Seguramente Dios está mucho más deseoso de sanar cuando hemos estado haciendo nuestra parte para obedecerle.

7. Como un ejemplo

Nuestro ejemplo puede impactar a otros. Tenga en cuenta que el ejemplo no significa predicar o lanzar comentarios sarcásticos. Nada desanima más a la gente que la señalen con el dedo y escuchar: ¡No deberías comer eso! Si alguien pregunta, usted puede ayudar lo mejor que pueda, ejerciendo la sabiduría. Pero si no preguntan, generalmente, deje que su propio ejemplo hable. Dé un buen ejemplo de humildad.

Estos beneficios físicos y espirituales proporcionan razones excelentes para esforzarse por vivir de forma saludable. ¡Pensar profundamente en ellos le motivará a estudiar este tema y a practicarlo en su vida!