No desperdicie su tiempo
El tiempo ha sido abusado y desperdiciado como tantos otros recursos valiosos de la sociedad. ¿Qué valor tiene su tiempo? ¿Lo utiliza eficazmente?

A lo largo de los últimos 6.000 años, unas 300 generaciones han ido y venido. Algunas personas viven en la pobreza, mientras que otras se deleitan en el brillo de una vida glamurosa. Algunos logran un éxito sin límite, mientras que otros se revuelcan en el fracaso. Algunos tienen una educación completa mientras que otros apenas saben leer. Todo el mundo es diferente.

Sin embargo, independientemente de quiénes seamos o en dónde vivamos, todos tenemos acceso diario a una cantidad igual de tiempo. Ese elemento es constante en todas las vidas.

Cada día se nos da la misma cantidad y todos utilizamos la misma cantidad. Si nos quedamos sin tiempo, no podemos ir a un banco de tiempo para sacar una provisión extra. Si tenemos un poco de tiempo extra, no podemos apartarlo y guardarlo para el futuro.

Estamos limitados por el número de días que caminamos sobre la Tierra. En el Salmo 89:47 David escribió: “Recuerda cuán breve es mi tiempo…”. Y continuó en el siguiente capítulo: “Todos nuestros días se desploman bajo tu disgusto, nuestra vida se acaba como un suspiro. Nuestra vida es setenta años como máximo, u ochenta en el mejor de los casos, un lapso de trabajo duro y de problemas, que pronto se acaba, y nos desvanecemos” (Salmo 90:9-10; traducción al español de la versión Moffatt). Cuando se compara con la eternidad, ¡cuán breve es nuestra existencia física! El apóstol Santiago se refirió a nuestra vida como una neblina que se desvanece (Santiago 4:14).

La fugacidad de los días de la vida hace que el tiempo seauno de los recursos más valiosos del hombre. Entonces, ¿qué hace usted con su porción de tiempo que le corresponde? ¿Lo gasta despreocupadamente como si fuera a despilfarrar millones? ¿O lo invierte sabiamente para sacarle el máximo provecho? ¿Qué tan efectivamente usa usted el tiempo que Dios le ha dado? ¿Sabía que la forma en que utiliza su tiempo tiene más que ver con dónde termina usted en la vida, que su herencia y entorno?

En la parábola de los talentos (que se encuentra en Mateo 25) Jesús comparó el Reino de Dios con un hombre que daba ciertos talentos a sus siervos antes de partir a un país lejano. Todos los siervos tenían un número diferente de talentos. Pero fíjese en el versículo 19: “Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos”. Cada uno de ellos tuvo acceso a la misma cantidad de tiempo.Ellos fueron recompensados por Jesucristo, no según sus talentos, ¡sino según lo que hicieron con esos talentos en el tiempo que les fue asignado!

Benjamín Franklin preguntó una vez: “¿Ama usted la vida? Entonces no malgaste el tiempo… porque de eso está hecha la vida”. Nuestras vidas comprenden sólo cierta cantidad de tiempo. Si lo malgastamos, estamos desperdiciando nuestra vida.

Arrepiéntase

En Mateo 6, Cristo nos dio un esquema en el que debemos basar nuestras oraciones. Hacia el final de ese esquema, Él dijo: “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores” (versículo 12). Si somos humildes y perdonamos a los demás, entonces Dios nos perdonará después del arrepentimiento. En el Salmo 103:12, David escribió: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”. Tras el arrepentimiento, Dios se preocupa por el futuro, no por el pasado. Al pecador arrepentido, Jesús le dijo: “Vete y no peques más” (Juan 8:11).

Arrepentirse significa cambiar, empezar a caminar en una nueva dirección, una forma de vida diferente. Dicho de otro modo, si nuestras vidas se componen de una cierta cantidad de tiempo, entonces el arrepentimiento de acuerdo a Dios significa que debemos cambiar la forma en que hemos estado utilizando nuestro tiempo. Después de la conversión, Dios espera que usemos nuestro tiempo de una manera diferente (de acuerdo con Su voluntad) en preparación para el Reino de Dios.

Sea lo que sea que usted haya hecho en el pasado (no importa el tiempo que haya desperdiciado) no deje que eso afecte al tiempo que tiene hoy y en el futuro. El tiempo malgastado, por muy desaprovechado que haya sido, ya pasó. No deje que eso afecte su provisión futura. Cuántas veces no hemos flaqueado y cedido a viejos hábitos, y luego hemos dicho: “Oh, bueno, ya fallé… no importará mucho si sigo durante unos días más con estos malos hábitos”. Pero luego los días se convierten en semanas, las semanas en meses y los meses en años. Y antes de caer en cuenta, ya desperdició su vida entera.

Si quiere que esos años de pérdida de tiempo queden atrás, empiece hoy mismo a cambiar la forma en que utiliza su tiempo. Ese es el primer paso importante para aprender a gestionar mejor su tiempo. No deje que los errores o el despilfarro del pasado afecten lo que debería hacer hoy. Cambie su forma de actuar y luego considere lo que tiene hoy, ahora mismo. ¡Tiene un suministro de 24 horas, fresco y sin usar! Piense en lo que puede hacer con ese tiempo.

¡Organícese!

En 1 Corintios 14:33 leemos que Dios no es el autor de la confusión o el desorden. Pero Satanás sí lo es. Isaías 14 y Ezequiel 28 describen la actitud envidiosa de Lucifer que lo llevó a su subsecuente rebelión contra su Creador. Como dice en Santiago 3:16: “Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa”. La Moffatt traduce “perturbación” como desorden.

Lucifer, quien se convirtió en Satanás, es el autor de la confusión y el desorden. Su rebelión causó desorden en todo el universo incluso antes que el hombre fuera creado. Génesis 1:2 dice que la Tierra se volvió desordenada y vacía”. Llegó a ser así por el pecado de Lucifer.

Así que Dios regeneró la Tierra para embellecerla y para crear al hombre. Pero el hombre ha abusado de esta creación de la misma manera que lo hizo Lucifer. ¿Por qué? ¡Porque Satanás es el dios de este mundo! (2 Corintios 4:4). Y este mundo camina según el curso desobediente, o la dirección, de su dios (Efesios 2:2). Satanás engañó las mentes de Adán y Eva a través de sus actitudes, y él ha estado utilizando con mucho éxito la misma estrategia durante los últimos 6.000 años.

Hoy en día, parece normal ser desordenado y desorganizado. Las tendencias actuales en las universidades, las películas, la moda y la música incluso glorifican eldesorden. Las cosas se están deteriorando de nuevo hasta llegar a un estado de despilfarro y decadencia a causa de la pereza y la desorganización del hombre, que son inspiradas por el diablo.

Pero Dios es el autor de la paz y el orden. La Moffatt traduce 1 Corintios 14:33: “Dios no es unDios de desorden, sino de armonía”. El gobierno de Dios es de unidad pacífica, armonía y cooperación (Isaías 9:7). Dios es organizado porque así es como piensa. Si alguna vez vamos a organizar nuestras vidas adecuadamente, necesitamos esta mentalidad de Dios (Filipenses 2:5). Necesitamos pensar como lo hace Dios.

Consciente de la brevedad de la existencia humana, David pidió a Dios: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría” (Salmo 90:12). David quería la guía de Dios para aprovechar al máximo su tiempo. Pablo hizo esta misma advertencia a los hermanos en Efesios 5:15-16: “Tened, pues, mucho cuidado con la vida que lleváis; actuad como hombres sensatos, no como irreflexivos; aprovechad al máximovuestro tiempo, porque estos son días malos” (nuestra traducción al español; Moffatt).

¿Usted, su familia, su trabajo, su casa y suvida? ¿Están organizadas de tal manera que las cosas siempre se hacen? ¿Aprovecha usted su tiempo al máximo?

El éxito en el manejo del tiempo comienza con solicitar la ayuda y la bendición de Dios, para que Él esté en nuestras actividades y horarios diarios. Como David, pídale a Dios que le guíe en la organización de su tiempo para que no lo gaste a lo loco, sino que lo invierta adecuadamente.

¡Priorice!

¿Siempre ocupado, pero nunca termina nada? Si es así, lo más probable es que aún no haya aprendido a priorizar su tiempo. Incluso quienes programan cada minuto de su tiempo, sólo se mantienen a flote si establecen las prioridades equivocadas.

El apóstol Pablo escribió: “pero hágase todo decentemente y con orden” (1 Corintios 14:40). Este versículo dice que a Dios no sólo le preocupa cómo hacemos las cosas, sino el orden en que las hacemos. Dios quiere ver a qué le damos la máxima prioridad.

¿Qué es lo más importante para usted? ¿Dónde pasa la mayor parte de su tiempo? La forma en que utilizamos y priorizamos nuestro tiempo le revela a Dios dónde está nuestro corazón.

Obviamente, la mayor parte de nuestras 24 horas se destinan al trabajo y a dormir. Por lo general, pasamos de seis a ocho horas durmiendo y unas ocho horas en el trabajo o la escuela. Pero el uso que le damos a las valiosas horas restantes revela cuáles son nuestras prioridades. Para muchos, esas horas restantes se dedican a actividades improductivas de ocio.

Recurramos a la Palabra inspirada de Dios para entender cómo priorizar: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). Este conocido versículo trata de establecer las prioridades correctas. En esta sociedad acelerada, la gente insiste en que simplemente no hay tiempo para Dios. La verdad es que la mayoría de la gente hacetiempo para Dios. Todos tenemos la misma cantidad de tiempo, pero no las mismas prioridades.

Dios leha dado a usted la prerrogativa de determinar qué es lo más importante en su lista. O bien hace que el tiempo con Dios sea la máxima prioridad en su lista de “cosas por hacer”, o lo pospone porque hay otras cosas que se interponen. Pero si ponemos a Dios en primer lugar en nuestras vidas, si tenemos las prioridades correctas, ¡Él promete que “todas estas cosas os serán añadidas”!

Basta con ver lo que las prioridades correctas han hecho por la Iglesia de Dios de Filadelfia. Cada mes, producimos la revista la Trompeta, una publicación de calidad proporcionada sin costo alguno. Además, nuestro programa de televisión, La Llave de David, el cual es visto en todo el mundo nunca solicita contribuciones. Y televisión y publicaciones son sólo dos departamentos de esta obra mundial. Sin embargo, ¡la Iglesia de Dios de Filadelfia tiene menos de 7.000 miembros! Mucha gente se asombra de esta cifra. Hemos dicho muchas veces que Dios ha bendecido a esta Iglesia porque Él está detrás de ella: es Su Obra. Pero Dios trabaja a través de las personas. ¿Cómo sería esta Obra hoy si los pocos miembros que tenemos no pusieran a Dios en primer lugar en sus vidas? ¡Si tuviéramos miembros poco inspirados y perezosos, nunca se haría nada!

¡El conjunto de prioridades de Dios funciona! Compruébelo por usted mismo en su vida personal. Pase lo que pase, ponga a Dios en primer lugar, no sólo de palabra, sino en acción. Si usted invierte el tiempo apropiado para la Obra de Dios a través de la oración, el estudio de la Biblia, la meditación y el ayuno regular, no se atrasará en sus deberes diarios, ¡finalmente ganará el control de su vida y descubrirá que puede hacer más!

Dado que Dios es una familia (Efesios 4:15), y la familia física es un tipo exacto de la Familia de Dios, su familia debe venir justo después de Dios en su lista de prioridades. La mayoría de los matrimonios fracasados y los hijos delincuentes son producto de la misma causa: ¡las prioridades equivocadas! Las personas disuelven sus matrimonios porque están más preocupados por otros intereses o búsquedas en la vida. La mayoría simplemente no están dispuestos a invertir tiempo de calidad en hacer que el matrimonio funcione. Del mismo modo, nuestra obligación de criar hijos obedientes, sanos y felices ha sido sustituida por nuestros propios intereses egoístas.

Con demasiada frecuencia, la gente pone sus carreras y objetivos materialistas por delante de la familia. Si cada miembro de la familia dejara que la Palabra de Dios determinara las prioridades específicamente adecuadas para ellos, qué mundo más feliz sería este.

El marido fue creado por Dios para ser la cabeza y el proveedor de la familia (1 Timoteo 5:8). Ser proveedor va mucho más allá de sólo traer un sueldo a casa. Un esposo y padre temeroso de Dios provee liderazgo, toma de decisiones, instrucción, consejo sabio, soluciones a los problemas, servicio, masculinidad, gobierno, corrección amorosa y apoyo financiero a su familia. Un proveedor se preocupa más por su familia que por él mismo. Ese tipo de proveedor necesita administrar su tiempo cuidadosamente para cumplir con todas sus obligaciones dadas por Dios.

La esposa fue creada para ser una “ayuda idónea”; para ser la ayudante del marido (Génesis 2:18). Juntos, el esposo y la esposa se convierten en una sola carne. Y con la administración adecuada del tiempo y el trabajo duro, ¡podrán lograr mucho más de lo que una sola persona podría lograr!

Ningún éxito material excusa las prioridades equivocadas que conducen al colapso de la familia. Es mejor reducir el nivel de vida y eliminar los intereses egoístas para preservar un núcleo familiar feliz, que acabar incumpliendo las obligaciones que Dios nos ha dado.

Además, Dios también quiere que disfrute de tiempo de calidad personal, pero no al grado de ser egoísta. El problema de nuestra sociedad es que mucha gente sacrifica el tiempo de calidad para la familia y el tiempo de trabajo productivo, por la búsqueda del placer. Muchos incluso sacrifican el sueño por el ocio y acaban llegando al trabajo medios muertos el lunes por la mañana. ¡Qué retorcidas se han vuelto nuestras prioridades!

Dios no está en contra de las vacaciones o de las actividades de ocio. Está en contra de las prioridades equivocadas (Mateo 6:33). Cuando organice su vida, planifique cuidadosamente el tiempo para usted y las actividades de ocio para la familia. Pero esfuércese por hacer que estos eventos sean sanos y edificantes para que pueda regresar a su rutina diaria con sus baterías físicas, mentales y espirituales recargadas.

Tener las prioridades correctas es fundamental para una buena administración del tiempo, porque sólo así podrá dedicar el tiempo adecuado a los asuntos más importantes. Si usted ha organizado su día y ha priorizado cada elemento (aunque no termine todo lo que hay en la lista), al menos habrá terminado lo más importante que había que hacer. Y lo más importante es que usted habrá dedicado la cantidad de tiempo adecuada, a los asuntos de mayor importancia.

¡Trabaje duro!

Aprovechar el tiempo al máximo va mucho más allá de organizar y priorizar una agenda diaria. Salomón dijo: “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría” (Eclesiastés 9:10). Sólo tenemos pocos días para caminar por esta Tierra. La vida es demasiado corta como para hacer un trabajo mediocre. Dios espera más rendimiento de su tiempo. Hoy en día parece que lo único en lo que se esfuerzan algunas personas, es en el placer.

Muchos han oído del mandamiento en Éxodo 20, del séptimo día de reposo. Con ese mandamiento vienen las instrucciones para el resto de la semana: “Seis días trabajarás y harás toda tu obra” (versículo 9). De hecho, es el trabajo duro y productivo durante los primeros seis días lo que hace que el séptimo día de reposo sea tan refrescante.

Trabajar duro le ayuda a poner todo su enfoque en la administración del tiempo. Incluso afecta su sueño, como lo señala Salomón en Eclesiastés 5:12: “Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia”.

Mientras nos esforzamos por trabajar duro y por hacer todo según nuestras fuerzas, no debemos pasar por alto el importante aspecto de ser eficientes. Incluso después de trabajar en un puesto durante 20 años o más, uno siempre puede crecer para ser más productivo buscando constantemente formas de ser más eficiente, para encontrar una forma mejor de hacer las cosas que ahorre tiempo en el futuro.

Busque siempre la eficiencia y una ética de trabajo diligente. No le restará energía al día por gastar más en el trabajo. Le sumará a su día, permitiéndole lograr más en el trabajo, en casa, ¡incluso mientras duerme!

¡Coopere!

Satanás ha engañado a este mundo haciéndole creer que la competencia da mejores resultados que la cooperación.

El espíritu competitivo del hombre se remonta al Jardín del Edén con Adán y Eva, cuando eligieron el camino del egoísmo. Desde hace 6.000 años, la competencia ha sido el motor de la civilización humana. Hoy en día encontramos pruebas de este modo de vida, en el corazón mismo del gobierno, los negocios, la educación, la ciencia, los deportes y la familia.

El camino de vida de Dios fluye en la dirección opuesta a la competencia. El amor de Dios es una preocupación desbordante por el bien y el bienestar de los demás. Pone a Dios y a Su Obra en primer lugar por encima de todo lo demás. Estima a los demás más que a uno mismo (Filipenses 2:3). El camino de vida de Dios es el camino del servicio, el camino de la cooperación. ¿Por qué? ¡Porque así es cómo se logran las cosas!

Jesús expuso este principio en Mateo 12:25. Él dijo: “Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá”. Esto es cierto con los reinos o naciones, con las ciudades, con los negocios y con las familias. Los que trabajan juntos logran mucho. Los que están divididos por la competencia se desorganizan y no pueden permanecer. De nuevo, Santiago 3:16 dice que el desorden viene como resultado de la competencia. Aprender a trabajar con otros es crítico para hacer un uso sabio de su tiempo.

Una persona hábil en la administración del tiempo es también la que delega tareas importantes a otros empleados o miembros de la familia. Hay quienes no delegan porque, según ellos, nadie más puede hacer el trabajo tan bien como ellos. Aprenda a delegar en el trabajo, en casa o en los proyectos. Considere la vida de las personas de éxito a lo largo de la historia que se han rodeado de un personal competente y capacitado, al que han confiado trabajos importantes. Considere el ejemplo de Dios y de Jesucristo. Efesios 3:9 dice que Dios “creó todas las cosas por medio de Jesucristo” [versión King James].

Jesucristo, el ser humano más organizado y productivo que jamás haya pisado la Tierra, ¡también delegó! Uno de Sus propósitos al venir era edificar Su Iglesia (Mateo 16:18). Sin embargo, Él levantó Su Iglesia a través de otras personas. Por eso llamó y formó a 12 discípulos, o estudiantes. Incluso hoy en día, Cristo sigue trabajando y enseñando a través de los miembros de Su Iglesia.

Por toda la eternidad, Jesucristo y Dios Padre han trabajado juntos en un espíritu de amor y cooperación. Además, ambos delegan tareas importantes a quienes están bajo su mando. Lo mismo deberíamos hacer nosotros. Negar la ayuda y el apoyo que se consiguen mediante la cooperación y la delegación adecuada es negarse a sí mismo la oportunidad de lograr más y organizarse mejor.

¡Sea flexible!

La principal razón por la que la gente abandona la idea de organizar su vida y programar adecuadamente su tiempo es porque se da cuenta que no puede adherirse rígidamente a su horario. ¿Alguna vez ha llenado su lista de “cosas por hacer” y ha llegado al final del día con sólo la mitad de los elementos completados? ¿Ha tenido alguna vez una visita inesperada de unos familiares que ha alterado por completo su agenda durante unos días? ¿Ha tenido alguna vez un proyecto imprevisto o una responsabilidad en casa o en la oficina que se ha añadido a su ya abarrotada agenda? ¿Ha empezado alguna vez un proyecto que creía que le llevaría unas pocas horas, para descubrir que le ha llevado tres días? ¿Le ha costado incluso empezar un proyecto que sabía que sería difícil de terminar? Si es así, ¡entonces usted es muy similar a todo el mundo!

No se desanime. No se rinda. Sea realista. Y, sobre todo, no permita que su horario lo controle a usted; ¡controle usted a su horario! Sea flexible. Si tiene el conjunto de prioridades adecuado y su horario es sensible a los imprevistos, entonces anímese porque las cosas más importantes se harán si su horario trabaja para usted.

Benjamín Franklin amasó una fortuna y alcanzó gran éxito en diferentes campos. Sin embargo, fíjese en lo que dijo en su autobiografía sobre su lucha por mantenerse organizado: “A decir verdad, me di cuenta que soy incorregible con respecto al orden; y ahora que he envejecido y mi memoria es mala, siento muy sensiblemente su falta. Pero en general, aunque nunca llegué a la perfección que tanto ambicionaba obtener, sino que me quedé muy lejos de ella, sin embargo fui, por el esfuerzo, un hombre mejor y más feliz de lo que habría sido si no lo hubiera intentado”.

Franklin nunca renunció. Admitió que le costó mucho trabajo. Pero como siguió luchando, se volvió más organizado y más feliz.

Además de ser flexibles, también debemos permitirnos cometer errores de vez en cuando. Habrá interrupciones y problemas que nos hagan tropezar de vez en cuando. Piense siempre lo mejor. Seamos positivos. Los errores ocasionales y las interrupciones inoportunas no alterarán su suministro de tiempo. Al día siguiente usted se despertará con la misma cantidad de tiempo. Sea persistente en la organización de su vida. Cuanto más organizado y productivo sea, mejor equipado y preparado estará para manejar los imprevistos y afrontar los errores ocasionales.

¡Hágalo ya!

Si no puedo hacerlo hoy, siempre puedo terminarlo más tarde. ¿Le resulta familiar? Proverbios 18:9 dice: “También el que es negligente [perezoso] en su trabajo Es hermano del hombre disipador [que destruye y malgasta]”. La pereza y la pérdida de tiempo están relacionadas. Muchas personas perezosas sueñan y hablan de lo que podría haber sido si sólo hubieran tenido las oportunidades. ¡Pero cambiar la forma de vivir y emplear el tiempo requiere acción! No permita que la pereza le robe su reserva de tiempo. ¡Adopte la filosofía de “hacerlo ya”!

Salomón escribió: “En toda labor hay fruto; Mas las vanas palabras de los labios empobrecen” (Proverbios 14:23). La planificación y la organización minuciosas no servirán de nada si somos perezosos. El éxito se consigue con mucho trabajo y disciplina. Por desgracia, eso es algo que poca gente está dispuesta a hacer hoy en día.

Jesús dijo que los que posponen el día de Su regreso, los que procrastinan, serán cortados (Mateo 24:48-51). ¿Cuántos de nosotros hemos sido víctimas del vicio de dejar las cosas para mañana? En algún momento, nuestras vidas terminarán y se nos acabará el tiempo. Sólo este hecho debería alejarnos del procrastinar.

Dios no puede utilizar a las personas que posponen lo que debe hacerse. Él quiere que veamos cómo hemos malgastado el tiempo en el pasado y que hagamos los cambios necesarios para que no vuelva a ocurrir.

El tiempo de empezar a organizar su vida es ahora. No lo deje para más tarde. Hágalo todo con el empuje y la determinación de quien está haciendo el conteo en reverso de los sus últimos días de vida.

Lo siguiente es: ¡¡Administrar en la eternidad!!

El tiempo es el recurso más abundante que tenemos. Dios repone nuestro suministro cada día. Pero Dios no nos lo da para que lo demos por sentado. Él quiere ver cómo lo utilizamos, cómo administramos nuestra vida. La vida humana consiste en organizar el tiempo y aprender a utilizarlo de forma productiva.

En un tiempo, el gran arcángel Lucifer fue instruido y entrenado en el propio salón del trono de Dios. Luego se le encargó que llevara a la Tierra lo que había aprendido, y que lo aplicara junto con los millones de ángeles que debían ayudarle. Pero Lucifer se rebeló contra las instrucciones de Dios y se convirtió en Satanás. ¡Qué desperdicio de vida!

Ahora Satanás pasa todo su tiempo tratando de persuadir a los seres humanos para que desperdicien sus vidas, de modo que perdamos nuestro increíble potencial humano.

Dios creó a los seres humanos en carne mortal con un promedio de vida de 70 u 80 años. Durante ese tiempo, Dios espera que venzamos a Satanás y su camino de egoísmo y que crezcamos en el camino del amor de Dios. Esto toma tiempo. Y a los que venzan y perduren hasta el final, Dios les promete la salvación en Su Reino.

El Reino de Dios estará formado por seres espirituales inmortales que no pueden morir y que nunca estarán restringidos por el tiempo. Pero todos los ciudadanos del Reino de Dios utilizarán el tiempo de forma eficaz y eficiente ¡porque habrán aprendido a hacerlo viviendo en la carne!

Si lo utilizamos correctamente, si aprendemos a administrar bien nuestro tiempo, ¡Dios promete darnos todo el tiempo que hay: la eternidad!

Recuadro: El programa diario de Benjamin Franklin

Benjamín Franklin escribía su agenda diaria en un papel, junto con otros pensamientos e ideas. Esta es una práctica excelente. Después que usted busque el consejo de Dios, compre un pequeño cuaderno de notas y un planificador u organizador diario. Utilice el planificador para programar citas, reuniones, actividades, fechas límite, fechas importantes, vacaciones, reparaciones en el hogar, lo que sea. Descubrirá que su rutina diaria es menos confusa y derrochadora. Utilice el pequeño cuaderno de notas para anotar sus objetivos e ideas diarias. Incluso puede hacer un seguimiento de su progreso como si se tratara de un diario. Seguimos siendo humanos y estamos sujetos a un montón de distracciones, que pueden llevarnos a un estado de desorden. Anotar los pensamientos y las ideas en un papel sirve de recordatorio constante y de guía escrita de lo que hay que hacer.

Barra lateral: ¡Vaya a la hormiga!

Una de las mayores lecciones que podemos aprender con respecto a nuestra breve existencia en la Tierra está representada por una de las criaturas más pequeñas de la naturaleza: la hormiga. Salomón escribió: “Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio; La cual no teniendo capitán, Ni gobernador, ni señor, Prepara en el verano su comida, Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento” (Proverbios 6:6-8). Salomón se refería a la hormiga recolectora, común en la región de Oriente Medio. Estas hormigas recogen todo tipo de semillas y granos y luego los almacenan para su uso futuro en cámaras organizadas bajo tierra. Como la mayoría de las otras especies de hormigas, son conocidas por su organización metódica y su ética de trabajo diligente.

Las hormigas recolectoras también son expertas en la administración del tiempo. Son las que más trabajan durante la temporada de cosecha en preparación para los meses de invierno. Se adaptan a los imprevistos, como el exceso de lluvia. Después de un tiempo húmedo, arrastran sus semillas al exterior para que se sequen al sol. Y si algunas de sus semillas almacenadas germinan y comienzan a crecer mientras están almacenadas, las hormigas cortan los brotes para reprimir el crecimiento. Sean cuales sean las circunstancias, las hormigas recolectoras trabajan juntas y utilizan su tiempo sabiamente. Es fácil ver cómo una colonia de estos pequeños insectos puede lograr tanto.

Al igual que el ejemplo de las hormigas recolectoras, el pueblo de Dios sólo tiene un número determinado de días para la cosecha. En Juan 9:4, Jesús dijo: “Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar”. Pronto no podremos trabajar más.

Cuando pensamos en lo bien que se preparan las hormigas recolectoras para el futuro, en cómo cada hormiga tiene auto iniciativa y cumple su función, en cómo se adaptan al cambio y a los imprevistos, y en lo bien que trabajan juntas, vemos por qué Dios nos exhorta a seguir el ejemplo de la hormiga. ¿Administra usted su tiempo tan eficazmente como la hormiga recolectora?